Tumgik
alepascual · 2 months
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Cada vez que como pollo con zapallo pienso en mi abuelo. Pero no se me viene el recuerdo de sus ñoquis de zapallo, o cuando tomaba su sopa, lo veo a él, viejito sobre la cama de una clínica desvencijada bufando porque otra vez le habían traído pollo con zapallo para cenar. - ¿Pero no te gusta abu? - Le pregunté - Me encanta, pero cuando es lo único que comés cansa - Respondió.
Hace como seis años que falleció mi abuelo. Me entristece pensar que viví su muerte como un alivio. Hacía tres meses que estaba en una cama, sin conciencia de su propio existir. Y siempre comprendo que ahí radica el miedo familiar que tenemos a envejecer. No es solo por vanidad, verse las arrugas nos acerca a un espejo que conocemos muy bien: estoy dejando de ser yo.
El cuerpo, cáscara vacía del alma, empieza a envejecer mientras la mente pierde rasgos que antes conocíamos como anhelos o personalidad. Al abuelo le encantaba en pollo con zapallo, pero estaba agotado de verlo adentro de una clínica.
Y a mí me dolía ver al hombre que me hacía reír con sus trucos de magia cuando era chica, en una cama durmiendo, sin siquiera saber que al lado de él estaba su familia.
Al final, en la vida, no podemos controlar que recuerdos van a quedar de nosotros. No siempre pienso en el abuelo, pero el recuerdo del pollo y el zapallo en la clínica siempre vienen a mí en esas comidas. Mucho tiempo pensé en qué recuerdo dejaré de mí en el mundo, cuándo yo no esté, casi como la canción de Taylor Swift cuando le pide a su amante que la recuerde siempre así, con un lindo vestido y la boca pintada de rojo, mirando el atardecer. Como si pudiéramos comprar la imagen que quedará de nosotros, como si los amantes nos fueran a recordar felices en vez de todo lo que nos hicieron sufrir.
La ilusión del control es una que no puedo dejar ir. Sigo, inútilmente, aferrándome a la idea que en el desgaste natural de la vida podré controlar qué es lo que los demás ven de mí. Como si eso importará más que lo que yo pienso de mí misma. Como si importara que el abuelo se cansó del pollo con zapallo, en vez de pensar cuántos años pudo disfrutar de una comida tan insulsa.
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alepascual · 9 months
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Tiempo al tiempo
Qué difícil es tener mundos conviviendo y colisionando dentro de la cabeza. Quiero escribir. Quiero sacar de mi cerebro la historia que me ronda hace rato, pero no puedo, estoy trabada.
Cada tanto me pasa, puedo ver el desenlace, veo maravillada una historia perfecta. Pero el papel blanco me tiñe de su perfección, y yo dejo de ver la historia infalible. Es una metamorfosis: la veo cambiar de idílica a una historia de mierda.
En esos momentos pienso que la vida es un poco eso. Si vivís lo suficiente, si te quedas por un tiempo en cualquier lugar, podés ver como cambia sus colores. Pasa con todo. Con la pareja, con algunos amigos, con la familia. Nada es permanente me decía siempre mi viejo. Él buscaba consolarme con que no había mal que durara cien años. Ahora me dan ganas de responderle: tampoco existe felicidad qué dure.
Nada permanece más allá del tiempo. El tiempo como un agente destructor de la depresión, pero del amor y la belleza también. El paso de días que envejecen a las flores más lindas, que le pierden el perfume a la naturaleza. El tiempo que nos consume, y a la vez consumimos sin consideración.
¿Consideración de qué? Me pregunta una voz perdida en mi cabeza. No sé, ya no entiendo qué espero. Qué busco. El tiempo paso de ser un amigo a un viejo conocido, que cuando me cruza en la calle se pasa de vereda para no tener que saludarme.
Tiempo al tiempo decía mi viejo, creo que ni él sabía que esa frase nos muestra que el reloj tiene un solo amigo, él mismo. Él se entiende, se comprende y se espera. Los demás esperamos un colectivo un día feriado. Sin saber qué están de paro.
Quiero escribir, y sin embargo me la paso rumbeando sobre el tiempo, declarando que es tirano y que hace rato siento que me patea en contra. Quiero tantas cosas que el tiempo me niega. ¿O yo me las niego? ¿Acaso veo en el tiempo el reflejo enemigo de mi propia sombra?
