ENVÍA UN SENTENCE STARTER PARA QUE UN STARTER.
“¿En serio?”
“Debes estar bromeando.”
“¿Quién pagará por el resto de mi estadía? Porque esto no estaba en mis planes.”
“Este pueblo es solo polvo y fantasmas— ¿qué hay de interesante que hacer por aquí?”
“¿Crees que es cierto?”
“¿Quién… quién podría hacer algo así?”
“No tengo dinero para quedarme aquí, maldición.”
“Debe haber algún desquiciado rondando, y no quiero ser quien lo encuentre.“
“Sabía que Sor Diana no podía hacer algo así…”
“Sor Diana no lo merecía.”
“Al menos escribieron bien mi nombre.”
“No entiendo nada.”
“El hotel no tiene capacidad para tantas personas.”
“¿Crees que… podría quedarme contigo unos días?”
“Quizás es un plan para repoblar el pueblo.”
“Es imposible que todos los nombrados estemos involucrados. Deben saberlo, ¿no?”
“Dios dé descanso a su alma.”
“Tal vez somos los próximos.”
“Para mi fue Sor Irina.”
“Esto solo significa más trabajo para los que vivimos aquí.”
“Y ahora tendré que soportarte más tiempo, una lástima.”
“¿Y quién le dice esto a mi jefe?”
“Dime que esto no manchará mis antecedentes, por favor.”
“¿Iremos a prisión?”
“No sobreviviría ni un día en prisión, mira esta cara, ¿sabes que le hacen a la gente linda en la cárcel?”
“Mira el lado bueno, ahora podremos estar más tiempo juntos.”
“No lo sé”
“Tal vez no es tan mala idea.”
“Míralo como una experiencia de la que más adelante podremos reírnos”
“¿Aquí llegan los últimos estrenos al cine?”
“Yo sabía que no debía venir, ¡lo sabía!”
“Seguro ninguno de nosotros vio esto venir”
“Disculpa, estoy distraída/o”
“Ahora van a subir los precios de las cosas seguro, ya sabes, sube la demanda…”
“¿Hasta cuándo nos tendrían encerrados aquí?”
“Me suena extraño, es como si alguien quisiera que esto pasara.”
“Quizás es un momento para el reencuentro.”
“Mira el lado positivo, podremos ver qué tiene de bueno el pueblo.”
“Si te sientas ahí a sufrir y lamentarte no lograrás nada.”
“¿No es ilegal esto?”
“¿Y qué podemos hacer aquí esta noche?”
“Tengo tanta sed.”
“Y yo que pensaba que Sor Diana nos atrajo aquí para esto para cerrar el ciclo.”
“Nunca dejaremos de ser los niños del orfanato, ¿cierto?”
“Vamos al cine, necesitamos distraernos un rato.”
“Ven, te puedo ayudar a ordenar tus cosas, no creo que las hayas sacado de la maleta por un día.”
“No tengo ropa para ponerme, nada.”
“Tendré que ir de compras, buscar otro lugar donde estar, no creo que me dé el dinero para el hotel.”
“¿Y quién me paga el hotel? ¿Sor Ivet?”
“Al menos el Padre Borislav ya no está aquí, ¿no? ¿Mal chiste?”
“¿En cuál momento aparecen las cámaras diciendo que todo esto es un chiste?”
“Tengo una agenda que cumplir, ¿qué haré ahora?”
“No puedo quedarme aquí para siempre.”
“No pueden obligarnos a quedarnos aquí, ¿cierto? Al menos no más de un par de días.”
“Disculpa.”
“Y para siempre el infierno nos perseguirá.”
“No me molesta del todo, ¿sabes?”
“Merecía estas vacaciones.”
“¿Si estoy en investigación podré no trabajar? Así como los que están de paso, digo.”
“Quería decirte algo desde el velorio.”
“Ya me olía mal todo este asunto.”
“¿Cuántos por favor tendré que decirle al policía para que me deje ir?”
“¿Estas escuchando mi conversación?”
“Ahora te tendré ensuciando mi pueblo, vaya desperdicio.”
“Tengo una vida que seguir y la investigación se interpone en ella.”
“¿Qué harás más tarde?”
“Vamos por algo de comer.”
“¿Escuchas eso? Es mi corazón rompiéndose”
“¿Hasta que hora está el comercio abierto aquí? Necesito algo para comer.”
