Tumgik
efecto2000 · 23 years
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Yo no sobreviví al Pop Punk
Por Sento Montes
Todo lo escrito anteriormente nos ha ido conduciendo a este momento, yo lo sabía, vosotros también. No se puede hablar del emo y del nu metal y meter el verdadero hito musical de la primera década del milenio debajo de la alfombra del olvido. Porque todos los que un día estuvimos dentro de todo aquel jaleo hormonal deseabamos subirnos los calcetines hasta las rodillas, ponernos la gorra de lado y hacernos un piercing en el labio para poner cara de idiotas en las fotos imitando a nuestro gran ídolo Tom DeLongue.
Aunque luego te dabas cuenta de que vivías en un pueblo de 40.000 habitantes y que ir así por la calle te iba a proporcionar más risas (las de tu madre solían ser las primeras) que mujeres y, bueno, te ponías la gorra bien, te bajabas los calcetines y te quedabas en la puerta de la tienda de tatuajes pensando con los puños cerrados: “algún día”.
Resolver los inicios del pop punk es un tanto complicado, y tampoco estamos aquí para hablaros de si la cosa empezó porque cuatro niños de papá se juntaron en un garaje de California a tocar canciones de los Ramones y los Beach Boys y llegaron a la conclusión de que todo eso se podía mezclar en un estilo musical...
Durante los noventa, las semillas ya estaban esparcidas a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Todo el mundo sabía allí qué era el Dookie (Green Day, 1994) o el Dude Ranch (Blink 182, 1997), las obras que abrirían, a la postre, las puertas de los corazones de todos los adolescentes del mundo a los dos grupos más representativos del estilo. Creándose así una rivalidad que se veía reflejada en los foros y chats de todo el panorama internauta. Una feroz batalla entre cuál de las dos bandas era mejor o si escuchar ambas bandas era lo que te convertía en un punk de verdad. Lejanos quedan ya los ataques de Sid_Vicious87 a los integrantes de los foros que se dedicaban a hablar sobre el último tatuaje de Travis Barker.
Definir al Pop Punker, en cuanto a estilo se refiere, es una tarea complicada porque era evidente que, cuantos más colores tuviera tu pelo y más cara de gilipollas pusieras en las fotos, más representabas al estilo. Las zapatillas de suela plana eran las mejores para hacer skate (daba igual que no te hubieras subido a una tabla en la vida, necesitabas gastarte cien euros o más en unas Airwalk o unas Etnies).
Y luego estaban los calcetines, que tenían que tener más colores que la gama cromática de Pantone, pero claro, el problema que tenías tú era que, como comprador de calcetines a los 18 años dejabas mucho que desear, y era en realidad tu madre quién se ocupaba de esas pequeñas cosas que hacían la vida de un adolescente mucho más fáciles. Pero tu madre no sabía nada de lo que estaba pegando en California y te compraba unos calcetines blancos con una raqueta de tenis muy mal bordada en un lateral, y claro, así no se podía. Y, cuando le decías algo, su respuesta era: “pues ve tú y te los compras”. Pero joder, eras un adolescente ocupado en formar una banda en el garaje de la madre de otro amigo y tenías que aprenderte el riff de When I Come Around de Green Day para el fin de semana y practicar tus caras de Billie Joe:
“NO PUEDO COMPRARME YO LOS CALCETINES MAMÁ, NECESITO TU AYUDA Y NO LA ESTOY TENIENDO. VOY A MORIR VIRGEN”.
Tu vida tenía que ser como en American Pie. Pero no en la parte en la que te follas una tarta o te bebes por error el semen de alguien, sino más bien en la que la tía buena del insti decide que, entre irse con el chaval que tiene moto y un piercing en la ceja a fumar porros a los naranjos, prefiera tus granos y tu pelo engominado hacia arriba con mechas rubias.
El Pop Punk y la chica guapa del insti han dado tantas canciones... y todas ellas cabrían, ahora mismo, en formato vinilo en la vagina de la guapa de mi insti. Que, por cierto, la vi el otro día y en fin... que al final uno se alegra de haberse quedado en casa escuchando el Punk-o-Rama y jugando al Final Fantasy, en vez de haberse subido en aquella moto sin tubo de escape rumbo a la autodestrucción. O no, yo qué sé. Mi madre aún me sigue comprando los calcetines.
*** Sento Montes (Valencia, 1986) fue guitarrista de la banda de post-rock instrumental Tears and Emphasis. Su nuevo proyecto musical en solitario se llama Pálidos.
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efecto2000 · 23 years
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NO HAY NINGUNA MALDITA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL: 3. Papá rata
Por Kevin Castro
Borraré del mapa al sujeto que ha venido desde los infiernos a destruir la civilización. Aquél que vino para traer el mal y el pecado. Entiéndase, porfavor, maly pecadono en la acepción cristiana, sino en un sentido más amplio, mucho más. Entiéndase que espero sentado en el borde de todas las cosas en la azotea de un edificio insignificante en el corazón de la ciudad, no por mero capricho, sino porque las circunstancias objetivas han decantado en la necesidad de que un mero actor del destino como soy yo asesine a la mascota del Imperio. Entiéndase que mi accionar es un producto de. Un villano produce un héroe, un maldito produce un terrorista. Entiéndase: Ronald McDonald no es El Imperio pero es una mala persona, un obrero del mal, una polea en el engranaje de la máquina de Satán que nos devuelve al culo de donde salimos, manchados de mierda y sangre y mierda, oh, hermanos, motivo por el cual lo esperaré sentado, paciente, prolongando todo lo posible la jarra de cerveza hasta que él entre con su traje amarillo y entonces lo miraré hablar con las meseras, rascarse su cabeza roja, emborracharse y bailar como un demonio, como un ser poseído por la música, y entonces, lo juro por mi vida, le dispararé cien, doscientas, quinientas veces si es necesario, en el nombre de la Patria y del Hambre y del Amor y de Juan Chocné y de la Guerra y de los Santos Santos. Le dispararé tanto que no bastará para mí la cárcel. Mataré a ese reconchadesumadre.
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3.1. La Guerra es la Fiesta
X fue un antiguo coronel de la armada peruana que luchó contra la armada chilena entre 1881 y 1882. El coronel X era adicto al opio y dedicaba gran parte de su tiempo a consumir la droga en cuestión de todas las maneras posibles: bebiéndolo, fumándolo, metiéndoselo por el culo, etc., y luego de una buena sesión se quedaba horas mirando un viejo mapa de los límites entre Perú y Chile, acomodando soldaditos de plomo de tal manera que el coronel X iba recreando los combates mentales que aparecían en su cerebro sobre el viejo mapa limítrofe, ubicando a los soldaditos de distintas maneras, rascándose la cabeza y anotando todas las estrategias que venían a su mente en momentos de iluminación opiácea. En los primeros meses del 1882 el coronel X tuvo una visión extraña bajo los efectos del opio: en la visión, el Coronel X estaba metiéndose opio por el recto, cuando de pronto una sensación terrible de cagar le venía y cagaba y lo que cagaba eran soldaditos de plomo embadurnados de mierda y coágulos de sangre, y como en la visión el coronel X tenía una visión, el coronel X pensó que lo que ocurría era cierto, así que se ponía a correr por toda la habitación gritando “¡Me estoy muriendo! ¡Me estoy muriendo!” y mientras corría y gritaba los soldaditos de plomo salían de su culo regando además mierda y sangre por todo el piso de su estudio. Hacia el final de la visión, el coronel X veía que el piso se había convertido en el mapa gigante de los límites entre Perú y Chile, y el coronel X vio desperdigados por el mapa a los soldaditos ubicados en posiciones estratégicas y rutas de sangre y mierda que indicaban aventurados movimientos sobre el campo de batalla. Cuando el coronel X descubrió esto, corrió hacia su libreta de notas y dibujó y escribió todo a la manera de una complicada estrategia de batalla hasta que la visión de desvaneció. Días después en lo que luego sería conocido como la batalla de Q, a las afueras de Q, el coronel llevó a sus tropas a combatir contra la armada chilena y puso en práctica la compleja estrategia que se le había presentado en la visión. Todos los soldados a cargo del coronel X murieron y el coronel X se suicidó haciéndose volar con un cargamento gigante de dinamita. El coronel X fue el primer hombre pirotécnico de la historia del Perú y por eso lo recordamos con amor todos los días.
3.2. Ronald McDonald pide un ruso blanco
Cuando Ronald McDonald desciende por la inmensa escalera y llega al vestíbulo y lo atraviesa, la fiesta ya se ha calentado y muchos bailan y/o tiran en distintos lados del Sab, pero principalmente en la pista de baile. A primera vista Ronald McDonald no conoce a nadie1. Sin embargo, a medida que avanza cree reconocer algunos rostros conocidos jadeando de placer o meneándose al ritmo de la salsa o ambas cosas. No les dirige ningún saludo (todavía). Ronald McDonald se abre paso entre la multitud, se sienta en una de las bancas vacías de la barra y pide un ruso blanco. Cuando Malena, la mesera más bonita, le alcanza su ruso blanco, Ronald McDonald le da un pequeño sorbo y piensa que el sabor es realmente fantástico.
3.3. Testimonio de El Barquero acerca de Ronald McDonald (III)
Me enojé con él durante un tiempo. Hasta que comprendí que el buen Ronald, en realidad, me había obsequiado un motivo definitivo para que yo rompa con esa bruja y así pueda entregarme completamente al espíritu de fiesta. Me salvó. McDonald es un buen amigo.
1A pesar de lo cerrada que es la popularidad del Sabrina & Yo, es curioso observar cada dos sábados (que es el tiempo que pasa entre una y otra noche en el Sab) nuevas personas. Hay dos explicaciones que se complementan: La primera es el marketing word of mouth: que aquellos que van al Sab le avisan a exclusivos conocidos suyos y los animan a venir. La segunda es que las personas que van una vez al Sab, salvo los asiduos, como es McDonald, lo hacen solo una vez, como una experimentación única y liberadora.
Anexo: Diez años después
Al costado de la cama hay un portarretratos con una foto romántica. Lo único que atraviesa la ventana es la luz, el frío no llega a penetrar de manera considerable debido al moderno sistema de calefacción de la casa. La luz rebota en el portarretratos y forma una especie de holograma en la pared rosada. El buen Ronald McDonald yace dormido y desnudo (la calefacción funciona muy bien) en el lado derecho de su cama de dos plazas y media; su piel es de color gris. A su lado izquierdo, desnudo también excepto por las panties que lleva puestas en una sola pierna, Justo Rojas ronca y sueña cosas difusas, de costado, rodeando a Ronald McDonald con el brazo izquierdo y apoyando casi todo su peso sobre su brazo derecho, lo cual le producirá un fuerte hormigueo y algunas molestias cuando despierte y se ponga el delantal para preparar el desayuno.
https://www.youtube.com/watch?v=Q16KpquGsIc
FIN
***
Kevin Castro (Lima, 1993) es editor de C.A.C.A Editores y autor del poemario Los tiempos jurásicos (Fundación Luma, 2014).
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efecto2000 · 23 years
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Desamor en los tiempos de Tuenti
Por Rosa Berbel
La primera vez que escuché la palabra “tuenti” tenía nueve años y estaba en el patio del colegio. Este podríaser un recuerdo cualquiera pero se convirtió en el principio de algoque acabaría en drama infantil.
Cuando pienso en esa mañana siempre aparece una imagen en mi cabeza: un corro de niños comentando el incipiente mundo de las etiquetas, los estados y los interminables tablones con canciones de El canto del loco. En mi mente, esta reminiscencia tiene un sentido similar a una película de Coixet un domingo a las ocho de la tarde: la misma fotografía, los mismos colores, las mismas situaciones. Quiero decir que hay, por un lado, una nostalgia inmensa de esos años y, por otro, una vergüenza impenetrable.
Ninguno de aquellos niños contaba con el beneplácito de sus padres, más bien todo lo contrario, las redes sociales tenían de atrayente para ellos, justamente, eso que los convertía en débiles: la señal de peligro.
Dijeron que el amor verdadero, ese romántico, eterno e inconmensurable del arte, consistía en revisar mil veces la última conexión del chico de tu clase, teclear su nombre con la avidez malsana del que busca obsesivamente y esperar y esperar hasta que un círculo verde te avisara de que estaba disponible. Esto también era aplicable a MSN, esa ágora virtual en que los niños labraban su personalidad a partir del número de emoticonos guardados, del color y la fuente de la letra empleada. La mía era gris y Verdana. Algunos años después descubriría la importancia real de los símbolos y de la paciencia.
Pero el recuerdo es persistente. Estábamos en el patio del colegio y mi mejor amiga corría junto a mí con una de esas felpas horribles de colores que llevaban todas las niñas por aquel entonces. La tarde anterior habíamos estado jugando a Los Sims, una suerte de acceso a la libertad de crear una vida que, por lo general, parecía escapársenos de las manos. Con nueve años siempre se tiene la sensación de querer vivir vidas que nada tienen que ver con la que nos ha tocado.
Julia y yo queríamos crear familias con casas enormes en barriadas tranquilas, despertarnos tarde y trabajar de secretarias con la esperanza de que el tiempo en la oficina pudiera pasarse con alguna fórmula pirata. Por ello quizás al volver a casa un apuesto marido nos abriera la puerta y apasionadamente nos incitara a un baño en el jacuzzi. Pero a la mañana siguiente había que volver al colegio y esa vida acababa evaporándose.
Esa mañana, en el recreo, nos encontramos con A. Lo recuerdo con un aura diferente porque en todos mis diarios aparece como el futuro-padre-de-mis-hijos. Había conseguido el número de su casa por azar y cada tarde disfrutaba llamando hasta que alguien lo cogía. Entonces se hacía el silencio y yo esperaba un tiempo prudencial para terminar colgando. Este hecho sería una metáfora de lo que las relaciones interpersonales serían para mí en adelante, una amalgama de suerte, cobardía y exasperación. Así debí anticiparme, la primera declaración de amor de mi vida tuvo que ver con las palabras: “¿podrías hacerme los deberes?”. Por supuesto, dije que sí.
