Día 2780

Qué voz es la que resuena

Qué lema es la que se quiebra

Vueltas y vueltas en la colmena

Ávida está mi voz de gritas

Ávida esta mi voz de cantar

Cantar una lastimosa canción

Cantar lo peor que en mi alma habitó

La lucha

Canción de #SonDeMadera Ay la niña hermosa como un torbellino Sirenita con tus encajes de lino Zapatitos con tacones de madera De mis sueños tu presencia se apodera Lucia la hija de un amor que lanza Una promesa al tiempo de la mudanza Cuando sea acaban los peces en el río Me resisto a destruir el amor mío En este mundo se extinguen los amores Los botones se mueren sin dar sus flores Pienso y miro el agua que fue cristalina Tus pasitos de esperanza me reaniman

Primavera

Cierro mis ojos, estoy ahí. Donde aprendí a soñar despierta. Respiro y recuerdo: aquí encontré la identidad de las nubes. Suspiro: aquí imaginé la historia de las estrellas. Hace frío. Corro a abrazar mis recuerdos y me detengo. No puedo retenerlos más. Cada ilusión, cada pena, en un parpadeo desaparecen. Abro los ojos: estoy aquí. Sonrío. Su esperanza me abraza. Hace frío. Ya no importa, sé que la primavera está cerca.

Mar

Cansada veo tu alma,

tu mirada me recuerda el mar

que entre el agua y la bruma

guardan una gran tempestad.

 Tú, querida, eres el mar.

Quisiera navegar en tu tristeza,

romper las olas de tu pena,

ir hasta la isla de certezas

y pescarte una para la cena.

 Querida mía, tú eres mi mar.

A través de tus ojos observo

la historia de tus días.

Te veo sonreír en recuerdos

y te escucho cantar maravillas.

 Te veo llenar tu cause de lágrimas,

soportar tormentas en soledad.

Te veo agitar tus aguas sin fuerza

y permanecer inmóvil frente a la calamidad.

 Querida mía, mi mar.

Quisiera que mis brazos

en un abrazo abarcaran tu mar.

O ser la luna que te acompaña

en medio de la oscuridad.

Échale ganas...

A lo largo de mi vida escuché esta frase en múltiples ocasiones: “échale ganas”. En diferentes situaciones y la mayoría de las veces emerge de buenas intenciones. Parece que son sólo letras, una frase común, una leve invitación a animarse. Es tan sutil que me resulta insoportable.

Tengo depresión y TLP y de verdad no entiendo qué me pasa. Anhelo morir y en una ocasión quise intentarlo. No tengo hambre, no puedo dormir, lo que usualmente hacia bien ahora lo hago muy mal. Me cuesta mucho trabaja poner atención y siento que mi alma está destrozada. Cada noche, antes de dormir, pido no despertar a la mañana siguiente. Siento que me asfixio, no quiero respirar. En cualquier momento deseo fervientemente desaparecer, hacerme polvo y que el viento me lleve. Extraño sonreír con sinceridad. Regalo sonrisas falsas, palabras sin alma. Extraño el placer que me causaba comer, la llama que se prendía en mi corazón cuando hacia lo que me gustaba. Extraño dormir y querer despertar.

Cada vez que alguien me dice “échale ganas” mi corazón se quebranta. ¿Acaso creen que me gusta estar así? ¿Acaso creen que no me esfuerzo lo suficiente o que sólo depende de lo optimista que puedo ser? ¿De dónde saco ganas? ¿Dónde las venden? Lo dicen tan fácil que resulta imposible que no pueda.

Odio que me digan que le “eche ganas”. Lo odio completamente. ¿Acaso creen que disfruto todo esto? No, no lo hago. Me canso de “echarle ganas” y no lograr sonrisas sinceras. No entiendo qué me pasa, no entiendo cómo continuar… anhelo esos días en los que esperaba con esperanza la mañana siguiente. Estoy muy frustrada y ya no me basta con “echarle ganas”. No sólo soy yo. Somos muchas las personas a quienes ya no nos basta con “echarle ganas” porque tenemos enfermedades invisibles, enfermedades mentales que no nos permiten procesar la realidad como al resto de la población.

Sobrevivimos tratando de vivir, tratando de aguantar y resistir. Luchamos contra nosotros mismos y pensamos que debe haber algo que aún no descubrimos pero que nos ayudará a salir adelante en medio de la oscuridad.

