Sí… Sheryl es la única amiga que tengo en Plymouth, aunque también tengo conocidos de la facultad y eso.

¿Y cómo es Sheryl?

Sheryl es un cielo… Es una de esas personas que te alegras de tener en tu vida porque es luz. Estudió filología francesa y ahora está de prácticas en el colegio de Plymouth. Nos conocemos desde que teníamos diecisiete años… Fuimos inseparables las tres desde entonces. 

Le está yendo bien… ¿Las tres?

Sí… Éramos tres… Sheryl, Dasha y yo. Dasha y yo nos conocíamos desde pequeñas, e integramos a Sheryl en nuestro grupito de dos. Dasha falleció en julio del año pasado, de una muerte súbita. Por eso yo vine aquí y lo dejé todo.

Lo siento… Lo siento mucho…

Fue duro… Sigue siéndolo. Este mundo se quedó muy pronto sin ella, pero el cielo ganó un nuevo ángel.

Lo sé… Seguirá siendo duro toda la vida… Pero se aprende a vivir. O se intenta. Siempre se llevan a los mejores ángeles… Y no se dan cuenta de que son más necesarios en la tierra. 

El cielo es egoísta, por eso no ve que nosotros sigamos necesitando a esa persona aquí, en nuestras vidas.

No se para a pensar en los demás… El cielo no espera. Pero nosotros sí. Quizá por eso, siempre nos gana la partida.

Ahora nosotros tenemos una tarea, poder vivir por ellos, por todos los que el cielo nos robó. Hay que continuar viviendo.

“Todos tenemos la costumbre de ver hermoso a lo que queremos. Y todos queremos a alguien más de lo que nos queremos nosotros. Creo que tiene un sentido muy lógico. Echaremos de menos a todas las personas que perdamos. Pero el día que muramos, no nos podremos echar de menos a nosotros mismos.”

Alice Carroll

¿Y si los miedos fueran como en “It”? ¿Cuál sería el tuyo?

Como en It… ¿Puede ser algo no físico?

Sí…

El frío. ¿Y el tuyo?

Perder a la gente que quiero…

Alice y Virginia

¿Quién sabe qué empieza primero? ¿Es la acción una parte del plan o el plan una parte de la acción? Pero de igual forma es bonito pensar que todos formamos parte de todo. Aunque lo hiciéramos nosotros, todos formamos parte de todos. Nadie es insignificante, siempre significará algo en la vida de alguien.

Alice Carroll

-Dices que tengo razón. Tal vez lo tenga. O tal vez no. Si hay algo que nos acabe dando la razón algún día, solo es el tiempo, y quién sabe cuánto tiempo tendremos para saberlo. Me dices lo que yo ya pensaba, que sería el frío, mientras que me llevas contra ti, como si quisieras evitar sentirlo, pero viendo al menos que estás sonriendo.- Tomo aire, mientras que pienso en tu propia pregunta, pensando en todo lo que me ha hecho sentir miedo. La muerte, la soledad, el olvido, el dolor… Me muerdo el labio deteniéndome delante de aquella Victoria sobre el dragón en la cima del monumento, en el que también hay una enfermera, un marinero, un soldado, y un prisionero de guerra. Creo que hay un miedo que resume a todos los miedos posibles, y por eso digo:- Perder a la gente que quiero… -te digo, porque no puede haber nada que dé más miedo que eso.-

-Tu mirada azul me abriga de ese frío que me llega al corazón porque siempre está ahí. Quiero que sea verano, que ya no quede nada de aire gélido y se derrita la nieve. Que no haya temporales ni palidez en el cielo… Sigo tu mirada y veo esa escultura que, aunque no me da miedo, sí que impone. Sobre todo, me infunde respeto y silencio. Algo que rompes cuando nos paramos delante de todas esas personas de piedra que jamás nos verán pero que han visto muchos ojos pasar por ellos como el tiempo. Seguramente, habrán sido cegados por tantos flashes de fotos como lunas. Es tu respuesta la que me lleva a mirarte. Perdiste a tu madre, a tu abuelo… y casi te pierdes a ti misma. Por eso te abrazo contra mí, sonriéndote.- A la gente que quieres, nunca la pierdes… Solo dejas de verles.