Julia y A. se acercaron y se sonrieron. Yo quise morir porque mi mejor amiga y el futuro-padre-de-mis-hijos sabían algo que yo no sabía y el poder de la información ha sido históricamente apabullante. “¿Ayer no te conectaste a tuenti?”. Ella sonrió con la pueril sonrisa de alguien de nueve años y la pícara mirada de una lolita en ciernes. “Estuve esperándote hasta que mis padres apagaron el router”. Julia dijo que no y yo aproveché para preguntarle ingenuamente en qué consistía eso del Tuenti, para qué servía aquello de lo que hablaba todo el mundo, qué era un “me gusta”, qué era un tablón y por qué todo el mundo parecía andar absorbido por una descomunal asamblea de niños desobedientes. “Algo de Internet, para chatear y eso”, dijo.
Esa tarde no volví a quedar con ella, tampoco la siguiente, es más, a partir de ese momento el orden de quedadas de las féminas de nueve años quedó relegado a la subida de fotos en las que se explicaba el plan con letra Comic sans. No volvimos a leer números antiguos de la Súper Pop, no hicimos test sobre cómo conquistar a nuestro fichaje ni tampoco erotizamos personajes en realidades paralelas.
Si volviera atrás, a ese momento justo, le diría a Julia que se olvidara de ello porque llegarían después infinitas redes sociales mucho mejores. Sin embargo, la Súper Pop dejaría de imprimirse, no creeríamos más en los test sobre amores platónicos y el erotismo abandonaría pronto lo virtual. Los nueve años no han vuelto.
Paradójicamente, las redes sociales empezaron ahí a ser eminentemente soledad.
***
Rosa Berbel (Sevilla, 1997) es estudiante de bachillerato y poeta.
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efecto2000 · 23 years
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Fea pero simpática
Por Ana Carrete
Cuando hice la Confirmación, una amiga de mi madre me regaló el disco Millenium de los Backstreet Boys pero a mí me gustaba *NSYNC.
Todas las chicas que me hacían bullying en la escuela amaban a Nick Carter. En la clase de Corte y Confección, siempre hablaban de fiestas y ponían el disco de Millenium. Su favorita era la de Larger Than Life.
Así que cuando me dieron el disco, lo abrí para ver las fotos. Para criticarlos. Todos estaban vestidos de blanco. Querían que yo fantaseara con ellos pero me daban asquito. Unos tenían camisetas sin mangas. Me mostraban sus músculos. Era un anuncio de toda la ropa que yo veía en las revistas que compraba. Los zapatos probablemente eran marca Candie’s. Su cabello facial no me gustaba. El “mejorcito” era el güerito pero todos parecían muy mayores y yo no entendía nada.
Después de acariciar las fotos, de dejar huellas grasosas por todas partes, decidí meter el disco y reproducirlo. Me salté todas las canciones después de unos segundos y nunca volví a sacarlo de su caja.
En la clase de Corte y Confección era diferente. Ahí tenía que escucharlo mientras cortaba tela y cosía vestidos que nunca usé. Vestidos que me pidieron prestados y nunca me regresaron.
*NSYNC era diferente. Todos me parecían feos menos Justin Timberlake y supongo que JC Chasez. Los otros eran “feos pero simpáticos”. A diferencia de los Backstreet Boys, los de *NSYNC parecían buenas personas.
***
Ana Carrete (Estados Unidos, 1985) es autora de Baby Babe (CCM, 2012) y Naíf y Kawaii (Editorial Gigante, 2014). Puedes encontrar mucha info aquí.
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efecto2000 · 23 years
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No te fallaré
Por Víctor Parkas
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Foto: El autor con Duna Jové, la actriz que interpretaba a Arancha en Compañeros.
Compañeros fue y es muchas cosas, pero lo fundamental es que construyó una base de relaciones iconográficas tan perfectamente abrumadoras para entendernos que no pudimos más que sustituirlas por otras en nuestro imaginario: olvidamos a Valle y Quimi para entender lo que es un romance con vaivenes y nos vimos reflejados en Ross y Rachel; los flirteos de César (el actor que lo interpretaba es ahora, a todoesto, interiorista) con el mundo skinhead nos resultan chabacanos teniendo This is England ’86; la muerte de Marisa no mereció un luto a la altura del que recibió Walter White.
Compañeros gritó tan alto que el emperador estaba desnudo que no pudimos más que taparnos los oídos, cerrar los ojos y esperar a que todo pasara. Y pasaron, los años. Y nos dijeron que éramos millenials, y que nos pagarían tras periodos de prueba, y compartíamos piso pero no habían risas enlatadas.
Lo único que había eran temporadas enteras de Compañeros en YouTube. Haciendo honor a su canción de créditos iniciales, fue lo único que no nos falló. Porque, nos guste o no, somos Compañeros. Agarraos, que vienen enlaces.
Golpes y mitos 
Compañeros consiguió algo tan inédito en su momento como fue hacer de la ficción española para adolescentes algo memorable. En su momento y ahora, pues ni Un Paso Adelante o Física o Química crearon memoria colectiva a niveles como los que muestra ésta escena de Quimi huyendo de la policía al grito lapidario de “Crivillé” o ésta otra de César abriéndose paso a empujones por los pasillos del Colegio Azcona para ajustar cuentas con el tipo que abusó de Arancha. Que alguien empuje una puerta con esa violencia por amor y lo monten en tres planos distintos pertenece a un tipo de arte que sólo puede soportarse forrando carpetas con pósters centrales de la Bravo.
Valle es una puta
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Foto: Quimi y Valle, la pareja carpetera de moda.
El segundo capítulo de la serie, inmersos sus guionistas aún en la fase descripción de personajes, gira entorno a una votación en la que eligen a Valle —una exuberante Eva Santolaria que incluso vista ahora hace temblar piernas— como la más puta de clase. Sin florituras, que las Torres Gemelas aún no han caído: la más puta. La escena en que su madre se reúne con ella y con la directora —Concha Velasco, gracias por venir— para expresar su malestar por los resultados de la consulta es de un lirismo que ríete de David Simon. La película No te fallaré daría cobertura ideológica, de alguna forma, a la actitud que este capítulo trataba de denunciar: Valle terminaba, tres años después de abandonar el Azcona y a modo de ironía dramática, como gogó en una discoteca.
En el corazón de la calle
Sin ser pionera en esto de los crossovers entre series hechas en España (María Garralón y Julián González, Rocío y César respectivamente en Compañeros, ya sabían de qué iba todo esto cuando Farmacia de Guardia y Médico de Familia compartieron espacio televisivo pese a emitirse cada una en cadenas distintas), sí que consiguió medalla de oro al dejar patente en este capítulo que tanto Compañeros como Policías formaban parte del mismo universo. La consiguió porque lo hizo con una desfachatez que sólo el Marvel cinematográfico se ha atrevió a mostrar años después: si Jon Favreau puede encarnar a Foggy Nelson en Daredevil y al guardaespaldas de Tony Stark en Iron Man, a la vez que Chris Evans puede ser el Capitán América y miembro de Los Cuatro Fantásticos, ¿por qué razón el amigo del hermano yonki de Quimi o uno de los colegas del padre de Valle llamado el Percha (no confundir con el Trampas) no pueden salir también a patrullar por aquí y por allá? Insuperable.
La hostia padre
Tras siete temporadas, los adolescentes protagonistas de la serie habían pegado tal estirón que, o implantaban módulos de chapa y pintura en el Colegio Azcona para ellos, o los sustituían por sangre nueva. Optaron por lo segundo y la broma sólo dio para dos temporadas que, aunque más que dignas, no lograron conectar de la misma forma con su público. Por el camino, estrenaron como epílogo a la primera hornada de estudiantes la película No te fallaré, que se abría con el accidente sufrido por César y que dio pie a hitos de YouTube (el demonio está en la descripción del vídeo). César, en fase de rehabilitación, aparecía de nuevo en la arriba citada Compañeros: The Next Generation y tuvo aquí (insisto en que leáis, de nuevo, la descripción del vídeo) su headlight.
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Perlas ensangrentadas: 
Aunque para el recuerdo siempre quedarán personajes y momentos de la serie, cada capítulo visto hoy está plagado de dardos venenosos que los demiurgos de detrás de las cámaras disparaban apuntando al futuro. No puedes dejar de pensar en cuántas veces repitieron esta escena para que el bebé se asfixiara de esa manera cuando le intentaban dar el biberón, la forma en la que este pobre diablo que pide un cigarro a Mercedes aquí pondrá en su videobook sus segundos de gloria, o qué clase de parafilia padecía el editor de la serie para esperar a que uno de los niños que corren por el pasillo se estampe contra un muro antes de bajar la persiana que daba pie a la entradilla del programa; la persiana en la que ponía lo que somos, fuimos y seremos: Compañeros. Arriba la antorcha.
***
Víctor Parkas (Barcelona, 1990) de pequeño quería ser ventrílocuo pero un episodio de Policías lo traumatizó. Ahora escribe en Barcelonés, es CM de Old Wave New Wave y coorganiza el festival de Cine Low Cost.
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efecto2000 · 23 years
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Mi computadora Alaska es un mastodonte
Por Ricardo Limassol
El día más importante en la vida de Matías fue cuando tuvo Internet en casa.
No pudo dormir esa noche, se dedicó a bajar canciones, usando el programa Kazza. 
Ponía Drops of Jupiter (Tell me) de la banda Train, una y otra vez.
Decidió crear un grupo de discusión para fanáticos en la página de MSN.
A las tres semanas, ya tenía 348 miembros.
Ninguno había visto la banda en vivo.
A Matías le gustaba jugar checkers en la página de MSN.
Una vez jugó contra un chico de Inglaterra. Perdió la partida. Luego le preguntó sobre la reina.
La verdad es que no era muy bueno, pero a él no le importaba, simplemente le parecía maravilloso poder conocer gente de todo el mundo.
Aprendió inglés viendo capítulos de South Park.
Se unió a foro dedicado a la serie. Tenía el nickname de “Butters_sucksballs”.
Cuando cometía un error gramatical, los demás usuarios se burlaban de él.
Por bajar pornografía, la computadora de Matías se infectó de un virus.
Cada vez que habría el navegador, la página principal mostraba chicas japonesas sin ropa.
Le costó trabajo arreglar el problema.
A Matías le gustaba grabar programas de televisión con su reproductor de VHS.
Tenía más de 20 casetes con capítulos de la serie “Friends”.
También había grabado la ceremonia de los premios MTV del año 2001.
Matías tuvo su primera novia.
Una chica fanática de los Backstreet Boys.
Con ella tuvo su primera relación sexual.
Duraron tres meses.
El rompimiento fue duro para ambos.
Estaba en la escuela cuando sucedió el atentado contra las Torres Gemelas.
Un amigo le dijo la noticia.
Corrió para ver el televisor de la biblioteca.
Pensó que el mundo llegaría a su fin.
El primer correo de Matías era: [email protected].
El segundo era: [email protected].
Y el tercero y último: [email protected]
La computadora Alaska duró tres años en funcionamiento.
Luego fue remplazada por una laptop.
Matías llevó la computadora Alaska a un terreno baldío.
La cubrió de fuegos artificiales.
Fue una hermosa ceremonia.
***
Ricardo Limassol (México, 1987) es autor del libro Jóvenes sin futuro, les habla su capitán (Juan Malasuerte Editores, 2012) y Todo menos trabajar, que se publicará próximamente.
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efecto2000 · 23 years
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Tu primera cuenta de correo electrónico
Por Camino Román
 “¿Y a ti a qué te recuerdan los años dos mil?”
Es gracioso decir los años dos mil, como si hablásemos de los años ochenta, pero es que es una década cerrada, no muy lejana, pero cerrada al fin y al cabo. El triunfo del queso de cabra, tu primera cuenta de correo electrónico, dos aviones que se estrellan con dos torres de oficinas en directo por la tele. Oye, “tu primera cuenta de correo electrónico” suena bastante bien como título de cualquier cosa, me lo quedo.
Hola, ¿qué tal? Me llamo Camino tengo veinte años, es septiembre de 2001. Me he hecho una cuenta en Yahoo porque el coordinador de las becas Erasmus me lo ha pedido, no me ha pedido que hable alemán pero me ha pedido con mucho empeño que me haga una cuenta en Yahoo o Hotmail. “Es la manera más fácil para tenerte localizada, Camino”. Y me he ido con una amiga a un ciber, uno de esos locales de moda donde te venden acceso a Internet por minutos. Es un local muy grande con un montón de ordenadores grises y colocados en filas como si se tratase de una oficina. Como esa que sale en la película El Apartamento de Billy Wilder. “Oye Carla, ¿Tú vas a poner tu nombre real? Yo creo que no, me parece un poco arriesgado, mejor poner algo que nos guste, algo bonito.”
La comparación de éste ciber con la oficina de esa película es un poco exagerada pero me gustaría que se pareciese. Al fin y al cabo, intentar recrear esa escena que tiene casi catorce años es como inventársela. Intentar describir con precisión todas las imágenes que salen de mi mente al pensar en ese momento tan absurdo y tan importante de mi vida es tan imposible como coger un coche y viajar al pasado y ligarte al joven Michael J. Fox.
Tu primer correo electrónico, tu primer Kebab, tu primer novio, tu cuarto amor platónico. Momentos tontos, anécdotas superimportantes. Tu primera ensalada con queso de cabra. Y no, ese ciber no parecía diseñado por Filippo Brunelleschi como la oficina donde trabajaba Jack Lemmon, pero nosotras si que cenamos esa noche espagueti, creo, como intentan hacer Jack Lemmon y Shirley MacLaine en El apartamento, aunque nadie lo grabase en video, ni pudiéramos publicarlo en Instagram.
“Voy a meter más dinero porque se nos acaba el tiempo.” Pues eso, estamos Carla y yo en esa sala llena de ordenadores ya muy usados y estamos escogiendo nuestra dirección. Ella decide usar su nombre sabiamente y yo decido usar un verso de un poeta, sin imaginar todos los problemas que me traerá en un futuro. Por ejemplo, tener que explicar la razón de esa elección a gente que te mira con las cejas levantadas o tener que deletrear por teléfono esa mezcla absurda de palabras. Una consecuencia más de mi adolescencia tardía, claro.
No te das cuenta pero en ese momento escoges tu identidad, escoges algo que te identifica, como si fuese un DNI, algo que será como la calle donde vives o tu casa y que, con el paso de los años, se convertirá en un archivo gigante de mensajes inútiles y algunos útiles como el que recibes contándote si vas a trabajar en el 2015 o no.