Desde lo más profundo de mi corazón te digo, a ti que me lees: no puedo “echarle ganas”. Necesito ayuda. Necesito tu ayuda, que no uses frases comunes que disminuyen mi dolor, que vacían de sentido mis lágrimas y figuran la vulnerabilidad de mi ser. Necesito que dejes de evitar la incomodidad de saber que me siento destrozada y te permitas conocer mi corazón. No necesito que me des respuestas, que resuelvas mis problemas, sólo necesito que me escuches.

Necesito que entiendas que ni siquiera yo entiendo qué pasa ni cómo salir de este hoyo. Quizás tú tampoco sepas, pero, si te atreves a escuchar, a dialogar, posiblemente juntos podamos caminar y “echarle ganas”.

Día 1560

Continúo en esta oscuridad que no me gusta, en este hoyo viendo cómo todo arriba se mueve y hay una escalera, pero no puedo ir hacia ella. Sólo no puedo. Me enoja no poder llegar hasta ella y salir, porque sé que estaré de nuevo dentro del hoyo y me sentiré como me siento hoy. Puedo salir, pero temo regresar aquí. Pensé que no lo haría y heme de nuevo intentando encontrar esperanza con el alma destrozada. Decidí alejarme del mayor número de personas posible. No quiero ver ni hablar con nadie. Odio quien soy ahora y odio que sus palabras me hieren y que es mi culpa porque ellas y ellos no lo hacen a propósito. Pero ya no quiero hablar con personas. Odio pensar que dije algo mal, que ofendí a alguien o simplemente que soy un desastre y que los demás se dan cuenta. No quiero que se den cuenta porque sé que no intentarán comprenderme o me compadecerán, pero no entenderán nada y no intentarán ser un apoyo para mi. Posiblemente me esté cerrando pero por ahora es lo mejor. No creo que nadie pueda entender lo difícil que es levantarme por las mañanas, nadie tiene porqué y nadie lo hará. Permanece la idea de que lo único que tengo es a ti, Dios. Pero, bueno, no puedo verte de la manera racional que yo quiero y tampoco puedo entender este momento. Me siento culpable de sentirme así ¿sabes? Pienso en que Jesús murió en una cruz, fue traicionado y pensó que lo habías abandonado cuando cargó con todo el peso de nuestros pecados. Se debió sentir mil veces peor que yo, pero él era tu, yo no soy tu. Yo no soy tan poderosa y si muriera, mi muerte no salvaría a nadie. Quizás quitaría una personas molesta de la Tierra, pero no daría esperanza a nadie. Y aún así él se levantó y ahora está aquí, conmigo, tu conmigo, siendo fuerte por mi. Ahora creo que si logro levantarme cada mañana o simplemente terminar cada día es por ti, Dios, porque por mi misma no sería posible. Pero me enoja. Siento que me evado, siento que no poder me está matando. Siempre había podido “sola” y ahora, veme, renuncié a mi trabajo, no tengo dinero, sólo tengo mi depresión, un montón de responsabilidades y una pequeña esperanza de que, posiblemente, nada será peor. Lo intento, Dios, y sé que es por ti y por tu amor que hay momentos por los que debo estar agradecida, pero tampoco quiero continuar. Quiero desaparecer, quiero dormir todo el día y que nadie me moleste. El futuro me aterra, Dios, mucho. ¿Cómo puedo hacer frente a un año decisivo en mi vida si estoy aquí, sin hacer nada, triste, agobianda, nunca feliz? ¿Cómo puedo avanzar? ¿Cómo?

Yo no sé mucho sobre mi futuro, pero sé que la depresión me acompañará en él. A veces más cerca, a veces más lejos, pero estará ahí, como parte de mi lucha, de la esencia de mi ser y también presente en todas las posibilidades de ser y hacer en mi vida. Me da miedo, mucho, pero supongo que normalizarlo ayuda, ayuda mucho.

Quiero creer pero no sé qué es creer.

