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bookolica · 3 years
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¿Cuántas horas a la semana se lee en España?
Leer es una de las actividades más placenteras, o al menos eso es lo que creemos en esta redacción. La idea de tomarnos unas vacaciones solo para leer nos parece, de hecho, una opción maravillosa (si algún hotel decide crear una escapada de relax y lectura, que nos avise que iremos a probarla). Pero, más allá de lo que creemos, ¿cuánto tiempo leemos de verdad cada semana? Encontrar tiempo para leer no es siempre tan fácil.
Cada persona lectora tiene su cuenta propia sobre cuánto lee cada semana y cuánto le gustaría poder leer. Los estudios logran, sin embargo, establecer las cuentas medias y el último que se ha enfrentado a esa cuestión es uno de YouGov.
De entrada, el estudio ha preguntado a los españoles por sus hábitos lectores. El porcentaje más elevado de la población es aquel que asegura que lee bastante.  Así, un 39% señala que lee bastante. Frente a ellos está el 29% que dice que lee poco, el 25% que lee muy poco y el 7% que no lee nada.
Por horas, lo habitual entre la población general es leer entre 1 y 10 horas a la semana. Eso es lo que hace el 43% de los españoles. Un 26% lee entre 10 y 20 horas, un 18% menos de una hora y un 9% más de 20 horas.
Las cifras cambian cuando la investigación se centra en aquellos españoles que son amantes de la lectura, es decir, los que dicen que le dedican bastante tiempo a leer. Aquí, el porcentaje más alto es el de aquellos que cada semana se pasan entre 10 y 20 horas a la semana leyendo. Son el 52%. Un 28% de estos lectores lee entre una y 10 horas y un 19% más de 20 horas a la semana. Solo un 1% reconoce que en realidad lee menos de una hora semanal.  
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bookolica · 3 years
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El audiolibro coge carrerilla
Cuando hace unos años los ebooks irrumpieron en el mercado, resultaba bastante fascinante ver cómo cambiaban las cosas y cómo se integraban en los patrones de lectura. Estaban de moda y su crecimiento era bastante rápido. Los libros electrónicos han dejado de ser una rareza y ya son parte incontestable del universo de lectura. El espacio novedoso ahora lo ocupan los audiolibros, que han empezado su crecimiento en los últimos años y a los que el último año ha dado un cierto impulso (es lo que ha pasado, en general, con el contenido en audio).
Los datos que aportan algunas de las compañías que operan en este mercado ayudan a comprender cómo están cambiando las cosas y cómo están creciendo los audiolibros y sus lectores/oyentes. Audible acaba de hacer balance y de sus cifras se pueden extraer ciertas conclusiones. Los libros de audio son una pieza creciente del ecosistema del libro y cada vez más personas se están lanzando a probarlos y a introducirlos en su día a día. La compañía, el brazo audiobook de Amazon, acaba de cerrar sus primeros seis meses en España.
«Los audiolibros son ya una realidad gracias a servicios como Audible, que está dinamizando claramente la categoría de entretenimiento en audio con un producto de alta calidad y adaptado a los gustos de la audiencia española», explica Juan Baixeras, country manager de Audible en España, en un encuentro con escritores, narradores y editores al que la prensa pudimos asistir en streaming.
Las cifras que han presentado en el encuentro, Presente y futuro de los audiolibros en España, hablan de boom. Un 34% de los españoles ya ha escuchado un audiolibro alguna vez y, sobre todo, se ha popularizado el hacerlo de forma habitual. Un 5,2% de los españoles escucha ahora al menos una vez al mes audiolibros. Es un 79% más que quienes lo hacían en 2019.
Y si las editoriales pudieron ser reticentes hace años con el ebook, no lo están siendo con el audiolibro. Pequeñas y grandes están experimentando con el formato. Los editores asistentes a la mesa redonda lo tienen claro y así se podía concluir escuchando sus intervenciones. Como señala Santos Palazzi, director del área mass market y digital en Editorial Planeta, se busca “maximizar la difusión de nuestros contenidos” y eso implica abordar los formatos que aparecen.
Planeta tiene ya 6 personas dedicadas en exclusiva al audiobook: son un equipo especial para este formato, que se encarga de gestionar la conversión a voz tanto en español de España como en latino. Las editoriales más pequeñas – Anagrama y Roca eran las que participaban en la charla – reconocen que no tienen capacidad para crear equipos de semejantes dimensiones dedicados en exclusiva al audiolibro, pero también lo han incorporado a su área digital.
En el caso de Roca, como apunta su directora y fundadora, Blanca Rosa Roca, empezaron a trabajar ya en audiolibros en 2014, cuando cerraron un acuerdo con Audible en Estados Unidos. Ahora mismo su catálogo abarca ya los 200 títulos. Aceleraron cuando vieron que el audiobook llegaba a España, aunque Roca reconoce que “como independientes que somos es difícil invertir esos 5.000 o 6.000 euros que cuesta hacer un audiolibro”.
Los audiolibros implican, al final, más trabajo, más inversión y más gestión (es un nuevo entorno de derechos por el que las editoriales deben luchar), pero si la tendencia sigue implicará también un cierto retorno. “Es una inversión considerable, pero estamos viendo que hay mercado y que responde”, indica Palazzi. Planeta asegura que ha multiplicado por 4 su facturación en audiolibros frente año pasado. “El audiolibro ha llegado y ha llegado para quedarse”, sentencia su directivo.
Además, no se trata solo de ofrecer un nuevo formato a los lectores, sino que en realidad el audiolibro abre también mercados nuevos. La industria está viendo cómo al audiobook llegan personas que ya son lectoras, pero también quienes no lo son.  
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bookolica · 3 years
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Azúcar quemado: madres, hijas y los matices de los recuerdos
Es probable que la mayoría de los artículos que hablan de Azúcar quemado, de Avni Doshi (Temas de Hoy), empiecen mencionando a la frase con la que arranca la novela. En cierto modo, se podría decir que parece prácticamente inevitable. Es uno de esos inicios que no solo están llenos de fuerza, sino que además dicen mucho sobre qué esperar de la novela y de cómo se construye la historia. “Mentiría si dijera que nunca he sentido places cuando a mi madre le ocurre una desgracia”, confiesa la narradora, Antara.
Azúcar quemado es una historia de madres e hijas, sobre cómo las decisiones de unas primero y de las otras después acaba afectando a cómo vivimos y a los hitos de la existencia. También sobre el peaje que suponen las responsabilidades en términos de cuidados, sobre el peso de la memoria y sobre la fiabilidad – o no – de los recuerdos.
Después de acabar de leer la novela, de hecho, sientes que has estado rodeada de personajes poco fiables. Debemos aceptar que la narradora es sospechosa, que nos cuenta una versión de la verdad (pero ¿qué es exactamente la verdad y son nuestros recuerdos completamente ciertos desde el punto de vista objetivo?), pero también que lo que los otros personajes nos acaban aportando cuando escuchamos sus voces supone una parte más del prisma.
La novela recoge la historia de Antara, narradora en primera persona, que tiene que enfrentarse al colapso de la salud de su madre, Tara. Tara fue una mujer poco convencional, que arrastró a su hija en sus decisiones vitales en las que rompía con la sociedad y con lo que esperaba la sociedad india de ella (y que quizás, en otra narración, hubiese sido la protagonista, en una de esas historias de ‘persona que aprende a vivir como quiere’ pero que aquí es el eco de lo que eso supuso para su hija, para lo que no fue exactamente una buena historia). Antara es ahora una mujer adulta, una artista, que ve como su madre pierde la memoria y que recuerda por ella y por su madre lo que han vivido juntas.
“Esta historia surgió de una voz”, explica la autora en el dossier de presentación de la novela. “Cuando empecé el último borrador, comencé a jugar con el tono y traté de imaginar cómo sonaría la voz de la narradora en la realidad. La primera frase de la novela surgió de esa forma”, añade. Doshi ha estado trabajando en esta novela durante siete años (“escribí muchos borradores de este libro”), que empezó como “una investigación sobre madres e hijas y los diferentes aspectos de esta relación”.
La novela se publicó en 2019 en India, antes de saltar en inglés a Reino Unido en 2020 (es finalista del Booker Price) y a Estados Unidos y Canadá este año. Ya ha vendido los derechos de traducción a más de 20 idiomas y es una de esas novelas que serán recurrentes en las listas de libros que deben leerse este año.  
