Tumgik
gauchotano · 2 years
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PASIÓN GAUCHA
Un rebaño de inquietudes en el alma,
y el punzón de la duda cabizbajo.
Con el ánimo angostito y prisionero,
y sus trampas malcriadas de ignorancia.
El aullido de su otrora en desatino,
tembló fuerte ante los ojos de hada.
Intentó mostrar su miedo como escusa,
mas se ahogó en la miel de esa mirada.
El soplido de su aliento que embriagaba,
escribía nuevos rumbos en el alba.
Esparciendo el rebaño ante sus ojos,
y el punzón con sus dudas se esfumaba.
De malcriadas quedaron las palabras,
que faltaron al juntarse con el aire.
Y calladas las mentes relamían,
un instinto añejo, el de encontrarse.
Borracho de sus labios aún sin besarla,
apretó fuerte la rienda a su conciencia.
Ahorcó al tormento de su mente y a su acusa,
derrumbando la prisión que lo encerrara.
Cabizbajo retrocedió el ruin destino,
ante tanta belleza reflejada.
Con la culpa escapando en el camino,
entre juncos de promesas renovadas.
Una luna, celosa y campechana,
refugió en una nube de nostalgia.
Envidioso de ese amor de amaneceres,
nació un sol refulgente de esperanzas.
Abrazados de mejillas hacia el alba,
se marcharon por la huella de sus calmas.
Las desidias fueron yendo ya distancia,
abolidas a estrujones por sus ansias.
La pampa querendona en esa aurora,
gritó ecos de un amor enardecido.
Esparciendo en los montes del olvido,
los rebaños de impaciencias y las trampas.
Se tomaron de las manos y del alma,
cabalgando el alazán de sus nostalgias.
Abrigados en palabras nunca dichas,
envolviéndose en el poncho de la pampa.
El lucero compadrón guiñaba su ojo,
las lechuzas a su paso se callaban.
Pastizales del recuerdo antes dolido,
suspiraban con sus nuevas hojas claras.
La tierrita de sus penas formó el barro,
con las lágrimas del hueco de un lapacho.
Lo amasaron con sus hierbas de esperanzas,
Y lo hicieron mas fuerte que el quebracho.
Cantarina fue la huella de sus cascos,
removiendo la emoción en todo el pago.
Como horneros prometidos para siempre,
de la pampa y vida toda hicieron rancho…
Daniel Sam 12/06/2020
Ilustración de: Florencio Molina Campos
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gauchotano · 2 years
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VIENTO VIEJO
Traspasaste mi memoria
como un viento viejo,
que sopló nuevamente la esperanza.
Te soñé sonriendo, loca y chiquilina,
y la voz del cielo te cantaba.
Me dormí una vida hasta quererte,
arrullado en necedades de hojalata.
Desperté alumbrado por tu vientre,
que atrapó las raíces de mi alma.
Daniel Sam
10/06/2020 18:00
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gauchotano · 2 years
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La ventana del alma (el Dios Amor)
La sencillez de mi mirada ya perdida, entre el limbo embriagador de sus recuerdos,
sensible a cada uno de sus gestos, derrotada por sus pasos decididos al tomento.
Oculta con su miedo mis anhelos de bonanza, para su vida de inquieta mariposa,
una parca ilusión de esperas rotas, ciega todo, muestra espinas, no la rosa.
Su respiro de esplendores y armonía, se retuerce aún sediento de ternura,
ya no busca el sosiego de mi cuerpo, no ve paz, esperanza ni una cura.
Luz del gris crea paz en los sentidos lacerados, un destello en el rencor irrisorio,
de un adiós jamás pronunciado, bruta huella del pasar de algún demonio.
Abrazando el cariño acobardado, muto el gris en rival del odio incauto,
planto firme mis anclas de nostalgia, coraza noble de corazones atados.
La grandeza de un futuro tan soñado, vibra fuerte los cimientos del desdén,
lava ardiente el amor negado, busca a tientas los volcanes de caricias del ayer.
Puja añeja de destinos enlazados, prueba ruin del burlón Dios que así nos ama,
ignorantes de insana suficiencia, con cuestiones que se escapan por sus ramas.
Manteniendo extraviados pobres seres, resbalando en la piel de los humanos,
ruge el miedo con afán de someterlos y llenar de indiferencia a los hermanos.
Ese ser, invisible y cuidadoso, nos ampara de recelos y sus causas,
Dios Amor, es paciente y temeroso, por sus hijos que se ahogan en nostalgias.
