Entre nubes y sol, la mesa guarda los frutos pausados de su conversación.

La verdadera nobleza se transita sobre cantos de piedra, superando cuestas… la alfombra roja queda para los banales egos.

Hay instantes en los que la mirada quisiera tener raíces para contemplarlos sin tiempo.

Hay imágenes pausadas que se hacen pensamientos aferrados al recuerdo.

Y al fondo la puerta, y tras ella la luz, la hierba…

Cuando sentarte no es una opción inventas un monumento al caminante… y a seguir.

¿Le hacían ya daño, y decidió seguir sin ellas antes que disminuir el paso?

La rutina de lo cotidiano también desfila de noche, sutil y silenciosa.

Si fuera árbol tendría los ojos frente al corazón… siempre.

Si me vas a regalar la poesía más pura, llévala al sencillo buzón donde reza: “aquí la luz y la sombra bailan y oran, abrazadas al dintel que nada ansía y al que todo sobra”.

Y plantaré sueños en las macetas de mis pedaleos, y mi equipaje será solo ese, pétalos y versos.

Para, mira, observa cómo la vida pasa, a veces sin que se dé cuenta de que tú, silencioso y discreto, la contemplas.

Se miran…. Y cuando el calor y la luz llegan, eclosionan los pétalos y se abren las ventanas.

¿Cómo distraes tu mente en el dentista? La poesía me distrae del terror que le tengo a abrir la boca ante lo que me parecen medievales instrumentos de tortura. Es cosa mía… que disculpen mis admirados odontólogos

Cauce de adoquines y riberas estrechas. Calle de almas y ríos con aceras.

Nuestras vidas son las maletas que no paran de rodar, que es el vivir…

Colgar una bicicleta no significa que se nos olvide pedalear…