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bookolica · 3 years
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Premios Gravitaciones de Poesía y Novela Corta
Compartimos, tal como las hemos recibido, las bases de los Premios Gravitaciones de Poesía y Novela Corta, que organiza Editorial Gravitaciones.
1. Plazos 
El plazo de admisión de originales comienza en el momento de publicación de esta convocatoria y finaliza el 15 de abril de 2021. 
2. Participantes
Puede concurrir a este premio cualquier persona mayor de edad y residente en España, siempre que no haya sido premiada por la editorial en convocatorias anteriores. 
3. Obras
Las obras presentadas serán originales, inéditas y estarán escritas en español. 
La temática es libre. La extensión máxima de la novela corta es de 40.000 palabras.
Si el autor presentase una obra simultáneamente a varios concursos y obtuviese algún premio, deberá notificar esta circunstancia a la editorial inmediatamente para su retirada del concurso. En cualquier caso, una obra premiada en otro concurso quedará descalificada a todos los efectos.
4. Premio
La resolución del concurso consiste en la publicación de las obras ganadoras, respectivamente, en las colecciones ‘Poesía’ y ‘Narrativa’ de Editorial Gravitaciones en igualdad de condiciones al resto de obras del catálogo.
5. Presentación
Los originales se enviarán a la dirección de correo electrónico [email protected] en un documento adjunto, indicando como asunto del mensaje «Premio Gravitaciones de Poesía/Novela Corta». El nombre de este documento adjunto será el título de la obra y en su interior no podrá aparecer nombre o seudónimo alguno.
En un segundo mensaje de correo electrónico, e indicando «Plica» en el asunto del mensaje, se enviará un segundo documento adjunto donde se hará constar el título de la obra y la identidad real del autor: nombre y apellidos, dirección postal, dirección de correo electrónico y número de teléfono.
Dado el carácter anónimo del premio, Editorial Gravitaciones no mantendrá correspondencia alguna con los autores, salvo el correspondiente acuse de recibo. 
6. Jurado y fallo
El Jurado estará compuesto por representantes de la editorial y profesionales del sector del libro. La composición del Jurado y el fallo se darán a conocer antes del 30 de mayo.
La editorial contactará con los autores premiados a través de los datos aportados en la presentación de sus obras y asimismo anunciará el nombre de las obras/autores premiados a través de su sitio web www.gravitaciones.com y redes sociales.
7. Publicación
Las obras premiadas serán objeto de un contrato de edición en exclusiva con Editorial Gravitaciones durante 10 años en formato papel y libro electrónico. Se incluirá la mención «I Premio Gravitaciones de Poesía/Novela Corta» en la primera y sucesivas ediciones de la obra. El resto de cláusulas se incluirán en el contrato de edición.
El autor conserva siempre la propiedad intelectual de su obra.
8. Consideraciones finales
La participación en este certamen implica la plena aceptación de todas sus Bases. 
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bookolica · 3 years
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El secreto de Alice B. Sheldon
Antes de 1977, se publicaron en España el 78% de todos los textos que James Tiptree Jr había publicado originalmente en inglés. Desde de esa fecha, las traducciones de Tiptree cayeron y solo salieron en castellano el 30%. El dato nos lo cuentan como “curiosidad” en la introducción a Una mirada a Alice B. Sheldon, de James Tiptree Jr., que acaba de publicar Crononauta.
En 1977, se había desvelado el gran secreto de Tiptree. Quizás, eso nos explique por qué el flujo de las traducciones cayó en picado… El escritor de ciencia ficción era en realidad una escritora, Alice B. Sheldon, que se ocultaba bajo un nombre masculino. Hasta entonces no había desvelado qué era una mujer, aunque sí había dado datos biográficos reales.
Todo lo que se sabía de Tiptree – que había estado en el ejército o trabajado para la CIA y que tenía formación en psicología – eran en realidad datos biográficos de Sheldon. Cuando murió su madre, alguien ató cabos y unió la identidad real y la literaria, destapándola. No había internet, pero poco importó. La noticia se expandió rápidamente por el mundo de la ciencia ficción estadounidense y el secreto de Tiptree se desveló.
Y, aunque escribir bajo pseudónimo (y hacerlo con un nombre masculino siendo una escritora) no es nada extraño en la historia de la literatura, la visión que se tenía del trabajo de Sheldon y de su persona cambió, por mucho que lo que hubiese contado sobre su biografía fuese real.
“Llegué a la ciencia ficción siendo hombre; es decir, con un seudónimo masculino que resultó tan realista que hasta mi agente, Bob Mills, creía que era un hombre”, escribe Sheldon en los años 80, cuando su identidad había sido ya desvelada.
Según apunta Sheldon, dos razones fueron las que le empujaron a escoger una identidad masculina. La primera estuvo vinculada con su carrera como académica en psicología, ya que no quería que asociasen su trayectoria profesional en un terreno y en el otro (y que no pesasen en su carrera en la universidad los prejuicios sobre la ciencia-ficción). La segunda es el hecho de que pensaba que no se iban a vender las historias que envió por primera vez para su publicación, así que escogió un nombre cualquiera. James le parecía un “nombre inocuo” y Tiptree era en realidad la marca de una mermelada.
Así creó su identidad alternativa. “Pensé que era un chiste muy bueno”, escribe sobre lo que pasó cuando vendió sus primeras historias y se quedó como James Tiptree Jr, “y disfruté mucho de mi anonimato (soy solitaria y me da miedo conocer a la gente, excepto por escrito)”. Su identidad secreta literaria le daba libertad, aunque creo otra identidad con un pseudónimo femenino (Racoona Sheldon) para escribir ciertas historias sobre violencia y mujeres con las que no se sentía cómoda con su identidad literaria masculina.
Durante los 70, Tiptree/Sheldon escribió muchas historias (en el prólogo de la edición de Crononauta explican también que usar un pseudónimo masculino le dio libertad a un nivel más personal: le permitió ser imperfecta como autora y hasta explorar el deseo sexual sin lastres sobre lo que sentía y sus creencias interiorizadas sobre el lesbianismo, que chocaban con esos deseos). Cuando su nombre real fue desvelado, para Sheldon, que además acababa de perder a su madre, fue un duro golpe. “Aquello me destrozó”, reconoce en el breve ensayo que escribió sobre la escritura en los 80. “Habían invadido mi mundo secreto y se descubrió la atractiva figura de Tiptree era tan solo una señora mayor de Virginia”, apunta.
“Sentí que no podría volver a escribir”, había indicado antes en el mismo párrafo. Algunos escritores hombres que habían sido sus amigos y admiradores de su obra adquirieron de pronto un tono paternalista en sus conversaciones con ella, explica. Después de saberse la verdad, no ganó ni un solo Hugo ni un Nébula más.
Esta reflexión sobre lo que ocurrió cuando se destapó quién se ocultaba bajo el pseudónimo es el material del breve ensayo Una mujer escribiendo ciencia ficción, que se publicó en una antología en los años 80, poco después de la muerte de Sheldon y que ahora Crononauta usa para cerrar el volumen que acaban de publicar.
Una mirada a Alice B. Sheldon, de James Tiptree Jr., recoge una selección de historias cortas de la escritora, las más destacadas, y que funcionan como una puerta de entrada perfecta para quienes no conocíamos su trayectoria o no leemos habitualmente ciencia-ficción (aunque también funcionarán para el público lector habitual del género). Algunas de las historias publicadas no habían sido traducidas antes en España.
Crononauta ha respetado, además, las recomendaciones de Sheldon sobre cómo deberían ser publicadas algunas de esas historias en términos de uso de tipografías.
“La ciencia ficción es la literatura de las ideas y yo soy, a mi parecer, una escritora de ideas”, creía Sheldon, lo que bien vale como punto de clausura.
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bookolica · 3 years
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Cómo el año del coronavirus cambió cómo leemos
Cuando empezamos 2020, yo me hice un propósito. Iba a acabar – o al menos reducir de forma considerable – la pila de libros que tenía por leer. Eran muchísimos, tantos que habían tomado al asalto la mesa de comedor que mi casero tuvo a bien en algún momento incluir como decoración en mi salón. Las pilas se multiplicaban y crecían y crecían. Yo seguía comprando libros y sumando, lo que hizo que los libros por leer llegasen a causarme ansiedad. En las Navidades los había metido en bolsas de supermercado de esas gigantes para poder liberar la mesa para unas comidas. La imagen de la mesa vacía me generó paz y la determinación de leer cosas pendientes. Hice hasta propósitos públicos de mis planes. Iba más o menos bien hasta que llegó el mes de marzo.
