*    sythe.

no lo culpa ni lo juzga, él tampoco se considera bueno para recordar nombres o rostros que no generen algún tipo de impacto, algo que hasta entonces, compañía no parecía ofrecer. ‘ suena a algo que yo diría. ’ admite con cierto humor, encontrando cierta coincidencia con interlocutor, pero sin dar más vueltas al respecto. manos van a bolsillos, revisándolos en cuanto interrogante se abre paso. ‘ la vista es bonita, si, pero solo estaba buscando un sitio tranquilo donde fumar. ’ no le molesta decir aquello, y palabras se ven apoyadas al enseñar victorioso cajetilla que ahora sostiene entre sus dedos. ‘ ¿quieres? ’

el semblante muta con facilidad, tornándose en una sonrisa de complacencia, porque las similitudes no pasan desapercibidas y despiertan su interés. “ conoces cómo dice el dicho, las grandes mentes piensan igual. ” hace referencia, el gesto ladino por cuestión de segundos, traduciéndose a nada más ni nada menos que un simple: “ no podría negarme. ” incluso si intentase, tarde o temprano acabaría por ceder, débil ante viejos vicios, y le extiende su mano, a la espera que realice la ansiada entrega. “ ¿también compartimos malos hábitos o sólo fumas para relajarte? sé que todo está aquí, ” tamborilea índice en su sien, señal que se sobrentiende. “ química cerebral y esa porquería para entendidos, pero cumple su función, aunque mejores alternativas nunca faltan. ”

*    candy.

“¿Matabas el tiempo aquí cuando afuera hay una isla paradisíaca?” Puntualiza lo que le parece obvio, pero no lo hace juzgándolo, simplemente le extraña pues pensó que la mayoría aprovecharía la oportunidad para disfrutar del destino en cuestión y de todo lo que ofrece. “Admito que tampoco he recorrido demasiado el exterior porque me da miedo hacerlo sola.” Para que sepa que no está solo en aquel barco, con todo lo sucedido, la muerte de Poe y los mensajes extraños en el chat global, no se siente segura. “No te preocupes, no es como si no te entendiera, también he intentado ubicarme todo el día, hasta llegar a mi cabaña se me dificulta a veces.” Disfrutó de varias vacaciones, con su familia, pero de nada siquiera parecido a esto. El destino es maravilloso, naturaleza por doquier y un complejo enorme para disfrutar en tiempos libres. Lástima que no se trate solo de relajarse y pasar un buen rato, y que los tiempos libres están tan limitados. “Supongo que podríamos probar nuestra suerte, sí, el camino iluminado es una buena señal.” Asiente con la cabeza luego de haber girado su rostro y analizado ambas opciones. Acepta idea ajena, al final no es tan diferente a lo que ya venía haciendo: guiarse por su instinto, preguntándole a personas y siguiendo algún que otro cartel que aparece. Sigue paso contrario y va a su lado, avanzando. No se pierde de detalles a su alrededor, por si las dudas, aún sigue muy hambrienta. “Jamás había visitado las Maldivas. ¿Ya estuviste en la playa? ¡Hasta puedes visualizar algunos peces de lo cristalina que es el agua!” Sonríe automáticamente al recordarlo, una muy buena experiencia, sin duda, el lugar es de ensueño.

