Tumgik
#nueve infiernos me separan de ti
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Los tres fantasmas
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El cuento de los tres fantasmas:
He visto a mis tres fantasmas, los que viven en mi, y he hablado con ellos.
Les he dicho que muy a mi pesar, porque todos me habían mentido, incluidos ellos, que he descubierto el décimo infierno. Pero que aún no estoy preparada para escribirlo, porque me va a resultar desgarrador, y porque aún dentro de él, es tan doloroso, que no encuentro las palabras. Pero se cual es. Y he de decirte que no estaba preparada para él, o para lo que hay dentro.
Les he susurrado todo. Les he contado todo. Saben de mi bondad y de mi maldad, eso me ha dejado tranquila. Por lo menos, la pastilla roja de la verdad, es real, y no la tengo que teñir a veces de violeta, para que no se vuelva azul. Con ellos, es más fácil.
Tienen nombres, pero de los tres, hoy sólo te describo a  uno, es la ingenuidad que siempre ha existido en mi. Así que le he llamado Fe ingenua.
Les he dicho que las alas, las he quemado. Que decido ser un demonio en este lugar. Es raro, porque les hablo y saben todo. Quizá porque ellos son yo. Pero sin serlo.
No voy a pronunciar su nombre. Espero llegar a cumplirlo, pero como soy un demonio, o me he convertido en él,  creo que a partir de ahora, puedo romper la baraja de la vida, y saltarme todo en lo que he creído hasta ahora.
Me dicen que me calme, que esto pasará, y les contesto ¿Por qué no ha pasado?, ¿Por qué no me he curado de él?. 
Porque es una cicatriz, abierta, que supura pus, sangre y lágrimas, pero que es mejor no verlas, para así crear un sentido de poder y de fortaleza que no tengo. Da igual, les he dicho que la voy a vendar, así no la veo más, con un poco de suerte, se infectará y tendré que amputar exactamente donde empieza la cicatriz.
Pero el fantasma que no me gusta, me ha dicho que no puedo hacerlo, porque no tengo una sola cicatriz, que tendría que vendarme el cuerpo entero. Menos mal que ayer de madrugada, hice un pacto y me ha sido otorgado un nuevo traje. Hoy me lo pongo.
Ayer volví a morir, pero de otra manera a las anteriores.
Todo, todo absolutamente todo en ti, duele.
Y no, no estoy bien, es tan absurda la pregunta que me ha quemado la vagina para subir a mi corazón
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Sombra 2
Hoy, eran las 4:58, si, me he despertado, y he mirado al reloj, para saber la hora, me he dado cuenta que sigo en el noveno infierno.
Tengo mil sombras, y cada una de ellas, es más oscura que la anterior.
Intento trabajarlas, que no se noten, que no las veas, no mostrarlas, pero sobre todo, y por encima de todo, no quiero escucharlas.
Y me hablan, cada una de ellas, en diferentes momentos a la semana o en diferentes horas al día, ayer estuve con la sombra 1, y hoy me he levantado con la sombra 2.
La de ayer, te la puedo explicar, tal y como hice por el puto móvil. La de hoy....
La de hoy es oscura, vengativa, cabrona, insultante, porque viene a mi oído y me dice:
no vale de nada ponerse plazos con él, porque no es contigo con quien duerme, no sabe lo rota que te quedas, con cada despedida, no sabe como tienes que luchar con los no puedo, no sabe, no entiende, te ve, pero sin mirarte, porque en el fondo, serás lo más importante, puedes saberlo, pero justo en este momento del espacio tiempo, hay situaciones que requieren más tiempo de él a dedicar que a ti.
Y se que no es verdad, y la espanto, le digo a esa sombra que me acompaña desde ayer, que no es verdad, que no sabe nada.
Entonces grito, en una casa sola,  sólo me escuchan las paredes y mis gatos.
La tengo que arrancar de dentro de mí, e intentar que no vuelva a surgir dentro de dos horas
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Infiernos
¿Has estado alguna vez en el infierno?