Basta de filosofar, quiero escribir. Quiero dejarme ir entre palabras que hagan algún sentido, que me encuentren en algún rincón de mi alma, donde no existe el tiempo ni el lugar. Donde nada existe, pero esta la chance de tenerlo todo.
Quiero perderme en ese sueño que me invente, en el que te tengo. En donde el tiempo no nos jugo en contra. Quiero escribir nuestra historia con un final feliz, y abrazarme a esas páginas antes de dormir esperando que en ese lugar sin tiempo que son los sueños me beses, y yo sienta ese felices por siempre que ya confirme no existe en el reino del tiempo.
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alepascual · 11 months
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Algo busca destrozarme desde adentro. Puedo sentir sus pequeñas garras escarbando en mi interior, el fantasma de un vacío que busca llenarse.
Te encontré en el agujero que le destino a las cosas olvidadas. Te encontré y te volví a perder, porque ya no recuerdo dónde se almacenan las memorias que uno quiso olvidar.
Las historias que nos marcan jamás deberían perder sus hojas. Qué indigno es aquel amor, que pierde su lustre antes de billar. Qué irreal, qué fantasioso, y a la vez, que careciente de magia.
Cómo puede el vacío generar dolor. Cómo puede una ausencia llenar tantos espacios de conciencia.
¿Puede o lo dejamos poder? ¿o dejamos de poder? Vivir es rendir. Rendirse.
Este texto no tiene título ni sentido. Casi que no tiene coherencia, ni cohesión. Se me ocurre que las mejores cosas, los mejores sentimientos no tienen título, ni sentido, ni coherencia y mucho menos cohesión. Viven rendidos a una realidad, a la realidad de la cuál ya no pueden escapar.
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alepascual · 1 year
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A veces no sé cómo manejar la tristeza. Me imagino, sentada en el asiento del acompañante, queriendo volantear el auto sin pedales, tratando de no chocar contra mis amigos, o mi familia.
Pero el manejar un auto desde el asiento del acompañante, te hace doler los brazos, el auto acelera solo, vos no podes regular la velocidad en la que se piensa estrellar en cualquier pared, la primera que aparezca.
Volanteo, esquivo a los transeúntes que nada tienen que ver con la tristeza, y otros que tal vez sí. Pero igual los esquivo. Me hago cargo de que yo me subí al auto, y que elegí sentarme de acompañante en vez de manejar yo misma mis emociones.
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alepascual · 1 year
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Asomarme a la ardiente boca ígnea de un volcán que despierta en el incendio, y saber que soy fuego y quemadura, que la lava soy yo, descascarando; desnudada, sentirme leña al rojo, derramado mineral, embistiendo la ladera, burbujeante y hervida.
Matilde Alba Swann
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alepascual · 1 year
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Hola, vengo del futuro
A veces me gusta pensar los eventos aislados y extraños como parte de un futuro distópico.
Por ejemplo, hace algunos años leía en el tren 'Los Ojos del Perro Siberiano' como por décimo quinta vez. Quién me conoce un poco, sabe que es uno de esos libros que releo cada tanto. No siempre, pero lo he leído mil veces, y más recientemente me tatué una frase de esas páginas.
Como dije estaba muy tranquila apoyada sobre un asiento, parada, leyendo los ojos del perro siberiano. Si no me equivoco era verano, y hacía calor. Era un viernes por la tarde creo, temprano y yo sacaba siempre los ojos del libro para ver a qué estación habíamos llegado, para después enfrascarme de vuelta en la lectura.
En un momento mientras el tren seguía su viaje, levanté la mirada y vi un chico que se acercaba. No recuerdo ni su cara, ni de qué color tenía el pelo, ni qué usaba, es una sombra en mis recuerdos. Puedo todavía sentir el calor del tren, pero no puedo visualizar la cara de ese cristiano ni que mi vida se fuera en eso.
"Si te está gustando los ojos del perro siberiano, deberías leer 'El Lobo Estepario' de Herman Hesse" me dijo y se bajó en Lanús. No tengo certeza de si le respondí, si me dio tiempo a decir algo o el mecanismo de defensa de mi cabeza se activa e imagina que se bajo rápido, para no visualizarme parada frente a esa otra persona como una idiota sin saber qué responder.
