Tumgik
ana-nefelibata · 3 years
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UN PRINCIPIO DE CAFÉ
 Ve a la cocina a preparar un café. Sin azúcar. El sabor amargo te tendrá motivado en tu tarea de creación. Tómalo helado o caliente. Siéntate en un sillón que sostenga tus nalgas como si te sentaras en una nube. Abre tu cuaderno y desenfunda el boli. Deja que corra la tinta al ritmo que bebes tu café. Da un sorbo como premio a la satisfacción personal cuando consigas plasmar una idea, o para motivarte a seguir en la búsqueda de ésta. Como quieras.
 No hay relojes, esto dura lo que tardas en beberte el café. Esta taza será tu tintero de las ideas. Todo está dentro de ella.
 Recuerda la imagen de los típicos dibujos animados, cuando alguien se da un golpe y aparecen pájaros alrededor de su cabeza dándole vueltas. Notarás que te pasa con ideas. No tienes que cazar uno, sino seducirlo para que, con su consentimiento, se quede junto a ti. Y desde ahí empezar a trabajar. Es decir, no puedes tener encendido el ordenador y abierto por el Word. Como preparado. Porque el pájaro se asusta con esa luz blanca fluorescente y se va. Siempre debes ser sigiloso y estar al acecho con papel y lápiz para apuntar disimuladamente, sin que te vea por dónde vas o lo que quieres.
 Esto trata sobre las ideas. Esas que sobrevuelan tu cabeza. De cómo hacerlas venir a ti. De cómo evitar que se sientan amenazadas y atrapadas porque entonces se retorcerán y se irán. Se escaparán dejándote frustrado. Se trata, de hacerlas venir evitando eso, que se sientan amenazadas por tu ansia. De seducirlas y se sientan cómodas en ti. A tu lado.
 No te preocupes si uno se espanta, quizá se tenía que ir. Sigue mirando, siguen sobrevolándote muchas más aves.  
 Mientras te inspiras, o, mejor dicho, te viene una frase que tienes que escribir puedes hacer garabatos en una esquina de la hoja. También puedes romper esa barrera escribiendo palabras sueltas que sientas en ese momento, que te digan algo, que te inspiren. Y verás cómo poco después se empieza a ordenar una historia.
 Bebes un trago y empiezan a aparecer las primeras líneas: “Siempre fuiste mi ejercicio de trapecio emocional.”
 Verás que todo fluye y la mano se satura al no darle tiempo a escribir todo lo que piensas. Son muchas ideas de golpe. Calma. Bebe otro trago.
 Y pones: “Igual que acaba el día. Igual que acaba una canción. Igual que acaba tu película favorita. Igual acabamos tú y yo.”
 Escribe hasta que se quede seco el tintero, la taza. Y pones: “Enciende la luz cuando te vayas.”
 Empiezas a ver el poso del café y pones: “Alma dolorida que no puedes gritar. ¿Quién se apiadará de ti?”
 Y ya has terminado de “tatuar” la hoja.
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