Tumgik
ceylan2017 · 7 years
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Días 40-41 Ratnapura-Negombo Nos despedimos de la isla en el hotel Serendib de Negombo, donde no podían faltar un par de festines culinarios, qué tarta de queso con chocolate mamma mía, y qué rico el pescado del Sea Joy, un mullet (mojúl) y unas gambas a la plancha. En Ratnapura pudimos comprar un par de cometas hechas a mano, las hemos desmontado y metido en la maleta, no sé si lograremos recomponerlas. En Negombo prueba una de las made in China y está divertida, pero acaba descuajeringada y se la regalo a unos niños. Y ya, fin, chimpón, este blog ha sido una crónica del viaje para acordarnos nosotros mismos en un futuro. Hola Rodri y Clara del futuro, ¿qué tal estáis en retrospectiva? También es para los seres queridos que les haya apetecido leernos y ver lo que hemos visto. A vosotros hola y besos. ¡Nos vemos en breve! ¡Kamak nee!
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ceylan2017 · 7 years
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Días 37-39 Sinharaja Quedan muy pocos días para acabar este viaje. La cabeza se nos empieza a ir a Madrid. Pero ir a Negombo está a cinco horas y no tendríamos nada que hacer allí. ¡Yo no me planto! Nos recuperamos de cagaleras varias en Haputale charlando con los majetes de Barcelona que también tienen la tripa fina. Salimos hacia Sinharaja Rain Forest, en la zona sur oeste de la isla, interior. La zona más húmeda de Sri Lanka ha creado aquí una selva tropical llena de personajes sorprendentes. Mariposas, serpientes, escarabajos, pájaros, peces, caracoles gigantes (está el caracol estudiante y el caracol doctor), flores, árboles mágicos y arañas con cara de calavera. Mientras Clara se toma un descanso yo me hago esta última excursión con el entusiasta y despierto guía Dilshan, junto a tres holandeses sesentones entrañables. Vemos café, canela, pimienta, fish tail palm trees (kitul), de donde sacan el sirope tan rico, y me entero de que las lianas no caen sino que crecen como cualquier otro árbol, sólo que se enganchan a las ramas de otros precisamente para no caer. Tarzán no me explicó bien este mecanismo de la naturaleza. Sinharaja quedará en el recuerdo como uno de los sitios más especiales de este viaje.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Días 33-34 Sigiriya-Kandy En Sigiriya hay unas rocas volcánicas como plataformas enormes a las que puedes subir por senderos y escaleras. La más turística es la Lion Rock, pero nos decidimos por su hermana Pidurangala, con vistas de globo 360 grados impresionantes. Un Buddha tumbado con medio cuerpo de ladrillo descansa a medio camino hacia la cima. Arriba me hubiera gustado volar una cometa de las que esperan en el tuk tuk. La comida es de las más cuidadas, el dueño del alojamiento, una finca entre árboles con cabañas en lo alto, nos describe cada plato del tradicional buffet de rice and curry. Hay un vegetal muy rico pero con muchas hebras (una especie de patata pero con una raíz por dentro), nos dice que se llama "amburella" (en Kataragama nos dijeron "something mango"). Continuamos viaje hacia Kandy, donde más que recrearnos en la ciudad famosa por el Templo del Diente (del diente de Buddha que tienen guardado), o sus bailes al son de los kandian drums, nos vamos por la tangente en una excursión a la sierra The Knuckles, a una zona llamada Riverston. Preciosas montañas, increíbles vistas en el Mini World's End (el World's End está en Horton Plains, for next time we come to Sri Lanka), una cascada bien guapa con pozas y un aventurado paseo entre la niebla. Dejamos atrás la posibilidad de visitar a los que son conocidos como los nativos de la isla, anteriores a los singaleses: los veddas. Te puedes hacer la visita turística a su pueblo con un guía-intérprete y verles bailar, cazar, hacer fuego, etc, por 30$ cada actividad, más sesión de fotos con el jefe de la tribu. Estos señores pueden tener una vida fuera del sistema muy exótica e interesante, pero no para invadirles con nuestro turisteo y que encima nos vacíen los bolsillos.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Días 35-36 Ella Cada día es tan distinto que se nos olvida dónde hemos estado y qué hemos visto. En Kandy tuvimos otros desayunos memorables ("labadie" era otro plato dulce que nos encantó, una masa de fideos rellena de coco con miel), y otra excursión que no mencioné, la del bosque de ironwood (el árbol nacional de bella y blanca flor que ofrendan en los templos) y la cantera de cuarzo rosa, de donde dicen que llevaron toneladas para la construcción del Taj Mahal. De lo que nos acordamos muy bien es del recorrido en tren de Kandy a Ella, tan emocionante como lo pintan. Paisajes selváticos, montañas lejanas a ambos lados de la vía, tramos a gran altura. Te da tiempo a leer, dormir, comer y mirar y mirar por la ventana. Y también