( simonrashford. )

Le dio vueltas al papel, estaba casi seguro que se trataba de un billete, y que después de varias horas de trabajo había encontrado algo que valía la pena, no solo basura para separar. Lo había guardado en su bolsillo, y ahora que estaba en su tiempo libre decidió examinarlo, no entendía el Ucraniano, le parecía igual de confuso que el ruso, pero se dejó guiar por el número en él.  Y sobre todo, la figura que estaba plasmada en el papel. “¿No crees que tiene unos lentes interesantes? Y ni que se diga de su barba, si pudiera hacer crecer la mía, quisiera una foto así” habló en voz alta, a la persona a su lado, mostrando el billete para que pudiera observar con él. “Es un billete muy raro,” opinó, pues, tampoco tenía un amplio conocimiento en estos. 

Inclinó su cabeza entonces para observar de qué se trataba éso de lo que hablaba su acompañante, entonces pudo observar el billete sobre los dedos ajenos y, tras contemplar al hombre impreso en el, la imagen del gordo de los regalos le invadió la mente, despojándola de una hilarante carcajada. “¿A cuanto que si le pones un gorro de pico rojo y unos renos atrás es igual a Santa Claus.” Chistó, una curva despampanante se instaló en su semblante, sus orbes buscaron las del muchacho, indagaron en busca de su complicidad. “Y no te puedo imaginar con barba, es como...” Sus manos entonces atraparon la barbilla ajena, acariciando delicadamente la desnudes de la misma. “Toda esta zona, si estuviera cubierta, no serías tú, ¿me entiendes?” Cuestionó, volviendo a inspeccionar el billete con su mirada, sintiendo la risa cosquillearle la garganta. “Es súper raro, ¿quién pone a Santa Claus en un billete?”

( isaxyes. )

La nueva presencia logró alterar su corta tranquilidad. Un baño en la playa a esas horas de la noche no era tan raro… ¿O sí? De cualquier manera lo único que buscaba era despejarse, sin nadie alrededor, sin ruidos ni multitudes abarcando todo su entorno. Pero alguien llegó, alguien a quien pudo reconocer a pesar de la lejanía. “Si vienes a llamarme la atención, te diré que no está prohibido bañarse de noche.”

“¿Eso quiere decir que también me puedo meter?” Mas las aguas seguramente se encontrarían heladas y la ventisca fría que le acariciaba la desnudes de su rostro de por sí ya la hacía tiritar. “Aunque seguro está fría, así que olvídalo. ¿Qué haces bañándote ahí, de todos modos?” Indagó intentando encontrarle sentido a la escena, su caminata nocturna había tomado un giro que no esperaba. “Las duchas en el hotel funcionan, eh.” 

( agnestesia. )

Batallas internas de desataban en su mente. El sonido de las olas rompiéndose contra la orilla eran los gritos de guerra que, ansiosa, proclamaba como suyos y teñía con ese tinte de locura que se desbordaba por sus ojos. No muy allá de su posición notó el andar de un pequeño cangrejo, dejando todos los objetos que había recolectado sobre la arena para comenzar a seguir al crustáceo. El depredador vestido de adolescente acortó la distancia hacia el animal, deteniéndose al estar justo por encima de éste. Y sin decir nada o mover su expresión siquiera, presionó su pie contra la frágil coraza que cubría al cangrejo. El cuerpo estalló bajo su peso, pero ni siquiera eso fue capaz de interesarla mínimamente. Necesitaba algo más o perdería (aún más) la cabeza. — Lo haremos si fue aquí donde decidiste enterrarla — la voz a sus espaldas captó su atención, girando el rostro para encontrar a la rubia. — Y si no has sido tú quien se encargó de aniquilarla, entonces no tengo mucho respeto por tus palabras — anunció. La idea de haber encontrado a alguien que posiblemente había acabado con la vida de la pareja de su amante sonaba como algo digno de escuchar, pues las versiones diversas ya habían comenzado a correr en su cabeza. Trágicamente hermoso; muerte por amor, aún cuando desconocía el significado de la última palabra.

