Tumgik
#vaivén
leregirenga · 5 months
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La vida tan llena de rebotes, un vaivén constante, un muelle que va arriba, abajo. La vida tan perra como bella, tan cierta y a la vez colmada de incetidumbre, tan vivida y tan nueva, tan rápida y lenta; contraria, la vida. Una caja de sorpresas, tan llena de payasos que te harán reír y llorar, que nos reta cada día a jugar, pelear, a perder y ganar, porque de eso se trata exactamente, de vivir al máximo exponente. Así es la vida. Un viaje de (V)IDA sin vuelta. EsenciasDemialma
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Quiero que lo quieras todo conmigo Que vivas bajo mi vestido Competir en vaivén con la marea Y ser tuya aquí, allá y en donde sea
— Ale Zéguer
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x-cat-x · 5 months
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Nunca entenderé como todo puede estar bien y de pronto, sin razón aparente, todo se cae.
El vaivén de la vida.
-XcatX
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villings · 2 years
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La cercanía infranqueable entre sus cuerpos. Un puente de miradas donde se cruzan y se separan.                    En sus labios: un vaivén de palabras o de silencios –no la lenta fragua del beso. No el hondo goce                    ni la dicha tersa de las desnudeces enlazadas: sólo el roce eléctrico de los muslos que se adivinan.
Deshora | Eduardo Mitre
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Aunque es esencial defender lo que uno cree o tiene razón en ciertas situaciones, en otras ocasiones puede ser más beneficioso optar por la paz y evitar el conflicto innecesario
En el complejo tejido de la vida, a menudo nos encontramos en situaciones que desafiaban nuestras convicciones y nos invitan a participar en batallas de palabras o principios. Sin embargo, en la danza de las relaciones humanas, hay momentos en los que la paz supera la necesidad de tener razón.
La verdadera victoria no siempre reside en la evidencia de nuestros argumentos, sino en la capacidad de discernir cuándo es más sabio ceder en lugar de insistir. La paz, como un perfume delicado, puede impregnar los intercambios cotidianos, creando un ambiente propicio para la comprensión mutua.
Seleccionar nuestras batallas con criterio no es signo de debilidad, sino de madurez emocional y sabiduría. Enfrentarse a cada desafío con la espada de la razón puede desgastar nuestras energías y dañar relaciones que podrían haber florecido en un terreno de entendimiento compartido.
La habilidad para discernir entre lo trivial y lo fundamental es un arte valioso. A veces, dejar que la paz sea la ganadora nos otorga una victoria más profunda: la preservación de conexiones significativas y el mantenimiento de un equilibrio que nutre el alma.
En el vaivén de la vida, recordemos que el silencio a veces habla con más elocuencia que las palabras. La verdadera grandeza reside en saber cuándo es apropiado levantar la bandera de la paz, incluso si ello implica dejar atrás el deseo de tener razón.
En resumen, ser selectivo en las batallas que elegimos librar puede ser una estrategia poderosa para cultivar relaciones saludables y preservar la armonía en nuestra vida cotidiana. A veces, la paz se convierte en la verdadera victoria.
ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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luisdemen · 2 years
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MINI México compartió su BIG LOVE en el festival de música Vaivén 2022
MINI México compartió su BIG LOVE en el festival de música Vaivén 2022
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somos-deseos · 1 year
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Acerca de mí: Me gusta todo lo que me hace reír. Me gusta el vaivén que hace el viento sobre las hojas de los árboles. Me gusta el canto de los pajaritos. Me gusta caminar y ver a la gente sonriendo y divirtiéndose. Me gusta el sonido que hacen las olas. Me gusta el sol fuerte, mientras siento que me quema la piel. Me gusta el sonido de la lluvia golpeando el techo mientras estoy usando Tumblr tomando chocolate caliente. Me gusta caminar con Spotify sonando en mi oreja. Me gusta el silencio que trae la noche. Me gusta lo sencillo, lo casual, lo que es bueno para el alma, me gusta lo que es bueno para mí.
Seguen
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voglatte · 2 months
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⊹ ┊WEED & ELSE ꒱ .゚
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𓆹﹐
↷ ˊ- pairing: felipe otaño x f!reader.
warnings: +18, smut, oral (reader recibe), fingering, weed use.
summary: ambos estaban disfrutando de la relajación que les brindaba el porro que se habían hecho y un tema sale a relucir, llevándolos a la acción.
• dani’s typing… ! lamento haber tardado tanto en subir algo pero aquí está algo corto, lo hice mezclando algunos de sus pedidos.