a documentarte y aprender que los trenes de vapor dejaron de circular en los años cincuenta para dar paso a locomotoras diesel, o sea que no hay catenaria. En fin, a nuestra vuelta, cuando cojamos el tramo Recoletos-Las Rozas por Chamartín miraremos El Pardo con nostalgia. En Ella, una de las ciudades insignia de la zona montañosa, pasamos un día completísimo con visita a la fábrica de té Uva Halpewatte, al puente de los nueve arcos, sesión de masajes y baños de vapor ayurvédicos y cena festival. Tan festival que acabamos rodando de llenos y con una noche de pesadilla y cagalera. ¡No todo iba a ser tan idílico! Dejar Ella nos cuesta además tres horas de tuk tuk con lluvia y estado febril, pero ya estamos recuperando la energía para dar el siguiente salto desde Haputale, donde el señor Lipton, el de los tés, solía venir a sentarse en un mirador que quita el aliento en lo alto de las montañas.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Días 30-32 Iruwa-Colombo-Dambulla Cerramos el círculo habiendo rodeado la isla. Unos 2000 kilómetros en su mayoría por la costa. Atrás dejamos unas de las imágenes más icónicas de Sri Lanka, los pescadores sobre zancos. Estos tíos se sientan en una cruz hecha con palos en medio del mar, pescan, y cobran si les quieres hacer una foto. 100 rupias bien invertidas, como al que hace de escultura en el Retiro. Atrás en Matara, visitamos un taller de batiks, telas pintadas a mano con tintes naturales con una técnica que usa cera para aislar cada color. La dueña nos enseñó el proceso y mostraba orgullosa la carta que la reina de Inglaterra le había enviado en agradecimiento al enorme batik que aquella le regaló. Y Colombo nos lo quitamos como el Coliseo porque tenemos que renovar aquí el visado, un trámite de tres horas de conducir y otras tres de esperar que nos basta como muestra de la capital. El pueblo o más bien barrio de Mount Lavinia es más tranquilo para despedirnos por ahora del mar. Se nos antoja tocar el mundo de las cometas, que se ven de vez en cuando tirando de su correa hacia el cielo, pero ante la oferta de cometas Made in China nos quedamos con las ganas de volar una hecha aquí. La foto es de un festival de cometas que celebran en Negombo. Y nuestro recorrido por el interior comienza con la impresionante vista del Buddha sentado sobre la Roca Elefante en Kurunegala, y la visita a los templos de Dambulla, llenos de Buddhas sentados y tumbados tallados en la propia roca. Y no queremos desaprovechar la bonita piscina del Gimanhala Hotel cuando se nos pone a llover
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ceylan2017 · 7 years
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Días 28-29 Dondra-Unawatuna-Galle Nos dirigimos al faro de Dondra, el punto más meridional de Sri Lanka. Antes se podía subir y disfrutar de vistas de 360 grados, pero como eso parece haber cambiado nos entretenemos haciéndonos fotos con el faro como si fuera la torre Eiffel, haciendo como que la cogemos en la palma de la mano. Los locales, gente de bien que no sabe que esto se hace con torres y monumentos por todo el globo, creen que estamos haciendo un paso de ballet y se descojonan abierta y amistosamente de nosotros. De aquí a parte de la costa oeste está lleno de centros de protección para tortugas. Aquí en Koggala, como en tantos otros "hatcheries", se encargan de aquellas que son encontradas con lesiones y de los huevos que les compran a los locales (como incentivo para que no se los coman), y tratan así de luchar contra la amenaza de extinción que pesa sobre estos bichos. Las grandes son impresionantes, aunque las pobres no tienen casi luz y cada una está convaleciente de lo suyo: caparazón roto, una pata amputada, un ojo tuerto. Las pequeñas son aleteadoras y muy oscuras, te muerden el dedo y te hacen cosquillas, unas rebozaditas en arena y otras nadando ya con soltura en pilones esperando salir pronto hacia el mar. Antes de llegar a Unawatuna comemos en el Ceylon Café, decorado con unos carteles retro chulísimos. El brownie delicioso. Y la gastronomía es el tema del día porque en Unawatuna, una ciudad de callejuelas apretadas y resorts playeros, nos deleitamos con una cena de jumbo prawns y cuttlefish frescos que nos deja contentos para descansar en el Jeta Hotel, un edificio colonial holandés arropado por palmeras. Y celebramos que es nuestro aniversario y medio en las calles de Galle, la cuarta ciudad más grande de la isla. En una zona dentro del fuerte volvemos a masajear nuestros paladares con texturas de carrot cake y ginger tea, y algún regalito se cuela en nuestra maleta, uno muy especial para cuando conozcamos a Nachete, la nueva persona que entra en nuestras vidas y que nació el día 10. Pedro y Ana, felicidades y esperamos que a vuestro renacuajo le gusten las tortuguitas de peluche.