Yo si, por eso puedo decirte que existen varios infiernos. En todos he aprendido
He acudido a todos buscándote, preguntando donde estabas..
                                                      dónde estaba ese puto demonio.
-Al primer infierno que fui, se llama vacío. 
Me quedé vacía, ya que por mucho que te buscara, no te encontraba, sólo había un inmenso vacío
-Al segundo infierno al que acudí, se llama dolor.
Dolor de saber que te has ido, que no me hablabas, me dolían los huesos.
-Al tercer infierno al que fui, se llama recuerdos
Gritar de recordar la desesperanza, rabiar hasta dolerme las muelas
-El cuarto infierno, no fui, llegó él a mi, su nombre es lágrimas
Lágrimas de vacío, de dolor, de gritos, pero sobre todo lágrimas de desesperanza, de profunda tristeza.
-El quinto infierno, se llama desesperanza
Desesperanza donde acudí cuando me volviste a pedir tiempo, desesperanza porque era lo que me embargó.
-El sexto infierno, ese llega, ese penetra, ese se llama odio
Odio donde intenté refugiarme para tapar el amor, el odio me expulsó tres veces, ya que no terminaba de hacerlo bien, según me dijo
-El séptimo infierno, el más complicado se llama celos
Lo que celos me dijo que ese no era mi infierno, que me había equivocado, que aún tenía que buscar otro infierno, que ahí no estabas
-El octavo infierno, se llama olvido, 
De ese salí por mi propio pie, no hizo falta mucho, me pedía como única regla para quedarme en él, el olvido... olvidarte, sólo eso, casi lo consigue, pero tuve que marcharme.
El noveno infierno.
El más interesante, donde  más me he recreado, voy de vez en cuando. Este infierno me deja la puerta abierta, es el más amable y horrible de todos los infiernos. En el que más me acomodo, en el que relamo mis heridas, este, al menos no me ha echado, supongo que no le hace falta.
El Noveno Infierno, se llama TIEMPO
más adelante te contaré lo que es exactamente cada infierno, y que me explicaron
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CELOS  y Séptimo infierno
Había llegado al Séptimo infierno.
Estaba en Celos
Notó un olor, notó un sabor a hierro
Y sólo la embargaba, un sentimiento que dominaba toda su mente.
Toda su energía estaba en buscarle. Cerciorarse de las imágenes vistas en el anterior infierno.
Entonces lo vio. No a él, pero era una parte de él.
Había fragmentos de conversaciones, palabras dichas al oído de otra persona. Sentimientos intensos de amor, de una buena y cálida compañía.
Fragmentos de noches y mañanas entre ellos maravillosas. 
Cuanto más se apoderaba de ella la sensación de celos, más loca se volvía. Por si no era poco, apareció un remolino en su mano derecha. Se fijó.
Era un arma. Pero no un arma convencional. Era rara, pues tenía raíces que salían de sus brazos, estaba llena de sangre, y había una hoja afilada como la noche.
Supo para que era. Si conseguía cortar el cordón que los unía. Sería suyo. 
Solo quedaba encontrarlos.
Buscó, y cuando más buscaba, más claro lo veía. Le venían conversaciones a la mente, de ellos, encuentros, besos, abrazos, amores, sexo, adrenalina...
Estaba dispuesta a todo.
Todo.
Al final de un camino oscuro, los vio.
Se hacía cada vez más grande, ella, poderosa, ella sabía y olía a hierro.
Acabaría con todo.
Pero de repente, algo imperceptible sucedió. 
Su arma, sangraba, las raíces se disolvían, y el filo más negro que la noche, se convertía en otra forma.
No supo bien lo que pasaba. 
Pero tenía claro que si su demonio, quería estar con otra.
Ella, ya no haría nada.
No podía hacer lo que ella pensó que podría
Ese arma, se tornó en un animal, pequeño, blanco. Cuídame.
Apareció el Señor de ese infierno. Era rojo, con tonalidades marrones.