-Ambas nos detenemos frente a esa estatua, y la contemplamos. Hay un silencio solemne durante un breve espacio de tiempo. Quizás un silencio solemne por esas personas que perdieron la vida en la guerra, por aquellos que combatieron, sufrieron, o lucharon por las vidas de otros. Me acuerdo de mi madre. Ella siempre me decía que no tuviera miedo a las estatuas, que solo eran piedra, y que solo estaban hechas para honrar a las personas que murieron por guerras que nunca fueron suyas, por mucho que sí fueran de sus patrias. Y con lágrimas en mis ojos +te escucho decir eso, por eso te miro sonriendo. No perdemos a aquellos a quienes despedimos para siempre. Solo cambia la forma de tenerles con nosotros.- Desde luego que sí, Virginia. Desde luego que sí… -te digo, y beso tu mejilla, antes de mirar de nuevo al monumento ante el que estamos.- 

Ojalá aquí se de cuenta de que no existe el gris del arco iris… -Te digo mirando tus preciosos ojos, sin filtro, sin cristal de por medio, sin nada, solo a puro color, a pura vida… Aprieto tus manos, acariciando éstas con las yemas de mis pulgares-. ¿Sabes? Le encanta Shakespeare... -Te cuento sonriendo-. Se sabía algunos de sus sonetos… -Digo y siento un escalofrío al darme cuenta de que he hablado de ella en pasado. Trago saliva tratando de desatar el nudo que se me ha formado en la garganta-. Me dijo que me quería… -Digo y entonces recuerdo esa palabra escrita en ese muro y vuelvo a sentir un escalofrío-. Y dejó escrita la palabra en el muro de la azotea del hospital…

Alan 

No tenía nada y yo no tenía que haberme enamorado de ella. Anoona hizo fácil que me enamorase de ella pero ha hecho difícil mi vida

Alan  (via abbyrson)

Te digo sonriendo, acariciando el dorso de tu mano con la yema de mi pulgar, mientras camino contigo por el abarrotado aeropuerto, tirando de mi maleta que pesa mucho más de lo que debería pesar, por todo el equipaje que llevo en mi memoria.

¿Qué tal el viaje? -Pregunto pues no sé muy bien cómo estarás después de lo de ese niño, Yiye, por eso no sé cómo hablarte con libertad.

Alan y Abby 

Aunque tenga 30 años, aunque ya no sea un niño, aunque la infancia se me quedara corta hace mucho, echo a correr por el aeropuerto tirando de la maleta y mezclándome entre la gente

Alan  (via abbyrson)

Estoy en medio de la concentración de la vida de mucha gente, pero a mí solo me importa la vida de una persona

Alan  (via abbyrson)

Sonrío mirándote con ternura apretando tus manos y llorando pensando en ese bonito rostro que recuerdo riendo y feliz y que en cambio no tenía nada y sonreía qué bonito debe de ser conocer a ese corazón, ojalá no se la haya llevado el mar y en cambio la pueda traer la marea a mis brazos. Sueltas mi mano y tras buscar en tu iPhone me enseñas una foto y la historia tras esa palabra en ese muro, lo miro sonriendo qué hermoso que alguien te diga un te quiero sin decirlo. Lo buscaste pero no le pudiste decir nada porque no la volviste a ver más. Trago saliva y acaricio soltando con una de mis manos una de las tuyas, tu corto pelo.- Ella lo sabrá, de eso estate seguro…

Abigail Richardson (via alanrichardson)

Me dices que ojalá pudiera ver que no existe el gris del arco iris, que le encanta Shakespeare y me lo dices sonriendo aunque de pronto tu expresión cambia y me cuentas por último que te dijo que te quería y que dejó escrita la palabra en la azotea del hospital, estoy sintiendo daño pero no lo muestro solo sonrío y asiento aunque esté llorando. Has vivido una tragedia como las que contaba Shakespeare y como las que yo interpreto eso es lo que siento que no te lo mereces y esa chica a la que le quedaban las zapatillas pequeñas y las sudaderas grandes, tampoco.

Abigail Richardson (via alanrichardson)

-Terrible, así lo defines y es que no hay más palabras que le hagan justicia solo serían similares, siento un escalofrío recorrer por todo mi cuerpo como si de un latigazo de corriente fría se tratase, el frío…como odio sentir frío. El camarero se acerca, me alegro por ello.- Yo quiero lo mismo. No, no tengo hambre. -Te digo con una sonrisa, no tenía pero de tenerla se me habría quitado. Espero que se vaya el camarero y te digo.- ¿Y la chica? -Pregunto porque no sé nada de ella pero algo me dice que algo no va bien no he vuelto a ver más fotos en tu Instagram de ella.