Es tal la ironía que no puede evitar sonreírse para sí, sin demostrarle el agridulce vestigio de nostalgia que le llena por dentro, calándole hasta el hueso. “ Verás, soy un tipo muy contradictorio. Un día me fastidié con Dios y desde entonces estoy enemistado con el mar. ” Le cuenta con dramatismo, como si fuese historia del pasado cuando, en realidad, la mantiene viva cada día de su vida; cual cicatriz abierta. “ Pienso que haces bien, es decir, lo peor que podríamos hacer ahora sería quedarnos solos, sin nadie que cuide nuestras espaldas. ” Ideas intrusas le roban el aliento, mas no pretende exponerlas, cuando está casi seguro que ella sabrá entender a qué intenta apuntar. No obstante, continúa la marcha sin dejarse abrumar por propio pesimismo, de vez en cuando fijándose dónde pisa y permitiéndose distraerse con su alrededor, porque duda volver a visitar un sitio así en algún futuro. “ Quién hubiera pensado que nos traerían aquí para hacer esto, ¿no? Me descuido un momento y ya me siento en un regimiento militar, o en la secundaria otra vez. ” Ladea el rostro un poco, viéndole de soslayo mientras hace una mueca de espanto, con la tonta esperanza de arrancarle una risa. “ Todavía no, pensé que esas cosas se veían sólo en los documentales. Pero ya que lo dices con tanta convicción, confiaré en tu palabra. ” Supone que logra transmitirle algo de su buen humor, pues le corresponde el gesto sonriente, amplio y genuino, y por un instante, se olvida el porqué de sus pesares personales. “ He ido de vacaciones antes, pero la mayoría de las veces fueron destinos nevados. Ya sabes, esquí, tazones de chocolate caliente, ya sabes, muchas vibras hogareñas. ” Y si fuera por él, quizá le contaría anécdotas, de no ser porque cuida de los detalles que revela, pero se detiene en seco tan pronto vislumbra una puerta entreabierta, y antes de siquiera tocar el picaporte, le mira, cómplice. “ Si tenemos suerte y encontramos comida ahí, ¿qué te parece si me acompañas a la playa? Estaríamos mano a mano. ”

*    arlo.

      “ un moderador. ” responde, a pesar de que el color de sus pantalones ( porque chaqueta ya ha dejado abandonada en alguna esquina de salón de entrenamiento ) delata su verdadera condición. lo cierto es que réplica solo viene con intenciones de hacer presencia conocida, pues al toparse de lleno con contrario suelta una sonrisa fácil, ladina, manos ocupando los bolsillos del mencionado pantalón. “ si me dices que tienes otro de esos por ahí no le mencionaré a nadie que te estás saltando el interesantísimo levantamiento de pesas. ”

“ ah, ¿sí? ” inquiere, susurro tiñéndose de una incertidumbre traicionera. pese a que le vuelve objeto de su estudio, la falta de claridad le juega en contra y de no ser gracias a que busca su mechero para así alumbrarle con la llama, habría caído fatalmente. qué imbécil. “ mala mía, pensé que vestían mejores prendas en vez de esos pantalones feos. ” y ahí le devuelve la misma sonrisa taimada, efímera, suficiente para darse a entender. “ dicho así, da la impresión que estoy cometiendo un delito. ¿tomarse un descanso para charlar con dios es saltarse el levantamiento de pesas? qué insultante. ” poco le importa sacarse alguna excusa de la galera, pero aun renuente a compartir, le extiende la diminuta cajetilla que extrae del bolsillo de su campera. “ es el último así que, ¿cerramos el pacto de silencio o tienes alguna otra condición, moderador? ”

*    aquiles.

‘ ¡disculpa! no quise asustarte ’ dice, levantando ambas manos en expresión inocente. ‘ soy aquiles, hola ’ saluda, esbozando una pequeña sonrisa, antes de mirar a su alrededor. ‘ uh, creo que dejé mi gorra por aquí más temprano, pero no la encuentro. ¿la viste? es negra . ’

no otorga respuesta inmediata, tal vez porque parte de él se aferra a creer que no está asustado realmente, sino alterado, preocupado aunque no lo mencione. “ bueno, si vamos al caso, todas las gorras negras son prácticamente iguales. ” replica, pero observa a sus costados por si acaso cuenta con suerte. “ ¿tenía algún distintivo? podríamos dar una vuelta, si quieres. dicen que dos cabezas hacen una así que... ¿dos ojos harían cuatro? matemáticas nunca fue mi fuerte. ” trata de amenizar el ambiente, enseñándole eso que simula una sonrisa antes de presentarse: “ elymas. ”

*    cerato.

