La importancia que damos nunca es la misma que recibimos.

A veces cuando mas necesitas es cuando menos tienes.

Quizá es mejor olvidar.

En realidad, sí te amaba, y creía que las cosas serían diferentes por una vez en la vida, pero ya ves.

Supongo que ya olvidaste más de la mitad de nuestra historia, pero yo no puedo. Por esas razones y más, es porque nunca podrás llegar a entenderme.

Nunca entenderás el daño y el dolor que me hiciste pasar, pero “ambos nos hicimos daño”, ¿no?

Siento que necesito ese dolor afilado para sacar lo que siento dentro de mí.

A veces la rabia me hace querer destruirlo todo y al final solamente termino llorando de rabia y haciéndome daño a mí misma con tal de no hacerle daño a los demás, pero los demás también terminan haciéndome daño a mí.

Hoy sólo quiero estar en la cama llorando.

A veces una persona quiere sentirse importante, una prioridad, pero olvida que no debe de luchar por un puesto que no le dan.

Una de las cosas más importantes en cualquier tipo de relación es validar el mundo emocional del otro, tan simple como eso.

Ahora mismo desearía un abrazo suyo y llorar en sus brazos, pero a la vez lo quiero golpear por tonto.

Eres mi maldito talón de Aquiles.

Ojalá algún día sepas todo el daño que me hiciste, pero sé con certeza que nunca lo sabrás.

Creí que después de todo, serías diferente a todos los demás, pero supongo que me equivoqué.

Si no empatizas con el dolor ajeno, ¿cómo pretendes que los demás empaticen con el tuyo?

A veces me hacen falta sus abrazos, pero luego una parte de mí piensa que es mejor así.