Echo de menos el Mediterráneo
las playas con piedras
y hasta los matorrales
Un día seré tan viejo
que empezaré a recordar
Pero hoy mis raíces y mis pies
son lo mismo
Es un día lluvioso
de pájaros abatidos
de aliento grapado
y mirada rota contra la ventana
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5/6/23
He abierto una yonki lata a las 17. He reblogueado cuatro fotos en tumblr. He encontrado una frase sobre pasar 3 días sin abrir la boca para hablar. He pensado en escribir en un diario imaginario.
Por la ventana asoman las montañas del valle, nevadas todavia. Creo que están a mil metros. Una lata de cerveza, un oso panda de peluche, las montañas, esa es la realidad cuando miro a las tres. Mis manos, el ordenador, mis pies, la tele con la música, si miro al frente. También podría salir fuera a respirar aire fresco y pisar la tundra, pero eso ya lo haré en mi día libre, ¿no?
La inmediatez, la experiencia directa, la liviandad de los días cuando no hay demasiado en qué fijarse, ¿será esto el zen?
Me pregunto quién soy yo cuando estoy aquí.
Oh, ya sé, soy ese 'Yo' que está en espera.
- How are you doing?
- "Good", waiting.
Esto ya lo he vivido antes, pero he dejado de estar acostumbrado a ello. Esperando a que la vida se ponga en marcha otra vez. A que algo me haga sentir algo. Supongo que es una realidad que llevo dentro, un lugar al que siempre será posible caer.
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Colapsos y lejanías
Como si de pronto hubiera dejado de paliarme lo que me paliaba y quisiera poner dos pasos de por medio.
No quiero que nada me recorra el cuerpo, si luego no puedo beberlo.
He recordado que me estaba cayendo.
Llevo un rato cruzando la calle
asido a nada.
Y no miro a los lados
miro a tu cara.
¿Tú también tienes sed o solo estás asustada?
Lo malo de mi sed es que bebe de mis raíces,
que tengo mi nombre escrito debajo de la piel
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Si tuviera palabras, que no las tengo
serían un barranco
y le hablarían a tus ojos
Te llevarían agua por la mañana
para desesperezarte del sueño
y del desasosiego
Serían la canción que explica
por qué no canto
Una mano abierta
ofreciendo
y pidiendo
Buscando
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Quizá en un espacio cerrado
solos tú y yo
podría extenderte el antebrazo
para que me lo leyeras
Sé que peco
de piel cerrada
y de boca anquilosada
Pero si de verdad quisieras
dejaría que me mordieras
y mi sangre hablara
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quisiera ser del revés
para sentir adentro cuanto me tocara
encerrarme en una habitación con eco
a recitar tu nombre
y recibirlo de vuelta
como el murmullo de una plaza abarrotada
en una noche de verano
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Aquí todo es bastante igual
y de tan seco parece
que no hay oxígeno en el aire
Se me ha ido ocurriendo
que nada es verdad
porque de todo me olvido
Que las cosas de fuera
siempre son ajenas
porque no son capaces de llegar
a los centros de uno
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Si empecé a avanzar
fue porque de partida ya estaba lejos
y no había a donde volver
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Ayer me trabé un pie
bajando del Gaiás
Hoy arranco matas de jazmín
para acostarme en sus raíces
Mañana despertaré ácueo
y me dejaré beber por mi sed
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Donde mi lengua fue a dar,
una espina
Donde derramó mi sangre,
una grieta
Donde mi pez fue a beber,
carestía
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Me gustaría que la casa dejara de hacer ruido.
Que la lluvia deje de caer y los coches de pasar.
Me gustaría que me doliera más tu recuerdo
y menos la realidad
Te echo de menos
pero es como si me faltara algo
aún más crucial
¿Por qué respiro entrecortado?
¿Por qué siento la existencia
como una amenaza
y a mí como un ser sin refugio?
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Yo tengo mi esencia
apegada a un borde
A un margen
en el que no se puede
nada
y nada nace
Todo cuanto veo parece
como un muñón anacrónico
que languidece y revena
una y otra vez
Es un rastro de ceniza
que a falta de otra cosa
me llevo a la boca
y sabe dulce
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Durante el almuerzo de hoy me daba cuenta de que era el almuerzo, pero sabía que no había nada que lo distinguiera de la cena. La sobremesa se alargaba, la luz eléctrica cenital incidía lo mismo que si fuera plena noche, y mi hartazgo por el día estaba completo.
Llamo a la luz cenital porque parte del mismo techo, no hay lámpara. Creo que las lámparas son un poco más amables.
¿Yo soy amable? Sí. Y hasta bueno.
En las trescientas primeras capas,
pero algo me huele a chamusquina en el fondo.
Me estoy refiriendo a que tengo algo de desalmado.
No pasa nada, no es mi culpa. Soy amable conmigo mismo
también.
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Tengo los ojos abiertos y la piel cerrada.
Siento que no hay piedras
¿pero qué es si no
esta plétora?
Me atosiga el alma
lo que me falta
No sé a donde voy
ni por qué estoy tan quieto
¿Estoy dejando que me lleve
una corriente muerta?
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Planté renuncia.
Me recogió
un torrente oscuro.
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Yo que nunca creí, ahora sí que es verdad que no creo en nada. Tengo un trozo de ternura al que adorar y al que prometerle mi esófago. Delante de eso no hay nada, y detrás un pozo hondo del que jamás ha manado nada.
Me gustaría ser capaz de sostenerme en pie, como un animalillo recién salido de la placenta, y ofrecerte el resto de mis pasos.
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Dice la Luna que sale
para llorar
en la boca de los sedientos
Para mecer como río coagulado
el canto quieto de lo profundo
Para guardar vela
por los cuerpos que se amontonan desnudos
doblados contra la oscuridad
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