Mientras la vida del crustáceo se perdía en la infinidad del edén, la inglesa se ocupaba de continuar con su labor, recogiendo las porquerías que hacían del piso arenoso un campo de minas. No deseaba que si alguien la viese la hallará holgazaneando, además tenía un montón de puntos por sumar. “Ah, no. Enterrarla en una playa sería muy cliché.” Sí, eso ya la había pensado con anterioridad, cuando la cordura se le escapaba de las manos. “Y espero que no me pierdas el respeto, pero ni siquiera llegue a eso. Sigue viva, vivita y coleando.” La impotencia haciéndola apretar los dientes y su semblante tomando forma de tristeza, hace ya bastante que el índole no salía a la luz, ni siquiera se acordaba cuánto le afectaba.  Frunció el ceño entonces, de pronto yació en un mundo aparte, dónde sus pensamientos la abrazaban, uno, dos, tres, cuatro segundos permaneció en las nubes de ideas y luego bajó. Campante le sonrió. “Cómo sea, soy Darla.” Últimamente los modales no la dominaban demasiado, mas no recordaba su rostro y mucho menos su nombre, una presentación la obligaría a exponerlo. O al menos eso creyó.

( thayerxhemming. )

—Ah, ya sé de cuales hablas— mencionó, refiriéndose a esas chicas que se disfrazaban imitando animes. —Y tienes razón, quizá te pareces más a algo como eso— continuó divertido, aunque el alcohol  que tenía dentro de su cuerpo le generaba cierta confusión, hasta hacerle perder el hilo de la conversación. Ya ni sabía como llegaron a hablar sobre eso exactamente. —No soy del tipo que da falsas esperanzas, voy directo al grano, generalmente. Y si se enamoran de mí, bueno, no es mi culpa— justificó su postura una vez más hablando en un tono divertido, deshaciendo cualquier tensión en una amplia sonrisa que surgió en su rostro, todo parecía colaborar a causarle algún tipo de gracia, sobretodo el alcohol que le hacia exagerar su expresión de alegría. Incluso sin llevar ninguna prenda que cubriera su torso, Thayer no sentía ningún tipo de frío extendiéndose en su cuerpo. Al contrario, la temperatura no hacía más que aumentar. —Vale, entonces si lo aceptas y dado que yo también lo acepto, entonces todo está dicho— mantuvo el sentido del humor que acontecía el momento, mostrándose bastante dispuesto a lo que siguiera. Y así, sonrío ligeramente mientras oía a la chica maldecir y de pronto, la tuvo sobre sus labios, acto que no detuvo  y que continuó, sosteniendo a la rubia con la espalda para que no perdiera la estabilidad. 

“No, no.” Sacudió su cabeza en negativa, irradiando diversión. “Nunca debes llevarle la contra a una mujer, siempre tienes que darle la razón. Así que, empiezo otra vez: Es tú culpa.” Bromista versificó, para luego ser invadida por una carcajada armoniosa, divertida yacía en el ambiente que habían creado, lleno de bromas sin forma y amenos comentarios, hacía ya bastante tiempo que no consumía alcohol, por supuesto, no se sentía tan distendida como en la fiesta que le estaban obsequiando. Recordó entonces que una vez se despertará en la mañana, debería ir a agradecerles a los dueños de la pensión, sentirse normal de nuevo era un privilegio. “Sacaste todas las palabras de mi boca.” Mintió, ya ni sabía lo que decía, mucho menos lo que pensaba, sólo contaba con un objetivo bastante claro y ese se trataba de concluir con las tareas impuestas, ¡bendita su suerte por su embriaguez y la de él! El rechazó que esperaba no sucedió, hecho que la incitó a deslizar sus sus manos hasta llegar al inicio de su cuello, acariciando a su paso cualquier cosa que rosará su tacto, un desliz torpe en un comienzo y delicado en su final. Movimientos lentos, pura suavidad tenue... La inglesa se instaló en ese beso dónde la invadieron las ganas de besarle más, por tanta ausencia de cariño quizá. Cambió de ritmo llevándolo al compás de los masajes que le daban sus pulgares al área auditiva del masculino, su cordura deshaciéndose con cada mimo.