Pensé sobre ese incidente varias veces, sobre todo porque intenté leer el Lobo Estepario sin éxito, me quedo estancada en la mitad del libro. Lo tengo dando vueltas por mi casa cada tanto: para mi los libros tienen momentos, y tal vez no me había llegado el momento del lobo aún.
Pero una idea más potente se apodero de mi mente divagante en el último tiempo: ¿qué pasa si ese ser humano que me cruce, del cual no puedo recordar ningún rasgo, es un pariente del futuro? ¿y si viajo al pasado para recomendarme el libro por alguna razón que desconozco?
Yo sé cómo se lee lo que escribo. Que tengo ideas descabelladas, lo más probable es que fuera solo una persona que quiso recomendarle un libro a otra, creyendo que le iba a gustar. Pero imaginar es gratis por suerte, y es la mejor forma que tengo de matar mi tiempo.
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alepascual · 1 year
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La recompensa
Caminaba sin destino y sin sombra. Buscaba la recompensa. No recordaba ya por cuanto tiempo es que había caminado, pero a esa altura le dolían ya las piernas y el bazo, los brazos y el alma. Le dolía el costado del pie derecho y le picaba la punta del izquierdo. Pero ella seguía. Caminaba como quien camina con la inercia de la fe. Era tal el convencimiento por la recompensa, que se encontrarán, qué dejaba que el sol la fuera despellejando de a poco. Sentía molestia cuando veía la piel escamada caerse a los costados del camino, pero dolía más cuando la carne roja quedaba expuesta al imperdonable sol. Caminaba con los pies ampollados por el largo recorrido. Pisaba entonces con las pústulas llenas de líquido, hasta que reventaban y la piel se quedaba con las huellas. Como seguía caminando, la piel de las plantas de los pies decidió no volver.
Caminaba sin piel y sin sentido. Ya no sufría dolor ni placer. Solo sentía los músculos acalambrados moverse sin ayuda. Tanto había perdido, que ni su sombra se reconocía en el reflejo. Fue así que la caminante se transformó de tal forma, que cuando se cruzo con la recompensa esta no la reconoció y siguió de largo. Y ella, después de tanto caminar sin descanso, de descascararse y soportar el sol en los ojos, se había quedado ciega sin darse cuenta. La recompensa pasó de largo y ella camino hasta desintegrarse, convencida que la recompensa estaba por llegar.
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alepascual · 1 year
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Lapsus
Tengo momentos en que me siento tan yo que me cuesta explicar quién soy. Como si habitarme, habitar la piel que me rodea, fuera una secuencia de una película de cine mudo. Crees que entendes, pero cuándo se termina la película te das cuenta que en realidad no entendías nada.
Me encuentro cuando leo y cuando escribo. Estoy haciendo mucho de eso últimamente: leer y escribir. Siempre me asombra lo que encuentro igual. Mundos y dimensiones desconocidas, irreales, que llenan mis minutos de algo que no sé que es.
Es como si buscará encontrar mi verdadera razón de existir. A veces pienso que no puede ser solo para vivir en los confines de mi mente, siempre escribiendo o leyendo. Pero me atrae tanto esa irrealidad, esos mundos que no existen pero donde todo es posible, un lugar que todo lo puede.
Tal vez es la ilusión en la que vivo, lo que me hace entrar en lapsus. Momentos en los que siento que soy, pero no soy. Qué veo a través de mis ojos, pero no participo activamente. Entonces llega el momento, el lugar que todo lo puede, la ilusión de la realidad perfecta, y me dejo llevar fuera de este mundo a los confines, a los rincones que me gusta creer son mi verdadero ser.
Despertarse a la realidad puede ser tan aburrido a veces.
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alepascual · 1 year
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Vacío
Termine algo, por primera vez en mucho tiempo. Veinte capítulos de una historia mía, inventada por mi imaginación, delimitada por mis manos. Creo que me debería sentir desbordada de la felicidad. Pero me siento triste y vacía, como si me estuviera separando.
Entiendo que en parte es una separación, una que no experimente antes. Porque todo lo que he escrito queda sin final, y está vez cerré algo. No importa si lo cerré bien o mal, si me gusta el final que le di, pero existe. Hay un límite. La historia termina ahí.