De alguna manera, vivo en ese correo electrónico todavía y también sigo comiendo espaguetis si me toca cocinar. Pero ahora odio el queso de cabra, así que un poquito si que he cambiado. A lo mejor las décadas si que funcionan y hacen de tu vida una cajonera. No mezcles calcetines con camisetas si pretendes vestirte rápido por la mañana. No mezcles queso de cabra con lechuga si quieres ser moderno de verdad. No uses tu correo de Yahoo porque es como cortarse el pelo a bacinilla. Pero puedes leer a José Hierro, si quieres, aunque yo ya no lo haga y puedes escribirme todavía a [email protected] aunque yo ya no escriba a nadie desde allí.  
***
Camino Román (Veguellina de Órbigo, León, 1981) es pintora y autora de los poemarios <3<3 y Una foto de un lugar que visitaste, que se publicará próximamente.
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Héroes
Por Fani Alcudia
No recuerdo en qué época del año nos encontrábamos exactamente pero recuerdo que ocurrió en quinto de primaria. Era 2006 y yo tenía doce años. Era la España de ETA a la que todos los adultos permanecían impasibles con casi tanta credulidad como lo hacíamos nosotros, los niños de la clase de quinto de primaria del único colegio de curas que había en la ciudad (y que he conocido jamás, ya que todo el mundo ha ido a un colegio de monjas y nadie ha ido a un colegio de curas).
El patio era nuestra red social, una comunidad tranquila solo alterada en las ocasiones en las que algún miembro de la familia de gitanos que venía al colegio llegaba muy enfadado de casa. Allí se establecía una simple y estricta jerarquía: los que no habíamos dejado de ser niños, y los que no ansiaban otra cosa. A mis ojos, quinto de primaria fue una especie de limbo, una transición española, una adolescencia. Nadie conocía su lugar, nadie sabía dónde tenía que estar ni dónde se suponía que tenía que estar y, por eso, todos nos sentíamos tan perdidos.
No sé si esto ha pasado únicamente en mi generación, o incluso a partir de mi generación, pero me llama mucho la atención cuando la gente recuerda esta época como parte de su infancia. A mis doce años, la inocencia quedaba muy lejana para mí.
Los que no habíamos dejado de ser niños seguíamos diviéndonos por sexos a la hora de jugar: los chicos a fútbol y las chicas nos quedábamos recogiendo mariquitas en los recipientes de plástico naranja de los Huevos Kinder. Estaba Ramón, el niño que siempre tenía la cara llena de mocos —la cara, no la nariz—, al que siempre recordaré con ternura por haberme entregado una servilleta donde había escrito con lápiz “te hemos echado de menos” cuando regresé a clase después de una —horrible— varicela. También recuerdo a Clara y a Marta, que no sabían hablar de otra cosa que no fuese su falla y pasaban el año entero esperando el mes de marzo. A Sofía y Marcos que estaban enamorados desde siempre, pero solo en nuestra imaginación. Jordi, que aspiraba a pasarse de bando pero nos tenía demasiado cariño. Venía de otro colegio y siempre estaba haciendo comparaciones con el colegio de curas. También estaba yo, que siempre me las apañaba para sentarme de manera que se me viesen las bragas hasta que algún profesor me llamaba la atención.
En el otro grupo estaba Alicia, que siempre se reía de mí porque nunca había besado a un chico, y que pasaba los recreos intercambiando saliva con Adrián, el macho alfa, que siempre alegaba lo grande que tenía la polla. Pero Claudia era la dueña del clan, había repetido curso y se decía que su madre era puta. Tenía muchas peleas a sus espaldas y todos la respetaban, hasta los chicos, que apaciguaban sus ansias de bronca repitiendo constantemente lo perfecto que era su culo. Las chicas que se creían mayores ya habían empezado a acudir cada tarde al campo de fútbol del equipo local para ver a sus machos alfa particulares jugar. Algunos incluso tenían teléfono móvil.
Un día vimos cómo los niños que querían crecer se las apañaron para sacar la cuchilla a un sacapuntas. Durante el recreo estuvieron haciéndose cortes en la yema de sus dedos índice para luego unirlas en comunidad y mezclar su sangre. Lo habían visto en el capítulo de Los Serrano de la noche anterior.
Nosotros no quisimos ser menos, pero no fuimos tan discretos. Aquel corte fue demasiado para el niño con la cara llena de mocos, que perdió el conocimiento y tuvieron que llamar a sus padres para que vinieran a por él. Volvió sano y salvo para las clases de la tarde, pero hasta ese momento fue nuestro héroe.
Ahora ya nadie quiere ser más mayor de lo que es, tenemos veinte años y estoy segura de que a todos nos gustaría volver a tener diecisiete, quince o incluso doce. Estoy segura de que cualquiera que pudiera volver en el tiempo elegiría ser un niño que no ha dejado de ser niño. Un marginado con la cara llena de mocos. Un héroe.
***
Fani Alcudia (Gandía, 1994) estudia Traducción y Mediación interlingüística en la Universidad de Valencia.
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efecto2000 · 23 years
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Suma y sigue sube sale la pasta, ¡cogela!
Por Bruno Díaz
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Airtel.
Mi medula oblonga ya está en los 2000. Bien.
Jorge cantará a coro conmigo la canción Estopa de Estopa que sale en el disco Estopa lo más rápido posible en el patio. Le pondremos sonido con la boca a los chutes que le demos al balón con la pierna. Son partes de nuestro organismo inconexas que se unen por medio de la acción de fliparse muchísimo. Organicismo. Todo en nuestra sociedad es un órgano con una función. ¿Estopa tiene una función en el reino de España? Work in progress. Trabajo en progreso: Que tu tío sea “un juergas”, que saques suficientes en lengua y literatura, que tu padre te lleve de la mano de bar en bar los sábados antes de comer. ¿Pistas como estas nos pueden llevar a una conclusión acerca de la materia a tratar? No. La vida de barrio no produce flores entre la basura, ni artistas atrapados entre bloques de pisos grises. Estopa ya no vive en Cornellá desde hace muchos años. Nosotros veremos las películas de 8 millas, de 50 cent, querremos ser ricos o morir en el intento, la conciencia de clase y todo lo que huele a clase nos atufará la cabeza de letras y números, de una política que no descubriremos hasta que sea el tema principal de los botellones en 2011. De ahí saldrán las asambleas de juventudes sin futuro, de eternas promesas, de jóvenes que vamos al extranjero a buscar trabajo, “podemos hacerlo muchacho”, etc. Aparcamos la política, la desempolvamos para follar en su momento y descubrimos que no hablaban de nosotros, que hablaban de “casi un 70% de los jóvenes”. Las estadísticas son fiabilidad y archivaré el registro por la norma ISO 9000 en potestad de las competencias autonómicas y el poder del Excelentisimo Ayuntamiento de Guadalix de la Sierra. No quedan humanos.
A lo que vamos: El verano del 97. Que sepan las nuevas generaciones que miran a tres metros sobre el cielo cómo nos movemos los mayores (con ese bamboleo ortopédico), que la raja de la falda de una adolescente que come un Chupa-chups® en la parada del autobús es algo abyecto a lo que mirar sin que se note. Como levantarte para mirar un accidente desde dentro de un autobús y darte cuenta de que todos los que se levantaron son viejos como tú. Me gusta imaginar que esa chica de la que habla la canción odiaba Estopa y que se dirigía al Pont Aeri a hacer lo que hay que hacer.
A mí, con el tiempo, se me irá hundiendo la rumba entre mares de grupos indies de chicos blancos y delgados que visten mejor que yo. Da igual donde me metiera, no podía para de encontrarme la sombra informe de maldad que me perseguía, quería ser todas las tribus urbanas y, a la vez, no quería pertenecer a ninguna. Estopa se me ha ido transformando en un concepto que, por su condición de fenómeno de masas, abarca un espectro infinito y heterogéneo de la civilización ibérica. Eso hizo que las descripciones se tambalearan, pero no me di cuenta de que no era una puerta entreabierta sino la misma sombra informe de siempre.
El primer disco de Estopa se publicará en 1999, en el 2000 entraré en el colegio de Alcorcón. Seré el nuevo. Habrá que ganarse el respeto a base de fútbol. El disco saldrá en formato CD pero yo tendré mi cassette grabada TDK D® en la que se leerá con boli Bic®: "Estopa- Estopa". Esas repeticiones eran como estar en casa. “Compra pan. ¿Qué pan? Pan-pan”. “Yo nací en Madrid-Madrid”. Memorizaré las canciones. Pasearé mi walkman Phillips® con mazo de pegatinitas de logos de marcas y una del escudo del Madrid de las que venían en las bolsas de las pipas Tijuana®. Iré gritando por la calle ¡Espacio disponible 622368195! David Meca, el hombre anuncio español con mejor sonrisa, cruzará el Estrecho de Gibraltar a nado en Diciembre de 1999. Solo son datos.
Otro David, el de David y Jóse, el de “¡Vamos Jóse!” cerraba los ojos al cantar en un escenario de la gira Ducados 2000®. Mis dos amigos de Fuenlabrada y yo iremos al concierto que darán en Arenas de San Pedro. Desde muy lejos, con nuestros padres, nos llegará el olor a porro y nos hará gracia porque ya sabremos lo que era, eso sirve para no estar allí. Desde entonces, mi amigo Aitor no ha parado de decir “huele a concierto” y soltar una sonrisilla cada vez que me fumo un metalgarúrumon cerca de él. No dice nada más pero sabe que no estoy ahí que estoy en el mundo digital.
Recuerdo que David empezará bien, gritará: “¡Buenas noches, Arenas de San Juan!”. Eso no le gustará a la población del Tirol español, de las Cumbres de Gredos®. Pueblos con carácter que se sienten heridos. También será testigo José Antonio, “Cheito”, el único con el que podré hablar de los Chichos como se habla en una casa de mierda, en un barrio de mierda del cinturón Sur de Madrid, pensando que somos los últimos mesías de los parias de la tierra. Mirando la cárcel con los ojos entornados, soltando un suspiro agarrando nuestra carpeta con recortes de El Vaquilla con dos manos y dejando explotar la pompa de un Bubbaloo®. Nosotros no somos de Arenas así que nos reiremos a nuestras anchas con la pureza de un niño pero contaminados también. Los pobres y lo niños no se han librado de nada. No seremos diamantes en bruto que sobrevivamos a la catástrofe por no habernos ido de vacaciones a Londres o a Berlín. Los enemigos nuevos también bajan a Alcorcón, y no son caros. Todos somos la misma capa de moho que se forma alrededor de la corteza terrestre.
Estopa cerrará los ojos cuando canten para no ver la cantidad de mierda que se te viene encima cuando sales del barrio. Como le pasó al cine quinqui. Como nos pasó a todos los que nos fuimos a estudiar a Madrid-Madrid. Las pruebas están ahí, hay quien se masturba discutiendo de política, celebrities wannabe, perfiles, peña supermaja. Hay quien sigue trabajando en la fábrica de Fini® después de dejar el instituto a los dieciséis y hay quien aprovecha las listas de perfiles de personas analizados por la big data y hace spots publicitarios para que compres su disco.
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Bruno Díaz (Madrid, 1990) es el seudónimo de alguien que prefiere jugar a ocultar su identidad. Posible dueño de una funeraria, amante del squash y ciudadano regular.
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efecto2000 · 23 years
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NO HAY NINGUNA MALDITA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL: 2. Mama rata
Por Kevin Castro
Lavo mi cuerpo con abundante jabón y agua, de manera ágil y presta. Me alegra no tener que observar mi cuerpo. Cuando termino de asearme y me visto, aún con los cobertores puestos sobre los ojos, cojo la ropa que ya he seleccionado previamente y me la coloco de memoria. Lo malo siempre son los pies. Tengo hongos o algo que me hace picar demasiado las patas. En los momentos de más intenso escozor, debo quitarme los zapatos en privado y rascarme para aliviar la molesta sensación. Yo me aseo bien y me baño todos los días. Me detengo quince de los veinticinco minutos que me toma asearme en la ducha para limpiar cuidadosamente mis pies. Luego del baño, me preocupo de dejarlos secos y con abundante talco antimicótico.
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2.1. Ronald McDonald entra a su discoteca favorita
Pero Ronald McDonald no pretende entrar ni a las dos mejores discotecas de Lima ni a las otras cinco que están más o menos. Ronald McDonald conoce de un sitio dentro de otro sitio en uno de los jirones, el Sabrina & Yo1, una especie de discoteca open mind en la que los espacios son utilizados para bailar pero también para ponerse en cuatro patas y coger toda la noche a vista y paciencia de los y las voyeurs o simplemente desafortunados que no tuvieron suerte a la hora de ligar. Sabrina & Yo está en el sótano de una de las dos discotecas que siempre están cerradas en el Boulevard. La otra discoteca que siempre está cerrada se llama Azúcar! y parece ser que sus dueños huyeron del país por un tema de lavado de dinero y drogas. Al Sab (como se le dice en el medio) se ingresa por la puerta falsa del local anteriormente mencionado y se desciende por unas escaleras ubicadas detrás de la puerta verde que parece de emergencia en la pared, ubicada exactamente enfrente de una barra destartalada. El parroquiano más antiguo del lugar, El Barquero, dice que se trata de una discoteca administrada por Satán2. Lo primero es atravesar el pequeñísimo vestíbulo para llegar a la esquina donde está la parte lateral derecha del bar, que expende únicamente cerveza en chops gigantes que parecen traídos de Alemania. Adentro, la pista central es cuadrada y bastante espaciosa, con una especie de columna de tubo como de pole dance en cada una de sus cuatro esquinas3. Más allá, el espacio del perímetro de la pista es enorme: Hacia el lado derecho mirando desde el pequeño vestíbulo se encuentra la barra donde se expenden cócteles y tragos varios, así como un buen grupo de mesas con sus respectivas sillas; hacia el lado izquierdo, por su parte, están los sofás y sus mesitas pequeñas para apoyar las botellas de whisky, los vasos y las cubetas con hielo. Infraestructuralmente hablando, lo más saltante del Sabrina & Yo es su segundo piso, que no es el primer piso del local en general, sino una especie de terraza aérea en el mismo sótano, propia de pubs y discotecas en los que la terraza en cuestión (box) es aprovechada por aquellos que desean una plática un poco más apacible y privada con vista hacia el primer piso, mientras que los que están abajo pueden observar, desde los bordes de la pista de baile, las cabezas de los conversadores adinerados (y tímidos) de arriba. En el Sabrina & Yo este segundo piso se encuentra en el sótano, por lo que el techo de este sótano es alto como el de una iglesia y las escaleras para descender desde el local de arriba parecen infinitamente largas4. A este segundo piso, como al box de las discotecas tradicionales, se accede por un costo mucho mayor. Ronald McDonald está abajo porque no es tímido.