Ella escapa a la ventana de su alma, desde un rio tapizado de dolor,
como un perro acobardado escurre el miedo, sacudiendo para siempre su interior.
Cruza el foso de las dudas sobre piedras, que he dejado para ella y su vivir,
espoleada por el ansia reprimida, del buscar sin buscar y su trajín.
Atraída por su sueño de crisálida, de dormir sobre mi pecho y su fervor,
de cristal y flores frescas sin cadenas, ni presiones con sus lechos de temor.
Da la espalda al espejo de su angustia, hace añicos la clepsidra de dolor,
un futuro de bondad y amaneceres pinta rayos de locuras en el sol.
Renaciendo a la vida que florece, todo vuelve con la rosa y su color,
su ventana, que se expande con mis manos, le convierte su desidia en esplendor.
Un abrazo de cristales y sin tiempo, hoy la envuelve en el seno de mi amor,
corazones entre besos y caricias, se acurrucan suavemente en aquel Dios.
El pasado que se esfuma en el olvido, aleteando con la luz de nueva vida,
vuela libre al reparo de las mentes, que se esmeran por caber ya sin cabida.
Componiendo una canción de fantasía, brota en notas de mejillas y rubor.
caracolas celestiales en su alma, al fin abren la ventana hacia el amor.
Frescas brisas de palabras y de calma, lavan todo de la gris hipocresía,
odio incauto que sofoca entre las olas, de la mar de su llanto de alegría.
Daniel Sam
08/06/2020 12:00
Hace unos meses fuiste a la fuente de las poesìas màs hermosas , hoy serìa tu cumple y aunque sabes que no me gusta la metrica, tratè de crear algo que te gustara...Sabes mami que no terminè la secundaria ni otras cosas, escribo como cocino,canto y vuelo, de oído nomas.Perdòn las gentes que entienden de estas cosas, se aceptan sugerencias.
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gauchotano · 2 years
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Tiempo de goma – TOC El idiota
Ella llega al bar del parque tres minutos y cuarenta y dos segundos antes de la hora convenida en su mensaje del viernes a las tres y veintidós de la tarde, y agradezco a la vida por eso. No sabe cuánto un día y dos horas con dieciocho minutos pueden ser una eternidad para un obsesivo compulsivo.
La veo acercarse de mil maneras distintas y mientras deja su bici atada al palo del cartel de no estacionar. Tiene el asiento viejo y se le sale la gomaespuma de la rotura quizás hecha de tanto apoyarlo en quien sabe cuántas paredes. La noto entre los ligustros del sendero caminando apurada, con su mirada, su mente y sus manos sumergidas en su bolsito hecho al crochet que cuelga de su cuello de cisne. Observo su entrecejo fruncido y el labio mordido hasta que encuentra el celular y obtengo mi premio. La no tan paciente espera me regala la explosión de su sonrisa cuando lo encuentra y justo en ese momento se hace la luz en mi día.
Levanta su cabeza para buscar algo entre la gente, mantiene la sonrisa, y siento que eso es bueno, me traspasa con su mirada sin verme, baja un momento sus ojos hacia la pequeña pantalla como pensando en algo. Decido de volverme visible antes que se apague del todo esa sonrisa, aunque si ya la pinté, (tres veces por las dudas) para siempre entre mis recuerdos. Esos lindos.
Justo en el momento que sus labios comenzaban a cerrarse, mi mano levantada desde hace un siglo, la llama desde su alma y le devuelve su esplendor. Siento que el solo hecho ya valió el de haber tenido el coraje de esperarla.
Se acerca, creo que finge que camina, porque para mí no toca el piso mientras recorre los diecisiete pasos que la separaban de mi mesa. La silla para ella la encontré en tres intentos, una bailaba al faltarle una goma en una de sus patas y otra tenía óxido, la elegida es la mejor que vi entre las nueve que estaban más cerca y la limpié dos veces con una de las veintidós servilletas de papel que había en el servilletero de plástico blanco, la misma que guardé en el bolsillo para que no se vuele. Maldito trozo de papel que, por solo pensarlo, picotea mi cerebro empujando por salir para que la tire en un cesto, pero va a tener que esperar, porque ella ya está aquí.
Con un paso de danza, da una vuelta sobre sí misma y con una mano sin uñas pintadas, su palma hacia arriba recorre su cuerpo desde el mentón a la cintura, como una bailarina de flamenco al pedirme la opinión sobre su ropaje de hada.