‘  no te preocupes, no estoy de humor para ninguna recreación de película de terror.  ’  intento de broma no carga con gracia usual cuando escenario luego de mensajes no parece del todo descabellado y tal vez debería de ir en búsqueda de otro sitio para dejar que cavilaciones ataquen, pero es misma conciencia sobre amenazas invisibles sobre cabezas de participantes que le hacen dejar caer anatomía a metros sobre escalón.  ‘  cerato, dromui.  ’  ha dejado de sentir extrañeza por tener que presentarse así y brazos yendo a descansar sobre rodillas.  ‘  robé un par de galletas de la cena, ¿quieres?  ’

echa un suspiro de alivio, pues comparte el sentimiento y a pesar que calla ( demasiado, quizá más de lo que debería ) ya no le queda voluntad suficiente para grandes humoradas. “ qué bien, porque yo tampoco. no te mentiré, se me vienen varias escenas a la mente, pero de ahí a recrearlas, el trecho es largo. ” le imita en movimiento, un poco porque está cansado de tanto estar de pie, de aquí para allá entre entrenamientos, y otro poco porque se siente invitado a hacerlo, dejándose caer en un escalón superior. “ elymas, sarumar. ” pronuncia monocorde, sintiéndose ajeno a su ego alterno. “ ¿robaste? vaya andanzas, cerato de dromui. ” se carcajea para sí, y por su parte, decide ofrecerle lo que resta de su cigarrillo. “ ¿gustas o pasas? ” expectante, le observa antes de acotar, con aire sombrío: “ pero aceptaré, uno no sabe cuándo será la última cena. ”

*    kross.

busca salida del piso, arquitectura le parece poco clara así que termina compartiendo espacio con contrario sin querer. “¿yo?” se deja ver, luz es poca por lo que facciones son líneas poco precisas. “¿y tú eres?” sólo se podía tratar de otro jugador, claro, duda que recinto aloje a alguien más, solo que no ha tenido la oportunidad de hablar con él previamente. “¿qué hacías aquí? pareces… sospechoso.” menciona sin aclarar en qué exactamente.

le mira con gesto ceñudo, en intento fallido por reconocer rasgos desconocidos. “ pregunté primero. ” menciona, como si aquello le diera alguna clase de privilegio, a sabiendas que no obtendrá ninguno. “ nadie en especial, solamente un jugador común y corriente. ” suena redundante, pero presentarse una y otra vez resulta un tedio repetitivo del que prefiere prescindir, con la presunción de que también debe tratarse de otro jugador. ¿quién más, si no? “ ¿sospechoso cómo? ” pregunta a cambio, propiciándole una pitada final a su cigarro. “ convengamos que todo aquí es bastante sospechoso. ” y es entonces cuando le ofrece de lo suyo, en caso que compartiera el vicio, como si fuese prueba de su fiabilidad. “ lo normal, fumaba un poco. tengo entendido que si es un producto comercializado, es legal. a diferencia de otras cosas. ”

*    kaizen.

se aferra a los momentos en donde mente encuentra un poco de calma. mejor dicho, donde tortura no taladra en las paredes de su mente y le deja, por esporádicos momentos, disfrutar del paraíso en el que se encuentran. no es su intención interrumpir, de hecho, ha estado vagando sin rumbo específico hasta terminar ahí. ‘ ¿un fantasma? ’ suelta suave, como un susurro trémulo en lo que avanza un poco más, revelando así su silueta.

el ceño apenas se frunce y guarda el silencio, sin moverse ni un solo centímetro, hasta que finalmente puede verle, como si en verdad se tratara de una aparición y no de un cuerpo de carne y hueso. “ muy gracioso. ” no se le antoja reírse y sólo exhala un sonido seco, observándole con las cejas en alza. “ si no supiera que estoy cien por ciento sobrio, te habría creído. nunca sabes cuándo podría ser tu encuentro con un espíritu maligno o una de esas cosas raras que andan rondando por ahí. ” se permite cavilar en voz alta, devolviendo su atención al cigarrillo pendiente entre sus dedos. “ ¿también vienes por un poco de paz, gasparín? ”

*    cerbero.

no espera intervención, y por un instante, no le presta atención, más enfocado en entorno (quizá demasiado consciente, tal vez paranoico) que otra cosa, pero así como mirada escanea paisaje, termina inevitablemente sobre compañía una vez está lo suficientemente cerca. “cerbero.” anuncia presencia. “no nos conocemos.” una obviedad. “¿llevas otro?” gesticula hacia cigarrillo.