Tres años  han pasado ya desde que salí de la universidad y han sido tres años muy extraños. Comenzaron con todo en mi roto: mis ilusiones, mi confianza en mi misma, el corazón. Todo roto, todo en ruinas. Sin embargo, henos aquí. Hay fragmentos pero estoy completa. Hay desilusiones pero ya no me matan. Hay días grises, pero espero con confianza la primavera. Henos aquí. Con la mente revuelta, con la fe compungida, navegando en un mar de dudas y descansado en archipiélagos de certezas. Tengo la certeza, por ejemplo, de que Dios existe, de que no lo comprendo pero que creo en Él, y, aun más fuerte, que Él cree en mi. Tengo la certeza de que Él tiene el control de mi vida, que tiene un plan para ella y que sé que no es nada de lo que puedo imaginar. Se siente extraño sentir que sólo somos instrumentos, creer que Dios es soberano pero que al mismo tiempo nos ha dado la libertad de hacer cosas…. Todavía no entiendo eso pero muy dentro de mi, creo que siempre he creído que soy parte de algo más grande que yo. Antes podría haber apelado a que eso más grande es comprender que por el otro existimos y que hay principios básicos de humanidad que debemos defender. La cosa es ¿de dónde surgen esos principios? Afirmar que son constructos sociales nos haría afirmar que vienen del hombre pero ¿cómo nacen en la mente del hombre?

Recuerdo que Rousseau decía que los seres humanos somos animales que nacen como tabulas rasas, sin bien ni mal, que es la sociedad quien imprime en ellos máximos de comportamientos y que de cierta forma sólo somos contenedores de lo que hay alrededor. Respeto a Rousseau pero eso nunca logró convencerme. Hanna Arendt dice que la maldad es intrínseca del ser humano, que es parte de nuestra naturaleza. Llego a la misma pregunta: ¿cuál es la naturaleza del ser humano? Quiero creer (y digo quiero porque es un deseo profundo y una certeza de la que me atrevo a dudar) hay algo más grande que nos permite reconocer la maldad y exigir justicia porque justo es quien nos creó; algo más grande que clama por dignidad porque dignos fuimos creados; algo más grande que nos dice que el futuro es algo más que el producto de nuestros sueños comerciales y esfuerzos banales, que el futuro nos llama a volver a nuestro origen. Quizás desvarío.  

Ya no me siento rota. Tengo dudas. Nunca dejaré de tener dudas. A veces me pregunto si la fe, creer en algo que no vemos, nos evade de la realidad. Nos hemos convencido de que hemos de creer en cosas que podemos experimentar con todos los sentidos, que sólo aquello que nos permita tener una experiencia sensorial total es cierto. Sin embargo (quizás lo leí en alguna parte), ¿cómo creen los ciegos en que existen los colores si nos los pueden ver y por tanto no pueden tener una experiencia sensorial? Quiero suponer que si nosotros, los que podemos utilizar nuestro sentido de la vista les decimos que hay colores y ellos deciden creerlo quizás es porque saben que, si en algún momento pueden ver, podrán ver colores. Posiblemente tengo que preguntarle a un ciego si cree en los colores. O también, quizás debo preguntarme qué es creer.

Recuerdo mis clases de epistemología donde hablábamos de creencia, saber y conocimiento. Son fundamentos de la ciencia. La cuestión es ¿aplican para la fe? ¿Es la fe, un conocimiento?

Bíblicamente sí. Tienes fe porque conoces de Jesús y es Su Espíritu quien te revela cuestiones que al venir de Dios son verdades absolutas. La construcción del conocimiento moderno nos diría que es necesario comparar postulados para tomar uno u otro como cierto. Pero ¿con qué comparo la Biblia? ¿O con quién comparo a Dios?

Creo que lo que ma causa más conflicto es la institución humana que le da forma a las ideas de Dios. Me parece muy complicado comprender, por ejemplo, que cada organización humana considere que su doctrina es la correcta porque creen que su forma de interpretar la Biblia es única e inigualable. Eso me llena de escepticismo. A veces siento que en la idea de resistir a las presiones del mundo, las organizaciones humanos oprimen a sus integrantes al no pedirles que piensen más allá del conjunto. Eso me cuestiona pero también creo es parte de la naturaleza del ser humano: el conflicto, la duda, el orgullo, la pasividad.

A veces me gustaría no tener dudas. Fluir. No es cosa mía; creo que a todos nos cuesta dejar los viejos ropajes, los viejos paradigmas de vida y comprender qué es lo que Dios exige de nosotros. He preguntado muchas veces cómo vivir en ambos mundos, pero no me refiero a tener dos identidades sino a tener una sola en dos mundos a veces contradictorios entre sí. Porque uno, el cristiano, me pide que acepte todo, no en mis eras, sino en las de Dios y el otro que ponga todo en duda, aún la existencia de Dios. Al menos así lo siento yo. Sé que uno no puede aceptar todo de tajo porque es el Espíritu Santo el que nos revela, poco a poco, el camino y cómo caminar en él. Jesús lo dejó en el mundo para que sea Él quien nos guíe. Eso es sencillo pero no es fácil. Porque implica un total abandono de uno mismo y una total ineptitud como ser humano. Yo no decido mi camino ni mi destino, no decido los pasos y no decido el ritmo. Lo único que hago es dejarme llevar.