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los dos se encontraban relajándose bajo los efectos de la marihuana, la radio como complemento sonando con viejas canciones que ambos disfrutaban.
“¿querés saber un secreto?” tu voz sonaba ronca por la caladas profundas que dabas, pero no te importo y miraste a felipe.
él se encontraba con el asiento del auto inclinado, mirando el techo como si fuese la cosa más importante del mundo, pero para hacerte saber que estaba escuchando hizo un sonido con la garganta.
“nunca nadie me ha hecho un buen oral” te removiste en el asiento del co-piloto para ver su perfil marcado, notando como tragaba en seco.
no falto ni cinco segundos cuando una risa algo fuerte retumbaba en el pequeño espacio, felipe te miraba mientras negaba y sus ojos azules se encontraban irritados.
“no te creo boluda, ya andas diciendo tonterías” se peinaba ah cabello castaño hacia atrás ya que el viento que se colaba por la ventana lo había despeinado.
volteaste los ojos y exclamaste un “te odio” mientras inhalabas la última calada, tirando el resto por la ventana.
al ver que no te estabas matando a carcajadas con él frunció el ceño y se te quedó viendo.
¿no me jodas, de verdad?” impresionado se rascó la nuca, no esperaba que le estuvieses hablando en serio pero de solo pensarlo una idea abarcó su mente.
“pues eso lo podría cambiar yo, si vos me permites” sus ojos rojos con cierto brillo iluminaban el auto alumbrado con los faroles de la calle.
tu garganta se secó pero lo pensaste muy bien antes de darle una respuesta, tu mejor amigo te parecía atractivo y bajo los efectos de la marihuana tus palabras fluyeron por si solas.
“vale, veamos si puedes” al terminar la frase, felipe no se aguantó y se lanzó contra tu boca hambriento.
la comisura de los labios de felipe se alzaron y te invitó a pasarse a los asientos de atrás, no te dió ni medio segundo cuando sus abultados brazos se posaron debajo de tus piernas, recostando tu espalda en la mitad de estos, dejando suficiente espacio para él.
“facilitando el trabajo, uh” soltó una risa nasal, sus manos subieron por tus piernas hasta el dobladillo de la falda que traías puesta y la alzó completamente dejando tu ropa interior de encaje a la vista.
su dedo acarició por encima de tu prenda interior causándote temblores en las piernas, después de tantear la zona decidió mover la tanga a un lado, la cual estaba ya empapada por tu excitación.
“linda, sos re sensible y te quiero comer entera” un escalofrío recorrió por tu cuerpo al sentir su aliento caliente contra tu intimidad.
abriste la boca soltando un jadeo cuando sus labios atacaron tu clítoris sin darte tiempo de procesarlo, a veces su lengua jugaba con tus labios inferiores para luego volver a jugar con tu nervio.
tus manos bajaron agarrando los mechones castaños con fuerza, jalando un poco y sacando varios gruñidos de su boca sobre tu intimidad haciéndote temblar.
felipe decidió agregar dos de sus dedos a la acción, abriéndose pasos entre tus paredes para proceder a moverlos en un vaivén, en ningún momento su lengua paró.
las ventas se empañaban de a poco mientras los gemidos que salían de tus labios se hacían más agudos y las estocadas más rápidas.
“p-pipe, me v-vengo” tu espalda se arqueó y sujetaste con dureza su cabello.
no respondió pero no hizo falta cuando sintió tus piernas apretarse a cada lado de su rostro y flaquear contra él.
dejó que los espasmos se desvanecieran para subir su rostro al tuyo, su boca brillosa al igual que sus ojos azules claros. aún así no le dieron importancia y unieron sus bocas en conjunto.
“¿entonces?” felipe se separó de tus labios para dejarte hablar.
“creo que no fue suficiente para decirte” tu respiración sonaba entrecortada pero ambos sonrieron sabiendo que esto se iba a repetir muchísimas veces más.
un pequeño refuerzo de amistad.
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by ﹫ VOGLATTE ╱ próximamente estaré haciendo algunas traducciones y subiendo más fics .ᐟ
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ritmos-eternos · 2 months
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El solo pensarte, crea en mí un vaivén de emociones.