cabecea un asentimiento, sin dedicarle más que un simple vistazo; una vez la duda está resuelta, él es libre de continuar con lo suyo, como si nada. no obstante, incrédulo ante interrogante, exhala una risa que no cumple su función, vacía, palpándose los bolsillos de su chaqueta en búsqueda de algo que de antemano sabe negará. “ ¿cerbero, como el can rabioso? ¿y de quién eres el perro? ” pregunta a cambio, socarrón, haciéndola larga hasta inventarse una excusa o sincerarse; una de dos, lo que ocurra primero. “ no nos conocemos y ya quieres robarme lo poco que me queda. qué descaro el tuyo. ” suelta, pero el tono ofendido se contradice con su gesto sereno, sonriente sólo un momento. “ lo siento, no hago obras de caridad. quizá la próxima. ”

*    kel.

“kel.” se anuncia, alzando palmas en señal de rendición mientras termina por acercarse, encogiéndose de hombros. “es un buen lugar para estar solo, ¿no?” profunda inhalación se iguala a exhalación, encogiéndose de hombros en lo que dedica una disculpa silenciosa como sonrisa. “¿volverás a la cabaña? hay un par de dulces ahí.”

algo de sosiego arriba apenas le reconoce, alegrándose de verlo en una pieza, sano y salvo, pues mente revuelta espera y maquina el peor desenlace de manera inconsciente, la tortura siempre silente. “ qué ironía que lo sea. ” deja escapar el pensamiento que atosiga, nunca se fía de bondades gratuitas de la vida, y a estas alturas, sería ingenuo comenzar a creer en ellas. “ tú... ¿todo bien? si alguien se quiere pasar de listo, ya sabes... ” le mira a los ojos, finalmente, implícito en su callar. “ pensé en ir a caminar por la playa un rato, para conectarme, desconectarme, meditar, alguna de esas estupideces que dicen los de la nueva era, pero... ” pero en el fondo no tiene ganas, y esconde una parte de sí al bajar la vista, al moverse sobre su sitio mientras consume el resto final del cigarrillo. “ vamos por los dulces, que he comido poco y nada. ¿qué más tienen ahí? ”

*    howl.

‘ ay este maldito insecto, ¡déjame en paz! ’ lleva fácilmente unos cinco o diez minutos peleando con el mismo insecto volador, no sabe por qué lo persigue a él ni por qué nada de lo que hace funciona para alejarlo. ‘ ¿eh? ¿quién habló? ’ estuvo tan enfocado en el bicho que ni cuenta se dio que había llegado a este lugar. tras unos pasos, se encuentra con el muchacho. ‘ oh, hola. ’ espera un minuto… ‘ ¡oh, eres el nuevo sarumar! hola, soy howl. ’

hace el intento de aguantar una carcajada pero falla, se tienta fácil y termina riéndose por lo bajo, como quien no quiere la cosa, discretamente. “ ¿olvidaste ponerte repelente? oí que aquí los bichos esos son aún peores. aunque no tengo ninguna certeza, tal vez sean rumores, cosas de los teóricos paranoicos. ” exagera a propósito, pero sonrisa no se borra de facciones; el ánimo ajeno, casi contagioso. “ como sea, no querrás que te coman vivo cuando caiga la noche, howl, ” pausa dramático, y sacude su zurda alrededor de su compañero, en eso que pretende ahuyentar lo qué sea que le asedie. “ por cierto, soy elymas. creo que hoy estoy de racha, ya me topé a un par más del equipo. ¿vas para la cabaña o de casualidad tienes otro destino? ”

*    vie.

‘ ¿huh? tú no eres kross… ’ musita. ‘ juraría que eras kross ’ el olor le había guiado hasta aquel rincón, por un segundo creyendo que encontraría a compañero de equipo o alguno de los demás tras haber proclamado que no fumasen dentro de cabaña. sin embargo, es un total desconocido. un poquito decepcionada está así que solo se cruza de brazos, ladeando cabeza a un lado. ‘ como sea ¿puedes apagar eso, porfa? apesta, se me pega al pelo y al fin huele a rosas de nuevo ’ no estaría en edificio central de no ser porque quería poner a lavar con urgencia uniforme y nadie más lo haría por ella.