Cada cual tiene su recuerdo de cuándo empezó todo esto y qué estaba haciendo. Al no vivir en una de las comunidades autónomas en las que había más casos a principios de marzo, todo parecía un tanto lejano. La semana justo que culminó con el confinamiento fue cuando la amenaza del coronavirus y sus potenciales consecuencias se hicieron más visibles. Era también cuando en redes sociales la gente estaba convirtiendo en tema del momento lo de quedarse en casa.
El viernes 12 de marzo decidí ir al día siguiente a una librería, hacerme con unos cuantos libros para pasar los próximos días de encierro potencial (yo era de las que creía que sería cuestión de semanas) y estar preparada. En mi comunidad se anunció esa noche que cerraba el comercio no esencial, con lo que me quedé sin visita a la librería. El sábado se anunció el confinamiento total y yo me encontré en mi casa, sin libros nuevos. Era el menor de los problemas que se venían encima, cierto, pero entonces me automaldije un poco por no haber ido a comprar libros el viernes por la tarde. Por lo menos, me dije, vaciaré alguna de las bolsas de libros por leer.
Las vacié, pero no porque consiguiese leer todos los libros guardados. Lo hice un día de confinamiento en el que me dio por la limpieza y por reorganizar mi biblioteca. Al principio, no era capaz ni siquiera de concentrarme en los libros. Durante días no fui capaz de leer nada en absoluto, lo que me causaba cierta aprensión. La literatura ha sido el refugio en el que he acabado en muchísimos momentos de mi vida. No ser capaz de leer y seguir el hilo de un libro me parecía inquietante.
Tuve que asumir que si no eres capaz de leer Guerra y paz y mil libros más durante el apocalipsis, como parecía que estaba haciendo alguna gente en las redes sociales, no pasaba nada. El primer libro que conseguí leer entero fue el diario de una adolescente en la Barcelona de la Guerra Civil. Llevaba un par de años por casa y creo que fue su estructura de fragmentos – es un diario, claro – la que hizo que fuese más fácil leerlo. Durante las semanas de confinamiento no compré libros, más allá de un par de ebooks, y tampoco leí muchísimo.
Ahora, un año después, lo que me llama la atención no es tanto mi limitada capacidad de lectura, sino cómo cambió mi percepción de lo que leía. En esas semanas salió en EEUU You Deserve Each Other, de Sarah Hogle, y me compré el ebook porque los medios especializados en romántica estadounidenses no decían más que cosas buenas sobre el libro. Estaba bien, concluí tras leerlo, pero no era para tanto y su humor no lograba cuajar conmigo. Decidí volver a leerlo estas Navidades, cuando mi yo pandémico no dominaba mi apreciación de las cosas, y la lectura fue muy diferente. Lo disfruté. Me hizo gracia.
¿Ha cambiado la pandemia cómo leemos? ¿Lo estaba haciendo mientras nos enfrentábamos a la vida en tiempos de coronavirus en ese primer momento? Mi experiencia vital me lleva a decir que obvio, la realidad es, claro está, más compleja.
No se han publicado todavía ensayos sobre la lectura en el año del coronavirus, aunque es un tema que bien merecía que se hiciese. Sí existe un pequeño libro ensayístico, publicado por Katz, que aborda el tema partiendo de los textos de una conferencia. Es Lectura y pandemia. Conversaciones, de Roger Chartier, que no resuelve las dudas sobre el impacto de la pandemia en la lectura al completo, pero sí apunta en varias direcciones sobre cómo se podría hacer análisis de la situación. “Debemos resistir la tentación de proyectar la experiencia personal como si fuese compartida y general”, advierte sobre la experiencia lectora pandémica, lo que me viene muy al hilo de lo que estaba reflexionando.
Chartier apunta que analizar ahora mismo cómo ha afectado la pandemia a la lectura es “arriesgado”, porque es más probable que tendamos a partir de la experiencia propia olvidando que la pandemia ha acelerado las desigualdades. Aun así, hay ciertos elementos que sí podemos tener muy presentes, como son cómo afectó la crisis a las librerías y en dónde estaban ya estas antes de ello y también el impacto que tuvo nuestra vida digital en la lectura durante la pandemia.
Y, a pesar de que no tenemos la distancia suficiente en términos históricos, sí empezamos a tener ya datos sobre el perfil lector en tiempos pandémicos.
Máximos históricos de lectura
El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España, elaborado cada año por la Federación de Gremios de Editores de España, sale cada año. Su última edición se presentó en febrero y, dado su carácter anual, analizaba qué había ocurrido durante 2020. Aporta estadísticas de la vida lectora en los tiempos de crisis. Sus conclusiones dejan claro que el coronavirus nos llevó a leer más. Se produjo un crecimiento durante el confinamiento, pero uno que se quedó más allá de ese momento.
Así, en 2020 se alcanzó un porcentaje de lectores semanales del 52,7% en España. La cifra llegó al 57% durante el confinamiento, lo que supone un máximo histórico en hábito de lectura. Además, no solo más gente lee de forma regular, sino que también subieron las horas que dedicamos a leer. Si en 2019 se leían unas 6 horas y 55 minutos cada semana, en 2020 han sido 7 horas y 25 minutos. Durante las semanas de confinamiento se batió esos datos: se leían 8 horas y 25 minutos semanales.
También se han comprado más libros durante 2020, compras que se han hecho sobre todo en librerías. Las compras de libros en internet subieron, pero también lo hicieron las de compras en librerías.
Y ¿por qué leímos más durante el confinamiento? La clave está en las emociones: el 81% de esos lectores reconoce que leer les ayudó a «llevar mejor la situación durante el confinamiento». Así, los libros se vieron como un entretenimiento (99%), desconexión (97%), alegría (77%) o tranquilidad (90%). A un 93% les ayudaron a relajarse.
De hecho, la lectura fue tan crucial durante el confinamiento que se mudaron patrones. Si habitualmente cuando se lee más es en agosto, porque se está de vacaciones, en 2020 cuando más se leyó fue en abril. Son datos de Nubico, la plataforma de lectura online, que también ha hecho balance de cómo la crisis del coronavirus ha cambiado los patrones de lectura. El día en el que más se leyó en España en 2020, según sus datos, fue el 14 de abril. El pico de lectura de 2019 fue el 18 de agosto.
Lo más leído durante el año del confinamiento fue la literatura general (36%), seguido por la novela negra- policíaca (30%) y la novela romántica (28%).  El balance que hacían en mayo de 2020 sobre hábitos lectores también apuntaba que habían crecido los libros de la categoría de cocina, comida y vinos. Su lectura había subido en un 141%.
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bookolica · 3 years
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#CiberAutoras: homenajeando a la inventora del libro electrónico y visibilizando a las escritoras en el mundo digital
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Era una de esas historias completamente olvidadas, hasta que hace unos años fue rescatada. Ángela Ruiz Robles, una maestra, creó a finales de los años 40 un sorprendente artilugio. Se llamaba Enciclopedia Mecánica de Doña Angelita y permitía acceder a varias obras al mismo tiempo. Era un libro electrónico antes del boom de los ereaders. Construir la Enciclopedia Mecánica resultaba demasiado caro, así que al final solo se hizo una, el prototipo que Ruiz Robles construyó en Ferrol para mostrar su invención.
Ahora, la Enciclopedia Mecánica se suele colar en exposiciones, libros sobre lectura e historias sobre pioneras del desarrollo tecnológico. También, desde hoy, es la base de un día de celebración. Hoy, 25 de marzo, es el día de #CiberAutoras, una jornada que busca homenajear a Ruiz Robles y su Enciclopedia Mecánica y ayudar a visibilizar el trabajo de las escritoras en el mundo digital.
Detrás de la iniciativa está una editorial, Ménades. “Como homenaje a su figura y su trabajo, desde Ménades queremos celebrar una jornada festiva para visibilizar la figura de Ángela Ruiz Robles y fomentar la presencia de las escritoras en el mercado del libro electrónico”, explican en la nota de prensa de presentación del día.