¡Puedes acabar con todo ahora mismo! Deshazte de eso, y acaba...
Ella lo vio claro. Celos caía, como una carcasa vacía, porque lo que tenía en su mano, era más poderoso que todo lo anterior.
El Señor del infierno, le abrió una puerta grande, no sin antes decirle:
-Volverás, por oleadas, te lo juro. Te lo he cosido en esa estúpida mochila roja que llevas, así que siempre tendrás celos, a oleadas, grandes o pequeñas, pero los tendrás, ahora que los has descubierto-
---No no dudo, pero no puedo, ahora no---
Cogió el bulto, y lentamente, se fue, caminó y caminó.
Mientras le cantaba una canción de cuna.
Llegó al octavo infierno.
Había llegado a OLVIDO
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Infierno llamado Desesperanza
Sentada, sólo pudo empezar a pensar
¿Cómo he llegado aquí? No creo que mi Demonio pueda estar aquí... no lo veo muy de él
    Recordó
Estaba ahí exactamente porque recordó que era la desesperanza.
La desesperanza de pensar en él, y el Demonio haberle negado por un tiempo la palabra.
Desesperanza, porque ella le abrió un corazón, que nunca le había abierto realmente a nadie, y cuando por fin lo hizo, su Demonio, le pidió tiempo.
Un tiempo que ella tenía, pero al parecer, él no.
Ella, no conocía los pactos que existían en ese planeta, así que le hizo un juramento, pero como no era de ese tiempo ni de ese lugar, cometió un primer error. 
Ella creía disponer de un tiempo ilimitado, como del sitio de donde venía, pero se dio cuenta con esas cervezas, esos roces, esos besos, esos encuentros, esas frases no dichas antes pero ahora si..
                   Se dio cuenta que el tiempo jugaba en su contra.
No estaba en su territorio, él lo sabía, se dio cuenta tarde, cuando una noche
de palabras dichas y promesas escuchadas
                                     Su Demonio simplemente la borró
              Prefirió jugar en otro tiempo más acorde  
 con alguien de ese planeta.
Empezó a entender que había perdido una carrera llamada tiempo.
El tiempo, ahí en esas noches, en esas mañana que él prefería no estar con ella, o simplemente OCULTARLA, tal y como había hecho ella en otros tiempos, comprendió aún más la locura de la desesperanza.
Creer que hay una mínima esperanza, y darse cuenta de que se la habían literalmente robado.
Y ella entró en ese juego.
Volvió a sentir todo lo que llevaba de camino de esos 5 infiernos.
Desesperanza al saber que no podía hacer nada.
Nada de lo que le habían enseñado. 
Simplemente perdió toda la esperanza, se quedó tiempo. Mucho, pues a donde iba a ir si su demonio la había abandonado, no se había simplemente ido.
El único ser que podía comprenderla ya no estaba, y no estaría jamás para ella, o de la manera que ella esperaba. 
Así que, ¿para que seguir buscando a un Demonio que realmente no quiere que le encuentres?
Notó que Su Mochila Roja pesaba más.
Lloró, y empezó pensar, tanto, que sin darse cuenta su humor cambió, sus alas se ajustaron en su espalda, cambió de repente el color de su pelo. 
Ella se volvió blanca.
Le embargó una sensación extraña, porque dolía, mucho.
Dolían las entrañas, dolía el alma, dolía la cabeza.
Hasta sus alas le dolieron
Lo odió
  tanto que le dolía el cuerpo. 
Se fijó en pequeños detalles, vio colores rojos por todos los lados.
Vino alguien a darle la bienvenida, lo apartó de un manotazo, tan fuerte que tembló por un momento el color..
Estaba en el Sexto infierno. 
Había llegado al Infierno llamado ODIO 
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Exacto.
Soy de fuego.
Me queme tanto, que las llamas ya sólo son lenguas que abrazan y besan.
Aún sigo en el noveno infierno.