ladea el rostro con sutileza, preguntándose de quién demonios habla, pero no alcanza a darle voz a su interrogante que incredulidad le usurpa por completo, enmudecido por ese instante que dura su cavilación. “ ¿estás de broma, no? este es el último que me queda, no acataré a tu petición sólo por tu cabello. no es nada personal, eh, lo juro. ” jura en vano, en lo que retrocede sobre sus pasos, alejándose un poco para no incordiar, cuando él es quien se siente incordiado. “ en mi defensa, no pensé que alguien vendría por aquí a estas horas. podría irme pero... ” su vista viaja hacia la puerta de salida, rápidamente devolviéndola a su interlocutora, reticente a darle el placer de retirarse. “ estoy a mitad de un momento privado. si me das un minuto, entonces podría reconsiderarlo. verás que en un rato ya no apestará tanto, rositas. ” ofrece la mejor de sus ofertas, pese a que dude que ella comparta su pensar.

*    scorpion.

ni siquiera se percata de presencia ajena hasta que le escucha hablar y le mira en el acto, un poco sorprendido, pero recupera expresión neutral casi al instante. “un fantasma.” responde, refugiando manos en sus bolsillos. “scorpion.” se presenta, dando paso a un lado para poder observarle con mayor facilidad. “¿tú? no te había visto antes.” o eso cree.

finge asombro ante escueta respuesta, como si aquella encajase y explicase a la perfección la causa detrás de su sobresalto, conforme deja su estado de alerta en el pasado. “ ¿así cazas a tus posibles contrincantes, con el número del fantasma? porque te pareces un poco a la niña del aro con esas mechas, hombre, por poco y no cuento el cuento. ” media sonrisa le acompaña, ladina, a su favor. “ ¿yo? elymas. ” pronuncia, sin formalidades. “ tampoco te había visto antes, así que estamos en las mismas. ” se acomoda, entonces, viéndole de reojo. “ ¿te molesta si sigo con lo mío, mientras tanto? algunos son bastante mañosos y no estoy como para problemas. ”

*    chanel.

     “ ah, ¡lo siento! ” será el cansancio quizás, o que trota atropellada por las instalaciones queriendo aprovechar que el horario de entrenamiento ha finalizado y les queda algún rato de calidez en la orilla antes que les toque irse a cena, pero objetos que arrastraba consigo para acomodarse en la playa caen y ocasionan ruido que interrumpen al otro: “ pf, menos mal que la toalla no tocó el piso ” se ríe para sí misma, irónico cuando está a punto de devolverla repleta de arena, “ ¿te asusté? ” le resulta extraño que esté ahí, escondido.

el primer instinto es quitarle importancia, cuando sensación de alivio reemplaza el susto que se va tan rápido como viene. el segundo es meramente cortesía adoctrinada, algún que otro resquicio de viejos modales que todavía no remata. “ ¿necesitas una mano? ” no espera una contestación, inclinándose un poco para alcanzar un par de las pertenencias ajenas con su mano libre, sin prestarles gran atención. “ no sé a dónde a dónde te diriges, pero me ofrezco a acompañarte. tendría que regresar, antes de que me den técnicamente por perdido o algo peor. ” se permite divagar en voz alta, en cierta forma, dando por concluido su escape. “ un poco, pero ya pasó. con eso del entrenamiento quedé con miedo a recibir un navajazo perdido y salí de ahí tan rápido como pude. ”

*    candy.

“Mi nombre es Candy, no vi que estabas aquí, ¿te interrumpo?” Hace horas que da vueltas y vueltas por el hotel, recorriendo por aquí, por allá, pero sin encontrar lo que verdaderamente busca. “Me quedé dormida para el desayuno y muero de hambre, pero no encuentro la cocina, ni el comedor, ni siquiera hay una máquina expendedora cerca.” Suelta un suspiro desganado, estómago ya comienza a rugir y no tiene pista alguna de dónde puede solucionar su problema. “¿Podrías… ayudarme?” Pregunta sale de sus labios dudosa, el chico parecía estar tranquilo, casi que escondiéndose de demás participantes, no desea incordiarlo.