No sé cómo dejar ir a los personajes. Vivieron adentro de mi mente tanto tiempo, incluso antes que me dignara a pasarlos al papel. Los quiero, a pesar del destino algo macabro que tendí para ellos, fueron compañeros de mi soledad en un año donde me sentí atrapada en mi tristeza muchas veces.
Y como si fueran mis hijos, me da terror soltarlos al mundo. Soltarlos y que los critiquen, que los odien, que los lastimen. Y de repente me acuerdo que no existen, que son un invento de mi mente inquieta y que nada puede hacerles daño. Nada que yo no elija.
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alepascual · 1 year
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Tumblr media
Se rompió. Cómo se rompen tantas cosas en casa. Es que se me cae todo. Se me cae el mate, las llaves, el alma, las perchas. Pero esta vez no fui yo. La tiró Harriet. La vi caerse en mil pedazos. O tal vez fueron solo cien. La cuestión es que intenté hacerle una cirugía reparadora. Me pegue todos los dedos con la gotita y pude devolverle el cuerpo, pero su cara había quedado destrozada. Pensé en kitsungi, el arte japonés de embellecer los lugares rotos, pero yo no tengo la habilidad de apreciar la belleza de las heridas. Harriet me miraba sin culpa desde un rincón. Para ella, la maceta no era ni más ni menos atractiva que antes. Mire los bordes filosos, el pelo, la ropa y ese agujero que marcaba la ausencia de ojos, mejillas, sonrisa, labios, expresión. La ausencia de la vida. Del lugar donde se expresan los sentimientos. Harriet la miraba igual que siempre, rota o completa. Pensé: a mí también me mira siempre igual. Me sequé las lágrimas (no me da vergüenza admitir que lloré por una maceta) saqué la tierra, le metí una suculenta, y me detuve a observar mi obra. Algunas cosas están destinadas a romperse, es que hacemos después con lo roto, lo que define qué valor tendrá.
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alepascual · 1 year
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Los de los corazones flexibles
Siempre sentí envidia de los que tienen el corazón flexible. Esas personas que se enamoran fácil, y con potencia. Cada pareja que tienen, es el amor de su vida y no se imaginan ninguna instancia sin ellos. No vale la pena aclarar, que no soy una de ellos. Mi corazón es de piedra. Pero no porque no sienta, mierda que siente y siente mucho, sino porque cualquier marca queda incrustada para siempre. No tiene la capacidad de olvidar que alguna vez amo, o a quién, o esos detalles que lo hicieron entender la belleza de estar vivo. Me gustaría ser un corazón flexible. Vivir sin preocupaciones, enamorarse de todo y de todos como si fuera la primera vez. Vivir la eterna adolescencia del primer amor. Porque habrán quienes digan que eso es irreal, que no está bien, pero yo los admiro. Quisiera vivir todos los días con la potencia que ellos encaran el amor una y otra, y otra vez. Imagínate poder ser Drew Barrymore en la película con Adam Sandler y enamorarse todos los días, sentir ese pinchazo, esa incertidumbre de qué será lo que va a pasar, sin el costo de las redes sociales, del ghosteo o los desenlaces modernos que ni el blanco de los ojos comparte con Hollywood. Y sí, si sé que pido algo que no se sostiene en el tiempo, que no es real, que ni siquiera coincide con la piedra que arrastro dentro del pecho. Pero que lindo es dormir y soñar, y eso tampoco es real.