Papittafritta
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depoesiaypoetas · 10 months
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La maleta se hizo más rápido de lo que se había desempacado. Olvidé el bote de champú, el cepillo de pelo, una falda y un scrunchie, las sandalias también. El hogar que creía mío ya no se siente más hogar. La familia ya no se siente familia. Tomé la mochila y salí con lágrimas en los ojos y dolorcito de pecho. Nadie me siguió. De alguna forma hubiera deseado que alguien lo hiciera o al menos dijera algo tras la discusión familiar. La puerta no se abrió para decirme que me quedara. Si no hay cumpables, hay heridas familiares de las que nadie se responsabiliza, y he tomado una decisión quizás apresurada, pero necesaria, y no di la vuelta atrás. No soy católica pero creo en Dios y caminando por una hora me detuve en el parque de la iglesia lleno de aves y palomas donde el viento pega fuerte y los árboles murmuran con vaivén, he llorado por dos horas, el dolorcito en el pecho seguía ahí, hubiese querido que el aire me secara los ojos, pero como se sabe, cuando empiezas a llorar por una cosa lloras por todas las veces anteriores, y es difícil cerrar las fuentes. Una señora creo que intentó acercarse pero me hice bolita sobre mis rodillas y dejé que siguiera el raudal, ni siquiera la respiración me ayudaba. Y esperé un rato. Me despedí de los planes cuando me hube calmado un poquito, que había hecho con los amigos y familiares. Y recibí en el chat familiar un único mensaje de "ojalá algún día me entiendas", y el corazón se arrugó más, y seguí llorando un rato lentamente como quien quiere quedarse dormido y olvidarse un ratito. Tomé un autobús a la central para cambiar mi boleto y tomar el siguiente en regresar, debía esperar 4 horas y me quedé sentadita en la terminal, viendo a los familiares despedirse y a los amantes con besos en la frente y lágrimas en los ojos: la terminal sigue siendo de mis lugares favoritos, sigue habiendo amor honesto del que no hay en otro tipo. Y mi autobús salió de noche, con nada en mi estómago, los ojos hinchados y la opresión en el pecho. Llegué a la terminal norte y esperé 20 minutos para trasbordar. Viajo ligero pese a que mi mochila parece caparazón de tortuga, sólo tengo ropa, libros y dulces en sus bolsas. Son más historias las que me pesan al hombro que la carga física la que llevo. Dormí más tiempo y, al despertar me sentí extraña creyendo que todo había sido un sueño, pero ya estoy acá de nuevo; he llegado a un hogar que no se siente hogar por ahora llamaré mi casa. El dolorcito en el pecho tomará su tiempo en desaparecer, dicen mis amigos cardiólogos que es un Síndrome de Takotsubo, yo digo que el amor romántico no es el único que puede romperte el corazón.
Clara Ajc
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dariann-garcia · 26 days
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El acto de recordar es un vaivén entre la dulzura y el sufrimiento, donde cada memoria deja su marca, tanto suave como fuerte.
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Vaivén | Juliana Gamboa
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caostalgia · 11 months
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Olvidarte.
¿El olvidarte me convierte en una mala persona?
A veces, esa duda me asalta y permanece en mi mente durante horas. Y lo peor no es el sentimiento de angustia, sino que lo peor, para mí, es no encontrar una respuesta a ese interrogante.
Entonces, cada cierto tiempo, me encuentro preguntándome eso mientras me miro en el espejo. Mientras me preparo para reír. Mientras sonrío. Mientras vivo.
¿Es normal el sentirse así? ¿El vivir en un vaivén?
Porque desde que te fuiste me paso los días saltando a los extremos de un mismo hilo. Un extremo es el de sentirme bien, el de no estar entumecida, el de sentir. El otro es el de recriminarme, el de la culpa, el de no sentir nada bueno.
A veces encuentro un punto intermedio que me da paz, en el que quererte duele menos y en el que trato de querer a alguien más. Pero luego, cuando ya quiero, siento que te traiciono y que no me merezco mis sensaciones. Que no lo valgo, que te olvido.
¿El olvidar es lo mismo que el superar?
Yo creo que no, que superar es más difícil que olvidar. Que superarte, pasar página y seguir viviendo sin ti es muchísimo más doloroso que olvidar tu sonrisa y tu timbre de voz.
Porque me duele, todo el rato, pero sigo viviendo. Y vivir sin ti me duele, porque te veo por todos lados y te escucho en todas la canciones. Entonces no te olvido, solo trato de que duela menos.
Entonces, ¿en qué me convierte todo esto?
Porque yo ya no sé si el tratar de vivir sin estar anclada a ti me hace menos merecedora de cosas bonitas o no. Si lo aceptas. Si no estoy traicionando, de alguna forma, tu recuerdo. Si no te quise lo suficiente.
Aunque sé que si que lo hice, que te quise mucho y que todavía lo hago. Pero ahora distinto, no menos ni más, solo de otra forma que hace que pensar en ti duela un poco menos.