De hecho, la jornada no solo se centra en las escritoras que ahora mismo trabajan en el entorno digital o en la figura Ángela Ruiz Robles. También quieren «dar voz a todas esas escritoras, de todas las épocas y nacionalidades, que han sido olvidadas por la historia, y recuperar sus obras, así como facilitar que estos textos se digitalicen«. Es decir, esperan que la jornada ayude a que las escritoras – todas ellas – se vuelvan más visibles en el «mapa virtual».
Aunque la jornada nace de una iniciativa de Ménades Editorial, no la ven como una especie de patrimonio propio. Invitan a cualquiera a que se una a la fiesta y celebre la escritura de las mujeres en el mundo de los libros electrónicos.
En este primer día de #CiberAutoras, hay ya dos charlas previstas. Se podrán seguir en el canal de YouTube de la editorial y abordarán la primera la biografía de Ángela Ruiz Robles y la segunda la presencia de las mujeres en el mundo del libro electrónico.
Ilustración | Ménades Editorial
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bookolica · 3 years
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Ocultos en el bosque: un libro ilustrado para buscar lo que el bosque esconde
Antes de la pandemia, ya era habitual cruzarse con artículos con recomendaciones y análisis sobre la importancia que los árboles y la naturaleza tienen en nuestra vida cotidiana. Recuerdo especialmente uno que te recomendaba tener un paisaje enmarcado en el lugar donde trabajabas y mirarlo cada cierto tiempo para descansar la vista y la mente. Durante el confinamiento, la sensación de echar de menos los árboles se volvió acuciante para muchos.
La nueva normalidad y los primeros paseos confirmaron para otros el horror ante aquellas ciudades construidas sin planificar bien las zonas verdes. Recuerdo la envidia que me daban las fotos que me pasaban por WhatsApp mi hermana y mi madre (que viven en una ciudad con muchas zonas verdes) en sus paseos en la época en la que solo nos podíamos mover a una distancia controlada. En la ciudad en la que vivo, las zonas verdes son muy escasas.
En todo ello pensaba con Ocultos en el bosque, uno de los últimos libros que ha publicado Kalandraka, en las manos. Ocultos en el bosque no es un libro nuevo exactamente y no tiene nada que ver con esa escasez de árboles y zonas verdes a la que estamos condenados los habitantes de algunas ciudades, pero su exuberancia verde me acabó llevando en esa dirección.
Ocultos en el bosque es un fascinante libro ilustrado, obra de Mitsumasa Anno y publicado originalmente en Japón en 1977. En su país en una de esas obras de culto, un clásico del libro ilustrado (como cuentan en la presentación de la editorial, Anno tiene hasta un museo propio en su pueblo natal). Este Ocultos en el bosque permanecía hasta ahora inédito en España.
El libro no tiene edad y tampoco tiene texto, pero logra atraparte mucho tiempo. A primera vista, las ilustraciones son una muestra de naturaleza llena de vida (quizás por eso mi cerebro conectó rápidamente el libro con la ausencia de verde de la que hablaba al principio). Vemos senderos, frondosas copas de árboles, vistas de paisajes que te hacen sentir en lo alto de un mirador… Sé que es simplista y no dice mucho de mí como crítica, pero dejadme usar una afirmación. Es bonito (y como prometía ese artículo sobre el paisaje enmarcado en el lugar de trabajo, me llena de una cierta paz).
Sin embargo, todas esas emociones que generan las ilustraciones y todo ese gusto pasando las páginas no son exactamente lo que es el libro.  Es un extra que te llevas. Porque Ocultos en el bosque es, en realidad, un juego de agudeza visual.
En esas copas de los árboles y en esos senderos por el bosque se ocultan tigres, palomas, lobos, elefantes o cocodrilos. También se esconde una bruja. Las acuarelas son, en realidad, un juego visual, en el que el espectador tendrá que encontrar los elementos ocultos entre lo que se ve. Y, cuando te das cuenta, llevas mucho tiempo mirando con atención al bosque.
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bookolica · 3 years
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La escritora que organizó la primera manifestación feminista en España
A la cabeza iba la comisión ejecutiva, llevando la pancarta de la manifestación. Eran las mujeres de las ejecutivas de las asociaciones feministas convocantes. «Abajo el clericalismo. Viva la libertad», ponía, en un estandarte rojo. Para abrir paso a la apertura de la manifestación, organizada por la Agrupación de Damas rojas la Asociación de Damas radicales y La Progresiva Femenina, pasaba antes «un grupo de socios de las Juventudes radicales», que apartaban a los curiosos y abrían paso. Detrás de la pancarta de apertura, aquel 10 de julio de 1910, seguían las manifestantes. Las crónicas consultadas no dan una cifra exacta, pero eran miles de mujeres.
La crónica que publicó entonces La Vanguardia, el diario más popular de la ciudad que acogía la marcha, Barcelona, apunta que entre las asistentes iban una niña «vestida de República» (iba en brazos de «un individuo»), muchas manifestantes con una caricatura que mostraba a la república dando un puntapié a un fraile prendida con un alfiler o una manifestante que llevaba «un soberbio ganso con el cuello adornado con cintas tricolores» (recibió «muchos aplausos»).  Otra de las noticias de la prensa del momento señala que la mayoría de las mujeres asistentes llevaban insignias que identificaban a que asociación de mujeres pertenecían.
Eran «algunos miles de mujeres de Barcelona y otras que habían llegado de diferentes pueblos», como recoge uno de esos artículos. Las manifestantes salieron de la plaza de Urquianona a las cuatro y media de la tarde. Habían empezado a concentrarse ya a las cuatro, siendo la asistencia variada en términos de edad (aunque «abundando las jóvenes) y muchas iban en grupo «ataviadas con trajes domingueros» (algo que, leyéndolo 110 años después, hace imaginar un ambiente festivo). A medida que avanzaba la manifestación, se iba engrosando la asistencia.
La manifestación terminó ante el Gobierno civil, donde entregaron su pliego de peticiones con 22.000 firmas de mujeres, de apoyo a una política de limitación del poder de la Iglesia Católica que se había puesto en marcha. Fue también allí donde desde uno de los balcones Ángeles López de Ayala, la portavoz y la convocante, habló a las asistentes. Tras ello se disolvieron «ordenadamente». Las crónicas dejan claro que la manifestación transcurrió sin incidentes.  
Había terminado la que se considera la primera gran manifestación feminista de la historia de España, como señala en Señoras fuera de casa (Los Libros de la Catarata), Raquel Sánchez.  La manifestación buscaba dejar claro que las mujeres españolas no estaban bajo el dominio de la Iglesia Católica y que pensaban por ellas mismas (no olvidemos que esa idea de que ‘el confesor va a dictar el voto’ fue uno de los argumentos que se usaron contra el sufragio femenino y que Clara Campoamor tuvo que escuchar en los años 30 antes de lograr que la II República reconociese el voto de las mujeres).  
Unos días antes, hay noticia de otra manifestación multitudinaria también anticlerical y de apoyo a la misma línea de actuación del gobierno central en Barcelona, pero lo que diferencia a esta es que las manifestantes eran mujeres y que las convocantes eran asociaciones feministas. Los periódicos presentan a esta como una “manifestación femenina” (y lo de femenina, por cierto, puede leerse como sinónimo en este caso de feminista).
En el epicentro de la manifestación estaba Ángeles López de Ayala, su presidenta, como dice alguna de las crónicas. López de Ayala es una de esas figuras de la España de hace un siglo sobre las que es inevitable querer saber mucho más. Fue periodista, escritora, activista política y una de las líderes feministas de la España de finales del XIX y de principios del siglo XX.
Para adentrarse en la biografía de Ángeles López de Ayala se puede recurrir a la tesis doctoral Ángeles López de Ayala (1858-1926): icono del librepensamiento en la España de entre siglos, presentada en Universidad Complutense por María Victoria Clemente Palacios. Está en abierto y, por tanto, accesible en la red (también hay una biografía publicada en Icaria, en catalán, que no hemos podido consultar a tiempo). Clemente Palacios explica en el primer apartado de su tesis que los datos biográficos sobre Ángeles López de Ayala son muchas veces contradictorios, pero ha ido recopilando varias fechas destacadas y varias líneas de interés.