( naeemkhalid. )

La voz de la menor captó su atención. Tuvo que mirar hacia abajo, notando que era mucho más bajita que él. Se preguntó qué hacía en el campamento, si se veía tan inofensiva. Aunque sus palabras le provocaron algo de curiosidad. Elevó sus cejas, y una sonrisa se asomó en las comisuras de su boca. “Hey, tranquila. Yo vengo aquí a cuidarlos. No a limpiar. Ese es su trabajo.” Comentó, negando con la cabeza, y observó los movimientos de la fémina, aún sintiéndose curioso por qué estaba haciendo en un lugar como ese, pero no iba a permitirse preguntarle así nada más. Tal vez era una criminal, pero el también lo fue una vez, y le hubiese gustado que lo respetasen las autoridades. Tomó malas decisiones, como todos, pero quería pensar que eso no lo hacía una mala persona. Ni a él, ni a nadie más.

“Lo sé, Señor Guardia, lo sé.” Imitó a los de clase alta, marcando su acento y estirando sus labios cual estuviesen operados, su voz armoniosamente gruesa reveló aquella broma a costas del morocho. “Sólo digo,” Dejando el juego atrás se inclinó hasta llegar al suelo, mientras tanto capturó entre sus dedos lo que parecía y olía como comida podrida. “que si tanto te importa la playa, tu ayuda a recolectar es bienvenida. Porque tengas ese uniforme no quiere decir que no puedes juntar basura, además puedes hacer ambas cosas. Cuidarnos y recolectar, ¿O no eres capaz?” Sus orbes entrecerradas, un desafío pincelando su lengua y dibujando en sus orbes una diversión singular, atrevida. ¡Estaba tan aburrida! Limpiar la playa no había resultado tan entretenido cómo se imagino y el aborrecimiento hacía la tarea la llevaba a buscar amenidad hasta dónde no existía, discusiones insulsas, hablar consigo misma o simplemente decir tonterías a las personas menos oportunas.

( naeemkhalid. )

El moreno respiró hondo, inhalando el aire fresco del exterior. Definitivamente le agradaba la idea de estar en la playa. Era un lugar bastante tranquilo y su alrededor pintaba un paisaje relajante. Exactamente lo que necesitaba, sin embargo, no estaba allí para disfrutar del todo. Más bien, estaba allí para cuidar niños. “Este lugar necesita mucho trabajo.” Comentó, señalando lo obvio, y alzó los hombros. “Será mejor que empiecen a trabajar cuanto antes. Hay que aprovechar la luz solar tanto como sea posible.” Observó el paisaje a su alrededor una vez más. Sí, aún le brindaba un sentimiento de serenidad, pero no podía negar que la playa en la que se encontraba estaba hecha un asco.

“Sí tanto te preocupa la playa,” Comenzó en un ameno canturreó, acomodando cada uno de los utensilios, que debería usar para recolectar la basura que denigraba visualmente la belleza natural del lugar. “envés de quedarte parado ahí puedes ayudar.” Finalizó con una sonrisa filosa, como si ella no fuese una criminal y el moreno no portará su uniforme. “Sólo digo, porque mientras más manos mejor.” Acotó entonces con un encogimiento de hombros, como si la relevancia en ello fuese mínima cuando, de hecho, resultaba ser todo lo opuesto. Entonces, sin más rodeos, dio inició a su jornada de labor, empezando por levantar una lata de gaseosa y introducirla a la bolsa oscura que colgaba plácidamente de su hombro izquierdo, intentando que lo que sea que suceda a su alrededor no la distraiga demasiado, de lo contrario su trabajo se extendería hasta días inalcanzables. 

( agnestesia. )

No importaba hacia dónde mirase; todo su alrededor se encontraba saturado por una gruesa capa de suciedad. Las bolsas de plástico y las botellas de cristal —así como algunas latas y demás objetos varios— cubrían casi por completo la superficie arenosa. Una pesadilla para todos aquellos que guardaban respeto hacia la naturaleza, aunque para Agnë no tenía mayor significado que una tortura que no soportaría. Su nivel de masoquismo aún no rozaba tal nivel de odio a sí misma. — Qué putada — masculló a la nada, girando el rostro hacia sus espaldas para encarar a cualquier idiota que tuviera mala suerte (o pésimo destino) de estar cerca. — Si quisiera nadar en basura regresaría a Lituania —pausó, filtrando una mínima dosis de diversión (no la sentía). — Ojalá encontremos un cadáver enterrado por aquí.