Luego, con el mismo inolvidable movimiento se posa en la silla y trenza a la vez sus piernas y mis nervios.
La miro embobado, es decir, más que de costumbre, lo que no sabe es que justo antes que ella se sentara, yo ya había contado las flores estampadas en su pecho, son veintitrés, sin contar las dos mitades que quedaron divididas de la costura, allí donde el cuello se hace un lago y sus pechos se envuelven en pétalos y ríen bajo la blusa.
Después de sofocar las cinco respuestas instantáneas entre “estás hermosa”, “nunca vi algo tan precioso”, “me falta el aire al mirarte” , “me encandila tu luz” y “amo todo de ti”, al microsegundo siguiente disparo un "te queda lindo”, de persona normal. No se dio cuenta de nada, no es bueno siempre eso de sacar lo primero que te sale del corazón, la mayor parte de la gente no lo entiende, se asusta, y yo no quiero asustarla, no a ella.
Ya me acostumbré a no asustar a nadie que me importa. Por eso tal vez algunos piensan que soy lento de comprensión, ya no me molesta, me doy cuenta cuando lo hacen, se les levanta imperceptiblemente una ceja, y sus labios se entreabren un milímetro, luego sus ojos que se iban agrandando, frenan sus carreras para comenzar a achicarse más rápido de lo normal, como si quisieran compensar la reacción de realizar que tienen a alguna forma de estupidez ante ellos.
Todo eso pasa si las personas son amables, las que me gustan, porque ellas me esfuerzan a descartar varias posibles respuestas mucho más rápido y generalmente a elegir, si es posible, la que les saque una sonrisa o las ponga cómodas.
Con las otras no sucede igual, porque la maldad, la envidia, el prejuicio y la ignorancia tienen gesticulaciones amorfas, olor a sudor y hasta cámara lenta propia para el que sabe observar. Con ellas ya no me importa el disimular. Mi silencio o sonrisa les confirma a ellas mi idiotez y a mi el deseo de no encontrarlas nunca más y así todos contentos.
Vuelvo a tierra justo en tiempo para darme cuenta que ella termino su frase y mientras con dos dedos se acomoda un mechón de cabello(para mí armoniosamente fuera de lugar) se excusa del poco tiempo disponible, dice que por hoy solamente tiene una hora para compartir conmigo. Disimulo mi entusiasmo por la perspectiva de tal eternidad, pienso solamente que tal vez me baste para contar los destellos grises de sus ojos otras diez mil veces.
Me pregunta si ya había pedido algo mientras ella no estaba o eventualmente que me gustaría. Me viene un torbellino de las mil y unas imagines mentales sobre eso, hasta que entiendo que habla del servicio del bar. Abro mis labios para escupir ese tornado de amor que lucha por tener forma, y en vez de eso le pido un café. Dando un vistazo al reloj con la figura de Gardel sobre el mostrador, confirmo la realidad que ya pasaron exactamente cuatro minutos y cuarenta y tres segundos desde que apareció en mi vida, son las diecisiete y treinta y uno del más luminoso sábado en la vida de un idiota.
Ella sonríe nuevamente y el rubor de sus mejillas con pocitos, grita con un eco infinito que todo va a estar bien.
Y sí, también a pesar de la maldita servilleta de papel…
@samdaniel
06/06/2020 16:10
TOC : Trastorno Obsesivo Compulsivo (Idiota entendido como una parodia sarcástica hacia el prejuicio de la ignorancia)
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gauchotano · 2 years
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TODO HIJO ES PADRE DE LA MUERTE DE SU PADRE
"Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.
Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso.
Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar.
Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos.
Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos.
Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.
Todo hijo es el padre de la muerte de su padre.
Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas.
Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.
La primera transformación ocurre en el cuarto de baño.
Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera .
La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “destemplamiento de las aguas”.
Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.
La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas .
Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones.
Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?
Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra.
Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece solo en el funeral y no se despide un poco cada día .
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos.
En el hospital , la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento:
- Deja que te ayude .
Reunió fuerzas y tomó por primera vez a su padre en su regazo.
Colocó la cara de su padre contra su pecho.
Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso.
Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.
Meciendo a su padre de un lado al otro.
Acariciando a su padre.
Calmado el su padre.
Y decía en voz baja :
- Estoy aquí, estoy aquí, papá!
Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí".
Fabrício Carpinejar "Todo filho é pai da morte de seu pai" versión al español Zorelly Pedroza
https://bit.ly/2TO0ObP 2014
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