López de Ayala nació en el seno de una familia acomodada en la década de los 50 (hay variedad de años y la investigadora no localizó la partida de bautismo que podría haber confirmado cuál es la correcta, pero posiblemente fue hacia 1858) en Sevilla. Sus padres murieron cuando era pequeña, así que fue criada por unos tíos maternos y educada en un colegio de monjas (curiosamente, teniendo en cuenta su compromiso posterior en los movimientos anticlericales, llegó a mostrar interés por ser novicia).
Ya escribía en su juventud (se puede concluir porque ganó un premio de poesía a los 15 años), publicó una novela en 1881 y estrenó una obra de teatro justo un año antes. Por esas fechas se casó con su primer marido, con quien se muda a Madrid. En Madrid, explica la investigadora, entra en contacto con la masonería y se afianzan sus ideales republicanos. También arranca en la capital su carrera en medios. López de Ayala escribe novelas, cuentos y múltiples artículos en prensa a lo largo de los años. En el terreno del periodismo será, incluso, directora de varios medios. En 1890 se muda a Barcelona, que es la ciudad en la que vivirá hasta su muerte en 1926 y en la que organizará la manifestación 20 años después.
Durante toda su vida, López de Ayala mantiene un firme compromiso con los ideales republicanos y con el feminismo. Su compromiso político tuvo un impacto directo en su vida cotidiana: fue procesada múltiples veces, pasó por la cárcel e incluso vio como su casa en Santander, donde pasó una temporada antes de mudarse a Barcelona, era incendiada como represalia.
Foto | Wikimedia
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bookolica · 3 years
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Josefina Carabias: testimonio en primera persona de la II República
Cuando hace unos años descubrí como lectora a Josefina Carabias, pasé por las fases del duelo habituales. La primera fue rabia por el hecho de que nadie me hubiese hablado de ella antes. Es importante aquí tener en cuenta que he estudiado Periodismo y que Carabias es una de las grandes periodistas de los medios que publicaban durante la II República, una estrella de la prensa del momento. El hecho de que nadie durante la carrera me hubiese hablado de ella o me hubiese hecho leer alguno de sus textos (y leímos muchísimo… incluidas crónicas pesadísimas sobre las guerras carlistas escritas por un literato) me resulta muy frustrante. *
La siguiente fue la tristeza, una especie de duelo que dura un tiempo variable por lo perdido.
Después viene la fase de querer leerlo todo y de dar la tabarra a todo mi círculo inmediato con estas historias. En la fase de querer leerlo todo peiné las librerías de viejo (los libros antología de sus reportajes y artículos no eran ni de lejos recientes) buscando sus obras. Me compré la antología de sus artículos de los años 30 (y me la leí rápidamente), su libro testimonio sobre sus experiencias en la Francia ocupada (uno de los libros que lleva mucho tiempo en mi pila de libros por leer) y sus artículos sobre sus domingos en el fútbol en la España de la posguerra (un encuentro fortuito en una feria de libro de segunda mano).
Nunca busqué, confieso, el libro que escribió en los 80 sobre Manuel Azaña, uno de los principales políticos republicanos. Asumí que era una biografía y me dio infinita pereza, a pesar de la relevancia histórica del biografiado.
Puede que nunca lo hubiese leído si Seix Barral no lo acabase de reeditar. Tiene una cubierta poco seductora (¿por qué las editoriales clásicas de libros de esos de ‘literatura seria’ apuestan siempre por los diseños anclados en 1992? ¿por qué no prestan atención a lo que hacen las editoriales independientes? Esto daría para otro tema), pero estaba en el escaparate de la pequeña librería de mi barrio. Era Josefina Carabias y era casi ser responsable con el ecosistema de las pequeñas librerías, me dije, para intentar autojustificarme para darme permiso para comprarlo.
Asumí que sería un libro más para mi lista eterna de lecturas pendientes. Asumí mal. Carabias hace magia.
Azaña. Los que le llamábamos don Manuel no es una biografía al uso del personaje (aunque cuando se acabe de leer se querrá leer biografías del 80% de los políticos de la II República gracias al buen oficio de Josefina Carabias). Tampoco es exactamente un libro de memorias. Es un modernísimo libro de crónica periodística – ensayo en primera persona que logra capturar a quien lee página tras página a pesar de estar contándonos cosas que pasaron hace 90 años y que su autora recordaba 50 años después de vivirlas. Lo mismo ocurre, por cierto, cuando se leen los reportajes y las crónicas que Carabias escribió en los años 30: siguen siendo una lectura fascinante.
Josefina Carabias era una moderna. Lo era porque era una mujer moderna de las de principios del siglo XX, pero también porque lo era en el fondo y la forma de lo que escribía. Había nacido en un pueblo de Ávila en una familia de agricultores acomodados que no quería que estudiase el Bachillerato. Ella lo hizo de todos modos por libre. Su padre le dejó estudiar en Madrid en la universidad – se licenció en Derecho – siempre que se quedase en la Residencia de Señoritas (Carabias bromea con que seguramente lo de señoritas le pareció de lo más seguro y tradicional).
En 1930, Josefina Carabias empezó a trabajar en medios y ahí fue donde empezó su yo periodista moderna. Fue una de las periodistas estrella de los medios más populares del momento, como las revistas ilustradas Crónica y Estampa o el popular periódico La Voz (ella misma cuenta en este ensayo que era el vespertino populachero de la editorial de El Sol, el periódico serio e influyente de la mañana: el primero tenía lectores masivos, el segundo era minoritario y poco rentable). Los textos que publicaba son pequeñas joyas periodísticas, de esas de diálogos dinámicos y atmósferas capturadas con un par de palabras (Magda Donato, por cierto, es otra de las periodistas que lo hacía también: llegó a escribir una crónica ¡como si fuese una obra de teatro!).
Josefina Carabias no solo cubrió temas de interés social, sino que además fue periodista política. Fue la primera mujer en hacer crónica parlamentaria en España, trabajando a tiempo completo siguiendo los avatares políticos de la II República. Fue una testigo privilegiada de esos hechos, como bien se puede ver en su libro.
A Azaña, Carabias lo conocía de antes. Su relación se remonta a los años previos a la proclamación de la república, cuando se conocieron en el Ateneo. Luego sus biografías se fueron entrelazando, aunque Azaña siempre la consideró alguien cercano (ella y una amiga fueron, por casualidad, quienes llevaron a Azaña en coche a una reunión crucial durante la proclamación de la II República). Este conocimiento le sirve para leer los movimientos que Azaña va realizando durante los años de la república y la guerra.
En el libro se mezcla la vida política republicana, la trayectoria de Azaña y de vez en cuando la realidad profesional de la propia Carabias (que cuenta solo lo que es necesario para entender el contexto y que hace que quien lee se quede con ganas de saber muchísimo más sobre eso). Todo con un ritmo que nunca decae, haciendo que sea una lectura increíblemente amena. Porque, como bien dice Elvira Lindo en el prólogo de esta edición, todas esas innovaciones periodísticas y todas esas crónicas de tan agradable lectura, todo eso, ya Josefina Carabias lo había hecho antes.
* Carabias también fue una de las pioneras del periodismo infiltrado de los años 30 (podéis leer aquí sobre ese tema).
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bookolica · 3 years
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XIV Premio Internacional Compostela para Álbumes Ilustrados
El Ayuntamiento de Santiago de Compostela y Kalandraka Editora convocan el XIV Premio Internacional Compostela para Álbumes Ilustrados. El premio está abierto a autores e ilustradores de cualquier nacionalidad con obras originales e inéditas, escritas en cualquier lengua oficial de la Península Ibérica.
Los trabajos deben ser entregados en el Registro General del Ayuntamiento de Santiago, remitiendo cinco copias del texto, tres ilustraciones originales y cinco fotocopias en color de cada una de ellas. El trabajo ganador será publicado por Kalandraka y tendrá un premio económico de 9.000 euros.
El plazo de participación ya se ha abierto y cerrará el próximo 14 de mayo. Las bases completas, en este enlace.
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bookolica · 3 years
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La vida de Clara Campoamor, por Manuela Carmena
En el mismo año que se celebran los 133 años del nacimiento de Clara Campoamor se publica un álbum ilustrado sobre su vida, Clara Campoamor. La mujer que logró el voto femenino en España (Shackleton Books). Esta biografía para niños está escrita por la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y es una estupenda propuesta de lectura en cuanto a formato, contenido y estilo.