El aborrecimiento hacía la basura que invadía la playa obligaba a la inglesa a buscar un entretenimiento en medio de todo eso por sí sola, de pronto la oías reír a carcajadas por un chiste privado, luego si prestabas mucha atención se distinguían en un murmuró muy, muy, bajo cómo estaba discutiendo con un ente que no existía. Se repetía conversaciones en su cabeza, discusiones dónde ella ganaba y otras circunstancias más, un sinfín de mundos exclusivos. Sin embargo, el acento de la muchacha a su lado había reclamado su atención, y si bien en otros tiempos quizá el último comentario la hubiese espantado, ahora sólo la despojo de un gracejo deleitoso en ironía. “Ojalá encontremos el cadáver de la esposa de mi ex.” ¿Broma o realidad? Una mezcla de ambas. “O dinero, cualquier cosa que no sean preservativos usados.” El agotamiento no careció en su último comentario, en media hora que se encontraba ejerciendo su labor correspondiente aquello era lo qué más había recolectado, aunque sonará a un chiste mediocre, aunque pareciese que el mundo se riera en su propia nariz.

( tabithas. )  —  C L O S E D.

Pero sí reía, o al menos solía hacerlo. No había palabras para explicar siquiera el porqué de sus orillas toscas y sus maneras ácidas, el simple recuerdo de toda la tragedia le erizaba la piel. No soltó respuesta alguna, sus hombros simplemente se encogieron. Cualquier sentimiento de culpa se esfumó ante la respuesta ajena, la arruga de su entrecejo mostrándose cada vez más clara conforme la de áureos cabellos escupía sus palabras de justa manera. “Básicamente sí” el sarcasmo empapó hasta la última sílaba, comenzando a avanzar hasta la puerta de madera que retumbaba al ritmo de la música lejana. No había más que añadir, era sincera en eso, más se rehusaba a quedarse en un lugar donde claramente no estaría agusto, no ella ni la contraria, un mal inicio que lejos estaba de quitarle el sueño. “Disfruta la fiesta” murmuró entre dientes con notorio desinterés, jalando la perilla para que ésta se abriera, pasando por el umbral de la puerta, dirigiéndose al bullicio del cual anteriormente había huído. 

( jessvxnce. )

Formó una fina línea con sus labios, mirando a la contraria, ensanchando los ojos al verla tan indignada por no haber probado un trozo de la tarta. –Tranquila. Ahora veo que quizás esa tarta significaba mucho para ti –trató de bromear, al menos para calmar un poco a su interlocutora. Nunca había visto a nadie entrar en aquel estado de indignación al saber que una tarta se había reducido a migas. Eran muchos allí, y obviamente iba a terminarse rápido. –Puede que hasta tengas suerte y saquen otra tarta. He oído algunos rumores –le susurró lo último al oído, bromista, como si se tratara de un secreto que debían guardar. Sin embargo, era cierto el que había oído por ahí que existía una segunda tarta, seguramente escondida en la cocina. –¿Sabes? Cabe la posibilidad de que en la cocina haya otra. Sé que quizás iría contra las normas, pero no suelo acatarlas –su ceño bajó levemente, en un gesto despreocupado. –De pequeña me caí encima de una tarta y olí a chocolate durante al menos una semana. Fue en un concurso, delante de todos. Así que prefiero que desaparezca antes de que decidan hacer cualquier tontería –discretamente introdujo aquella anécdota en la conversación como parte de un reto que le había sido dado en un pequeño papel momentos atrás.