2.2. Justo Rojas también fuma de la rica
Estoy aquí, en esta azotea, sentado al borde de todas las cosas, y una señal divina baja del cielo como un haz de luz que se abre paso entre nubes grises e ilumina mi frente. Y canto: hay que destruir / para volver a construir / des-tru-ir. Luego de ducharme, me visto con mis mejores ropas, me calzo con mi mejor calzado y sujeto mi H&M con una correa más o menos gruesa y de color marrón. Fumo un poco de marihuana antes para relajarme, lo suficiente para dejar la mente en blanco por apenas unos minutos, en todo caso menos de una hora, y prestarle atención al vuelo de las moscas, si las hay, o al movimiento de rotación del planeta que se manifiesta en el movimiento de rotación de la sombra de los postes hasta que la luz se oculta en una bola roja debajo de algo que seguramente es el océano porque tiembla.
2.3. Testimonio de El Barquero acerca de Ronald McDonald (II)
Hace un par de años lo hizo cuando estábamos en mi casa. Me dijo: "mira". Y chasqueó los dedos, y se desvaneció. Yo quedé atónito. Estuve un rato en el sofá esperando a que aparezca; no apareció. Luego subí a mi habitación y lo encontré tirándose a mi ahora ex mujer, lo que por supuesto me molestó, así que los eché a ambos de mi casa.
3ª parte
1No hay muchas precisiones acerca del nombre: no se sabe si el “Yo” de Sabrina & Yo se refiere al pronombre en primera persona o a un nombre (o a un apócope de nombre), por estar en mayúsculas.
2No hay información clara acerca de los verdaderos administradores del Sabrina & Yo. Los dos barmans y las dos meseras parecen ser simplemente empleados, al igual que los que hacen la función de agentes de seguridad en la puerta del local. De hecho, es El Barquero quien, en algunos momentos, parece dar órdenes a los empleados del local, lo que sugiere la posibilidad de que sea él el verdadero dueño, a pesar de su aspecto demasiado descuidado para un gerente o administrador.
3Nadie sabe la finalidad primaria de los cuatro tubos, pero a la hora de la hora sirven para que las eventuales mujeres excitadísimas se agarren, levantando una pierna para ser penetradas por sus amantes de turno.
4Se podría decir, incluso, que el segundo piso del Sabrina & Yo es en realidad el sótano S1 y la pista de baile de la parte inferior el sótano S2. De cualquier modo, este detalle y la —en consecuencia— larguísima escalera que hay que descender para llegar al Sabrina & Yo generan el efecto de estar, efectivamente, como dice El Barquero, descendiendo a los infiernos.
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Kevin Castro (Lima, 1993) es editor de C.A.C.A Editores y autor del poemario Los tiempos jurásicos (Fundación Luma, 2014).
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efecto2000 · 23 years
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A nuestra edad
Por Helena Exquis
En las navidades del año‭ ‬2000,‭ ‬entré por la puerta grande a la etapa de la preadolescencia con los mejores regalos de navidad del mundo.‭ ‬A parte de la consabida ropa de PHO de la que ya he hablado por aquí,‭ ‬dos iconos de la época aparecieron en mis manos bajo el papel de regalo de El Corte Inglés: ‬el primer disco homónimo de‭ El canto del loco‭ ‬y, lo que me ha vuelto a traer hasta aquí; A nuestra edad‭ ‬de Tess.‭
‬Tess,‭ ‬a pesar de su cinematográfico nombre,‭ ‬era una de esas bandas de música extraídas de series de televisión de Telecinco.‭ ‬En este caso,‭ ‬de‭ Al salir de clase‭,‭ ‬nuestra querida teleserie patria de adolescentes que,‭ ‬frente a Compañeros,‭ ‬ha envejecido tan mal‭ (‬hace un año o dos di con una reposición en algún lugar lejano de la TDT y aquello era MÁGICO‭)‬.‭ ‬Las chicas de Tess actuaban en el mítico bar de la serie,‭ ‬el CBC‭ (‬que,‭ ‬adelantándose a los tiempos,‭ ‬tenía en su interior una librería,‭ ‬una tienda de videojuegos y nosecuantas tonterías más‭).
‬Tess estaba compuesto por tres pizpiretas muchachas:‭ ‬Úrsula,‭ ‬con una importante melena leonina y buena voz.‭ ‬Laura,‭ ‬una tipa bastante sosa pero que en la serie se revelaría como la mejor actriz ‬y,‭ ‬por ultimo,‭ ‬mi sueño dorado de lo que una quería ser a los‭ ‬trece ‬años,‭ ‬Elsa.‭
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Foto:‭ ‬No vestía de PHO,‭ ‬pero no se puede tener todo en esta vida‭.
‬Mi primer nick fue‭ “‬Elsa13‭”‬ ‬y mi primer chat (un precioso chat color malva,‭ ‬por cierto) fue el de ASDC,‭ ‬que es como le gustaba acortar el nombre de la serie a los medios serios como Bravo o Súper Pop‬.‭ Por supuesto,‭ ‬la inocencia de esos días hacía que mi ventana acabase llena de privados a los que yo solía responder‭: “‬no,‭ ‬no soy ella,‭ ‬aunque dicen que me parezco bastante‭” (‬nada más lejos de la realidad‭) ‬o en los que empezaba un catfish del que acababa aburrida a los tres minutos.‭
‬Pero volvamos al disco:‭ ‬A nuestra edad‭ ‬estaba producido por Pablo Pinilla,‭ ‬que fue jurado en la primera edición de Operación triunfo por ser el mayor productor de MIERDA nacional (llevo pensando un buen rato cómo describirlo y no he encontrado mejores palabras‭)‬.‭ ‬Véase:‭ ‬David de María,‭ ‬Pastora Soler y,‭ ‬posteriormente,‭ ‬todos los triunfitos‭ (‬este hombre se ha debido de hacer de oro‭)‬.‭ Y,‭ ‬BINGO,‭ ‬el señor Pinilla era el papá de mi queridísima Elsa. ‎ ‏Contenía‭ ‬trece ‬maravillosos cortes de lo que nos prometía su titulo:‭ ‬adolescencia facilona,‭ ‬R&B super azucarado y letras totalmente absurdas.‭ ‬Maravilloso.‭ ‬Aunque, como siempre,‭ ‬parecía que las chicas preadolescentes no tuvieran nada más a lo que aspirar en la vida que a enamorarse.‭ ‬La vieja historia de siempre. ‎
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Lo primero que oías al meter el cedé en el radiocasete era una voz robótica que nos anunciaba los nombres de las componentes,‭ ‬supongo que para meternos en el rollito de‭ “‬videoclip grabado en un microondas‭”‬.‭ ‬Bailando a las puertas del paraíso empezaba a tope y su letra me hacía suponer que era demasiado pequeña para entender de lo que hablaban:
‬Imagina,‭ ‬que soy la niña que dibuja un cielo azul‭ ‬y me creo que la vida es como un cuento‭ (‬como un cuento...‭)‬
Es mentira ‬que el gato siempre se come-come al ratón y‭ ‬el que no-se no-se mueva es hombre muermo.‭
‬Bailando a las puertas del paraíso,‭ ‬siguiendo los latidos del corazón‭,‭ ‬mi música molesta a los vecinos que duermen si saber que ahora existo yo,‭ ‬que estamos los dos,‭ ‬tú y yo.‭
‬No me dio la cabeza para pensar que simplemente eran MALAS.‭ ‬Realmente,‭ ‬pensé que en algún sitio alguien utilizaba la expresión‭ “‬hombre muermo‭”‬.‭ ‬Pero bueno,‭ ‬luego venía‭ ‬De carne y hueso: ‎ ‏Abre bien los ojos y veras, ‭ ‬llevas un cuerno, ella te hace igual... ‭ Soy un pez que empieza a colear ‭ ‬tú el caracol que no ve le sol brillar...‭ ‬A pesar de todo,‭ ‬es un temazo como una catedral con su base techno,‭ ‬su rapeadilla,‭ ‬su pseudocoreografía y su todo y nos daba buenos consejos‭ (‬castidad,‭ ‬decir no a las drogas,‭ ‬y estudiar mucho.‭ ‬Gracias,‭ ‬Telecinco.
Más te vale que me digas si eres virgen todavía ‭ ‬cuidado con las drogas que son olas que te ahogan.‭
‬De‭ ‬Cuando te enamoras‭ ‬no puedo decir nada malo:‭ ‬“un sol a flor de piel,‭ ‬con leche y cereales‭”‬ me parece un verso estupendo y no negaré haberme cantado a mi misma esta canción por algún chico que realmente ni me gustaba ni nada,‭ ‬pero yo quería ser mayor y enamorarme como en las películas.‭
‬La verdad es que todos los temas de Tess iban un poco de esto,‭ ‬y el grueso del álbum son varias canciones que podrían ser una sola.‭ ‬Caramelos picantes‭ ‬no era una excepción.‭ ‬Fans del Friday I'm in love de The Cure,‭ ‬esta va por vosotros:‭ ‬ El lunes cruz,‭ ‬el martes sol,‭ ‬miércoles tú, ‭ ‬jueves los dos,‭ ‬viernes tabú,‭ ‬sábado pasión, ‭ ‬domingo adiós y vuelve el sabor, ‭ ‬de tus besos en mis labios, ‭ ‬del primer trago de amor... ‭ ‬
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Foto:‭ ‬el turbante que lleva Úrsula yo aún lo uso cuando tengo que ducharme)
Ser niña o mujer era un coñazo total.‭ ‬Aquello a mi me sonaba a tener la regla y habla de cosas que el siglo XXI pensaba arrastrar como una ola:  ‬ Ni su foto desgastada,‭ ‬ni más locos telegramas,‭ ‬ni apretar contra ti la almohada ni más suplicas calladas si le ves (si le ves‭)‬. 23‭ ‬lecciones de amor ya tenía de por si‭ un título misterioso que sonaba a manga shoujo.‭ ‬O a peli porno.‭ ‬Empezaba con una introducción de la mano de Elsa:‭
‬Ella tenía una foto suya con forma de corazón pegada a su libro de inglés,‭ ‬y a cada rato la miraba.‭ ‬Él le hacía mil bromas para esconder que se le erizaba la piel cuando ella se acercaba.‭ ‬Después,‭ ‬en clase,‭ ‬se cruzaban notitas,‭ ‬miradas y gestos.‭ ‬Y el miedo venía luego,‭ ‬cuando se encontraban a oscuras y a la vez.‭ ‬Pablo y Ana aún no sabían que los besos nunca mienten.‭
Recuerdo calcular cuantas asignaturas diferentes teníamos a la semana sin salirme para nada la cuenta de las dichosas‭ ‬23‭ ‬lecciones...‭ ‬Además, mi libro de inglés tenía bastantes menos.‭ ‬A día de hoy sigue sin quedarme clara la historia:‭ ¿‬los protas se lo montan en una clase de instituto‭?¿‬No habíamos quedado en que el sexo era una flor prohibida para los dos‭?
‬En fin,‭ ‬el grueso del disco sigue siendo un coñazo por el que podríamos pasar de puntillas pero en Efecto 2000‭ ‬tenemos debilidad por‭ ‬Promesa de amor‭‬,‭ ‬una canción que nos gustaría vender en un disquete junto con‭ Perdidos en la red‭ ‬de Tam Tam go:
‎Son tres noches las que llevo‭ ‬ya ‬visitando la web de la soledad ‭ (‬...‭) ‬promesa de amor ‭ ‬y una traición ‭ ‬un pacto roto en mil pedazos ‭ ‬todo se acabo‭.com... ‭ (…) ‬porque sin ti ‭ ‬nada queda solo hay silencio ‭ ‬un‭ chat‭ ‬sin nadie con quien hablar...‭
Intentando cerrar con mucha marcha este aborto musical-televisivo,‭ ‬tenemos‭ ‬Ya no eres el Rey‭‬ donde las Tess le dicen‭ ‬muy enfadas a un tío que‭ ‬“el sexo débil ‬mueve ahora un nuevo sistema solar‭” ‬porque‭ ‬“ la fuerza de tus brazos ya no es suficiente‭ ‬para romperme el corazón...‭”‬.‭ ‬Aplaudo el verso del sistema solar‭ ‬pero...‭ ‬a ver:‭ ‬si antes te morreabas con el pavo‭ ‬que tanto te gustaba...‭ ¿‬por qué ya no le sigues el juego‭?¿‬Esperabas que el pobre cachotas de gimnasio se convirtiera en Einstein‭?
‬El caso es que por fin llegamos a‭ ‬NIÑA PIJA, la joya escondida de este disco.‭ ‬Deberíais OIRLA ENTERA aunque solo sea por el sample de alguien diciendo‭ “‬niññaaaa pijaaaa‭” ‬a cámara super lenta.‭ ‬Creo que en algún enfervorecido momento de esquizofrenia prepeleíta de preadolescente me arranqué a cantarla‭ ‬creyendo aún en mi medio infantil cabeza que lo de los musicales pasaba en la vida real y eso me serviría para librarme de la pesada de turno.‭
‬NO QUIERO hablar de los posteriores discos de Tess ni de cómo Elsa ha acabado siendo la sonriente esposa de David de María.‭ ‬NO QUIERO.‭ ‬Dejadme guardar el disco con su pegatina de Al salir de clase entre todos mis diarios y seguir recordando cómo bailaba en‭ ‬mi habitación la música que salía desde la minicadena portátil que me regalaron por mi comunión.