Otro punto a favor es todo lo que tienen en común la protagonista y la autora del texto, a pesar del tiempo y de las circunstancias, ambas son madrileñas, políticas, abogadas y firmes defensoras de los derechos de la mujer.
“Me llamo Clara Campoamor y tengo varias estatuas en distintas ciudades de España”. Así empieza la historia de esta mujer que se asemeja más a un cuento de hadas que a una obra de no ficción. Aunque Campoamor no se enfrentó a monstruos ni dragones, sí que demostró tener poderes fuera de lo común.
Clara Campoamor consiguió que en los años 30 se reconociese el derecho al voto de las mujeres españolas, pero el camino no fue fácil. Según podemos descubrir a través de las páginas de esta biografía, tuvo una infancia sencilla y feliz marcada por la temprana muerte de su padre que la llevó a empezar a trabajar desde muy joven como profesora.
En las clases fue consciente por primera vez de que las mujeres no gozaban de los mismos derechos que los hombres y, además, no se les permitía tomar decisiones sobre su futuro.
Decidida a cambiar esta situación tan injusta, Campoamor leyó libros, estudió derecho y luchó para ser diputada en un mundo de hombres y logró todo lo que se propuso. El estallido de la Guerra Civil española lo truncó todo, pero desde el exilio Clara Campoamor estaba convencida de que muy pronto todo volvería a la normalidad.
De este modo, Clara Campoamor pasa a formar parte del elenco de grandes personas que cambiaron el mundo dentro de la colección Mis pequeños héroes de la editorial catalana Shackleton Books. En esta colección se reseñan las vidas tanto de hombres como mujeres de todos los tiempos y ámbitos. Desde Malala Yousafzai, hasta Platón, pasando por Gandhi, J.K. Rowling y muchos más.
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bookolica · 3 years
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Auge y caída de Círculo de Lectores
Echa un vistazo en tus estanterías de libros. Es bastante probable que tengas unos cuantos libros con el logo de Círculo de Lectores en su lomo, incluso si no fuiste socio. Círculo de Lectores formó parte de la vida lectora de los españoles durante décadas. Muchos fuimos socios en algún momento, tuvimos a familiares que lo fueron o nos regalaron en algún momento algún libro comprado en la plataforma.
El cierre de Círculo de Lectores fue un capítulo más de cómo los cambios de hábitos han impactado en cómo compramos libros y cómo nos relacionamos con ellos. Fue también un momento triste en el mundillo literario, porque con la desaparición de Círculo se iba una parte importante de la historia editorial de la España de la segunda mitad del siglo XX. Para muchos lectores, la historia de Círculo estaba vinculada de cierta manera a la entrada en la modernidad o a ciertos cambios sociales.
La larga trayectoria de Círculo de Lectores está muy vinculada a los grandes cambios en consumo de libros en la España que va de los años 60 a los años 90 del siglo XX. Es una historia que recuperar y preservar, por lo que dice de los españoles de entonces como lectores como del universo editorial de su época. Un libro acaba de asentar la primera piedra de ese trabajo: es Círculo de Lectores. Historia y transcendencia de un proyecto cultural, de Raquel Jimeno (Ampersand).
Aunque el libro puede resultar un poco denso para quienes nos acercamos buscando más el ensayo – crónica y no tanto el libro académico (está más cerca de este último género que del del ensayo de divulgación), el ensayo de Jimeno resulta interesante para descubrir cómo nació el club, cómo se hizo tan popular (llegó a superar holgadamente el millón de socios) y cómo se asentó en el mercado español.
Cuenta Jimeno que España no era un país de lectores, o al menos no era un país de lectores que acuden en masa a las librerías buscando sus libros de cabecera. Las librerías no eran sitios muy amigables. Aunque la Casa del Libro había arrancado en los años 20 el concepto de librería moderna (de esas en las que puedes vagar echando un vistazo a los libros), las librerías eran en general lugares en los que los libros se pedían en un mostrador. A eso hay que sumar, un cierto snobismo intelectual sobre qué se vendía en una librería.
Volviendo a lo que cuenta Jimeno en su libro, las librerías no eran sitios apetecibles para quien no sabía qué quería comprar. Es decir, entrar en una librería requería de cierta posición cultural. Eso no quiere decir que es público no cultureta no leyese. Lo hacía, pero con literatura de quiosco. Era fácil de comprar, barata y no había que pasar por el trago de entrar en una librería.
En los años 60, sin embargo, subió el consumo y también se asentó la idea de la cultura como un elemento aspiracional. El libro era uno de los elementos que se conectaban con la escalada a la clase media. Círculo de Lectores permitía acceder a esos libros. Lo hacía de una manera sencilla – era un club de lectores con un catálogo en el que era fácil comprar – pero también haciendo un trabajo de “curator” previo. Si no se sabía qué comprar, no pasaba nada. El club escogía con cada catálogo unos libros que enviaba a quien no había pedido nada diferente.
“Desde que se creó en 1962, [Círculo de Lectores] ha estado orientado a la masa. La idea básica que tenemos es ofrecer a un público no lector todo tipo de obras. Así conseguimos poner al alcance de todos una literatura amena y fácilmente asimilable”, explicaba en los 70 el director literario del club.  
Círculo de Lectores traía a España un modelo que ya existía en otros países y que era popular. Los usuarios se hacían miembros de un club y este se encargaba de darles acceso a la compra de libros – escogidos y presentados en un catálogo – a precios competitivos y con una cierta calidad de impresión. Su creación fue, en un primer momento, el trabajo de una joint venture entre una editorial española (Vergara) y una alemana (Bertelsmann). Las altas necesidades de inversión que el club tuvo en sus primeros años hizo que la editorial alemana se quedase sola.
Durante los 60 y los 70, el club intentó crecer y ser muy rentable (llegó hasta a vender muebles por catálogo), pero en los 80 (cuando además leer se puso de moda, como recoge Jimeno partiendo de un análisis de Vila-Sanjuán) definió qué eran y  cómo impactaban en la vida cultural. En definitiva, volvieron a centrarse en los libros.
Hans Meike se convirtió en el director editorial del club, mezclando literatura comercial y popular (los últimos best-sellers estaban en Círculo siempre) con la llamada ‘alta literatura’. Círculo lanzó obras completas, antologías y reediciones de libros clásicos y de la historia literaria no siempre tan conocidos. Sumando sus libros ilustrados, se perfila un catálogo completo y diverso. Su catálogo servía a todo tipo de lectores. Con esa línea editorial el club no solo logró asentar su presencia entre los consumidores, sino que además consiguió también una reputación de prestigio en el mundo cultural.
En los 90, Círculo vería un cambio en el mercado. Cambió de manos, vio aparecer el ebook (aunque, todo hay que decirlo, fueron pioneros en ver ese mercado) y acabaría como todos ya sabemos, cerrando sus puertas hace unos años.
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bookolica · 3 years
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7 libros para celebrar el Año Nuevo Chino
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Hoy se celebra el arranque del Año Nuevo Chino: como nos explican desde Amazon, aunque el Festival de la Primavera se celebra entre el 21 de enero y el 20 de febrero, el arranque del año es oficialmente hoy, el 12 de febrero según el calendario gregoriano. 2021 será el año del buey y, como toda celebración y festividad, su inicio es una excusa perfecta para leer.
Pero ¿qué leer para conmemorar la llegada del nuevo año? La lista de lecturas y recomendaciones no es nuestra (la ha hecho Amazon en una nota de prensa enviada a medios), pero vale igual para encontrar la inspiración lectora.
Viaje al Oeste: Las Aventuras del Rey Mono. Un libro anónimo del siglo XVI protagonizado por el rey Mono, personaje muy popular en China (el ejemplo que ponen en la nota de prensa para comprender su popularidad es el de pensar en como de conocido es en España Don Quijote).
La montaña del alma, de Gao Xinyang. Un viaje por los orígenes geográficos de la cultura china. Gao Xinyang ganó el Premio Nobel de Literatura.
Cixí, la emperatriz, de Jung Chang. Una opción en no-ficción. Esta es la biografía de una de las mujeres más poderosas de la historia china. Cixí se convirtió ella misma en emperatriz, cambiando la política del imperio.