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Noveno infierno. Tiempo
En su camino, se le aparecieron titiriteros, brujas, magos, personas de poder y personas de no poder, amistades, enemigos, hombres que la amaron, situaciones críticas... 
Todos le dieron una dirección, pero le advirtieron que tardaría mucho, y que lo mismo no estaba preparada.
Le dijeron también, que probablemente perdería la cabeza, que no le recomendaban estar allí mucho tiempo, que pusiera plazos, que, por favor, pasara lo que pasara que no fuera, porque lo más probable, es que  él, no estaría allí, y lo más seguro, es que a su Demonio le diera igual.
No obstante, cogió el papel, donde ponía la dirección y los escritos... y poco a poco, empezó a andar.
-Los que la vieron, dicen que nunca llegó -
Pero la narradora soy yo, y sé exactamente qué pasó.
Caminado, poco a poco, ella, llegó a un sitio, en el que había muchos ordenadores, escritos, libros, papeles, sentimientos, mesas, sillas relojes y calendarios.... Y sobre todo, Mucha tecnología. Cosas que ella, aún no entendía.
Se le acercó un demonio, rabiosamente guapo, y le comunicó las condiciones para sentarse allí:
“Deberás escribir, recordar, llorar, sufrir, y transmutar si quieres quedarte aquí, lo importante es que estés, que no te muevas, que recuerdes, que trabajes en ti, en tus pensamientos, pero, sobre todo, deberás ESPERAR TIEMPO, y no ser más un ángel caído hasta que tu Demonio te invoque”.
Esas son mis condiciones, pero sobre todo, que sepas esperar, que te calmes, porque aquí, puedes pasar todo el tiempo que te quede de vida, o el que decidas vivir. 
“”Pero nunca más, aquí serás un ángel caído, sobre todo, porque el ya no te recuerda como lo que fuiste. Así que esa batalla la tienes perdida, tendrás que hacer nuevos esquemas mentales, proponerle otras cosas, aunque yo te aconsejo que el tiempo aquí, te olvides de él, porque yo como demonio, sé que él, ya te ha olvidado, que él n quiere volver contigo, que tiene otra criatura, y tú eres un pálido recuerdo, así que por mucho tiempo que estés, no creo ni que se acerque un milímetro a buscarte, por eso este infierno es el peor de todos... “”
y ESE PROBRE ÁNGEL CAÍDO, DECIDIÓ COLGAR LAS ALAS, QUITARSE EL ALO, Y SENTARSE A ESPERAR....
Nadie le dijo, nadie le avisó, que quedaría congelada en una silla, frente a una pantalla, a su derecha un boli, y a su izquierda un cuaderno. Nadie le dijo, que estaría pendiente y pegada a la tecnología nueva y a papeles viejos.
Su compañera, es una mochila roja, que en el fondo es lo que ella es, lo que lleva dentro, sólo que a veces, cuando la enseña, siente que es pequeña, porque nunca jamás puede decirle a él, ni sabe aún como, todo lo que le quiere.
Todas las estrategias le han fallado, porque, pues muy sencillo, ese demonio ya no existe, pero no lo sabe, ella aún no lo ha descubierto.
Y de momento, ella está congelada, en un infierno que se llama TIEMPO, es el peor, porque de éste ella sola no puede salir________”tampoco se lo dijo nadie”
Porque en el fondo, a nadie le importaba.
Sólo se, que hay una puerta que ella aún no ve, dentro del infierno, podrá salir, con ayuda o sin ella, sólo que nadie se lo ha dicho y aún no es capaz de ver esa puerta
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Infierno llamado Olvido
...........Mientras le cantaba una canción de cuna. Llegó al octavo infierno. . Había llegado a OLVIDO......
Por circunstancias, con esas canciones de cuna, el ángel, ella, aprendió a adormecer los sentimientos que tenía hacia él, Estaba muy preocupada por un cachorro y porque pensaba que tendría ayuda y visitas. 