¿Será pecado dudar de lo que dice la Biblia? En un mundo tan contradictorio y cambiante, la Biblia es lo único que ha permanecido.

Desequilibrios o de cómo dramatizar

Vivimos en una sociedad que nos exige no profundizar en lo que sentimos. No repensar nuestras ideas ni hacer caso de la complejidad de nuestras emociones. Todo debe ser normalizado ¿pero por qué? ¿Por qué la tristeza y el cuestionamiento está relacionado a un drama negativo? En teatro el drama es un género en el que las emociones son expuestas y los deseos profundizados, en los que los problemas de la vida son medios de transformación del sujeto y no solo hechos vacíos. ¿Cómo puede alguien pretender conocerse si no se permite expresar lo que siente? Nos han enseñado que está mal preocuparnos, que está mal decir que nos sentimos mal o que estamos tristes porque eso es signo de debilidad. ¿Pero realmente es débil aquel que expresa sus sentimiento o es débil aquel que los evade? La vida no puede transcurrir de manera tan simple porque la mente humana no es simple. Estamos tan casados con la idea de la eficiencia y eficacia que olvidamos que la complejidad es una característica humana. Que todos tenemos una historia que contar y que normalizar o categorizar, no hace más que des humanizar al sujeto y volverlo un objeto. Se nos olvida que todo aquello que deseamos o soñamos nace de nuestro inconsciente. Lo pienso en mi: yo me cuestiono por qué siento lo que siento y qué tengo que hacer para canalizar mis emociones a acciones que me permitan transformar mi realidad. Para mí, establecer una relación con otro implica mucho más que solo química. En mis gustos hay parte de mi historia y lo que me afecta tiene relación con todo aquello que me constituye como sujeto.

Soledad y silencio

Despierto. No hay nadie en casa. Mi cubículo. No comparto con nadie el espacio. Hablo muy poco con otro ser humano. Comida. Siempre son viendo al infinito, en silencio. Tardes. Juego con un niño de un año y medio, es el único amigo al que abrazo frecuentemente. Noches. Llego a casa, mi hermana duerme.

Así son casi todos los días. Entre la soledad y el silencio me refugio en las redes, es la única forma que tengo para hablar con otros. Es tan extraño escuchar mi voz en algunas ocasiones.

Estoy pensado en lo que complicado que es darse cuenta de que estamos perdidos. Sí, perdidos. Perdimos en un mundo de inmediatez donde lo urgente supera lo importante; donde tratamos de definirnos por cómo nos ven y no cómo nos oyen. Un mundo donde todo parece posible pero no lo es; donde la vida es tan superflua que no la profundidad no pesa, es leve. Este mundo nos consume y lo sabemos, pero nos gusta. Estamos perdidos a propósito. Como en la cueva, sabemos que estamos dentro pero la luz no importa, importa la oscuridad. Y yo he pasado dos años buscándome en esa oscuridad. No me encuentro porque no puedo ver nada, solo imaginar lo que otros dicen que hay a mi alrededor, pero no veo. No siento. No escucho. No soy yo. Soy la oscuridad como todos los demás.

Gracias

Aprovecharé el día para darte las gracias. Gracias por compartir conmigo la maravillosa persona que eres y significar mi vida en muchos sentidos. Gracias porque a pesar del tiempo, la distancia o las tempestades, conocerte nunca dejará de ser uno de los mejores regalos que la vida me ha dado. Saber que existes y compartir contigo tantos recuerdos e historias, llena de luz y sonrisas cada uno de mis días. Gracias por cruzarte en mi camino y por siempre, llenar con tu cariño mi corazón.

Ponen avisos en el diario ofreciéndote como mercadería porque sos una puta.

Te secuestran te drogan, te golpean, te prostituyen, tal vez hasta te matan, mientras tu madre pone patas arriba las comisarías, porque sos una puta.

Te asesinan en la frontera de Tijuana porque a nadie le importa, si sos una puta.

Cierran Las Casitas, el barrio prostibulario más grande de la Argentina, para volverlo a abrir por orden [de un juez] federal a los pocos días, porque qué más da, son todas putas.

Te prenden fuego, te clavan ciento y pico de puñaladas, te lo merecés porque sos una puta.

Te mutilan el clítoris a los ocho años porque vas a ser una puta.