*** Helena Exquis (Oviedo, 1988) es fotógrafa residente en Barcelona y co-creadora del fanzine Orfidal.
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efecto2000 · 23 years
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Trash Century, una defensa de la prensa rosa y la telerrealidad
Por Alberto Acerete
Permitidme empezar con una oración estilo dance sueco:
Oh tú Warhol que dijiste: el arte comercial es mucho mejor que el arte por el arte.
Oh tú Warhol, qué bien nos sabías. Oh tú voz contra la que nadie pudo; o tú que asegurabas: la inspiración es la televisión. Oh tú
y tu fervor, que tantas tardes me habéis alimentado.
Oh el futuro y la inteligencia. O tú el esfuerzo por la frivolidad: nos has hecho tan célebres.
Quién te hizo hombre, Andy. Quién te llevó
a ti que tanto disfrutarías nuestro ahora. Oh,
seamos un canal pirata en internet. Oh, vendámoslo para generar un imperio.
Cómo me gusta oírte repetir: en el futuro
todo el mundo será famoso durante quince minutos.
Vuelve, Andy. Oh tu sabiduría. Ella y tú, volved.
Hacedlo ya, venga. Y oh
grabémoslo:
vayamos a comprarnos algo.
INTRODUCCIÓN. NO HACE FALTA CREER
Quiero que miréis dos fotos. Concretamente estas. Identificad a cinco personas. Puede que ahora no me creáis, pero ellas representan cómo el entretenimiento informativo se modificó durante la última década del siglo pasado. Quiero que las examinéis con detenimiento quirúrgico. Analizad estas portadas con precisión social. Hacedlo así, sean cuales sean los significados de ambas expresiones. Mirad. Abrid los ojos.
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Pues bien. Bajo el mismo titular, la revista Time cierra dos de los mayores fenómenos económicos, sentimentales, políticos (de poder, en definitiva) de los años noventa. La degradación y el divorcio de Diana y Charles en la primera; en la segunda, un punto y final al caso Monica Lewinski.
Diana, Charles, Hilary, Bill y Monica. Cinco iconos que aletean todavía.
Dejémoslos por un momento.
Para llegar a los noventa (y tras ellos al inicio de los años dos mil), debemos recordar que, unos veinte o casi treinta años antes, diversos movimientos contraculturales habían dinamitado la paz conservadora (aburridísima, seguramente) de las décadas de posguerra.
Asimilados por la cultura imperante en los últimos quince años de siglo, dichos movimientos se vieron reducidos a una parte más del funcionamiento capitalista. Esto es: las consignas que en un principio eran reivindicativas terminaron siendo eslóganes económicos a brocha gorda. Algo así como la Marilyn de Warhol pero de la revolución social. ¿Y cuál fue el elemento base de esas consignas? Pues bien, veamos.
El punto clave de varios de esos movimientos, como puede ser el caso de la cultura punk, fue el concepto de individualidad. ¿Recordáis los pseudónimos que usaban, por ejemplo, los Sex Pistols, renunciando a la identidad que les venía impuesta y generando una nueva en forma de declaración de intenciones?
Parecía ser que la diferencia era el elemento que les permitía desprenderse de los últimos coletazos del flower power, del make love not war excéntrico, de un new age que, por fracasado, olía a jóvenes de finales de los setenta, y después ochenta y noventa, con la misma intensidad de hedor que lo habría hecho un invernadero plagado de flores podridas.
En relación al concepto de individualidad, una de las tesis que Joseph Potter y Andrew Health sostienen al respecto en su libro Rebelarse vende: el negocio de la contracultura (Taurus, 2005) , y que no difiere mucho del que Thomas Frank ofrece en La conquista de lo cool (Alpha Decay, 2011), se centra en la asimilación que de ese concepto de individuo realizó la cultura imperante. Al abordarlo, observan cómo el entramado capitalista utiliza la potenciación de las diferencias como motor, a su vez, del propio sistema. Es decir, que la celebración de ser diferente es, ahora, sinónimo de beneficio económico. Rebelarse es una consecuencia de revelarse. Y la revelación no es otra cosa que enriquecimiento. Todo es tan sencillo como mostrarse y ser diferente. Por lo que se da el siguiente proceso:
1 tú eres diferente
2 ser diferente es especial
3 cómprame para ser más exclusivo, más tú
4 para ser más tú debes ser más diferente
Y así volvemos al primer paso, generando un proceso circular (el tipo de secuenciación capitalista de mayor éxito).
Con la comercialización de los movimientos culturales, que no dejan de ser meras caricaturas de lo que fueron, la diferencia y el yo pasan de ser elementos desde los que reivindicar a ser únicamente convenciones que construir (a los que la sociedad obliga). Si las familias o la iglesia dictaba conducta en los cincuenta y primero sesenta, aquí lo hace el mercado. La moral es ansiedad de posesión y capacidad económica.
DEFENSA CLARITA DE LA PRENSA ROSA
Si uno dejase a un lado sus fobias culturales, no debería costarle reconocer que la prensa sensacionalista es el representante absoluto de la información como realidad distorsionada, efectismo emocional y diversión disparatada. La elevación de lo banal a asunto de primer orden. Hiperbolizar es el tamiz. Pero ello, en este tipo de prensa podemos observar sin ninguna doblez qué patrones esperan el poder y la economía social de sus pueblos.
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Gif: Isabel Pantoja y Julián Muñoz en pleno culebrón.
Si he señalado a Lady Di y a Monica Lewinski como, si no agentes, sí representantes clave de la evolución de la individualidad en los noventa no ha sido una cuestión arbitraria. Ambas produjeron una explosión de los dos estamentos principales de poder: las avejentadas monarquías europeas y la política mundial. Y en ambos casos, los escándalos tuvieron origen en temas propios del melodrama: sexo, infidelidad, traiciones y poder. La prensa seria y la de entretenimiento se daban la mano.
Diana y Monica representan procesos opuestos que llegan a un mismo punto. Mientras la princesa Diana desarrolla un camino que va desde la nobleza hasta la burguesía (algo parecido, aunque más destructivo se produce en la figura de Carolina de Mónaco), Mónica Lewinski representa el alzamiento de la clase media, la caída del poder establecido.
En ambos casos, la prensa del corazón y el auge de la prensa amarilla fueron puntos claves. Unos y otros reducían un paisaje a simples trazos, generando, igual que Warhol en su serie de retratos, una nueva interpretación de la persona. El individuo se convertía en una serie de rasgos arbitrarios a brocha gorda y estos, a su vez, generaban un nuevo personaje en la cultura (mundial y popular) que los recibía. Este será el proceso de conocimiento que seguirán los espectadores en los programas de telearrealidad.
ANTECEDENTES: EL TEMA, LA LUZ
Estos patrones de conocimiento y recreación, ampliamente exprimidos por la prensa durante los noventa, calan también en una nueva forma de hacer televisión hacia el final de la década. Programas de sucesos ficticios, como los talk shows de corte clásico o sus vertientes teatrales (al estilo de Veredicto en España o Lo que necesitas es amor), estandarizan aquello de “todo el mundo tendrá sus quince minutos de fama”.
Estéticamente, estos antecedentes televisivos también introducen cambios. ¿Qué habría pensado un espectador de los ochenta sobre la calidad low cost de programas como Vídeos de Primera o Impacto TV? Sin ellos, ¿cómo habría asumido el público el uso de la iluminación en determinados puntos de la casa de Gran Hermano?
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Foto: la casa "minimal" de las primeras ediciones de GH.
ALDEA GLOBAL: MODIFICACIÓN DE LOS RECURSOS NARRATIVOS
Cuando hablamos del concepto reality show, probablemente sea Gran Hermano la primera idea que sobrevuela la cabeza del oyente.
Fue en septiembre de 1999 cuando Holanda recibió en sus pantallas la primera edición mundial de Big Brother, que de forma muy evidente tomaba el concepto de la novela de George Orwell para reducir la crítica política al entretenimiento visual. No deja de ser paradigmático que un ente como el Gran Hermano, arraigadamente negativo en el ideario popular, sea el que dé nombre al programa. El concepto parte, por tanto, de su propia crítica; crítica que, por otro lado, no se hizo esperar.
Del mismo modo en que lo haría después Survivor (Supervivientes), Gran Hermano se presentaba como una vuelta al funcionamiento básico de la vida. Más allá de aquella campaña que lo vendía como un experimento sociológico, el programa recogía algo que en la década de los noventa, época de iconos y estrellas artísticas, de distancia en decadencia, se había olvidado: la autenticidad. Así que el público deseaba ver en televisión, minuto a minuto, a personas que bien podrían haber sido ellos mismos.
Gran Hermano, al igual que los realities que mejor funcionaron a comienzos de los 2000, alentaba esa sensación de transparencia: el público formaba parte de la vida. El público podía ejercer una justicia inexistente en la realidad. ¿No era eso la democracia? ¿Acaso existe un formato de televisión por encima de este, uno que alienta la idea de un deus ex machina posible, de ser el ejecutor silencioso de la justicia poética?
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Foto: Mercedes Milá entrega el premio al primer ganador de GH, elegido por la audicencia.
Aunque no en nuestro país, a lo largo y ancho del planeta sí funcionaron, casi de forma paralela y desde un comienzo, los reality shows editados en los que la audiencia no tomaba partido. Survivor, que llegaba como un híbrido del internacional Fort Boyard, el mismo Gran Hermano o, qué se yo, el español La noche de los castillos. Aunque con buenas cifras en España, Supervivientes bate récords en el resto del mundo.
¿Podéis imaginar cómo habrían llegado a los espectadores, en unos primeros 2000, los reality shows editados al estilo ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o Un príncipe para Corina? Yo me atrevo a pronosticar un fracaso imaginario y en retrospectiva.
CELEBRIDAD
Con el avance de la década, comienzan a surgir también los docu-realities o personality shows. The Osbournes en 2002 o el hilarante The simple life de Paris Hilton, en 2003, generan un patrón que enseguida se estandariza en las televisiones por cable. En ellos, la persona es personaje y vende, como he dicho antes, trazos de sí para que el espectador conforme una imagen. En España, la producción sólida de estos llega tras la creación de la televisión digital y una vez asentada la televisión por cable. [No podemos olvidar que el boom de la televisión de pago vino prácticamente de la mano, en España, de la telerrealidad. ¿Habéis olvidado Quiero TV, con su brillante y simple logo y ese naranja de las promociones, idéntico al de la pared del jardín de la primera edición de Gran Hermano? ¿Y Vía Digital o el más tardía Imagenio?].
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Foto: documento arqueológico de la desaparecida Quiero TV.
Es con la llegada de Alaska y Mario, por tanto, cuando España acepta la producción de este tipo de programas, precedida a su vez de emisiones de otros internacionales, como los citado en el párrafo anterior o los incombustibles Jersey y Gordie Shore.
Si un programa ha llevado al extremo el concepto personality en nuestro país, ese ha sido We love Tamara, en el que cada plano es una construcción estética y en el que el personaje hace uso de su figura mediática para componer el discurso.
A pesar de todo esto, en España siguen existiendo reticencias a los términos, de modo que este tipo de productos siguen entregándose al público con apariencia de documental.
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Foto: Paris Hilton y Nicole Richie en su puesto de trabajo en The Simple Life.
TELERREALIDAD Y FICCIÓN: la marca España
Como vemos, en España todo se desarrolló, como siempre, sujeto a peculiaridades. Aquí, para terminar, veré, sobre todo, las de Gran Hermano. No obstante, primero hagamos caso del entretenimiento per se.
THE FACTORY
Uno de los grandes despliegues que trajeron consigo los reality shows –como ya ocurría con las series o el fenómeno fan en la música pop para adolescentes– es la oferta interminable de merchandising.
Asentado durante décadas en la cultura popular, la creación y venta de todo tipo de productos se presenta como una extensión del programa y, de algún modo, con la forma capitalistamente democrática de ser parte de él.
Por poner un ejemplo, durante sus dos primeras temporadas de Gran Hermano –y batiendo récords de audiencias– el país se llenó de revistas oficiales, todo tipo de accesorios, el juego de mesa –y su versión para ordenador–, recopilatorios musicales, prendas de vestir similares a las de los concursantes. Todo lo imaginable formaba parte del show.
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Foto: el videojuego para PC de la primera edición de GH (año 2000) por fuera…
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… y por dentro.
LA VERDAD COMO AGENTE
Así como la evolución del género fue frenética fuera de nuestras fronteras, en España nos mantuvimos reticentes a la misma por una cuestión: la sensación de veracidad. Grande productos trash como Confianza Ciega (o incluso Popstars: todo por un sueño) no terminaron de funcionar mediáticamente. No solo fue cuestión de enfrentar a una España todavía mojigata. El país, quién sabe si por sus circunstancia históricas, exigía su intervención en el funcionamiento de los programas. Exigía, además, transparencia (o apariencia de la misma). Así, la primera edición de Supervivientes (que había sido grabada y de la cual los concursante decidían su desenlace) o el programa de Antena 3 tuvieron una audiencia discreta al lado del fenómeno Gran Hermano. Por no hablar de El bus.
Partiendo de ahí, y a consecuencia del terror español a reconocer la brillantez del mero entretenimiento, fue lógico que Operación Triunfo se convirtiese el mayor fenómeno televisivo desde la instauración de las cadenas comerciales en nuestro país. OT vendía lo que el pueblo que no apoyó la tercera edición de GH exigía: autenticidad y esfuerzo. La celebridad a la vieja usanza.
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Foto: logo de la primera edición de Operación Triunfo (año 2001)
EL ANÁLISIS
Por mucho que gran parte de la sociedad defina como una conducta freak la de los espectadores de este tipo de programas (por no hablar de sus concursantes), yo afirmo que España tiene una suerte inimaginable en otros países: el análisis que se hace del programa origen. [España también tiene, todavía, un problema terrible: los comentaristas de televisión, por mucho que esté cambiando esto, siguen siendo personas a las que no les gusta la televisión. Hombres, normalmente, que exigen ritmos cinematográficos, construcciones teóricas o discursos sólidos. Justo lo contrario a lo que la televisión, por naturaleza y como arte, debería de ser: prueba, movimiento, reflexión medida. Olvidémonos de aquella falacia por la cual la televisión ha de ser un instrumento aleccionador o didáctico. Existe Internet, así que no hace falta ahora.]