“¿Enserio?” Escéptica ante lo revelado la inglesa observó a la cobriza, ella no había oído nada. Nada de nada, mas algo en su forma de hablar, en su semblante, le decía que la joven trataba con la verdad así entonces el escepticismo en su tes fue disminuyendo de a poco, hasta sólo dejar una curva radiante de esperanza. “¿Estás insinuando que vayamos a hurtadillas a la cocina y saquemos una rebanada?” Ahora la complicidad y esos aires de secreto los cargaba la blonda, su atrevimiento a decir tales cosas la había despojado de una sonrisa vivaz e entusiasta. Pero tan pronto concluyó con su deducción se halló a sí misma sacudiendo su cabeza en negativa, era una idea fantástica pero más le gustaba el pensamiento de conservar sus puntos. Posteriormente se dedicó a oír la anécdota que la morocha gustó compartir, sintiéndose sumamente especial. Ante la ojiazul la campista resultaba ser un ente misterioso, era amigable cuando se la cruzaba, pero su imagen le daba la sensación que ocultaba muchas cosas, así de semejante era la figuración que tenía sobre la femenina contraria que se le fue inevitable no sentirse especial, tal la muchacha la hubiese elegido entre todo el campamento para compartir dicha historia. Se privó de la carcajada y luego sonrió. “¿De verdad te caíste arriba de un pastel? Ay, eso sería como el sueño de los glotones. Ami siempre me gusto, porque es dulce y no sé, es muy rico. O al menos los que he comido siempre son deliciosos, además de que hace años que no como pastel, por eso estoy como estoy.” Suspiró rosando los hilos espectrales del dramatismo. “Pero, enserio, más allá de eso no creo que debamos arriesgarnos tanto por un pastel. Me he resignado.”

( itzelgales. )

No, no entendía absolutamente nada. ¿Cual era la correlación entre el evento pasado y el presente? Intentó ordenar sus ideas, evidentemente sería algo difícil poder sacar cosas concretas de la rubia en su estado, pero deseaba poder entenderle para así ayudarla. “Creo que tendrás que ser un poco más específica.” Todo lo que acababa de decir era muy vago como que para que ella comprendiera de qué se trataba. “No creo que ese dicho sobre las mujeres rubias sea cierto, ¿sabes?” Sonrió levemente, intentando hacer una broma para que ella imitara su acción (aunque dudaba que pudiese lograr su cometido). Colocó una de sus manos sobre el hombro femenino y lo acarició suavemente, intentando reconfortar a la chica de esa forma. “¿Una carta?” Cada vez entendía menos, y, ¿quién era el destinatario? Necesitaba un poco más de información si deseaba detener su llanto. Tomó la servilleta que la muchacha le entregaba y bajó su mentón para leer el contenido. “Oh, es una carta de amor.” Expresó en voz alta, casi sin darse cuenta, algo sorprendida al respecto. “No es una estupidez.” Negó, le parecía completamente sincero de su parte, sobre todo porque existían miles de contradicciones en su redacción, lo cual dejaba ver que había puesto todos sus sentimientos en la carta. “Creo que es muy bonita. Nada que te haga sentir de esta forma puede ser tonto.” Le fue honesta, por más que el receptor pudiese o no mercer aquellas palabras, si a la chica le afectaba, entonces importaba. Recordó entonces que la rubia debía vomitar, por lo cual guardó el papel en uno de sus bolsillos y asintió. “Tengo una idea.” Soltó su agarre para alejarse, poniéndose de espaldas a ella e inclinándose hacia abajo al mismo tiempo que doblaba sus rodillas. “Súbete a mi espalda, correré hasta allí.” Sinceramente no creía que su acompañante pudiese hacerlo sin tambalearse, por ende la única opción restante era la que acababa de proponer. 

“Y no lo es, sucede que en realidad estoy muy ebria y no puedo parar a mi lengua, además de que ni siquiera se me entiende bien.” Comenzó a explicarse, cómo podía, perdiéndose en el hilo de su mismas palabras, averiguando cómo iba a concluir su oración mediante hablaba. “Yo sé que no entiendes nada, a veces olvido a quién le digo cosas y a quién no, pero ¿historia corta?: la carta es para mi novio (bueno, algo así) y esa carta que te he mostrado es la gran estupidez que hice. Es decir, por él estoy aquí y la gran parte del día lo odio pero...” Mordisqueó su labio, una pausa cargada de tensión y duda. “me he puesto a pensar, ahora, hace unos momentos, y me he dado cuenta que no estoy segura si lo odio a él o en lo que él me convirtió.” ¿Estaba siendo clara? Temía  no serlo, sus orbes entrecerradas eran una clara manifestación de eso, mas sin embargo se privó de dar más explicaciones. “Sé que no entenderás, déjalo.” Sin mucho más rodeó, finalmente, ancló el tema ahí mismo. De todos modos su estomago ya demandaba demasiada atención como para continuar con todo eso, cuando la cobriza se puso de cuclillas la inglesa no supo cómo reaccionar, pero sentía que todo lo consumido estaba por arribar en sus fauces y simplemente accionó, con mucha suavidad recostó su estomago en el dorso ajeno y se dejo llevar. Quizá no era la mejor idea, pero sin dudas resultó ser la vía más rápida para llegar a su destino.