No contaba, con que estaría tan sola. Ni él acudió a verla para ver ese cachorro. Lo peor no fue eso, fueron los meses siguientes. Nadie la había preparado para dolores, sentimientos de soledad, sentirse invencible, estar dolorida, no dormir, no comer, no vivir.
Pero para lo que no estaba preparada, era para el Olvido, el ajeno y el propio.
Así que poco a poco, iba adentrándose cada vez más profundamente, en un camino que la conducía a un sopor maravilloso, ya no había sentimientos raros, y que no sabía manejar, porque los pasos, la engullían en el olvido
Vivió cantando canciones y meciendo en brazos, olvidando, porque si, él, no acudía, o acudía casi por compromiso, ya no la veía como un Angel, y de eso se dio también cuenta.
Así que decidió olvidarle. Construyo muros mentales, en los que cuando un pensamiento venía para recordarle, llegaba un látigo de fuego, para borrar todo pensamiento, porque había decidido vivir en el infierno del OLVIDO.
Nadie jamás la sacaría de aquí. Nunca. Por primera vez, en un viaje de años, estaba en calma
Fue feliz. Sola, con ese cachorro, pero siempre estaba sola.
De vez en cuando, al girar la vista, veía un bulto rojo, tirado en el suelo, pero no lograba identificar que era. Así que ella seguía, notando un vacío, pero no sabía bien que era.
Un día, encontró por error unos textos que no deberían estar allí.
Se puso a leer. Empezó a llorar, empezó de nuevo a recordar, y cuando volvió la vista, la vio. Ahí estaba la mochila roja. Latía.
Se acercó y la abrió, y de golpe, todo acudió. Su mente y su corazón se pararon un momento, porque ya no podía respirar.
Recordó, y supo que no debía estar mucho más tiempo en el
Octavo infierno, llamado olvido.
Tenía que recoger sus cosas y marcharse.
Cogió al cachorro, y lo llevó a un lugar seguro donde siempre estaría a su lado, puesto que pertenecía a una parte de ella.
Se puso la mochila en los dos hombros, deseando no haber recordado, y buscando un lugar seguro.
Llevaba una mochila roja muy pesada, más de lo que recordaba, y un cachorro que esta vez no llevaba en brazos, si no que le cogía la mano..
Y de nuevo caminando se volvió a perder.
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Infierno llamado lágrimas
Ella, levantó por un momento la vista del suelo, 
                                                                       tras leer lágrimas.
Estaba en el cuarto infierno.
Empezó poco a poco a llorar, como si se meciera en una canción de cuna, lloraba por el vacío que sentía, por las palaras  no dichas, por su cara, por su amor, por las palabras, lloraba por todo.
Iba meciéndose poco a poco.
Dejó que la invadiera una profunda tristeza.
En ese infierno, había una especie de pantalla, que ella se puso a ver. 
Era su vida. Entre las imágenes podía elegir mentalmente dónde ver cada extracto. 
Le buscó, buscó su  historia. 
Siempre le buscaba a él, pues sabía que en algún infierno le encontraría, o eso pensaba ella..
Vio casi 15 años de su vida, en esos 15 años aparecía él. Una constante en un mundo variable.
              Lloró.
Fue específicamente a años concretos en común, cuando él aún la amaba.
Descubrió que su Demonio, en un momento de esa película la dejó de amar. 
                                          Volvió a llorar.
Comprendió que habían ajustado cuentas los dos con la vida. La primera fue ella, la segunda fue él.
Gritó, pensó que así dejaría de llorar.
Aprendió el sabor de cada lágrima. Las que salen y las que se tragan.
Las que se deslizan por las mejillas y chupas con la lengua.
Las que dejas deslizar, para saber en que pecho caen.
Lloró y lloró. 
                Otro demonio se le acercó, le dijo, que con él, ella dejaría de llorar, por un momento le creyó, pero se dio cuenta, que lo único que conseguía ese demonio, era que llorara aún más por dentro. Este demonio particular, le avisó, que nunca le encontraría, ya que probablemente él, en su viaje interior, hubiese conseguido salir de todos los infiernos.
