Creer en la paz
Creer en la paz
Las guerras se esconden del sol
Las sombras suicidas retroceden ante la luz
Caricias escondidas que encienden alarmas
Reminiscencias de un pasado olvidado
Te ríes conmigo
Mientras espero tu complicidad
Te resistes conmigo
Mientras espero tu claridad
Te excitas conmigo
Mientras espero tu sensualidad
Creer en la paz
Las bombas no estallan sin temor
Los cuerpos están vivos
Sonrisas medidas que producen temblor
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El viejo mendigo
“¡Soy un romántico, señor!” cantaba gritando el viejo mendigo, empujando su carrito de supermercado.
“¡Patético y cursi! ¡Vaya con su locura a otra parte!” le contestó una vecina, molesta por los ruidos.
El viejo mendigo siguió entonando su desafinada melodía ignorando las críticas.
En su carrito viajaba el universo que lo rodeaba: un abrigo raído, cajas de cartón que eran cama y techo, botellas recicladas, zapatos gastados que le eran grandes y alguna muda de ropa, más transparente por vieja que por limpia.
Pero sus bienes más preciados viajaban en su mente y en su bolsillo. La clara imagen de la sonrisa de su amor y medio poema escrito en una amarillenta hoja de cuaderno doble raya.
“¡Soy un romántico, señor!” seguía cantando el viejo mendigo, empujando su galaxia por el vecindario.
La vecina, con aún peor humor, empujada por una injusta indignación, salió a la vereda a increpar al mendigo:
“¡Basta! ¡No queremos por aquí sus gritos! ¡Que romántico ni amor ni ocho cuartos! ¡viejo loco!”.
El mendigo prestó atención por primera vez a la mujer y un segundo después un nudo en su garganta le impidió seguir cantando.
La vecina también se calló. Algo en la mirada, en la actitud del mendigo la llamó a silencio. Una súbita emoción, muy parecida a la angustia atrapó el pecho de la vecina, haciendo nido en su garganta, ahogando su voz indignada.
El viejo la miraba con una profunda tristeza, con una dulzura que perfumó el ambiente instantáneamente.
“¿Usted no sabe lo que es el amor?” preguntó el viejo, con una voz profunda y pacífica.
“Pe… pe... ¿pero qué le importa a usted?” contestó reaccionando la mujer.
El viejo pordiosero metió la mano en su bolsillo y sacando la hoja doble raya la extendió con cuidado. Con una tímida seguridad le mostró la misma a la mujer.
Con un raro temblor, la vecina tomó el papel.
Fué leer las primeras líneas y la emoción borró su indignación. Se tradujo en lágrimas, se convirtió en comprensión.
Ella entendió que nunca había amado así como el viejo mendigo a su amor.
Ella supo que no conocía el amor.
Con una nueva actitud, la mujer devolvió el papel. “Gracias.” musitó. “Siga cantando por favor, disculpe mi poca paciencia, que es un poco amargura…”
El viejo sonrió guardando la descolorida hoja, tomó su carrito y reinició su canto.
La vecina entró a su casa, llorando en silencio con esa mezcla de tristeza y agradecimiento por ser testigo de un pequeño milagro.
“¡Soy un romántico, señor!” se escuchaba cantar al viejo mendigo, los sonidos del carrito de supermercado, misteriosamente no eran ruido, eran música.
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Creo que hoy es el tiempo
Creo que sos movimiento
Creo que puedo quererte
Creo que hoy tengo suerte
Creo que nada termina
Creo que todo comienza
Creo que sos libertad
Creo que hoy me libero
Creo que te encuentro
Creo que esto es sueño
Creo que hoy te despierto
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Me gusta vestir así, con el perfume que te agrada
Que dejes cabellos en mi cama y descubrirlos en la mañana
Me gusta salir así, casi formal y con saco
Que te maquilles poco y uses tacos
Me gusta ir a ese lugar, a cenar escondido
Que te rías casi loca y te mire hechizado
Me gusta tirarme sobre la mesa, para rosarte los labios
Que te sonrojes un poco y yo quede medio loco
Me gusta esta indefinición, con su riesgo y ternura
Que me busques con exitación y sin locura
Me gusta.