Balzac y la joven costurera china, de Dai Sijie. La novela más popular de Dai Sijie y una habitual de las listas de novelas de hace unos años. Unos adolescentes en medio de la llamada reeducación de hace unas décadas se encuentran una maleta llena de novelas.
China Fast Forward, de Sergi Vicente. Las experiencias y vivencias de un corresponsal sirven como base para este texto en el que, tras 12 años en el país, aborda qué lo caracteriza a día de hoy.
La tribu de las mujeres, de Choo Waihong. Otra opción de no ficción: su autora se embarcó en un viaje para conocer a una de las últimas sociedades matriarcales y matrilineales del planeta.
Cocina china fácil, de El Foodie Ibérico. Igual que para leer, toda celebración es una genial excusa para comer. Este libro de recetas promete ser una guía para principiantes de la comida china.
Foto de mentatdgt en Pexels
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bookolica · 3 years
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Las mujeres de la Orquesta Roja: resistencia en la Alemania nazi
Puede que alguna vez, viendo las mesas de novedades en las librerías, se haya acabado preguntándose cuántas novelas más se pueden escribir sobre la Alemania nazi. Nunca me he puesto a hacer estadísticas sobre el tema, pero diría que las novedades aparecen de forma constante. Pero, a pesar de que las mesas de novedades nunca dejan de tener un título nuevo que habla del ascenso del nazismo y de sus consecuencias, viendo las noticias y viendo lo que ocurre ahora mismo en el mundo parece que toda nueva novela que lo cuente sigue siendo muy necesaria.
Una de las últimas novelas sobre la Alemania nazi y lo que supuso en llegar a librerías es Las mujeres de la Orquesta Roja, de Jennifer Chiaverini, publicada en 2019 en Estados Unidos y que acaba de llegar a España en una traducción de Celia Montolío para HarperCollins. Chiaverini cuenta la historia de la resistencia interna al nazismo, la actividad de la llamada Orquesta Roja (porque su filtración de documentos y datos clave era recibida por la URSS, aunque en un primer momento también esa información llegaba a EEUU, a través de las ondas).
Sus datos eran tan ajustados (entre los miembros de la Orquesta se encontraban un par de altos funcionarios) que les permitieron avisar a los soviéticos del día exacto en el que se iba a producir la invasión por parte de Alemania de su territorio (los dirigentes de la URSS no se lo creyeron y no se prepararon para el ataque). Estos resistentes estaban arriesgando su vida (algunos lo hicieron finalmente) intentando darle a las fuerzas aliadas las herramientas para hacer caer al régimen nazi. También, y desde dentro, intentaban ayudar a escapar o a sobrevivir a aquellos que eran perseguidos por los nazis.
La novela no cuenta la historia general de estos resistentes, sino que se centra de forma específica en la actuación de las mujeres. El papel de las mujeres ha sido tradicionalmente borrado en las historias heroicas de la resistencia, cuando en realidad ellas eran claves, arriesgaban igualmente sus vidas y formaban una parte activa de estos movimientos.
En la Orquesta Roja, prácticamente la mitad de sus miembros eran mujeres, explica Chiaverini en su nota final. Esto es además especialmente interesante por lo que suponía, de forma paralela, de subversión a la esencia de lo que los fascismos esperaban de las mujeres. Para los nazis, las mujeres debían quedarse en “niños, iglesia, cocina”.
Chiaverini articula la historia partiendo de cuatro mujeres. Tres de ellas son mujeres reales y lo que noveliza es su biografía. Greta Kuckhoff es una escritora moderna, Martha Dodd es la hija en un primer momento fuera de la realidad del embajador estadounidense y Mildred Fish (que se podría considerar que es el eje general de la novela y su protagonista más central) es la profesora universitaria de literatura que dejó atrás EEUU para casarse con un economista alemán.
La cuarta mujer de este cuarteto es Sara Weitz, la única que no es de carne y hueso pero que sí tiene, de todos modos, una base real.  Chiaverini basó a este personaje en varias mujeres reales judías que formaron parte de la Orquesta Roja. El riesgo que asumían estas resistentes era, por su doble condición de miembros de la resistencia y de mujeres judías, muy elevado.
La novela sigue sus trayectorias en capítulos paralelos que arrancan en la Europa que cierra los felices años 20 con el crac de la bolsa y continúan hasta el final de la actividad de la Orquesta. Casi mejor no leer nada sobre la historia real de este grupo y acceder a la novela como lectores de novela. La historia avanza como un thriller en el que el misterio está en descubrir cómo lo harán y cómo lograrán sus objetivos (son más de 700 páginas, pero que se leen de esa forma trepidante). Una vez finalizada, la novela es una de esas que te lleva a entrar en bucle de artículos de Wikipedia y de reportajes en prensa para saber más.
Es, al final, una de esas novelas que saben usar los beneficios de la novela popular – los mecanismos del best-seller – para contar una historia real muy importante.  
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bookolica · 3 years
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6 libros para celebrar el Día de la Mujer y la Ciencia
El 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada en la que se recupera el trabajo de la mujer en la ciencia, tanto en el presente como a lo largo de la historia, y en el que se intenta visibilizar su trabajo (lo que es no solo una manera de ajustar las cuentas con los borrones que se han sucedido a lo largo de la historia, sino también de recordarles a las niñas que pueden perfectamente estudiar ciencias: eso de que las niñas son de letras y los niños de ciencias es un cliché como otro cualquiera).
Lo bueno del 11 de febrero es que, en realidad, no tenemos que quedarnos solo con ese día para celebrarlo. En los diferentes años, el programa de actividades solía ir más allá del día exacto. Y, además, siempre se puede leer un buen libro sobre mujer y ciencia. Las mesas de novedades parecen haberse puesto de acuerdo para acoger varios títulos, que se suman a los que ya había de fondo haciendo que haya lecturas para prácticamente todos los gustos. Hemos seleccionado unas cuantas, aunque hay muchas más.
Sabias, de Adela Muñoz Páez
Editado por Debate. En mi caso, fue el libro que leí justo el día exacto, en un 11 de febrero de hace unos años. Muñoz Páez hace un recorrido por la historia para localizar a las mujeres que han formado parte de la historia de la ciencia, desde Enheduanna (la princesa mesopotámica que fue la primera persona escritora conocida de la historia de la Humanidad y que fue también astrónoma) hasta las olvidadas mujeres pioneras de la ciencia en España, que entraron en los laboratorios durante la II República y que vieron como la Guerra Civil truncaba sus carreras.
El algoritmo de Ada, de James Essinger
Ada Lovelace fue, durante mucho tiempo, la hija de Lord Byron en los libros de historia, lo que es una absoluta injusticia ya que Lovelace fue también la primera programadora de la historia y una de las personas clave que han hecho que hoy tengamos ordenadores. La biografía de Essinger es una de las más recientes y académicas (aunque en inglés hay comics y libros para niños también de forma bastante variada) y fue traducida no hace mucho por Alba.
Las mujeres de la Luna, de Daniel Roberto Altschuler y Fernando J. Ballesteros
1.586 cráteres de la Luna tienen nombres de científicos y filósofos, pero de ellos solo 28 llevan el de una mujer (aunque, como explicaba cuando lo entrevistaba para un reportaje Fernando J. Ballesteros, en la historia de la ciencia hay muchas más mujeres relevantes que 28). El libro funciona como un compendio de biografías de esas mujeres que han logrado entrar en la lista de las homenajeadas y permite descubrir a muchas mujeres de la historia de la ciencia.
Las calculadoras de estrellas, de Miguel A. Delgado
Fue una de las novedades de Destino para una de estas últimas Navidades. No es ensayo, como la mayoría de los títulos que aparecen en esta lista, pero ayuda también a descubrir a unas cuantas mujeres cruciales olvidadas (al menos por los de a pie) de la historia de la ciencia: las mujeres que a finales del XIX hicieron un censo del cielo en la Universidad de Harvard. Capitán Swing, por su parte (y en una de esas coincidencias librescas que nos encantan), publicó por las mismas fechas El universo de cristal, de Dava Sobel, sobre estas mismas mujeres.
Las pioneras, de Rita Levi Montalcini y Giuseppina Tripodi
Es uno de esos libros que se publicaron hace unos años (lo publicó Crítica en 2011), pero que hemos ya incluido en nuestra lista de libros que queremos leer. Recupera la vida de varias mujeres clave en la historia de la ciencia y es una de las obras de una Premio Nobel de Medicina.