( eleanormxjewski. )

–Pues date prisa si quieres solucionarlo. Las botellas vuelan como si estuvieran en oferta, y no lo hacen de la mejor manera –informó, dirigiendo una mirada al lugar donde se podían obtener estas. Había visto incluso a varios campistas pelearse por algunas gotas de tequila, y ni pensar lo que llegarían a hacer por una botella entera de cualquier líquido. –Puede que lo sea o no –respondió sin mucho interés para restarle importancia. –Pero te aseguro que tengo alcohol en mi organismo. Además, no creo poder pasarlo bien a vuestra manera. Los instructores estamos limitados hasta cierto punto.

“No soy tonta, lo sé.” Espetó de mala gana, ella ya había previsto dicha circunstancia escondiendo una de las primeras botellas que llegaron a la gran mesa. “Yo ya tengo mi botella por ahí, sólo estaba esperando el momento adecuado. Probablemente no tome alcohol por un largo tiempo, así que quiero hacerlo bien.” Acotó sin más y con un deje de autosuficiencia tenaz, estaba bastante claro que ya tenia un plan respecto al índole. Uno demasiado singular como para ser compartido con sus pares, detalle para nada extraño tratándose de la inglesa. “Bah, deja el protocolo para cuando tu jefe te este viendo. Es una fiesta y tu eres un ser humano, todos lo somos, tienes tanto derecho a divertirte como cualquiera.”

( vlennarts. )

Durante algunos segundos, el instructor pareció no reaccionar ante aquellas palabras que habían llegado con claridad y precisión a ser captadas por sus sentidos. La amenaza de la fémina era casi tan floja como su intento por hacerle sonreír, y por un momento se preguntó si aquella actitud extraña debía de ser ligada irremediablemente hacia los retos que les habían impuesto en aquella noche. Él, por su parte, todavía tenía un buen montón sin ser llevados a cabo.— No voy a dejar que me beses —pronunció, dejando que su mirada permaneciera fija en el semblante femenino.— En principio porque has fallado en tu primer intento por relacionarte conmigo… —¿quién decía que ella estaba intentando algo semejante, de cualquier manera? Y sin embargo, el tomar aquella actitud le era útil para lo que se tejía en su mente.— Los halagos habrían funcionado mejor —elevó levemente las cejas.— Podrías comenzar, por ejemplo, admitiendo que tengo bonitos ojos, ¿no crees? —pronunció, llevando su vaso de bebida de regreso hasta sus labios, dando un sorbo a su bebida y relamiendo sus labios poco después, probando el sabor a licor que permanecía sobre ellos.— De todas formas ya has perdido tu oportunidad.

“Y por eso mismo sería un castigo excelente, nos estamos entendiendo.” Mas bien parecía todo lo opuesto, si bien creía con firmeza que el joven lograba entender cada uno de sus puntos la realidad resultaba ser otra; mientras ella juraba una comprensión mutua sólo existía rechazo por un lado y insistencia por el otro. “Yo no me intentaba relacionarme con vos... No quiero relaciones contigo, no eres mi tipo.” Su mal entendido tomó forma y su lengua no tuvo freno. “Sólo te quería dar un globo para que sonrieras, es tan simple como suena.” Prosiguió ella, ahora descendiendo su atención al globo que cargaba entre sus dedos, dibujando círculos sosos sobre el mismo. Sin embargo, las palabras que continuaron la obligaron a capturar las orbes masculinas, examinándolas minuciosamente en silencio. Sí, él estaba en lo cierto, sus ojos eran lindos, pero... “Bueno, te hubiese dicho eso, pero creí que me ladrarías o no sé, no aparentas para nada ser el chico que recibe esa clase de comentarios con una sonrisa. Por eso obvié los halagos.” Se explicó con la ayuda de sus manos. “Pero si gustas: tienes lindos ojos, Instructor.” Su voz profunda supo distinguir semejante rasgo del muchacho, un poco de dramatismo a su halago le dio aquella chispa que lo hizo único. “Mhm, no. No la he perdido ¿sabes por qué? tú sigues hablándome, lo cuál me dice que incluso puedo llegar a tener hasta una tercera oportunidad.”

