Otro comienzo, vainilla y otras chingaderas.

El corazón en la mano, un miedo increíble y las maletas hechas. De nuevo a otro destino, pero está vez con más incógnitas que certezas, me acechan los 30 y poco a poco la soledad piensa en abandonarme. No me siento listo, tal vez sea mi mente de nuevo jugando en mi contra; todavía no siento cerca el destino. La barba como promesa de un bosque lleno de sabiduría, por lo menos la frontera entre mis labios y mi nariz está tupida. Me tiembla el cuerpo, y la semblanza de aquel niño se pierde cada vez más; yo el de entonces, ya no soy el mismo, ni seré. Está etapa me asusta, me siento cada vez más desnudo ante el tiempo, quien me obliga a avanzar a pasos agigantados y marchas forzadas. No puedo negar mi destino, no puedo negar a mi persona, no puedo negar los gritos, ni las lágrimas, ni las alegrías. Hoy, de nuevo me toca arrojarme a la vida, a la gratitud de este momento al sinfín de cambios, evoluciones y transformaciones.

No he de detenerme, todo en un futuro cobrará sentido.

Te quiero a ti, mi yo.

Jamás olvides sentirlo todo.

R.

7 oficios, 14 necesidades.

A qué sabe el destino,

sino a resabios de preguntas

mal hechas y respuestas incompletas.

Y al final, en la última respuesta,

la primer pregunta bien hecha

¿A qué sabe el destino?

#poesia #poesiadifusa #Latin

Con la ilusión invicta, buscando nuevos caminos.

Gracias, siempre a ti: vida.

Que difícil es aprender a quererse.

"La vida sigue -dicen-, pero no siempre es verdad. A veces la vida no sigue. A veces solo pasan los días"

-----Pablo Neruda

Es la contradicción íntima lo que unifica mi vida.

Quítate la responsabilidad de quererme, no es necesario que cargues con ese peso. No, solo deja que el llamado al mar nos lleve, y si entre el oleaje nos permitimos chocar violentamente no habrá poder humano que detenga lo que la luna quiere.

Y en la costa, dos personas, esperando mareas, contando las estrellas, buscando señales del amanecer. Un silencio de distancia y declaraciones de amor con mala ortografía.

La marea sube.

Siempre me es complicado el escribir algo dirigido a una de las personas que más me ha marcado en mi vida. Tuve el gusto de conocerlo a través de Juan Pablo Castel por ahí del 2011 para luego enterarme que hacía meses que había fallecido. Supongo que de cierta forma me cautivo la desesperación y la angustia que sentía y que se reflejaba Juan Pablo Castel, personaje principal de su primer novela publicada. Mi segundo acercamiento fue a través de Martin y Bruno, me costó mucho trabajo poder entender a estos dos, y más a Alejandra y a su padre y ese "Informe sobre ciegos". Las historias de cada personaje ,en lo individual, se me asemejaban a diferentes situaciones de mi cotidianidad. Podía encontrar el reflejo de un Juan Pablo Castel en quien fuera mi profesor de Arte y Cultura en la preparatoria cada vez que lo veía porque sentía esa misma desesperación de encontrar alguien que fuera capaz de entenderlo cuando nos hablaba del número áureo en clase, porque en ese momento definitivamente no era yo quién pudiera recibir ese mensaje.

Han pasado varios años ya desde ese primer encuentro, y también muchos acontecimientos . Renegué muchas veces que la moraleja final fuera "Resistir". No me cabía esa idea cuando existían otras formas de rebeldía, pero mientras más pasaba el tiempo más me daba cuenta de diferentes cosas que se transformaban en la vida cómo en las mismas lecturas. Desde ver qué Juan Pablo Castel ya no representaba un psicópata enamorado de María Iribarne sino toda una generación enferma de absoluto. Lo mismo pudiéramos decir Alejandra, Martin o de Bruno, el pobre Bruno. Y de una u otra forma el mensaje era siempre el mismo: Resistir.

Con el mismo sentimiento con el cual leí ese "Pacto entre derrotados", que al día de hoy es pilar en mi desarrollo como profesionista y persona, escribo este mensaje con el afán de no olvidar que si hemos de seguir soñando con esa utopía, con esa comunión universal, no tenemos derecho alguno a rendirnos. Hay que resistir por quienes no tienen, por quienes ya no están y por quienes vendrán.

Farewell Tammy.

No me amarren cuando canten las sirenas.

Releo lo que hace años escribí y me doy cuenta de que si he de extrañar algo es esa chispa de creatividad que me distinguía, hoy los sigue haciendo, pero me he alejado de ese mundo maravilloso del arte. Este año haré mi mayor esfuerzo para recuperar ese camino. Recuperar la poesía que figuraba para mi la vida, mis vivencias, mi mundo.

29 otoños.

Fue un cumpleaños sin sabor, sin festejos, ni abrazos, más que los sinceros. Pero fue un año de gran valor para mí, soy fiel aún a mis convicciones y estoy agradecido por todo el proceso que me ha llevado hasta donde estoy ahora. Y si mi intuición no me miente, este será el comienzo de un gran año.

Felicidades a mis yos, cada vez más cerca de lo que buscamos.

R.

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