Tumgik
evgacitua · 9 months
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Las Eddas no son un libro sagrado ni revelado.
Una de las fuentes principales para el estudio del ásatrú y las espiritualidades de la Europa del norte pre cristiana son las Eddas: un conjunto de cantares orales recopilados durante la Edad Media, en las que se nos relatan las historias de los dioses, junto con muchos consejos prácticos de comportamiento en los que podemos observar las antiguas costumbres practicadas por los pueblos nórdicos.
Pero a pesar de que el estudio de dichos textos es de vital importancia, tanto para comprender la cosmogonía como la teogonía nórdica, así como para poder conceptualizar las tradiciones de dichos pueblos, éstos textos no pueden ser tomados como un libro sagrado, como se haría en las tradiciones monoteístas. No es una biblia vikinga ni nada parecido, son textos de referencia, son quizá hasta una guía de comportamiento y una herramienta de aprendizaje de las características, genealogías y habilidades de nuestros dioses... pero no son la palabra divina de Odinn ni de ningún otro dios.
Bien es cierto que los títulos de algunas de las Eddas pueden ser llamativos, como por ejemplo el Hávamál: el discurso del altísimo, pero los creyentes del ásatrú entendemos que dicho libro no fue revelado por el dios a ningún profeta, son historias que se transmitieron a través de múltiples generaciones y que se compilaron para tratar de dar una visión más global a la por otra parte una espiritualidad poco homogénea.
Además hemos de entender que aunque dichas Eddas son muy extensas y complejas, no son completas ni lineales, ya que dentro de todos los relatos ahí reproducidos existen amplias lagunas faltantes, en parte porque se pudieron perder durante la transmisión oral, o porque no fueron registradas por los compiladores de las mismas, pero también porque una característica de las espiritualidades de transmisión oral es la no necesidad de conocer absolutamente todos los detalles concernientes a las deidades y sus inter relaciones. Lo importante de dichos cantares son su simbolismo, que muchas veces parece obviarse por muchos de los estudiosos o practicantes del ásatrú, las enseñanzas intrínsecas que llevan aparejadas y en muchos casos los aprendizajes últimos que nos dejan.
Cuando leemos sobre todo la Edda Mayor, también conocida como Saemunda a pesar de que no está probada su autoría, podemos observar un panorama general de la cosmogonía, desde su inicio hasta su propuesto "final", podemos entender las motivaciones, atributos y destrezas de nuestros dioses, conocer sus objetos mágicos y parte de su genealogía, pero siempre habrá pequeños huecos incompletos que se perdieron en las brumas del tiempo.
Y éste es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos actualmente, que con dichos huecos hay muchas nuevas ramas del mundo pagano que lo rellenan con relatos de otras culturas, algunas incluso del desierto, o directamente sacadas de su propia imaginación, en un proceso de eclecticismo extremo o de sincretismo incomprensible, para crear nuevas espiritualidades que inventan o hasta cierto grado perturban o pervierten, la propia espiritualidad nórdica en la que supuestamente se basan con conceptos, deidades e ideas totalmente ajenas a las concepciones nórdicas.
Es por ello que es imperante y necesario estudiar con ahínco dichas fuentes, para que no sigamos compartiendo información errónea o ficticia, medias verdades y bulos, y para que no impregnen nuestra espiritualidad de esas otras tan diametralmente opuestas a la nuestra. Para que dejemos de tergiversar o reinterpretar a nuestro modo, a los protagonistas de dichas historias para que cuadren más con una visión postmoderna romantizada.
Nuestros dioses son los que son, no hace falta que se los equipare con otros extraños a nuestra propia idiosincrasia y creencia. Odinn no es ningún demiurgo y Loki no es ningún Prometeo; nuestros dioses y demás seres no son ningunos demonios, portadores de la luz, ni maestros ascendidos; Hela no es Hécate; ni Gullveig Lilith...
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Defendamos la civilización que los vio nacer, estudiemos las culturas en las que se formaron sin sincretizarlas en arquetipos coleccionables como cartas de YugiOh. Y dejemos de modernizar y romantizar al estilo Marvel o Hollywood a dioses que tienen unas características únicas y especiales. Para conocerlos realmente tenemos cantares éddicos y escáldicos que nos dan la justa medida de sus particularidades, historias y habilidades.
Como siempre ¡Buena Senda! y que los dioses sonrían a su paso.
Escrito por asatru en México.
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