Menea la cabeza al son de un tarareo, a modo de negativa. No aborrece compañía, incluso si pareciera esquivarla como la peste; sencillamente, no le resta energía para pretender estar presente. “ No interrumpes nada, sólo mataba el tiempo un rato. ” No dice más que la pura verdad pues no se le ocurre ni una sola excusa ocurrente para justificar el hecho que está desaparecido. “ ¿Te cuento algo en la intimidad? No tengo ni puta idea de dónde estoy parado. ” Le sonríe fugaz, casi hasta apocado, hundiéndose de hombros con suma liviandad. “ Estuve dando vueltas todo el día y di con este lugar por casualidad, así que no sé qué tan buen guía pueda ser... ” Sus silencios siempre preceden un suspenso, y después de darle otra calada más a su cigarrillo, le responde: “ ¿Qué tal si vamos por allá? No, creo que mejor por allí, se ve más iluminado... ¿no? ” Señala con el mentón hacia izquierda antes de dar el primer paso, invitándola a comenzar la búsqueda; indicio de su buena voluntad. “ Elymas, un gusto, Candy. ¿Es tu primera vez aquí, también? ”

*    sythe.

pasos son calmos, regulares, recorrido por alrededores no es más que una forma de invertir tiempo o una búsqueda de entretenimiento. voz le toma por sorpresa, sin haber notado presencia masculina hasta que timbre se ha filtrado en oídos. ‘ probablemente no reconocerías mi nombre aunque te lo dijera. ’ después de todo, él es incapaz de dar con rostro como alguien familiar. ‘ pero da igual, supongo, vengo en paz. ’ aclara.

examina figura sin disimulo, a sabiendas que no le reconocería ni ubicaría de ningún lado. “ es verdad, probablemente no, no soy bueno para los nombres. ” le es sincero, aunque suene a justificación. “ y tampoco soy muy bueno que digamos para las caras. si no me llamas la atención, lo más probable es que ni siquiera te registre en primer lugar. ” revela denso, el interés no le asalta ni un poco y apenas esboza una mueca que asemeja algo risueño. “ ¿qué te trae por aquí, además de interrumpir mi maravilloso momento zen? ” pregunta, en el intento de darle inicio a una conversación o deducir si tan sólo debería perderse por ahí. “ no me digas que la linda vista de las palmeras, ¿o me equivoco? ”

*    char.

no se presenta de inmediato, sólo sigue acercándose con las manos en los bolsillos. la espalda recta, los hombros hacia atrás. suponía que le reconocería como uno de sus compañeros pero sabía que bien que podría equivocarse: nunca habían cruzado palabras. ‘ mi nombre es char, soy de sarumar también. atlas accedió a darte un espacio en su cama. ’ informó, por si había visto algo de la conversación que habían mantenido en el grupo. ‘ ¿volverás pronto? ’

le ve acercarse con expectativa manifiesta pues, ante carencia de respuesta inmediata, no le queda más remedio que esperar, y cuando recibe una, es que siente cierta calma. “ ah, eres tú, char. lo siento, no estoy muy espabilado. el viaje me sentó bastante mal. ” quisiera tener algo de lo que poder reírse, pero sólo se escucha un resoplido áspero, una risa mal ejecutada. “ diría que no ocupo mucho espacio pero sería mentir. le daré las gracias luego, de todas formas, pensé que dormiría en el suelo. no me malinterpretes, no sería la primera ni la última vez que terminaría ahí, por un motivo u otro. ” le explica pero no ahonda en razones, con un rostro casi de resignación. “ volveré tan pronto acabe con el asunto, lo prometo. ” gesticula vagamente mientras lleva el cigarrillo a sus labios, con aire ansioso, como si quisiera desahogarse mas no pudiese llevar a cabo su anhelo. “ ¿te agrada estar aquí? quiero decir, estamos en un sitio paradisíaco, si olvidamos el resto. ”

aislado de la muchedumbre, aprovecha su único momento de soledad tanto como le es humanamente posible: cala hondo hasta que acalla pensamientos intrusos, cuenta segundo tras segundo y echa el humo, con una parsimonia que fácilmente se confunde por desgano. mas ruidos cercanos irrumpen el silencio, forzándole a alzar la mirada, errante en la penumbra soberana. “ eh — ” el hilo de voz le delata, trémulo. “ ¿quién anda ahí? ”