Por tanto, España dispone de un analista de Gran Hermano, escondido tras el nombre de “El Gato”, que deja la tertulia política a niveles subterráneos. Muchos asocian telerrealidad con una formación cultural excasa. Sin embargo, los análisis que se pueden leer en ese blog no solo están excelentemente escritos, sino que desgranan el concurso mejor de lo que muchos críticos literarios analizan las novelas más sencillas.
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Foto: captura de una entrada del maravilloso blog de El Gato Encerrado.
Otros reality shows quizá no, pero este puede ser visto de distintas formas: como puro entretenimiento, como una porquería o, si uno quiere analizarlo, con la magnitud creativa de una novela rusa.
LA NARRACIÓN
Por último, es curioso ver cómo en España la denominada telebasura (¿qué es la telebasura, señores?) ha ido modificando los procedimientos narrativos de toda la televisión. Por aportar un ejemplo, el sistema de ganchos explotado por Aquí hay tomate ha alcanzado incluso a los informativos. Incluso la acumulación de información que utiliza Gran Hermano, como hace el periodismo, se ha visto modificada. En el reality show observamos continuamente cómo la organización introduce pistas, informaciones inexactas o secretos revelados de forma parcial para alterar las tramas. Esto, que es brillante y divertido en la televisión que solo entretiene, no difiere en nada con lo hecho en los últimos años con los casos de corrupción por parte de la prensa.
Por último, la telerrealidad ha servido en nuestro país para introducir nuevas dimensiones de producción y consumo de la televisión. No fue el boom de las series lo que llevó la tele a Internet, sino las ofertas que se hicieron, hace ya quince años, para ver online la vida en directo.
La nueva edición de este concurso, por otra parte, vuelve a abrir las posibilidades del espectador dentro del programa. Apps, decisiones exprés, análisis individuales que compartir y generar teorías. Como una clase de literatura de las buenas, pero sin términos en latín. Pero esa es otra historia. Y, de momento, concluyendo que solo puedo sacar en claro (puesto que la telerrealidad es un sistema de producción que varía día a día) que esta forma de hacer televisión es la mayor expresión de arte pop que ha existido, superando incluso a la obra de sus creadores, yo aquí termino. Ya.
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Foto: Indhira (GH11) definiendo la telerrealidad.
***
Alberto Acerete (Zaragoza, 1987) es poeta, escritor y espectador de Mediaset. Su última obra es Cartas de la guerra, un poema en cinco parlamentos de acceso libre.
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efecto2000 · 23 years
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En el año 2000 yo ya jugaba a hacer follar a Barbie y Ken
Por Marta Peñalver
Nada más nacer me avisaron de que con el cambio de milenio iba a morir masacrada por un ordenador una cafetera o, quién sabe, mi reloj digital con calculadora. así que decidí ponerme las pilas en eso de vivir, por si la rebelión de las máquinas, la extinción de la raza humana, y esas cosas.
Cuando vi con decepción que nadie se moría entré en mi primera crisis existencial. esa nochevieja maldita me descubrió que las personas sólo sabemos emborracharnos y mentir.
Para el 2001 mientras los ladrillos de las gemelas se derrumbaban de bomba yo lo hacía de placer jugando a médicos con mi mejor amiga.
Para el 2002 cometí mi primer delito con premeditación, alevosía y el retrasado de mi mejor amigo. Ambos podríamos haber jugado con nuestras peonzas embarazadas de caramelos si él no hubiera decidido en el último momento que eso estaba mal. Como si llevar zapatillas Buffalo anchas fuera mucho mejor.
Para el 2003 yo pedí una hermana y el cosmos me hizo la putada de enseñarme que en la vida nada es gratis. Me trajo una niña pero se llevó mi Tazo preferido.
Para el 2005 tenía casi todos los emoticonos de Messenger y era capaz de contarte casi cualquier cosa sin escribir una sola palabra entera. Aquello sí que era arte.
Después del primer día de curso de 2007 mis pantalones campana y yo nos pasamos la tarde entera odiando el mundo desde la cama porque la chica a la que más odiaba de clase ya tenía tetas y el chico que más me gustaba de clase le firmaba con besitos en el Fotolog.
A día de hoy sigo odiando el mundo pero al menos puedo hacerlo mientras me sobo las tetas y miro con superioridad a la chica de clase porque una vez ese chico me regaló una pegatina grafiti de Grefusa en la que ponía T.Q.M y que yo pegué ebria de amor en mi Nokia después, claro está, de mandar mi historia a la Bravo y escribir un post tan apasionado en mi viejo blog que ya quisiera el joven Werther.
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Marta Peñalver (Córdoba, 1996) estudia Lengua y Literatura Hispánica en La Rioja y escribe un blog.
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efecto2000 · 24 years
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Efecto horrible
Por: Rubén Ajaú (Muerte Horrible)
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Rubén se despertó y corrió hacia los regalos que aguardaban cuidadosamente dispuestos bajo el árbol. Otros años había más, pero Rubén tenía claro que con el nuevo milenio la economía familiar estaba cambiando a peor. Desenvolvió un par de paquetes (los más grandes) con entusiasmo y descartó de un vistazo el muñeco de imitación y la consola del bazar que pretendía ser una Game Boy Color. Él quería la verdadera, y aunque no le sentó nada bien, continuó abriendo los regalos pensando para sí mismo que algún día la tendría. Fijó su vista sobre el paquete rectangular con su nombre y sin apenas esperanzas rasgó el papel dejando ver la portada de un libro. Pesadillas 2000 era el título de la colección. Zumo de cerebro el del libro.
Rubén ya conocía los libros de Pesadillas. De hecho, ¿qué niño sano y bien formado no se había estremecido con El reloj de cuco del terror, con la Sangre de monstruo o con La máscara maldita? También tenía varios libros de otra colección, Escalofríos. Betsy Haynes y R.L. Stine, dominando el género de terror para niños.
Comenzó a devorar el libro, releyendo los pasajes que más le gustaban una y otra vez hasta memorizarlos. Terminó la lectura en apenas una hora y concluyó con el mismo pensamiento de siempre “esto no da miedo”. Dejó el libro en la estantería junto con el resto de la colección y se dirigió a degustar la comida de reyes que su madre había preparado. Su abuela materna comentaba divertida la última jugada de "la liga de las señoras maleducadas en el autobús de camino a tu casa", ajena a que se convertiría en una de ellas una década después. Sus dos abuelos, todavía vivos, reían con disimulo al verle entrar en zapatillas de estar por casa y camiseta pero sin pantalones. "¡Este crío nos ha salido medio tonto!" Solía decir su padre. Rubén se sentó en la única silla libre en torno a la mesa y comenzó a comer gambas. Normalmente, en su casa la comida del día de reyes estaba dividida en dos partes: aperitivo y "comida fuerte". A Rubén no le gustaba la "comida fuerte" así que se dedicó a llenarse de montaditos de atún y gambas baratas.
En un momento dado, su padre sacó un tema que le atormentaba.—¿Bueno, las notas qué? —musitó entre mordisco y mordisco de pan tostado con caviar de imitación. Rubén le dirigió una mirada de reojo y confesó que todo bien, excepto en educación física. Su padre bromeó sobre convertirlo en un cíborg y continuó comiendo. A su madre le brillaron los ojos de manera extraña. De hecho ella misma continuó alabando las maravillosas cualidades de los cíborgs por encima de los niños normales. —Espero que no duela mucho porque yo a Rubén le quiero —terminó por decir. Rubén apenas se asustó. Eso pasaba en Melodía siniestra y ya no le daba miedo. Sin embargo, lo que sí que le inquietaba era el ruido cada vez más potente que se oía en su cuarto.
Algo se movía en la habitación de Rubén. Entre los muñecos de los Power Rangers y los VHS de películas grabadas de la televisión, un libro se convulsionaba como por arte de magia. De su interior rezumaba un moco verde neón que inundaba la habitación de una luz enfermiza. Entró alertado por el zumbido creciente de los libros cobrando vida y lo que vio le horrorizó:
El reloj de cuco, la sangre de monstruo brillante, el aliento de vampiro, el muñeco viviente, los gusanos, la cámara de la muerte, el trabajador de Horrorland, el fantasma de la puerta de al lado, el gato loco, la momia y el porquétengomiedodelasabejas. Todos aquellos horrores le miraban fijamente desde su estantería, amenazantes. Rubén se limitó a encogerse de hombros y a decirles: "soy un niño de los noventa, no hay nada que dé más miedo que mi futuro".
Rubén era un niño imbécil. Apagó la luz y decidió que nunca más hablaría de ese día con nadie. En la habitación de al lado, sus padres susurraban algo sobre un barril de moco con vida propia y sobre cortarle los brazos a Rubén para transformarlo en un muñeco viviente. ¡Los padres de Rubén tramaban algo, y no era algo bueno precisamente!
***
Rubén Ajaú (Valencia, 1991) dibuja bajo el nombre de Muerte Horrible y hace música bajo el nombre de Deathkid.
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efecto2000 · 24 years
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LA VERDAD SOBRE EL MISTERIO DEL USUARIO 666
Por: Derian Passaglia
Cuenta la leyenda que existió durante algún tiempo un usuario en el canal de videos YouTube registrado bajo el nombre de “666”. Si se intenta buscarlo en el navegador hoy en día, en el sitio de YouTube se muestran las siguientes palabras: “esta cuenta ha sido cancelada debido a infracciones graves o reiteradas de las Normas de la comunidad o a reclamaciones por infracciones de los derechos de copyright”. Algunos señalan que el usuario 666 fue dado de baja en el año 2005; otros dicen que en 2006. La fecha es aproximada. Han pasado casi diez años y las teorías en vez de cesar, aumentan, se reproducen. Veremos por qué.
*
Las distintas versiones que se leen en la web difieren entre sí. Todas las historias que se relevan en este informe fueron extraídas de internet, mi interés pasa exclusivamente por relevarlas. Cualquier interesado en el tema podría sin mucha dificultad encontrar en las primeras páginas de Google la misma información. La primera entrada que llama la atención es una Wiki dedicada a lo “creepy”. Ahí el narrador se pregunta por qué no puede ingresar al usuario 666 de YouTube. Su relato enmarcado, aunque de forma algo confusa y precipitada, cuenta la historia de un ex moderador que trabajó para YouTube y comparte su experiencia en un blog: “Trabajé para YouTube durante 2006 (…) Me preguntaba por qué no se me permitía ir a esa página. Pero justo en ese momento, uno de los moderadores me entregó un trozo de papel con algo escrito. Era un enlace. Me suplicó que no le pregunte por el nombre del usuario nunca más. Decía: ‘www.youtube.com/666’. Me fui a casa después del trabajo y lo escribí en mi computadora. Me enteré de que la cuenta fue suspendida. Pero cuando actualicé las páginas varias veces, algunas cosas cambiaron. Todas las etiquetas del video se convirtieron en las letras ‘X 666’ y cada texto en la pantalla decía ‘666’. Pensé que alguien estaba hackeando mi equipo, pero continué y refresqué la página. Justo en ese momento un cartel apareció. Era el canal 666. Miré algunos de los videos, la mayoría de ellos eran locos. Un video contenía cuatro bebés torciendo su cabeza. Otro video mostraba gráficos arremolinados. Me fui a otro video, mostró un pop-up en blanco. Hice clic en el botón en blanco y me llevó a otro video de 666.”
En este punto la narración se vuelve surrealista. El ex moderador de YouTube observa videos saturados de elementos gores y sangrientos. Una mujer ahogada en una pileta, un hombre matando a hachazos a su familia, cuerpos despedazados en un basural. Luego de ver algunos minutos, el moderador intenta darle pausa al video, pero la computadora no responde. Decide apagarla. Tampoco funciona. Los videos siguen reproduciéndose. Finalmente, la mujer ahogada de la pileta sale del video y apaga la computadora.
*
Internet se vuelve sobre sí mismo. El relato enmarcado del moderador da cuenta de un fenómeno interesante: de lo único que puede hablar internet es de internet. Como llegó a pasar con la literatura, el cine, la televisión. Con cualquier dispositivo artístico o medio masivo cuyas formas cambian a lo largo del tiempo. Durante el siglo XX, y un poco antes también, la literatura se emancipó de su voluntad realista de retratar la vida. La pintura dejó de parecerse a la fotografía y viceversa. El cine indagó sobre sus capacidades técnicas para reflexionar sobre la imagen en movimiento. Y así: cada medio tiende a buscar –la discusión acerca de si trata o no de una cuestión natural de la evolución de las artes supera los límites de esta acotada investigación– su propia autonomía y especificidad. Las respuestas a los enigmas de internet entonces hay que ir a buscarlas ahí mismo, a la profundidad caótica de la web.
En el sitio Taringa! proliferan los relatos sobre el usuario 666. Se dicen muchas cosas. Una de las versiones más difundidas sostiene que hay que refrescar trece veces la pantalla y entonces “algo muy raro sucede”. Un usuario lo plantea así: “La pantalla empieza a deformarse y a surgir caracteres extraños, y luego de refrescar la página unas 36 veces más aproximadamente, te sale el canal del usuario 666. Es simplemente asqueroso, parece un virus de pc”. Para comprobar esta hipótesis, no dudé en darle refresh al supuesto canal del usuario 666. No pasó nada. Por inercia seguí probando hasta llegar a las treinta y seis actualizaciones de la página. ¿Hace falta volver a decir que no pasó nada?
*
Ahora recuerdo que hace poco, de camino al negocio de un amigo, pasé por la puerta de una casa cuya numeración era 666. Balcarce al 666, en Rosario. Busqué el famoso número en Wikipedia. Esto es lo que afirman sus primeras oraciones: “La Marca de la Bestia es el nombre con el que se llama al número 666, que habitualmente es relacionado con Satanás y con el Anticristo. El origen de esta asociación está en el libro de Revelaciones de San Juan del Nuevo Testamento”. La cuenta 666 remite a las imágenes de la Bestia, Satanás y el Anticristo. Pero en internet aseguran que el usuario 666 se relaciona con un hacker japonés, “un asiático que se dedica a realizar films de terror y gore”. Este artículo que también encontré en Taringa! sigue diciendo que “la verdad es que es muy bueno como cineasta, pero esto es falso. Lo único que se puede decir es que ese usuario alguna vez existió, pero ahora ya está baneado”. Nadie puede dudar de que el usuario ya no existe, no hace falta más que colocar su nombre en el navegador y comprobarlo como yo lo hice. Pero surgen varias preguntas que continúan sin responder: ¿se trataba efectivamente del canal del diablo? ¿Existió un hacker japonés que manejaba la cuenta y tenía conexión directa con el anticristo? “Según he podido conocer, informándome un poco, el chico oriental que grabó este video está desaparecido, junto con sus amigos. La madre de uno de ellos declaró a la policía que la noche anterior todos estaban encerrados en su cuarto. La policía encontró una Ouija, un portátil con el video (…) Se supone que los chicos recibieron un mensaje ‘del más allá’ para acceder al canal del Diablo en YouTube, y grabarlo en este video, ahora maldito”. Nótese la locución del más allá encerrado entrecomillas en la versión que brinda el usuario _EloZ_ en Taringa!: un modo sutil de distanciarse de aquello que nos resulta desconocido, inaprensible.