Porque sé que nunca conseguiré que no duelas, aunque aprenda a vivir solo con lo bonito que tuvimos. Porque siempre te buscaré en las estrellas. Porque no sé si en algún momento dejaré de vivir en este vaivén. Porque no sé si algún día dejaré de hacerme esa pregunta cuando ría, cuando sienta que estoy viviendo, cuando no duelas tanto. Porque no sé si merezco enamorarme de nuevo, pero quiero hacerlo porque siento que si, que también merezco esas sensaciones tan bonitas.
Porque, al final, nada cambiará el que tu hayas sido mi gran amor.
Katastrophal
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villings · 2 years
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Cinco poemas para abdicar, para que sean un destello terrestre en mi tránsito   mientras el vaivén de mi cuerpo me dote de viejo sueño y tenga un altar adornado[.]
Cinco poemas para abdicar | Blanca Andreu
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rinconliterario · 20 days
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mis alas? dos pétalos podridos mi razón? copitas de vino agrio mi vida? vacío bien pensado mi cuerpo? un tajo en la silla mi vaivén? un gong infantil mi rostro? un cero disimulado mis ojos? ah! trozos de infinito.
Alejandra Pizarnik
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pricesugarwife · 3 months
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Derritiendo los glaciares de su corazón | Simon Riley x Reader
¡Mi segundo escrito aquí! Estoy intentando descubrir como funciona la plataforma, sigo estando nerviosa y pronto tendré que hacer una publicación fijada con mis pequeños retazos.
Simon "Ghost" Riley x Reader
Please, listen "Say yes to Heaven" of Lana del Rey mientras lee esto para una mejor experiencia.
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Los créditos se mostraban en la pantalla mientras quitabas la manta acolchada que te cubría, hacía unos minutos que la película había finalizado y como un gato perezoso, te estiraste en la cómoda cama en la que reposaba tu cuerpo, aun tratando de espabilar después del dulce sueño y las caricias compartidas por el hombre rubio del que no había rastro en la habitación.. Hacía frío, no era para menos el invierno los había arropado con una espesa capa de nieve y escarcha visible desde la ventana, donde se vislumbra el paisaje blanquecino pero ciertamente inspirador para una artista como tú. 
Aunque, nunca fuiste buena pintando o esculpiendo en arcilla, tus dedos se hallaban demasiado ocupados trazando formas en el cristal de este, tarareando de manera vaga la melodía de fondo, disfrutando de la brisa congelada que refresca tus mejillas sonrojadas; porque los recuerdos de la noche anterior transitaban por tu conciencia, los besos apasionados, las mordidas traviesas, palabras sugerentes y el delicioso vaivén de caderas que impuso Simon cuando descubrió los espacios más íntimos de tu cuerpo, trazando cual cartógrafo la geografía en antiguos pergaminos, proclamándose noble conquistador de las tierras vírgenes entre tus piernas.
Cada suspiro robado en la boca de Simon se repetía en bucle en tu imaginación, dejándote embriagar por el terroso aroma a almizcle, avellanas y madera, había algo en la entereza de su ser que te hacía sentir en casa. Quizás tanto tiempo en soledad, viviendo en la monotonía de los días con las mismas palabras vacías y la rutina hueca te había hecho sentir extranjera en tu propio cuerpo, en tu propia vida, hasta que conociste al hombre de ojos cafés tormentosos. 
Era una ocasión especial, llevabas un vestido fluido por insistencia de tu madre que te había convencido de salir al último festival organizado en la ciudad y lucir bonita para “pescar un buen hombre, porque el tiempo pasaba y no te hacías más joven”, sin embargo, la amargura en tu paladar al pensar en el amor y tus anteriores experiencias (aunque escasas, muy decepcionantes y terribles) se vieron empañadas en cuanto observaste a semejante semental que se encontraba sentado en un rincón oscuro del bar en el que estabas con tu hermana. 
Ella, como era de costumbre, no se callaba y continuaba parloteando sobre el militar con el que estaba saliendo desde hacía semanas. Pero espabilaste en cuanto saliste de la ensoñación, dándote cuenta que su parloteo se había detenido hacía segundos y se levantaba repentinamente de la silla, corriendo como el huracán que era hacia la figura voluminosa de un hombre que llamó “John” con un tono tan enfermizamente dulce que en otro momento te hubiese provocado arcadas. 
Al final conociste al misterioso hombre del que estaba enamorada tu hermana y también conociste a Simon Riley, a pesar de que al inicio se presentó con su indicativo “Ghost” con un tono seco y plano, anticipándote que no participaría mucho en la conversación. Sin embargo, al final de la noche lograste estar más cerca de ese cautivador espécimen que solía hacer bromas de papá, bebía cortos tragos de bourbon y te robaba el corazón con cada palabra que salía decorada por ese acento de Manchester. 