Pioneras españolas en las ciencias. Las mujeres del Instituto Nacional de Física y Química, de Carmen Magallón Portolés
Es posible que no hubiésemos descubierto este libro si no hubiésemos hecho una búsqueda para ampliar esta lista en la redacción (y posiblemente si hubiese acabado de leer Sabias y hubiese descubierto gracias a Adela Muñoz Páez el papel de las mujeres físicas y químicas de los comienzos del siglo XX no hubiese exclamado ¡quiero leerlo!). El libro está en descarga gratuita en la web del CSIC, su editorial, así que no hay excusa para no descubrir el papel de estas mujeres en la España de comienzos del siglo XX.
Foto Jaymantri/Pexels
Publicado por primera vez el 13 de febrero de 2017
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bookolica · 3 years
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Blanca de Gassó, poeta romántica en la crónica de sucesos de la España de la Restauración
La vida de Blanca de Gassó se ha convertido en una de esas notas literarias de crónica negra. Su trayectoria ha quedado oculta por su abrupto y dramático final: en abril de 1877, el padre de Blanca de Gassó armó su pistola a eso de las seis y media de la mañana, fue a la habitación de su hija con la que discutió sobre sus planes matrimoniales y descargó un disparó, hiriéndola en la cabeza. Después, el padre de Gassó giró la pistola y se disparó a sí mismo, quedando gravemente herido pero con la suficiente consciencia como para saber que no se había muerto. Volvió a dispararse, falleciendo esta vez sí en el acto. Al auxilio de Blanca de Gassó acudió uno de los trabajadores de la casa, que dio la voz de alarma.
A pesar de que un grupo de médicos trabajó para intentar salvarla (incluido uno militar con experiencia en ese tipo de heridas adquirida en los campos de batalla), poco se pudo hacer por ella. Era la era previa a los rayos X, por lo que no se sabía dónde estaban alojados los restos de bala que no se pudieron retirar, y también la anterior a los antibióticos. Gassó falleció al cabo de unos días por culpa de la infección que habían generado los restos de bala.  
El fin dramático de la vida de Blanca de Gassó es lo que acabó haciendo que me tropezase con ella en un recopilatorio de artículos de los años 20 y 30. En una de las crónicas de sucesos que en los años 30 recogieron la historia de la muerte de Hildegart, la escritora precoz que fue asesinada por su madre, alguien mencionaba a “Blanquita Gassó”, escritora romántica asesinada también por uno de sus progenitores. Las crónicas de los diarios de abril de 1877 recogen menciones a la dramática historia, recordando que Gassó era una “conocida escritora y poetisa de verdadero sentimiento” con fama en el mundillo literario (fama de la que sí, ahora no queda nada).
La vida de Blanca de Gassó y su obra literaria está muy intricada con la vida en la España isabelina y del Sexenio Revolucionario y con el universo de la poesía romántica y de lo quizás podríamos llamar un protofeminismo. Su biografía ha sido desentrañada por Javier Urbina en un breve texto, Blanca de Gassó: vida, poesía y muerte, publicado por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y al que se puede acceder directamente online. Urbina ha recopilado como colofón a ese texto biográfico la obra poética de la autora.
Los orígenes de Blanca de Gassó tienen un cierto grado de misterio. Se desconoce quiénes fueron sus padres biológicos, aunque Urbina teoriza que posiblemente lo fue una actriz que vivía en Madrid en esa época. «Su nacimiento ha sido un misterio para propios y extraños. Su muerte ha sido otro misterio», escribía, como recuerda ahora su biógrafo, uno de los periodistas que en 1877 le dedicó obituarios. Gracias a los datos del padrón, Urbina ha podido establecer que Blanca de Gassó nació como Adela López en noviembre de 1846. Posiblemente fue criada por un ama de cría fuera de Madrid, hasta que siendo todavía muy pequeña se fue a vivir con Máxima Ortiz, que figura como su tía.
Ortiz era la dueña de su propio negocio, un bazar llamado El Bazar del Globo y que ocupaba la tienda de un edificio en Caballero de Gracia, en Madrid, donde vivía en el entresuelo. Ortiz mantenía ya entonces una relación con Antonio Jacinto de Gassó, residente en Barcelona pero que aparece en los padrones de vez en cuando en el mismo domicilio. Máxima Ortiz y Antonio Jacinto de Gassó se acabarán casando hacia finales de los años 50 y la niña Adela se convertirá en su hija adoptiva. En 1863 su nombre se convierte ya de forma definitiva en los papeles del padrón en el de Blanca Adela.
Blanca de Gassó no venía por tanto de un entorno social de clase alta, aunque sí lo suficientemente acomodado como para que ella pudiese tener una cierta formación y un estilo de vida burgués, que la llevó a acabar cruzándose con los círculos literarios pero también con los de la alta sociedad. Gassó fue recibida en la corte en la recta final del reinado de Isabel II (y dedicaría a sus hijos uno de sus libros) y lo sería después, antes de morir, en la de Alfonso XII. Blanca de Gassó será simpatizante con la corona, aunque su padre es, por el contrario, republicano.
La carrera de Gassó empezó con la poesía, escribiendo textos para niños, poesía religiosa y poesía romántica. De ahí pasaría también a los textos en prosa (aunque Urbina no los ha incluido en su recopilación textual) en revistas femeninas de la época. La propia Gassó editaría durante varios años (justo en los previos a su muerte) su propio Almanaque. Los almanaques eran entonces muy populares e incluían previsiones para el año, calendarios, recomendaciones y textos literarios de diferentes autores. Gassó fue también una de las escritoras que entonces defendía la educación de la mujer, aunque lo hacía (como era lo habitual en general en esa época) apelando a que las mujeres debían ser educadas porque, como madres, serían quienes educarían a sus hijos luego.
Entre los 20 años, cuando arrancó su carrera, y los 30 de su muerte, Gassó se convirtió en una figura visible del panorama literario del Madrid de la época.
La historia final de su muerte – y lo que se usó para explicar por qué su padre había hecho algo así – tiene visos de tragedia romántica. Máxima Ortiz falleció poco antes de lo que lo hiciese su hija, convirtiéndola en su única heredera aunque era su padre quien gestionaba ese patrimonio, a menos que Blanca de Gassó se casase. Y eso era lo que Gassó iba a hacer: tenía un prometido, Daniel Suárez Artazu, con el que se abre otra línea novelesca en esta historia. Si Blanca había conocido a Daniel es, posiblemente, gracias a los intereses de su padre. Antonio Jacinto de Gassó había formado parte de los círculos espiritistas del Madrid de la década (hasta que los círculos espiritistas rompieron con él).
El espiritismo era entonces muy popular, una tendencia de moda que también estaba viviendo su gran momento en la España de la época. Madrid era en aquellos años su punto álgido, una vez que había llegado a la ciudad un político moviendo con él todo su círculo de espiritistas desde Zaragoza. En ese círculo estaba Daniel Suárez, en la vida común un simple funcionario y en la espiritista un médium renombrado que había servido de canal a los espíritus para escribir dos novelas. Muy poco es lo que se sabe de Daniel Suárez, que aparece en esta historia como médium importante y que desaparece con la muerte de Blanca de Gassó.
Antonio Jacinto de Gassó no quería que su hija se casase. ¿Era una cuestión de dinero? ¿Era despecho porque los círculos del espiritismo habían roto con él? De la oposición formal al matrimonio, el padre pasó a la violencia de género. Antes de matar a su hija, había incluso intentado desfigurarla rompiéndole (no lo logró) la comisura de los labios. No lo logró, porque Blanca de Gassó logró defenderse (Blanca de Gassó era muy hermosa, al menos eso apuntaban sus contemporáneos, y el padre quería eliminar su belleza de la ecuación matrimonial).
En el hospital, Blanca de Gassó recuperó la lucidez tras recibir los primeros auxilios y estuvo prácticamente lúcida hasta el final. Hizo testamento, convirtiendo a Daniel Suárez en su único heredero, y se casó en la cama del hospital antes de fallecer. Su esquela, de hecho, está firmada por su viudo.
Imágenes | Fotografía, detalle de la portada de la biografía | Grabado en prensa de Blanca de Gassó | Esquela en prensa
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