Te cortan la pollerita [minifalda] en tevé para que muestres el culo porque sí, porque son todas putas. 

Muerta de hambre, una “Sociedad de Socorros Mutuos” te promete trabajo cruzando el océano y terminás en la Swig Migdal porque aquí o allá, ya eras una puta.

En la guerra te violan del bando enemigo porque es tu merecido: sos una puta.

Te casan de prepo a los doce con un viejo de cincuenta justo antes de que te vuelvas una puta.

Piden una dote por vos, porque algo siempre se paga por una puta.

Te lapidan porque fuiste adúltera: una puta.

Te golpean y te tiran del balcón porque sos una puta.

Decías que no pero querés decir que sí, porque en el fondo, todas son putas.

No te toman la denuncia de violación porque es tu marido, ¿o acaso sos una puta?

Perseguís hombres en las propagandas de desodorantes porque cuando no son obsesivas de la limpieza o madres, para el mundo publicitario son todas putas.

Te violan por provocadora, por puta.

Te gusta cojer [follar], claro, si sos una puta.

Te encanta mostrarte, como a toda puta.

En el fondo no sos lesbiana, si a todas les gusta, porque son todas putas.

Ellos tienen un instinto irrefrenable que deben satisfacer, y vos satisfacés porque sos una puta.

El “oficio más viejo del mundo”, ser una puta.

Una esclava, una mercadería, una “conejita”, una botinera, una actriz, una chica de tapa, una bestia en la cama: una puta.

En la bolsa de gatos de un mundo donde la subordinación sexual de la mujer muta por una cadena de significantes que van del relativismo cultural a la “liberación femenina”, pasando por los lugares comunes más enquistados y recalcitrantes, con el mismo estereotipo de fondo, apenas bastan dos sílabas para ocultar la denigración de todo un género.

Ana Wajszczuk

Probably how I’ll be buried

Fins sempre Barcelona, trobe eternitat en les teves instants...

Aún puedo cerrar los ojos e imaginar que estoy ahí... Escucho la brisa del mar e inhalo el fresco aire salado; escucho las risas por las calles, múltiples lenguas y conversaciones, el sonido de nuestros píes corriendo y de nuestras manos bailando... Siento el calor y el frío que acariciaron mi rostro. Y éste se ilumina al recordar todos los bellos momentos que construyeron mi historia en Barcelona; momentos que no dejaré ir nunca y que atesoro con mucho cariño.No cambiaría nada, nada en absoluto; desde que tome un avión con rumbo a Madrid el día 4 de septiembre supe que todo cambiaría y así fue. Me descubrí de múltiples formas, descubrí a otros cuyos corazones se engancharon al mío; descubrí un mundo hasta entonces desconocido y mi mirada sobre el mundo se expandió tanto que aún no veo el horizonte. Aprendí a disfrutar cada instante, a disfrutar de la nada y de los hasta pronto. Forme una familia de lenguas y culturas diversas, de diversas edades y razones. Me encante y desencante de la Pedagogía. Observe un sistema educativo diferente y aprendí de los silencios, de mis colegas catalanes, de la meva UB. Baile, reí, cante, lloré, viaje, me sorprendí, añore... Viví Barcelona.

Fins sempre Barcelona, trobe eternitat en les teves instants, les porto en el meu cor sempre.

Cartas a una tesista. 2.

Barcelona, España. 26 de noviembre de 2013

Después de leer todo aquello que escribí la noche del viernes, me sorprende que mi cabeza haya podido formular, en medio de tantas ideas revueltas, algo que para mí ahora es muy coherente: el planteamiento central de mi tesis. Hacer de esa tesis un trabajo individual de reflexión sobre lo que he aprendido en éstos 4 años de mi vida y re-pensar mi tarea como pedagoga, abordando un tema en específico que me sirva de “excusa” para realizar dicha reflexión.

Me parece que es un trabajo bastante interesante pero también bastante complejo, porque implica que tenga bien claro cómo llevar mi camino y no perderme en el intento; porque sí hemos de ser realistas, éste trabajo tiene un tiempo preciso para ser llevado a cabo y necesita de mucha dedicación por parte mía.

No dudo en que pueda hacerlo, pero no sé cómo comenzar… O mejor dicho: me da miedo iniciar y no poder lograr lo que me propongo, porque más allá de pensar que “yo puedo con todo” y demás pensamientos positivos, creo que debo ser realista y saber que no sé todo lo que debería y que hay grandes vacíos en mi formación que será difícil llenar en soledad.