*
Otras historias convergen en el usuario nana825763, quien subió un video —su última actualización es del año 2008— donde muestra cómo logra acceder al canal del usuario 666 refrescando la página varias veces. El video es famoso y todavía sigue online, cuenta con más de cinco millones de visitas, dura tres minutos y cuarenta y un segundos. La pantalla de YouTube, a medida que nana825763 actualiza la página, va cambiando los colores, del blanco característico a un rojo y negro, para luego pasar a formas psicodélicas. Finalmente nana825763 —siempre según lo que muestra su propio video— llega al canal del usuario 666 y encuentra a su vez otros videos extraños, que reproducen ecografías de un bebé deforme, caras difuminadas, manos con largas uñas. El uso del Photoshop se nota bastante, pero podría decirse que ha sido bien utilizado. El video funciona, cumple su cometido. Nana825763 intenta apagar la computadora, pero no puede. Cliquea varias veces sobre el botón de apagar. Los videos siguen reproduciéndose. Se ve como una especie de cortina roja, cayendo como lava, caras que aparecen y desaparecen. Una mano enorme y roja que da la sensación que va a salir de la pantalla y después termina. Nana825763 tiene en su canal de YouTube otros videos similares, de niños y muñecas apareciendo en primer plano teñidos sobre un fondo rojo, pero en ninguno como el comentado tuvo tanto éxito de visitas.
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Se supone que nana825763 logró acceder a la cuenta del diablo, controlada por un hacker oriental, y lo registró en un video que subió a Youtube. Algunos tildan a nana825763 de “usuario subnormal”, otros de “estafadora”. “La verdad es que se duda de la veracidad de este video dado que varios usuarios de YouTube han intentado lo mismo varias veces sin resultados, dando lugar a varias teorías, como que tiene que ser desde una PC japonesa, tienes que hacerlo a la medianoche, tienes que estar completamente solo, etcétera”. Nadie más, entonces, lo logró. En el comentario de un post de Taringa! el usuario Rafagas2598 realiza una puntualización sobre lo que considera acerca del tema. Su perspectiva no puede dejar de mencionarse en estas notas, porque se presenta a primera vista como esclarecedora: “Yo sé mucho sobre la historia del usuario 666. Gracias a LuisSlipknot1207. 1) El canal 666 existió. No era satánico. Era de color verde como cualquier canal normal de YouTube. Ese loco insultaba a los demás, incluidos a los administradores. Por eso fue borrado. 2) El video Username:666 fue creado por nana825763. Es un fake por las siguientes cosas: 2) 1. Al comienzo del video aparece un brillo alrededor del cursor. Después desaparece. 2) 2. Al poner un canal borrado te cambia la URL. En el video sigue igual. 2) 3. En la esquina dice: Hi nana825763. Cuando entra al canal dice: Hi 6666666666. Esto significa que modificó su cuenta. 2) 4. El primer video que reproduce nana825763 está basado en el video de Embryo. Sólo que le cambió la música y el color a rojo. El segundo no sé mucho, porque no se parece a ningún video de nana825763. El tercero está basado en None de nana825763. Sólo que le cambió el audio y lo puso rojo. 2) 5. Cuando apareció el mensaje de Apagar (sí se puede configurar para que al apretar el botón de Apagar te salga la ventana) no se puso en blanco y negro. 2) 6. Si quieren perder el tiempo buscando cómprense el Windows e Internet Explorer Japonés. 3) Dicen que nana825763 es satánica. Es falso, es católica. Y si ven los demás videos de nana826763 [sic], se darán cuenta que son la mezcla de surrealismo, lo raro y algo de terror. 4) Los demás que se creen satánicos, son idiotas sin imaginación que creen que ser satánico es una moda”. Varias cosas llaman la atención. Pero vayamos a lo esencial: la necesidad de desmantelar una mentira, la presentación de argumentos sólidos en contra de la veracidad del video de nana825763. Dada la conjunción de “surrealismo, lo raro y algo de terror” se llega a la idea de un hacker japonés que maneja la cuenta del diablo.
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Hace poco, mientras escuchaba el disco entero de una bandita por YouTube, la computadora se me tildó. El video que se estaba reproduciendo se congeló en una imagen determinada y el sonido se quedó clavado en un acorde, produciendo un ruido intolerable, como si fuera una guitarra eléctrica distorsionada. Intenté mover el cursor, pero no hubo respuesta. Desesperado, porque el ruido realmente aturdía, en un acto reflejo apreté el botón para apagar la compu. Lo tuve que sostener durante varios segundos porque no lograba apagarse. Cuando la volví a prender, el inicio me mostró un cartel de que la computadora se había apagado incorrectamente, que había habido un error. Llamé por teléfono a un amigo que sabe de estas cosas. Me dijo que posiblemente fueran los drivers, que la llevara a un servicio técnico antes de que se me terminara por cagar la máquina. Me recomendó que guardara los archivos importantes por cualquier cosa. Al otro día, llevé la compu a un servicio técnico ubicado en Rivadavia, a pocas cuadras de casa, que me recomendó un vecino. Les comenté el problema que había tenido y me dijeron que llamara por teléfono a la tarde, que me iban a pasar un presupuesto. Tal como me había dicho mi amigo, tenían que cambiarle los drivers a la compu, el disco rígido tampoco estaba funcionando bien. Todo iba a costar unos quinientos pesos. Les di el ok para que empezaran el trabajo. Durante un mes y medio estuve en el departamento sin acceso a internet. Prendía la tele y veía cualquier programa. Hacía zapping toda la noche y hasta me aprendí todas las discusiones y peleas entre los mediáticos del momento. Sufrí un montón.
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“¿Existe un tal 666 en YouTube?”, pregunta un usuario cuya cuenta fue paradójicamente suspendida en Yahoo! Respuestas. Answer Roses responde: “Mira, yo investigué sobre esto y por eso llegué a esa pregunta. Si tu pregunta es si existe una página maldita en YouTube, bueno, la respuesta es sí. Y el nombre es 666. Acabo de entrar allí y la verdad no tuve cojones suficientes como para permanecer en esta página, ya que es cierto: tienes que actualizar trece veces la página y verás como de a poco cambia. Te aconsejo que no entres allí ya que no es algo de este planeta. Es sinceramente la peor experiencia de mi vida. Si entras verás bebés muertos, etcétera. Una vez que veas un video no podrás hacer nada. La única forma de salir es desconectarle o sacarle la batería. Actualiza trece o treinta y cinco veces esa página”. Me pregunto si antes de que nana825763 subiera el video “Username:666” a Youtube la leyenda sobre el usuario 666 existía. El relato demoníaco, entonces, bien podría haberse originado y popularizado a través de ella. En ese caso, habría que preguntarse si nana825763 no es la autora de un mito fundacional de internet.
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Siempre que me voy a dormir dejo la compu a un costado de la cama, arriba de una sillita replegable. Lo último que hago antes de acostarme es revisar las actualizaciones en las redes sociales. Tal vez reviso alguno de los links que abrí durante el día y que, para el momento en que los chequeo, no tengo la menor idea de dónde salieron o a qué contexto pertenecen. Para esa altura, los links dejan de tener sentido para mí. Una noche, mientras intentaba dormir con las luces apagadas, escucho un ruido. Mi primera reacción fue sobresaltarme: eran sonidos de voces y una música pegadiza interrumpiendo el silencio de la noche. La computadora refulgía bajo la oscuridad del departamento. Me acerqué hasta la pantalla y vi que el cursor había quedado encima de un banner de publicidad en la nota de un diario online. Se había activado solo. Cerré el link y dudé sobre si debía o no apagar la compu. Me volví a acostar. Pero como daba vueltas entre las frazadas sin poder dormirme, finalmente me levanté y la apagué.
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Si la cuenta del usuario 666 nunca existió, como se aventura a pensar el forista Sgtmerdy, ¿por qué entonces YouTube nos notifica que esa cuenta ha sido cancelada debido a infracciones contra las Normas? Evidentemente algo se nos escapa en el medio; que un usuario como nana825763 tenga la inteligencia suficiente como para difundir una versión propia del hecho, no significa que no existan otras opciones, otros puntos de vista. La hipótesis de Sgtmerdy es que “el propio Youtube podría haber bloqueado ese nombre de usuario, para impedir que alguien pueda usarlo para registrarse en la plataforma”. El miedo y la superstición llegarían así a niveles insospechados, alertando incluso a los propios dueños del sitio. No hay razón para suponer como válidos los razonamientos de Sgtmerdy. La aceitada maquinaria capitalista de YouTube se presenta como indefensa ante la amenaza de que el diablo pueda habitar en su sitio. No hay que descartar, de hecho, que hayan sido los mismos propietarios de YouTube los encargados de propagar el extraño caso del usuario 666 por la red. Esta conjetura parece tener más sentido que las vagas suposiciones de Sgtmerdy.
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Los resultados que arroja Google Imágenes acerca del usuario 666 se relacionan con los videos de nana825763. Se tratan de capturas de imágenes de sus videos, ni más ni menos. Algunas otras son capturas que no reconozco, pero que se revelan como Photoshop y collage de colores y estampas satánicas diversas. Me llama la atención, más que nada, un cuchillo largo y ensangrentado sobre un fondo negro. Sin ningún tipo de inscripción.
A la tarde me invitan al cumpleaños de una artista. Yo no conocía a nadie más que a la cumpleañera, que lo iba a festejar en el departamento de su papá, en Palermo. Quedé en que iba a pasar un rato para cumplir. Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida es haber ido sobrio a las cuatro de la madrugada al cumpleaños de una artista donde sólo hay artistas preocupados por su arte inaccesible para la limitada capacidad intelectual de las masas. Como tenía otras obligaciones que atender antes de ir al cumpleaños, salí de mi casa tarde, recién a las tres o tres y pico. Llovía. Las gotas de lluvia eran pesadas y caían con violencia, sostenidamente. Me costó encontrar un taxi libre. Al llegar al edificio toqué el timbre varias veces, pero no me atendía nadie. Tuve que refugiarme bajo un toldo y esperar a que una pareja saliera para meterme por la puerta enrejada sin decirles nada. Ya desde el ascensor se escuchaban sonidos que no llegué a identificar, como una especie de música electrónica que nunca había oído. Parado delante de la puerta no me atrevía a golpear, todavía estaba a tiempo para volverme a casa. Era muy tarde y no tenía ganas de estar en un lugar donde no conocía a nadie. Una chica abrió la puerta, hablando por celular, y me metí adentro sin pensar. Bajo las luces apagadas unas veinte personabas se agitaban en un comedor convertido en pista de baile. Algunos me miraron y siguieron bailando como si nada. Busqué rápidamente con la vista a la cumpleañera, hasta que la encontré en el balcón, fumando y hablando con un pibe. Le dije feliz cumpleaños y me agradeció, riendo. No paraba de reír. Se notaba que había ingerido algunas cuantas drogas. Me dijo que la perdone que no pudo abrirme porque por el momento estaba como desconectada de la casa. Así dijo, desconectada. Pasé una rápida mirada al lugar: todos parecían más o menos drogados. Los que bailaban en la pista daban la sensación de encontrarse en otro lugar, lejos, viajando al interior de sí mismos o de quién sabe. Bailaban como si estuvieran en una clase de relajación o de yoga. En el piso había algunos pibes y pibas sentados, con las piernas extendidas, inmóviles. Me acerqué hasta una mesa donde había variedad de bebidas: vino, cerveza, vodka, Campari, jugos. Pero todas las botellas estaban vacías o por la mitad. Algunos vasos a medio terminar con brebajes indefinidos. Todo caliente. Preferí servirme jugo. En ese momento levanté la vista y vi a un gordito sentado en un sofá apretando un cuchillo largo con la mano, el filo apuntando al techo. El gordito tenía la mirada perdida. Una piba se le acercó y le preguntó qué hacía con ese cuchillo. El gordito no contestó, entonces la piba le habló más fuerte. El gordito dijo que le gustaba ese cuchillo. La piba le preguntó de dónde lo había sacado. El gordito dijo que lo había encontrado en la cocina, pero que no se lo iba a dar, porque le gustaba. Que se fijara ella si encontraba otro. La piba salió corriendo para la cocina, estuvo un rato sin aparecer, se escuchaban ruidos metálicos. Volvió con las manos vacías.
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Una de las principales características de los mitos populares que circulan por internet comprenden, por supuesto, dos dimensiones relacionadas: la realidad virtual y la realidad de la existencia física cotidiana. En el desarrollo de estos relatos, la realidad virtual aparece siempre modificando la realidad de la vida, teniendo una fuerte incidencia sobre ella, al punto de apoderarse de sus leyes y transformarla. Ahí está el quid de la cuestión, el recurso narrativo más utilizado. Es la gran alegoría de la influencia de la tecnología en la vida de los hombres, que se ha venido narrando ininterrumpidamente desde principios del siglo XIX. Me apuro a mencionar Frankestein de Mary Shelley como un antecedente, puede haber otros que se me escapen. Ahí tenemos un primer momento de independencia de la máquina por sobre lo humano, la autonomía de la tecnología respecto de sus creadores. El siglo XX profundizó la brecha entre humanos y máquinas, radicalizó la cuestión con novelas y cuentos de ciencia ficción, hizo del tópico una obsesión recurrente. El cine ayudó a implementar en el imaginario de las sociedades del mundo que llegaría un día en que la máquina se rebelaría contra los humanos hasta dominarlos. Habría máquinas buenas, por qué no, que tuvieran como fin la convivencia armónica con una raza inferior, que inevitablemente caminaba hacia su extinción. Pero serían las menos. En general, en ciertos relatos fantásticos y de ciencia ficción la tecnología es el gran otro: aquello sobre lo cual se define una subjetividad. Es una contraposición: yo soy yo porque puedo diferenciarme de esta computadora con la que escribo. Humanos versus máquinas, máquinas fusionándose con humanos, máquinas buenas, máquinas malas. Terminator, la saga de tres películas. Robocop en la versión de 1987 dirigida por Paul Verhoeven. Matrix, obviamente. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?de Philip Dick, el relato Cthulhu de Sebastián Robles, que hasta el día de la fecha sólo se lee online. La lista puede volverse interminable, resultar ociosa, y no tiene sentido postular su sistematización en este breve párrafo. La historia, solía decir Walter Benjamin, resuena en el presente como ruina. Benjamin tenía razón. El pasado nos convoca porque sus restos permanecen en el presente. Pero hoy la situación es distinta: es el futuro el que resuena como ruina en el presente.