“Ni la comida sabe bien aquí.”
“¿Sabes? Olvídalo, no me estresaré en vano.”
“¿Alguna de las monjas seguirá aquí? Me da pánico encontrarme con Sor Elena, ¿tendrá demencia ya?”
“¿Recuerdas cuando todo esto nos parecía enorme?”
“Por favor.”
“¿Y si vamos a dar una vuelta en bicicleta para despejarnos”
“Un poco de helado siempre sube el animo.”
“Ven, te gustará este lugar.”
“¿A dónde me estás llevando?”
“Todo esto es un asco.”
“Todo esto es una maravilla.”
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weberb.
“Sí, bueno, ese es mi problema…” No ha terminado su frase, fue el de tranquilo semblante el que entonces le roba el habla y consigue desvelar su circunstancia sin demasiado esfuerzo de por medio; fue una sonrisa, por lo tanto, lo que respondió a tal sugerencia. “Te lo agradecería muchísimo — el mio murió hace una hora y no me dio tiempo a pedir un auto… si sabría que está cosa no duraría tanto seguro ni te hubiese molestado, gracias” Se acercó, acorto distancia porque resultó ser la mano ayuda, que campante fue extendida, aquello que le otorgó la confianza para hacerlo.
manos tantean los bolsillos de sus pantalones primero, en busca de su celular, y luego siguen con los de su chaqueta, encontrándolo allí en cuestión de segundos. lo saca, junto a una cajetilla de cigarrillos que vuelve a guardar, y marca el número de la agencia de taxis antes de alcanzárselo a la joven. “ahí está llamando.” informa, poniéndose de pie. “y si no te molesta, me quedaré aquí hasta que llegue, por las dudas.”
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nyovn.
“Supongo que solo Dios sabrá de sus razones más íntimas” apenas esboza una ladina sonrisa, no era creyente, mas imaginaba que así sería el caso de alguien que dedicó toda su vida a seguir el sendero marcado por la religión. Era gracioso, porque de ser así, ni el ser más todo poderoso pudo evitar tan triste desenlace. “Pero… ¿en verdad estaría feliz?” pregunta escapa de sus labios en un suave murmullo tras perderse en sus pensamientos por unos instantes, ladeando apenas la cabeza a un lado. Algo le decía que lo que la hermana más hubiera deseado es que cada uno de los niños que pasó por ese orfanato encontrara su propio camino, el que todos volvieran a reunirse así era casi como caer de regreso en un pozo. O al menos eso era lo que le indicaban sus recuerdos, quién sabía cuál era la realidad. “¿Te has encontrado con viejos amigos?”
tilda cabeza hacia un costado mientras procesa la pregunta del contrario en su mente, cuestionándose a sí mismo aquello; ¿estaría sor diana realmente feliz de verlos a todos juntos? daniel quiere creer que así es, aunque supone que a la novicia le hubiese agradado más la idea de una reunión programada con todos, duda que un funeral ---sobretodo el suyo--- hubiese cumplido sus deseos. chasquea la lengua mientras agita la cabeza de lado a lado. “no tengo ni idea, con ésto ya no sé si realmente la conocía o no.” murmura, frío el tono utilizado por su voz. finalmente asiente ante la última pregunta, aunque termina por arrugar la nariz. “a algunos --- hay gente a la que no he podido reconocer. ¿qué hay de ti?”
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wenonahxagnes.
tiene que mentir. no deseaba ser otra llorona más en el lugar y seguramente, acabaría convirtiéndose en la mujer de la leyenda si no se daba golpes de realidad a sí misma. relamió sus labios, removiendo posible humedad de sus pómulos hasta que observa el pañuelo que le saca “gracias… se supone que debemos conocernos” comenta con sorna “sino ¿cómo acabar aquí? perdona que no recuerde tu nombre, muchos se fueron y otros nos quedamos en el pueblucho”
tiene razón, se supone que deben conocerse, pero daniel no logra reconocerla por completo. está seguro que la ha visto en el pueblo, eso no puede negarlo, mas no hay más que eso en su mente. “también soy de aquí,” apenas eleva sus comisuras en una pequeña sonrisa, casi invisible. “igual, no te preocupes, tampoco recuerdo tu nombre. soy daniel.”
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