Tumgik
generalpalafox-blog · 5 years
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Mirar a los iraníes
Buenos días, hoy es jueves 5 de septiembre:
Parece lejana nuestra última comunicacion pero, por fortuna, las cosas no han cambiado tanto. Un hombre débil sigue al frente del Gobierno, el populismo progresista continúa avanzando con la sola resistencia de 24 valientes diputados y, por cuarta vez en apenas cuatro años, los españoles volverán a ser llamados a las urnas para ratificar que nos hemos convertido en Italia.
Ese hombre débil, que ahora se llama Pedro Sánchez, tuvo su penúltima ocurrencia esta semana, cuando propuso regalar a las mujeres el primer año de las carreras técnicas. La izquierda jamás se ha planteado que los hombres puedan acceder de manera gratuita a, pongamos, magisterio de educación infantil, y la razón no es precisamente el feminismo. Los hombres siempre eligen lo deseable, y Sánchez, en infinita generosidad, está dispuesto a orientar a esas pobres ignorantes.
La propuesta, no obstante, presenta gran complejidad técnica. Si el género es un constructo social, cualquiera (¡usted también!) puede proclamarse mujer. ¿Cuántas mujeres podríamos encontrar en las facultades de ingeniería? Mujeres con barba, mujeres con la voz muy ronca, mujeres de hasta cien kilos. ¿Se podría ser mujer con efecto retroactivo? ¿Podrían reclamar los herederos su año de gratuidad? Son cuestiones que hay que plantearse.
Los iraníes están un único paso por detrás de Sánchez. No sólo consideran que las mujeres suelen tomar malas decisiones académicas, sino que además procuran no tocarlas en espacios públicos, lo que les acerca al colectivo LGTBIQUAGSJ y les separa de un columnista gallego, por ejemplo. La izquierda, el centro europeísta y la derecha barbilampiña estaban a punto de entregar a nuestras mujeres en sacrificio, pero el partido feminista Vox apareció para poner algo de orden.
Como persona curiosa que soy, he disfrutado considerablemente leyendo a los ilustres aliades tuiteros explicar su versión de los hechos. El aliade tuitero es, por lo general, un joven entre veinte y treinta años, quizás residente en Malasaña, con poca capacidad o nulo interés para relacionarse con mujeres. Suele ser periodista o politólego (sic) o, en el mejor de los casos, becario en alguna fundación para el estudio de cualquier filfa. Si tiene más de treinta años, posiblemente sea escritor y en su foto de perfil aparezca sosteniéndose el mentón con una mano. 
La contraparte femenina del aliade comparte algunos rasgos. Puede ser menor de cuarenta años, siempre sin hijos y con gatos y habitualmente periodista porque, por alguna razón, la politolegía (sic) tiene menos éxito entre el público femenino. Quizás escriba en El País sobre feminismo o se dedique al negocio del fact-checking. Después de una vida entregada al empoderamiento femenino, empieza a sospechar que la menopausia caerá sobre ella y sus gatos como una implacable losa. Sus artículos son cada vez más sórdidos.
Si, en cambio, tiene más de cuarenta años, seguramente es escritora y cada día que pasa se parece más a Pepe el Marismeño.
Decía esto porque tanto Álvaro como Charo, pongamos algún nombre, reaccionaron de manera notable ante la heroicidad del partido feminista Vox. Ellos y ellas, dedicados en horario de oficina a retuitear sólidos artículos centíficos sobre el machismo del aire acondicionado, consideraron una anécdota que un grupo de fundamentalistas religiosos exigiera, en pleno Congreso de los Diputados, que las mujeres no pudieran siquiera acercarse a ellos. ¡Anécdota! ¡Las de "nos (las) matan por ser mujeres"!
En semejante circo, la izquierda machista siempre encuentra conveniente apoyo en el centro europeísta. El partido de Albert Rivera, que hasta hace poco se paseaba por las televisiones diciendo que Abascal quería tiroteos en las aulas, estaba encantado siendo cómplice por omisión. También la derecha lampiña, que lo seguirá siendo aunque se quiera dejar crecer la barba. Resulta divertido porque Cayetana (¡qué grácil verbo para tan escaso contenido!), le daba lecciones de modernidad al salvinismo desde la tribuna.
La modernidad era mirar a los iraníes desde lejos.