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El fulgor no se explica
Simplemente sucede
El relámpago tiene explicaciones
Que la ciencia expone
Pero el estremecimiento no se explica
Simplemente sucede
El trueno tiene sonidos
Que los oídos perciben
Pero los escalofríos no se explican
Simplemente suceden
Los miedos tienen razones
Que la mente explica
Pero sentirte no tiene lógica
Simplemente sucede
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Ser estación no es destino
Ser duda no es camino
Los sabores sin dulzuras
Las palabras obscuras
Tristezas ajenas que no sanas
Fortalezas propias sin poder
Buscar asilo en si mismo
Tomar la paz como abismo
Distancias como remedio
Mirada salada que grita angustias
Mi abrazo no alcanza
No cubre agonías que no ve
Solo queda la espera
Viendo partir el bus
Que te lleva cerca o lejos
Pero sin dudas y con destino
Uno es apenas testigo
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Serenidad
Ella derramaba angustias mientras abrazaba su alma
Ella soñaba soles mientras viajaba galaxias
Ella tocaba mi espíritu inquieto mientras acariciaba palabras
Ella era el viento luego de la tormenta
Ella luchaba contra lágrimas mientras forzaba sonrisas
Ella veía en mis ojos mientras me perdía en espejos
Ella sonaba a música mientras reía de mi humor
Ella curaba con dolor mientras dudaba cicatrices
Ella era serenidad.
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Verde y celeste
Se presentan, se hacen vivos en mis retinas
Verde y celeste
Se manifiestan, se hacen amigos de mi vida
Verde y celeste
Se escuchan, se hacen sonidos en mis oídos
Es la vida, que siempre aparece para brillar mis días.
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Amores marinos
Amores vallenatos
Amores trasandinos
Pocas cosas en común y tan cercanos
Tres historias diferentes con un mismo testigo
Amores salados
Amores sociales
Amores privados
Muchas visiones y tan lejanos
Tres historias diferentes con un mismo cómplice
Amores lejanos
Amores complicados
Amores continuados
Muchas palabras y pocos silencios
Tres historias diferentes donde observar
Sin mañanas, sin hoy
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Te hago una propuesta decente
Que incluye privada pornografía
Seamos hoy dos locos amantes
Que se observan todo el día
Tengamos horas de insomnio
Escandalicemos a toda la gente
Paseando sin máscaras desnudos
Seamos hoy dos salvajes
Con pinturas tribales como atuendo
Tengamos en el vino el aliado
Sorprendamos al sol y la lluvia
Con danzas de tactos y suspiros
Seamos hoy como el agua
Tomemos formas de circunstancias
Escondiendo deseos tras las miradas
Seamos hoy que mañana
Mañana será otro día
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Tus ojos brillan con sal
Tu piel vibra con dulzura
Tus manos vuelan calor
Tus labios besan temor
Tus curvas son un camino
Tu voz es el destino
Mis ojos hablan con vos
Mi piel siente el sabor
Mis manos devuelven el río
Mis labios besan sin frío
Mi voz es estación
Donde el silencio se impone
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La noche amiga despliega estrellas
Inundando sonrisas y despedidas
Que prometen al nuevo día
Un plan de encuentro y naturalezas
De nuevos paisajes milenarios
Con los temores y rebeldías
De atrevimientos adolescentes
Mirando el suelo tímidamente
Con ligeras locuras y valentías
Sin mañanas ni futuros ciertos
El hoy se impone cada día
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Música
Si fuera músico
Esta críptica partitura de vivir
Sonaría con vaivenes barrocos
O estridente como un rock
O nostálgica como un tango
Sonaría tal vez un vals
O anacrónico minué
O atrevido reguetón
Sonaría tal vez un blues
O social como un cubano
O popular como bolero
Si fuera músico
Esta singular melodía de vivir
Nunca sería sinfonía
Ni tendría ampulosas oberturas
Ni movimientos tan claros
Si fuera músico
Estas notas sonarían a tu nombre
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Huraños
Simulando autosuficiencia gritando por dentro
Indisimulables grises en la mirada
Malditas fotos guardadas
Esas que nos sacan de centro
Una pereza incorregible confabula amarguras
Los soles se van perdiendo en azules no admirados
Los caminos se ven estáticos en asfaltos desgastados
Esos que no recorro sintiendo negruras
No hay dudas de decisiones
Pero saquean energías
Estos Domingos extraños
Que se vuelven huraños
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Sumar tiempo no es vivir
Buscar paz no es tenerla
Cuido mis espaldas de viejas traiciones
Aprendo las líneas del nuevo guión
Cierro los ojos con esa canción
Sumar momentos de felicidad
Encontrar paz es vivirla
Labios que se marchitan si no besan
Manos mustias si no acarician
Ternura impiadosa en sabanas de seda
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Las calles vacías gritan la noche
Besos robados con sabor ajeno
Apenas pieles con cobardías
Sudores cálidos sin compañía
Reemplazo mares en desiertos
Actuando roles cual actor novel
Las calles vacías gritan nombres
Caricias frías con duendes raros
Media sonrisa por la sorpresa
De estar presente
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