-Sonrío cuando pides lo mismo que yo, y voy a hablarte de la coca-cola, de que no he bebido muchas durante mi misión, pero me haces una pregunta que hace que se me acelere el corazón y se me erice el vello de la piel. Eres mi hermana, suficiente yo para saber cómo siento. Me quedo sin aire mirándote, recordando mi primer post con su foto en Instagram, el mismo que tú comentaste con un “Qué mona”, acompañado de un corazón de color rojo. En ese post hablaba de la chica que ve el color gris del arco iris, de la chica que necesitaba unas vitaminas que no podía comprarse, pero sobre todo hablaba de la chica que me estaba robando el corazón. Publicaba mi amor por ella sin darme cuenta de que tú eras una de mis espectadores, aunque no hay nada de malo en desnudarse el alma, y quedar expuesto por algo como eso. Me muerdo el labio inferior ligeramente-. No sé dónde está… -Digo apretando los dedos de mis manos entre sí, manteniendo la postura y trago saliva-. Lo peor de todo es que creo que se subió a esa patera… -Digo sintiendo que no puedo respirar, porque si se subió a esa patera esa noche, puede que sea una de los siete desaparecidos de esa madrugada que nunca acaba.

-Te muerdes el labio inferior ese gesto a veces anuncia no querer llorar pero lo que me dices ese “no sé dónde está” me pone la piel de gallina, tragas salva quizá con bastante fuerza como para hacerte daño. Me dices que crees que se subió a esa patera y siento que mi corazón da un vuelco a falta de lo que intuyo tu respiración.- ¿cómo? ¿Ella estaba ahí? -Pregunto sintiendo tu angustia por eso tomo con mis manos las tuyas.- ¿No puedes intentar saberlo de ninguna manera? -Te pregunto echando mi cuerpo para delante.

-Escucho tu voz, las dos preguntas que me haces, y siento que una lágrima rueda por mi mejilla sin que pueda hacer nada por detenerlo. Lo he pensado desde que supe de esa noticia, pero decirlo en voz alta lo hace todo más real, todo más desesperanzador. El amor se disfrazó para mí y se vistió de Anoona para enamorarme. Trago saliva parpadeando bajando las manos cuando tú las tomas con las mías-. No lo sé… -Digo negando con la cabeza-. Solo sé que en el hospital un compañero me dijo que la había visto junto a Awel y Yiye elúltimo día que estuvo ahí… -Te cuento y aprieto los labios sintiendo las lágrimas rodar por mis mejillas. Vuelvo a negar con la cabeza-. No sé dónde ni cómo buscarla… No tenía teléfono, ni instagram, ni Twitter… No tenía nada, Abigail… -Digo apretando tus manos. Ella no tenía nada y yo no tenía que haberme enamorado de ella. Anoona hizo fácil que me enamorase de ella pero ha hecho difícil mi vida.

Alan y Abigail

Un ojalá que no me parece que sea lo que en verdad crees que es, y que esté aquí en Londres, quieres creer como yo que está vida la vida no se irá de alguien que quieres y yo quiero creer lo mismo, no mereces pasar por otra muerte, no sufrir más por una vida que pierdes pierdes, quiero creer que no es así, pondré ganas en ello aunque siento que es difícil. Pero lo que me dices de que le quedaban pequeñas las zapatillas me hace un daño horrible, alguien que no tenía el número de par de zapatillas que necesitaba y yo que tengo tantas en el armario que no me pongo y la sudadera me dices que le quedaba enorme. Trago saliva y lloro y mirándote te digo.- Y tú corazón en ella seguro que en cambio le quedaba hecho a medida.

(via alanrichardson)

No llores, eso me dices, no sabes lo mucho que lloro a escondidas, sigo viendo en la palma de mi mano las llagas de las espinas que esa rosa me hizo en ésta, el ruido de la rosa golpeando el ataúd, no llores…

Abigail Richardson (via alanrichardson)

Me bajas de tus brazos y aunque sienta el suelo bajo mis pies estoy flotando, Me coges el rostro con los ojos llenos de lágrimas con tus grandes manos y siento que ahora también estoy con él porque tú eres más él que nadie.

Abigail Richardson (via alanrichardson)