( wharmony. )

La americana miró a la recién llegada, su espíritu irradiaba mil soles conjuntos a la vez. Le sorprendía la capacidad tan prepotente de hablar. Y eso que a Harmony le gustaba escuchar no pensó que llegaría a ese punto donde no tuviera nada que decir más que esperar, no había tenido oportunidad de hablar si era honesta, ni de presentarse o conocer a su compañera. Sus ojos verdes se posicionaron en la contraria y le dieron todo el espacio necesario, el silencio requerido y la atención que demandaba. Atrapó el papel con sus dedos, leyendo con detenimiento, no decía en absoluto algo agradable, quizás el te amo señalado con más suavidad que el te odio que parecía escrito con una fuerte negatividad que hasta podría quemar el aura americana. Antes de poder hacer cualquier comentario se vio abrumada por una serie de preguntas que parecían acusaciones casi sin sentido, alegando una teoría banal sobre la comunidad hippie. — Soy Hamony, ese es mi nombre — Entabló por principio, no era muy fanática de los apodos cuando se podía utilizar la belleza del nombre con el que se los habían bautizado — La utilización de marihuana como droga funcional, sea cual sea el caso, es completamente una comunicación con la naturaleza, es la puerta que nos inspira a conectarnos con nosotros mismos y con la madre tierra, ella nos brindó esa planta para que pudiéramos detenernos y prestar atención al mundo — Explicó, sabía que de por si no iba a ser tomado como una razón lógica pero si nunca lo había hecho entonces significaba que desconocía la conexión espiritual que las hierbas generaban en el cuerpo. 

“Bueno, Harmonia,” ¿Lo había dicho bien? Probablemente no, mas tan poco le había importado que tras fruncir su ceño con extrañeza durante un segundo, continuó hablando. “no entendí nada de lo que me acabas de decir, pero... No, enserio, no entendí nada, ¿cómo te comunicas con la naturaleza través del consumo de marihuana? O sea, yo sé que te hace volar, pero hablar con las plantas... No sé, me suena a sustancia equis.” Verborragia nata, sin sentido ni forma, ahora se había ido tanto por las ramas que ni el porque de su llegada al lugar dónde se hallaba se acordaba. No obstante el índole llamaba su atención, tanto como para encapricharse con el mismo, deseaba comprender. “Además... bueno, es raro. No sé. Me siento muy cansada y me pesan los ojos, hace tanto no me ponía así. Creo que eso es lo que más me gusta de la marihuana, que no te deja tan agotado como el alcohol. Como me siento ahora, de verdad, es una mierda.” La pesadez en su dorso la obligó a tenderse ahí mismo, recostar su cabeza sobre el suelo y contemplar el oscuro edén estrellado. Maldita sea su abstinencia, maldita sean los buenos dueños de la estancia.

crookedtooths:

i’m full of too much love but i’m also full of too much mental illness

( schxtzb4ch-a. )

“ Si no lo has notado me he estado divirtiendo bastante aquí. ” Replicó, aunque en realidad la fiesta hasta ese momento no había sido realmente especial para la alemana y técnicamente lo único que había hecho era beber, lo cuál no era divertido como ella decía, al menos no en verdad. “  Bailar no es lo mío. ” Agregó frunciendo un poco el ceño por la insistencia de la rubia. “ Solo haría el ridículo. ”

No, no lo había notado en absoluto y esa era una de las más grandes influencias que tuvo a la hora de decidir invitar a danzar la muchacha. “¿No? Bah, qué sé yo. Yo me aburría y te vi igual, supuse...” Pero eso de suponer ya no importaba demasiado, la joven había dejado en claro sus pocas ganas de bailar y Darla deseaba guardar sus energías para otro momento más especial de la noche. “Cantar tampoco es lo mío pero canto de todos modos, ¿sabes por qué? Porque a pesar que lo haga mal me hace bien, seguramente también hago el ridículo cuando canto pero aquí me ves; importándome un bledo.” Su relato por más que fuera de lugar contaba con un proposito palpitante, su opinión bien marcada: nada de lo que decía la cobriza le parecía una excusa aceptable.

Metric ✖ Help I’m Alive 

If I stumble They’re gonna eat me alive

#metakingapersonalitytest