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alepascual · 1 year
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Un instante de insensatez puede ser nuestro momento más hermoso
Oscar Wilde
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alepascual · 1 year
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Año nuevo
Veo las palabras, veo las letras, veo todo pasar, pero nada queda en la hoja. Busco en mi recuento de anécdotas alguna que pueda encajar en este momento, pero tengo el fichero vacío. ¿Cómo puede ser que nunca me sentí así antes? Casi me parece irrisorio, conocer un nuevo sentimiento. Y no uno bueno.  Por otro lado, estoy cansada de esto. Cansada de mi y mi obsesión por dejarme conquistar por cualquier mosca que pasa vendiéndome un producto que seguro está en mal estado, pero yo quiero comprarle, quiero creerle que es la mejor manzana que voy a probar en mi vida, por más que sé que va a estar arenosa. Estar cansada de mí es un sentimiento que conozco demasiado bien. Soy como un trapo desgastado, que veo siempre tirado al fondo de los productos de limpieza. Pienso: tengo que tirarlo. No sirve para nada, míralo. Ahí esta, sucio, desgastado, ya no sirve ni para limpiar. Pero no lo tiro. Así hago con los pensamientos. Los veo al fondo de mi cabeza y pienso “esto ya no sirve de nada Ale, deberías tirarlo, deberías quemarlo”. Pero no lo hago, lo dejo ahí juntando humedad.  Mi psicólogo me diría que es más fácil dejarlo, que sacarlo. Qué vivo en mis fantasías, que hablo como escribo, que sigo buscando escribirme como escribo tantas cosas. Capaz que tiene razón, pero no sé ser de otra forma me dan ganas de gritar a veces. Y a la vez sé que no es cierto. Yo cambie, cambie tanto que a veces pienso que soy una sombra distante de la persona que solía ser. ¿Por qué de repente no quiero cambiar más? ¿O solamente estoy cansada de ser mi propio proyecto por escribir?  Todos los años, en ese momento donde me sirvo la sidra para brindar a las doce, cuando la familia se junta y cada uno pide sus deseos, siempre me digo que ese año voy a ser diferente. Tal vez, 2023, a vos no te mienta. Espero que cuando lleguen las doce, levantar la copa y solo pedir que me ayudes a encontrar la forma de quemar esos trapos que tienen humedad en el fondo de mi cabeza. 
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alepascual · 1 year
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Esperanza
Creo que te busco sin encontrarte en cada chance que tengo. Me miento a mí misma, me convenzo que estás ahí en un mensaje o un guiño que en realidad no habla de vos. Son mensajes que reflejan otra cosa, una lujuria, una pasión, un encuentro, pero nada de eternidad. Pero yo, que siempre fui una ciega, te finjo, me imagino que existís, que estás en la posibilidad. 
No hay peor ciego que el que no quiere ver, dicen. Yo no creo estar ciega, después de todo la esperanza es ese frágil sentimiento que no tiene pies. Camina por el mundo sin sonidos, flota como un fantasma, vive como un dios de otro tiempo en el que todavía creemos. Pero no es eso justamente lo que tenemos que hacer, creer en algo que existe es fácil. No nos representa ningún saltó de fé, creer en el sol, en las nubes, en mi cuerpo, es sencillo. Creer en lo imposible, creer en los sentimientos que no tienen pies, que flotan en el aire sin cara, creer en vos, en que algún día vas a llegar es la mejor mentira que se transforma en cierta dentro de la mente. 
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alepascual · 2 years
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Tal vez sea así mi destino. Calmas y tormentas.
Antonio Santa Ana
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alepascual · 2 years
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Ironía
Me gusta escribir. Siempre me gustó escribir, desde que empecé a dibujar los primeros garabatos con forma de letras. Desde ese momento, escribo sobre sentimientos. Dolor, amor, duelo, felicidad, tristeza. Hace no mucho encontré los “poemas” que escribí cuando tenía ocho años. Qué ironía pensar que entendía mejor la vida cuando todavía no la había vivido.  Escribo mucho, todo el tiempo. Mi psicólogo dice que hablo contando historias. Me desbordan las emociones desde que tengo memoria, y también desde que tengo memoria recuerdo que un papel y una lapicera me ayudaba a volcarlas en algún lado. Cada año que pasa, cuanto más vieja me pongo, más me molesta sentir. Más me gustaría no sentir nada. Pero ahí viene la ironía: si no me desbordaran las emociones, si no sintiera, si fuera un robot que camina, ¿tendría algo sobre lo que escribir? Probablemente no. Y yo amo escribir. 
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alepascual · 11 years
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¿Por qué no podemos disfrutar de las cosas simples de la vida? Un atardecer es hermoso desde cualquier lado, no importa si es mientras estas en la facultad estudiando, en el laburo o en tu casa rascándote. La vida es una sola y hay que vivirla. Frase trillada pero no por eso menos cierta, muchas veces perdemos de vista lo esencial de vivir porque nos quedamos estancados en aquello que nos hace replantearnos si la vida vale la pena o no; señores la vida vale siempre la pena, querramos verlo o no.
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