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generalpalafox-blog · 5 years
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Trampas
Todo patriota tiene derecho a sentirse estafado por la izquierda. Durante cuarenta años, el progresismo oficial ha ridiculizado a cualquiera que osara mostrar un mínimo orgullo de país. Uno podía declararse muy gallego, muy andaluz, muy extremeño o, cómo no, muy catalán o vasco, pero jamás muy español. El argumento para estos últimos era, como toda construcción progresista, tramposo y condescendiente: “qué absurdo, sentir orgullo de algo que no has elegido”. 
La trampa operaba también con partidos y políticos. Cualquiera en Madrid a la derecha del PSOE era un peligroso doberman; Pujol y Arzalluz, en cambio, grandes patriotas (¡esa patria sí!) y gigantescos estadistas.
La izquierda se ha construido contra España. Su proyecto es antagónico al de una Nación fuerte y unida. Sus aliados siempre fueron los de aquellos fines.
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generalpalafox-blog · 5 years
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Un relator
Dice una tal Argelia Queralt, convenientemente retuiteada por Javier Solana, que negociar no es traicionar. Lo bueno de ser una Nación antigua es que todos somos lo suficientemente viejos para conocernos perfectamente.
Es fácil distinguir a los partidarios del relator, que no es sino el enésimo insulto progresista a una España a la que anhelan ver humillada. Son los fatuos juntaletras, sectarios de mano en mentón, aparentes intelectuales de biblioteca intacta que han monopolizado la opinión publicada española desde 1978. 
El consenso era el psoe como partido del régimen, el país como motor cultural y el catalanismo como paradigma de la virtud. En una vuelta de tuerca, el zapaterismo nos trajo a podemos y la sexta para apuntalar el régimen. Esa mentira y su discurso se derrumbó en octubre de 2017: los politikones apenas heredarán migajas.
El relator es justo epílogo y el sanchismo el último coletazo del agonizante. Los argumentos que siempre habían funcionado (el diálogo, el pacto, ¡el seny!) no suenan sino a cacofonía. El progresismo los cacarea esperando admiración, pero apenas recibe perplejidad. 
Defienden la cesión interminable quienes aseguraban que ese era el único camino para seducir a Catalunya. Ya no se pueden escudar en la ingenuidad quienes siguen haciéndolo después del golpe: su agenda no esconde ninguna virtud, tan solo la apología del delito. 
Apareció la policía, llegaron algunos golpes, alzó la voz el Rey y fue seducida la única Cataluña que merecía serlo: la que está con España, la ley y el orden.
Negociar no es traicionar, escribía Queralt en el país con gran jolgorio socialdemócrata. No es anécdota, sino el más básico argumentario que ha imperado durante cuatro décadas para justificar la complacencia con los declarados enemigos de España. 
Por curiosidad, he revisado el trato que la misma prensa de progreso otorgó a otras negociaciones también recientes:
“El PP y Ciudadanos están dispuestos a recibir el abrazo de oso que les ofrece Vox a cambio del PODER (sic) que piensan obtener en la comunidad andaluza a costa de la seguridad de quien es más vulnerable. ¿Cómo se puede mercadear con la vida de las mujeres y la de sus hijas e hijos?”
“Miles de personas protestan en las ocho provincias de la comunidad contra el partido de extrema derecha (...)  En Cádiz, la convocatoria contra el avance de Vox ha tenido eco con unas 2.500 personas, según cifras de las autoridades. Los versos del himno de Andalucía —"Sea por Andalucía libre..."— han llenado de emoción la plaza de la Catedral. “
“La amenaza que supone la irrupción de Vox en la escena política, y su cruzada para tumbar las leyes contra la violencia de género, tiene en guardia a los partidos que han abanderado la lucha contra el machismo. En el Ayuntamiento de Madrid el PSOE pide al pleno que rechace “cualquier tipo de acuerdo, explícito o implícito, con formaciones que plantean la supresión o reducción de las medidas de protección de la mujer”.  
“La agenda antidemocrática de Vox, y no la pura estrategia política, debería ser el fundamento de la posición de las fuerzas democráticas, capaces de construir una gobernabilidad que no impida las legítimas diferencias de los partidos sin recurrir a la manida fórmula del nosotros contra ellos. Es una lección que deberíamos haber aprendido de Europa: es responsabilidad de los partidos canalizar el conflicto político, evitando que la formación de coaliciones de gobierno dependa de pactar sus programas con aquellas fuerzas que cuestionan el conjunto del sistema.”
Negociar no es traicionar.
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