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Tengo muchas ganas de ser feliz.
La felicidad es una subjetividad de un estado de ánimo que proviene de la alegría, poco me importa. Yo sólo tengo ganas de ser feliz.
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En los lapsos dónde a veces me incomoda existir, me resuena tu frase mística, esa frase que me curaba los males.. “Venite a casa, negra, te cebo unos mates y me contás lo que te pasa..”
Si existe tal encasilla de enmarcar a las amistades como uno de nuestros amores de la vida, indudablemente, el tuyo iría primero. Sería el cuadro más lindo de todos.
Hoy estamos lejos pero mí corazón está al lado tuyo y en cada mate, abrazo y vinito que compartimos juntas.
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Diez meses hoy.
Diez meses y me descubro día a día porque cada amanecer es distinto y cambiante así como mí alma lo es.
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Lo fuerte que pega en el pechito el llegar de trabajar tarde y no tener a mamá ni a papá para que te esperen con un platito de comida caliente.
Ahí te das cuenta que vivir solo y en otro continente, tiene como consecuencia, la ausencia del amor. Eso que ya no desprende emoción, sino, nostalgia, un poco de angustia y soledad.
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Lo fuerte que pega en el pechito el llegar de trabajar tarde y no tener a mamá ni a papá para que te esperen con un platito de comida caliente.
Ahí te das cuenta que vivir solo y en otro continente, tiene como consecuencia, la ausencia del amor. Eso que ya no desprende emoción, sino, nostalgia, un poco de angustia y soledad.
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Si mi cohete tuviese que aterrizar después de volar a años luz, aterrizaría en todos esos abrazos en los que me convertí en amor.
Si mi cohete tuviese que aterrizar después de volar a años luz, aterrizaría en todas esas sonrisas que dí y me devolvieron.
Si mi cohete tuviese que aterrizar.. ¿a dónde iría un alma que no es de acá ni tampoco de allá?
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“El peor arrepentimiento es de las cosas que no nos animamos a hacer.”
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Qué difícil es hablar o expresar las pérdidas emocionales. Llegás a un punto de tu vida en la que no sabés a quién tenés al lado. Te cuestionás qué hay de malo entre vos y la otra persona, el famoso “¿En qué momento nos convertimos en esto?”
Dos semanas alejados,nos vimos y nos hundimos en un abrazo inmenso que añoraba tal extrañitis.
Me fui preguntándome en qué nos equivocamos, sintiendo ese vacío, perdí a mi confidente, a mi apoyo inconmensurable en mi etapa migratoria.
Triste es darte cuenta que nada va a volver a ser lo mismo y que el cariño pasa a ser algo del pasado, que, no se va, pero queda guardado.
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Nadando entre duelos, cada ola me hace sentir que a veces no tengo rumbo alguno. A veces estoy, otras paso desapercibida ante mi propio espíritu.
No sé a dónde voy, no sé qué quiero, pero sí estoy segura de lo que NO quiero. Es algo contradictorio, valga la redundancia.
La vida es un océano grande y salvaje a veces. Cada oleada que atravesás, es para ponerte a prueba a ver cuánto sos capaz de durar.
Bienvenidos a bordo.
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la mancha de vino tinto en la prenda blanca que no se quita,
la sonrisa cómplice que irrumpe como el sol a través de la ventana en una mañana de invierno,
la brisa fresca en una noche de verano, dónde las estrellas iluminan la noche.
vino, complicidad, vitalidad, amor y más amor.
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“La inmensidad del caos es casi tan infinita como lo es el universo ¿cómo pues no vamos a poder sacar ventaja de esto transformándolo en algo bueno?”
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Víspera de noche buena, sola, por más de que algunos intenten convencerme de que sola no estoy.
Víspera de noche buena ¿a dónde van las almas cuyos viajes solitarios andan por doquier?
Víspera de noche buena, llegué a casa y extrañé los abrazos de mi papá dónde desde que tengo uso de razón me sentí segura.
Víspera de noche buena, cuatro horas de diferencia. Once mil kilómetros de distancia. Un océano que me divide de aquello que bajo lazo sanguíneo, me une.
Víspera de noche buena.
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Hace cinco meses pinché la burbuja en dónde se encontraba mi zona de confort, me fui de mi casa dejando parte de mi esencia y parte del alma mía, que, vivió ahí durante veintiún años.
Hace cinco meses me tocó saltar a un vacío desconocido, a una travesía sin fecha de retorno. Es la misma sensación que te dá cuándo estás a punto de saltar de un trampolín, salté sola y me dejé caer. Sigo volando a veces, no sé hacía dónde, tampoco sé cuándo aterrizaré. Estoy un poco perdida, a veces me invade la culpa, el cuestionamiento sobre si tomé la decisión correcta, si quizás no era mi tiempo aún.
Mi cuerpo y mi mente están en permanente reconstrucción, es algo extraño darse cuenta que uno está solo, sin nadie de tu sangre alrededor que te guíe.
En estos cinco meses, a mis veintitrés, más del noventa y siete por ciento de personas que conocí, me dijo "es admirable cómo a tu edad, estás acá, sola, poniéndole el pecho a las balas en un país en el que jamás habías estado." Muchos hablan de admiración, en lo personal, siento que es una palabra que me queda muy grande. Admiración siento yo por mis viejos que, con lo podrido que está el mundo, dejar que tu hija de apenas veintitrés experimente el mundo, es una decisión y un permiso que con muchos huevos tenés que acceder.
Extraño mis raíces, mi patria, me hace falta un abrazo de mi viejo, una merienda con mis hermanas, un asadito con amigos, las comidas de mamá, me hace falta mi papá, el ladrido de mis perros al llegar a la que en su momento fue mí hogar.
Son, recién, cinco meses, pero yo lo siento como si fuesen años. Veo a personas que emigran en familia, me pone feliz porque por lo menos ellos tienen en quién apoyarse, sin embargo, yo.. Llego al departamento y me encuentro sola, dónde no hay nadie quién me reciba con saltitos y ladridos, no tengo a quién contarle de mi dia.
Emigrar es un vaivén de emociones, emigrar te hace replantearte muchas cosas, crecés todos los días, aprendés todos los días. Emigrar, para mí, me enseña constantemente el aprender a estar solo.
La Micaela que estuvo en Argentina hasta el 5 de julio, no es la misma Micaela que hoy, 5 de diciembre, está en Andalucía. Mica aprende todos los días a sobrevivir a la soledad, Mica también aprende de maneras difíciles que ella no pertenece a ningún lugar, al menos por ahora.
Abrazo fuerte a la Mica de ocho años que soñaba viajar a la luna siendo astronauta pero odiaba y sigue odiando la matemática.
Abrazo fuerte a la Mica adolescente, la entusiasta de la aviación, aquella que quería darle la vuelta al mundo siendo auxiliar de vuelo.
Abrazo fuerte a la Mica de veintitrés años que está sola en otro continente, aprendiendo a tomar decisiones y a hacerse valer por sí misma dejando atrás todo lo que fue sin olvidar los valores importantísimos que su familia le inculcó.
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Si, si, yo entiendo tu metodología pacífica de “vivir un día a la vez”. Yo te pregunto ¿cómo podés vivir un día si tenés un frenesí de emociones, sentimientos, sensaciones que se penetran al lugar más recóndito del alma haciéndolo tener la similitud más cercana a la de un caos?
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