La ira de la verdad.

Lo que sale a flote debido al enojo es una de las peores sensaciones que existe. Hay millones de ideas que te atrapan, pero sabes que no son positivas. Necesitas desahogarte, tirar toda la rabia que acumulas, pero no sabes cómo. La presión, el enojo y la frustración que hay en tu interior se transforman en una burbuja grande, esas de las que suelen explotar al mínimo roce. Cualquier persona puede desatar todo y ahí sí se convierte en un caos, generalmente con los seres queridos liberas todo eso que se escondía dentro tuyo. La ira nunca es buena, mata el alma y la envenena, dicen. Pero al mandar todo por la borda, al escupir esas palabras que salen sin control de tu boca, se siente bien, se siente como que te estás quitando un peso tremendo de encima, no importa más nada... Hasta ver la expresión dibujada en el rostro del que está parado en frente debido a las cosas que dijiste que salieron disparadas rápidamente como flechas punzantes, justo en ese momento te das cuenta de todo el mal que una alguien puede realizar cuando se deja llevar por sus instintos. Son verdades crudas, verdades envenenadas de un odio sin sentido aparente.

Sensaciones falsas.

Estás en el punto en donde te cargas de problemas por dejar que el tiempo pasara, y ahora sufres la tortura por haber cometido semejante hecho.

Algo pasa y desde hace tiempo no puedes llorar, pero sí tienes dolores de cabeza regularmente, no entiendes porqué. Quizás llegue el punto en donde rompas en llanto, pero siempre con un problema; no son lagrimas que curan, no son de desgaste, no te sientes liviano después de derramar esas lagrimas, aún estás abatido, miserable. En tu mente hay varios pensamientos que no deberían siquiera existir, pero ahí están, flotando.

Todo eso no se te pasa con salidas, ni con amigos, tampoco reventar de furia y romper todo lo que se encuentra cerca tuyo. Tu gente te dice que todo estará bien, y te lo crees por un momento, pero es un falso consuelo que te llena de esperanzas que terminarán siendo en vano.

No sabes cómo terminar las cosas que haces, te da igual todo, ese carácter apático reina en tu interior, y te sientes en una pesadilla que parece sin fin, una en la que no puedes despertar. Nadie sabe, ni siquiera tú, cuándo podrás despertar.