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Reviso la casilla y encuentro un mail en el spam que me llegó hace dos días de un tal [email protected] con el asunto “666”. Lo abro. “Es posible que el contenido no sea seguro”, me avisa Gmail. No importa que no sea seguro: lo miro igual. Son unas breves líneas: “No sigas buscando sobre el usuario 666. No hay más advertencias”. El mail no me amedrenta y contesto rápidamente: “Qué miedooooo buuuuu”. Mientras espero respuesta, abro otras páginas y me entretengo con otras cosas. Sin embargo, ni esa noche ni la siguiente me llegó contestación. Tuve que esperar unos días más. El mailera el mismo, [email protected]: “Te vas a joder”. Me pregunté quién podría saber que yo andaba investigando por esos días sobre el usuario 666. Nadie. No se lo había dicho a nadie. Copié y pegué “[email protected]” en Google. Los resultados mostraban links a foros donde se hablaba del tal visitante nocturno. Decían que era un adolescente que se dedicaba a mandar mails a personas random, jodiéndolos y extorsionándolos con búsquedas que hacían en Google (el adolescente tenía un programa para ver las búsquedas que se hacían desde distintas direcciones de IP). Algún otro publicaba la dirección de su casa para que todos los que habíamos sido molestados por ese pendejito lo fuéramos a buscar. Volví atrás y abrí otro link donde relacionaban al adolescente con nana825763, mencionaban al japonés, a YouTube, al diablo.
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No estoy encerrado en la oscuridad del placard de mi departamento con la compu entre las piernas. No estoy quedándome sin batería. No estoy esperando que vuelva wifi para escribir un último mensaje, mandar el último mail. No estoy escuchando pasos que se acercan hasta el placard. No estoy cerrando los ojos y tratando de dejar la mente en blanco. No estoy conteniendo mi respiración agitada. No me tiemblan las manos mientras intento apretar las teclas. No estoy escuchando los pasos todavía más cerca. No estoy viendo que la luz de la ventana de los vecinos ingresa por la abertura del placard. No me obligan a salir del placard. No siento un cuchillo helado en la garganta. No me amenazan para que anote, de rodillas, que el usuario 666 de YouTube no existe. Porque no existe y nunca existió. Creo que el asunto queda más que claro.
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Derian Passaglia (Rosario, 1988) estudia Letras en la UBA y es autor de una novela inédita.
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efecto2000 · 24 years
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NO HAY NINGUNA MALDITA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL: 1. Rata Blanca
Por Kevin Castro
Es noviembre de 2007. Ronald McDonald está caminando por una calle X de Lima atravesando la neblina de madrugada como quien se abre paso entre un montón de fantasmas. Ronald McDonald viste su traje amarillo de costumbre y una corbata nueva que le hace lucir interesante. A esas horas pocos se atreven a caminar con más de s/. 3,000 en la billetera dentro del bolsillo izquierdo de un overol holgadísimo, incluso si se trata de calles como la calle X, que normalmente es segura. Pero a Ronald McDonald eso poco le importa: esta noche él anda en busca de diversión. De modo que avanza sin miedos y con moderadas pero optimistas expectativas por la calle X directo hacia una especie de boulevard que concentra a dos o tres de las mejores discotecas de Lima y otras cinco que están más o menos bien. La calle X es una de las cinco vías que van a dar en una especie de parque al que se llega específicamente por dos calles, dos jirones y una avenida (la avenida Q) que forman las cinco esquinas del parque. Las discotecas se ubican en los dos jirones. La calle X es demasiado larga para ser simplemente una calle, pero demasiado angosta para ser un jirón o una avenida. En el recorrido por la calle X se llega a un punto en el que ya se puede oír la música proveniente del boulevard, y entonces alguien que no frecuenta mucho esos lares puede saber a ciencia cierta que ya se encuentra cerca.
Ronald McDonald está en esta parte del recorrido y oye cómo, no tan lejos de donde él se encuentra, los DJ sacan chispas de las consolas, haciendo retumbar el beat del electro, el beat de reggaeton, los timbales de la salsa y la guitarra Fender de la cumbia, entre otros. Algunos pirotécnicos explotan como balazos. El cigarro que Ronald McDonald ha encendido hace un rato tiene la parte del filtro manchado de color rojo-pintalabios. Ronald McDonald siente que el tabaco le da confianza cuando va a afrontar alguna circunstancia de mediano estrés social (el que implica conocer gente nueva, esperar la aprobación de los demás), especialmente en las fiestas, y sobre todo si esta vez va a estar solo. Aquello no es del todo cierto. Primero, porque Ronald McDonald no descarta la posibilidad de encontrar a alguno de sus amigos (principalmente los del Sab, y en especial El Barquero y los amigos de su ex novia Madeleine). Segundo, porque igual piensa charlar, bailar y tirar con una o dos personas si es posible.
Cuando Ronald McDonald llega por fin al final de la calle X y se topa con el parque y atraviesa el parque y llega a estar frente a ambos jirones, coloca una de sus manos en su cintura y con la otra saca un cigarrillo y un chicle, encendiendo el primero y masticando el segundo, dispuesto a entregarse al espíritu de fiesta.
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1.1. El asesino Justo Rojas explica los detalles de sus fobias
Los dedos de mis pies son horribles. Parecen dedos de manos, largos y separados y con movilidad propia e individual, como gusanos. Es una de las razones por las cuales me ducho con un cobertor de ojos bien ajustado, que impide que vea mis pies y mi cuerpo desnudo sin ser un obstáculo a la hora de higienizarme. En líneas generales, me ducho con un cobertor de ojos porque no puedo soportar ver mi cuerpo desnudo. Me parece aterrador y me hace sentir deprimido. Aquello no sucede cuando estoy vestido, solo cuando estoy desnudo. Siento como si contemplara algo aterrador, lo cual no es nada grave, pues todo el mundo ve cosas aterradoras todo el tiempo, pero detona en una autocompasión asquerosa o un auto asco compasivo cuando mi cerebro cae en cuenta de que se trata de su propia casa, vehículo, títere, cuerpo, provocándome una profunda depresión durante días e incluso semanas. Pero no importa: hoy todas las fobias quedan atrás porque mataré a Ronald McDonald.
1.2. Justo Rojas: Aproximados sobre los ingresos de Ronald McDonald (Fuente: SUNAT)
«Ronald McDonald vive en McDonaldlandia, la tierra del absurdo y la ridiculez a colores. O al menos allí residió hasta 1999, año en que se mudó al Distrito de la Avenida Q, en Lima, Perú. No se tienen datos exactos acerca de sus ingresos antes de 1999, pero se sabe que en los últimos años de su estancia en Lima (es decir, entre 2004 y 2006) percibió ingresos anuales aproximados de s/. 45,000 por concepto de regalías a partir de la explotación de su imagen por parte de la conocida cadena de comidas rápidas1, s/. 35,000 por la aparición en comerciales de TV, s/. 20,000 por concepto de cesión de derechos de explotación de su imagen a terceros (este pago lo comparte con la conocida cadena de comidas rápidas), s/. 8,000 por su aparición en un par de eventos para niños y sonreír como estúpido y s/. 10,000 soles por cosas adicionales.
Eso sin contar los ingresos que percibe como accionista minoritario de la sociedad anónima Operaciones Arcos Dorados de Peru S.A., de Arcos Dorados S.A., la mayor franquicia de McDonald’s en todo el mundo. Pero estos últimos, ya se sabe, se reinvierten y, a la manera de un hongo o una bacteria, crecen por su propia cuenta, esperando el día en que el buen Ronald decida vender sus activos y cobrar su cheque correspondiente.
Nada de esto, sin embargo, ni los casi s/. 10,000 que percibe mensualmente, ni su pacífica vida en el Distrito de la Avenida Q, ni el hecho de que en ningún caso dos países que tuvieran cada uno un McDonald’s hayan librado una guerra entre ellos2, ni siquiera las donaciones que de cuando en cuando realiza a los albergues para niños pobres que se mueren por una Big Mac, quita el hecho de que el rimbombante Ronald McDonald sea un hijo de puta.»
1.3. Testimonio de El Barquero acerca de Ronald McDonald (I)
De ninguna manera Ronald McDonald es una mala persona. Ronald es un buen sujeto, eso lo puedo asegurar yo, que usted sabe quién soy. Pero la gente no lo entiende. Es imposible entenderte cuando llevas un overol amarillo y la cara pintada ¿Le he dicho ya que McDonald puede desvanecerse?
2ª parte
1 Ronald McDonald cobra todos sus ingresos en nuevos soles desde su llegada a Lima. Aquello no tiene tanto que ver con la reciente debacle del dólar como con su inmensa flojera de cambiar los dólares en tiendas de cambio.
² FRIEDMAN, Thomas. Foreign Affairs Big Mac I. The New York Times. Diciembre de 1996.
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Kevin Castro (Lima, 1993) es editor de C.A.C.A Editores y autor del poemario Los tiempos jurásicos (Fundación Luma, 2014).
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efecto2000 · 24 years
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DIARIO ULTRASECRETO DE HONEY: Mándame un e-mail que te abriré mi buzón
Por: Elisa Victoria
Mañana nos vamos de viaje a pasar unos días en Fuengirola, donde mi tío tiene un restaurante con piscina y chimenea. El ambiente en la Costa del Sol es un poco Miami pero más cutre, rocoso y frío. Normalmente eso me gusta, pero esta vez no me apetece ir, preferiría quedarme con el ordenador para mí sola y el congelador lleno de mierdas precocinadas. Además, me está hablando alguien por el chat y me está hablando diferente. Está ligando conmigo a conciencia. Le miento como a todos con lo de que tengo diecinueve años y soy pelirroja. Él dice que tiene veinticuatro. Su edad está completamente fuera de mi alcance pero de pensar que le estoy engañando, que es ya un hombre formado que se interesa por mí me pongo a tiritar. No hay aquí figura retórica, tirito de verdad.
Me tengo que ir a hacer la maleta, pero en cuanto nos despedimos le envío un mensaje al correo que me ha indicado para comprobar que funciona. Si me ha dado una dirección falsa me sumiré en un pozo de desolación.
Al día siguiente madrugo para recibir un mail corto y ardiente de este nuevo amante. Le contesto con mucha prisa que me marcho de viaje pero que pensaré en él, cosa que es cierta. De puta madre.
En Fuengirola están la abuela, los primos y todos hablando de cosas pero no suelen dirigirse a mí porque he sido la pequeña durante siglos y apenas existo. Sólo pienso en acercarme a una cabina para llamar a mi cibernovio oficial. Manuel, el de Málaga. Le dije que le llamaría, que estaría cerca de su casa, que alguien con coche me podría acercar hasta donde él dijera.
Todavía no he visto ninguna foto suya pero me lo imagino con flequillo. Ayer quince años, una colección de inocentes epístolas y la posibilidad remota de un flequillo eran factores suficientes para inyectarme ilusión y entusiasmo. Pero ahora tengo dudas. Mis progenitores están informados acerca de este pipiolo y les hace gracia, les parece sano. Eso añade peso a mi desconfianza. No quiero seguir haciendo el canelo con el niño bueno. Me gusta el otro. El nuevo, el grande.
Mi madre me acompaña a la cabina de teléfono que hay junto a la casa de mi tío. Durante el camino tomo una decisión y le pido que me deje sola fingiendo mucho pavo. Nadie me está mirando ya pero por si acaso efectúo cada movimiento. Saco las monedas del bolsillo, las cuelo por la ranura. Cojo el papelito donde traigo el teléfono de Manuel apuntado y rozo los botones por encima, sin pulsarlos. Me pongo el auricular en la oreja. Espero. Hablo en playback imaginando una conversación amistosa. Aguanto así dos o tres minutos. Salgo en busca de mi madre y le digo que ya está.
—¿Ya está?
—Sí.
—¿Y qué, vais a quedar?
—Ay, no, de eso no hemos hablado.
—¿Pero por qué?
—Yo qué sé, porque a mí me ha dado vergüenza.
—¿Y eso? ¿Por qué, hija?
­—Además no me gusta mucho cómo habla.
—Ah, bueno.
—Es buena gente pero he pensado que me iba a aburrir un montón. Prefiero quedarme con vosotros.
—Vaya tela con la niña, siempre igual.
—Mamá, no vayas a empezar
—Bueeeeeno.
Manuel, el simpático quinceañero malagueño, no volverá a saber de mí.
Nos vamos a descansar un rato antes de la cena. Mientras todos duermen la siesta me meto en la bañera y me froto contra el grifo, que tiene una ondulación idónea. Veinticuatro años. Flequillo. Me congelo de frío pero vale la pena. Empiezo a escuchar movimiento y voces por el pasillo que hablan de asuntos triviales, abuela incluida. Me da igual todo. Estoy acostumbrada a la adversidad. Mi capacidad de concentración es sobrehumana.
Ante la duda, a partir de hoy, voy a tomar por costumbre marcar la casilla de los problemas como primera opción. Con este truco en la manga doy por terminada una era. Me van a empezar a pasar cosas. Por cojones.
*** Elisa Victoria (Sevilla, 1985) es autora del libro Porn & Pains (Esto no es Berlín, 2013) y columnista de la revista Primera Línea.
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