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Días 26-27 Tangalle-Talalla De camino a Tangalle unos monos muy simpáticos nos han saqueado el tuk tuk. Nada grave, pero por un momento pensábamos que se habían preparado unas tostadas con Milo (el Cola-Cao de aquí). Sólo se llevaron plátanos, crackers y galletas, y la guasa estaba servida entre los visitantes a las dos estatuas gigantes de Buddha. Dos figuras imponentes. Aunque una de ellas hace un gesto con las manos que parece que le de grima algo. Más amables que los monos han sido los elefantes que te esperan en la carretera, que no cogen los plátanos sin permiso, aunque con sus patas como sacos y su tamaño de botafumeiro de piel asustan si no estás preparado. En Tangalle tenemos una cabaña maravillosa cerca del mar (Natural Cabanas). En el chiringuito de la playa nos atienden con la habitual parsimonia pero cenamos muy a gusto en el Dinela, un escenario techado de estrellas y la orilla infinita. Especial mención a la Playa del Silencio, un rincón de mar aterciopelado y arena mullida que te mece al son de las olas. Al día siguiente vamos a salto de mata visitando las atracciones cercanas: los templos en la roca de Mulgirigala (Clara se conforma con subir la mitad de los escalones), el chorro de agua que roca y mar crean en Humaniya Blowhole, y el Buddha sentado gigante de 50 metros, un coloso construido en los años 60 y recubierto de baldosines dorados de piscina, tan reposado, tan acolchado. Por lo visto en la zona hay una artesanía digna de conocer, el encaje de bolillos de Dikwella, o Dikwella lace, pero está siendo difícil encontrar el sitio donde los hace una cooperativa de mujeres. Y acabamos el día en la playa de Talalla, donde lo más memorable será el desayuno que estamos digiriendo mientras termino esta frase.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Días 24-25 Monaragala Hasta aquí hemos recorrido un arco de unos 1300 km por las costas de Sri Lanka. Arugam Bay cierra la etapa de la costa este y nos disponemos a explorar el sur. Hacia el interior está Monaragala, donde Wasantán nos acoge con su familia en Kanda Land Villa. Trato exquisito y excursión pintoresca al borde norte del Yala National Park. Cenamos en compañía de sus socios, cuñado, cocinero y conductores de tuk tuk, uno de ellos con pierna ortopédica, el cocinero con su boca llena de tabaco rojo (se meten una mezcla de hoja, una pasta blanca, una nuez durísima y el tabaco, adictivo y "also it looks ugly"). Segundo intento en este viaje de pescar, esta vez con caña buena, cebo bueno, y nada, no hay manera. Durante la noche nos vienen a visitar pequeños grupos de elefantes. Sus pisadas pffff shhhh... Pffff shhhh. La luna otra vez es mágica y por la mañana señora araña llena de bebés y libélula gigante nos dan los buenos días. 
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ceylan2017 · 7 years
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Días 22-23 Arugam Bay Estamos en la cuna del Surf, dicen que Arugam Bay está entre los diez mejores lugares del mundo para coger olas. Es posible, pero no seremos nosotros quienes las cojan. Clara porque está en la orilla paseando, y yo porque no tengo ni idea y tras tres horas en el agua lo que estoy cogiendo es un resfriado. No. Basta de este tono auto degradante. Con perseverancia un día conseguiré surfear y Jack Johnson palidecerá deslumbrado por mi destreza. Por lo demás, Arugam Bay es un lugar lleno de restaurantes con comida deliciosa y zumos en los que quieres quedarte a vivir. Una noche en tienda de campaña nos deja acalorados y desvelados, así que trincamos habitación con ventilador para la segunda noche. Y qué felices nos las habríamos visto en este adorable lugar si junto al recuerdo de los impresionantes cocodrilos no estuviera el recuerdo de que he perdido mis gafas con el traqueteo del tuk tuk. Se tiraron de mi bolsillo escapando, quizás queriendo emprender sus propios viajes y ver mundo.
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ceylan2017 · 7 years
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ceylan2017 · 7 years
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Día 21 Batticaloa Deep Sea Resort es el sitio. Una piscina tamaño tuk tuk bajo la sombra de los árboles cura todas las heridas. Incluso un poco las que nos están haciendo los mosquitos. Aquí, Edward II nos atiende como un padre. La comida es normal, como los tiempos de espera. O sea un sueño. El entorno es inmejorable, acceso a una playa en cinemascope, la piscina que es para entrar y volver a entrar, la habitación con la combinación perfecta de aire acondicionado y ventilador. Una veena al otro lado del lago llega a mis oídos mientras escribo con los pies en el agua, esa cadencia de la música hindú que te acerca a lo divino. Quizá pidamos otro zumo de lima. Nos está costando despegar nuestros trasteros de este paraíso.
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