Regresando al presente, te sentías flotando en una danza encantadora y delicada como las de antaño, donde el caballero sujetaba a una distancia prudencial tu anatomía al compás de la orquesta que entonaba el ritmo de la pieza. Como un violinista que conoce las cuerdas de su instrumento, el rubio había aprendido a tocar en los sitios indicados para conseguir ese dulce sonido de tus labios pintados de bermellón. 
Aquel suceso permanece escrito en las páginas de tu memoria, garabateando corazones junto a sus nombres y anhelando esas varoniles manos sobre ti una vez más, generando una adicción a sus incandescentes sentimientos desmedidos, desprovistos de cualquier enajenación. Giraste sobre tus pies, dando vueltas como una ninfa de rostro soñador, la delgada camisa blanca de Simon cubría tu desnudez sin inmutarse por la baja temperatura hasta que percibiste esa fragancia casi afrodisíaca.
—Pensé que no querrías salir de la cama —murmuró el de orbes azules, sonaba divertido y maravillado por tu delicado semblante, aún cuando había pervertido tu mente con su excitación desenfrenada y te había devastado en su cama hacía unas cuantas horas. 
—Está nevando y es precioso, quería ver la nieve caer —señalaste, sentándote sobre tus tobillos en el esponjoso colchón invitándole a que se acercara hacia donde estabas.
—Quizás, sigue sin ser más precioso que tú.
Antes de que pudieras contestar, te sujetó por la cintura y te subió a su regazo, reposando tu cuerpo en sus gruesos muslos, acariciando tramos de piel que iba revelando al subir la poca tela que lo separaba de tu cálido centro. 
—Anhelo llenarte de los halagos que mereces... quiero devolverte esa alegría que provocas en mí —confesó, peinando los mechones sueltos que enmarcan tu rostro. Los mismos dedos que te habían llevado a las estrellas delineaban con delicadeza tus mejillas, hasta que el dedo pulgar reposó encima de tus labios, fascinado admirando la forma de tu arco de cupido. 
—Creo que alguien ha estado leyendo a Jane Austen —dijiste más para ti misma, sin percatarse que Simon empezaba a desabrochar los pocos botones que cubrían tu modestia. 
Nunca desvió sus profundos ojos marrones de tus reacciones, motivado por como mordiste tu labio inferior al observar los músculos cincelados y esos pectorales esculpidos por Miguel Ángel. Lo hacía con el objetivo de empujar tu deleite en ese armonioso espectáculo íntimo, develando la parte más sensual que poseía como individuo masculino. 
En cuanto te apoyó en la cama, posicionándose sobre ti, apreciaste en silencio como iba enseñándote el sendero feliz cubierto por una delgada capa de vello y jadeaste en silencio, sintiendo el agradable calor de tu humedad cuando Simon se quitó el jogger gris que llevaba y sus torneadas piernas tocaron el colchón para subir hacia donde tus brazos lo llamaban. En cuanto estuvo más cerca, sentiste la dureza de su miembro contra la parte interna de tus muslos, mordiéndote el labio y moviendo las caderas para que pudiera sentir lo lista que estabas para recibirle. 
Simon hizo descender sus dedos hacia tu centro resbaladizo, cubriendo sus dedos con la humedad acumulada en medio de tus muslos y llevándolos a su boca para probarlo mientras te miraba atentamente, provocando un gemido desesperado de tu parte. Para ese instante, el frío no era un inconveniente, puesto que apretaste los muslos al sentir como esa humedad crecía y descendía cálida, acción que no pasó desapercibida—. ¿Exaltada, mi dulce princesa?
—¿Qué crees? —dijiste, recostando tu fisionomía en la suavidad de las sábanas de tu amante. Querías repetir esa pecaminosa danza que se prolongó en la madrugada.
—¿No fue suficiente con lo de anoche? —cuestionó, una de sus cejas gruesas arqueadas y sus labios tirando de una sonrisa que prometía los placeres carnales.
Pero no te cohibiste como antes, la sumisión que habías mantenido se dispersó cuando lo besaste con todo el fuego que residía en tu pecho, presionando tus senos desnudos contra su pecho torneado y duro. Porque más allá de un derroche pasional y efímero, sus almas se conectaban en un plano espiritual que escribía con pluma dorada la leyenda de un amor inconmensurable, que por fin sería netamente feliz y perpetuo.
—Quiero que me hagas tuya, Simon.
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