Ella no le creyó.
Empezó a caminar, con paso lento, llorando. Ese demonio, pronunció su nombre, la llamó, le dijo que esperara, ella se paró en seco, cuando se acercó, le dio algo, muy grande, ,muy pesado.
Te pertenece- le dijo
Ella lo vio, y lo supo, eran lágrimas de sangre, de las que salen de la zona más profunda de donde guardamos el alma.
Lo guardó en su mochila Roja.
Lentamente, sola, y desesperanzada, empezó de nuevo a caminar, se fijó que el paisaje de lágrimas cambiaba.
Estaba caminando hacia el quinto infierno
                             Desesperanza
Cuando llegó sólo pudo sentarse
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Infierno llamado Odio
.....................Vino alguien a darle la bienvenida, lo apartó de un manotazo, tan fuerte que tembló por un momento el color. Estaba en el Sexto infierno. Había llegado al Infierno llamado ODIO....................
Notó que todo en ella había cambiado.
Vino el Señor de ese infierno, le dijo que estaba encantado, que llevaba tiempo esperándola.
Hablaron de lo humano, de cómo llevaba ese sentimiento, ella, que no lo era. 
Ella le comentó que veía colores fuertes, y que tenía ganas de venganza, el señor de allí sonrió complacido, para fijarse, en un sentimiento que ella no había expresado. 
Se enfadó, y la expulsó.
Ella volvió, con un gran ruido, y con un color rojo fuego en sus ojos
Le dijo:
-¿Por qué me has echado de aquí?-
----Porque aún le amas.---
- No es cierto, le odio, quiero que no sea feliz nunca, que cada vez que crea que puede amar, sólo vea mi cara, que cada vez que piense en su futuro, sepa que se ha equivocado, quiero que pague todo, que no ame nunca más a nadie, porque me siento abandonada.-
--Eso no es odio--, le respondió el Señor de ese infierno. --Eso es venganza--, así que hasta que no aprendas que es el odio, deberás marcharte y no volver.
Fue nuevamente expulsada de ese infierno.
Pensó como entrar ahí, puesto que las dos veces se sintió invencible, podía dominar todo. 
Así que regresó de nuevo. 
Esta vez, el Señor de ese infierno de entrada no apareció. Así que ella pudo, saborear el poder  en todo su esplendor del odio,.
Tuvo diferentes espectáculos visuales, sensitivos, sintió el odio, se sintió FUERTE por primera vez, fuerte de dominar escenarios con ritos oscuros.
Odiaba su nombre, incluso desterró su esencia, e intentó quitarse la mochila (no pudo).
Se dio cuenta, que según iba experimentado cada fase del odio, con una faceta de colores derivados de la sangre, más le amaba. No le gustó, 
Pero comprendió que el odio, puro como quería el Señor, no lo podía vivir, en su máxima experiencia.
Apareció el Señor del infierno llamado Odio.
-- No vales, para odiar, no sabes odiar, si cada vez que le odias le amas no puedes estar aquí, así que márchate---
Esa fue la tercera vez que se la expulsó.
Pero hubo una cuarta, en la que no hizo falta.
Porque aprendió lo que era el odio, aprendió todo lo que tenía que hacer, vivir ahí.  Y ese sentimiento encontró un cauce donde liberarse
No pudo, y con su Ira, cabreada, empezó a intentar cambiar la realidad del infierno, puesto que mientras aprendía el significado del odio, le venían imágenes de otra realidad, en la que él era feliz.
Hacía planes con otra persona, sonreía y nunca nunca nunca, se acordaba de ella.
Sintió que, cuando más sentía, le aparecía una puerta de color negro, donde había una cerradura.
El señor de ese infierno, apareció.
--¿Por qué no te quedas aquí conmigo?--
-Dame la llave, ese es el infierno donde está, lo he visto-
---Te la doy, con una única condición---
-Está bien- le dijo ella
El Gran señor sonriendo, le entregó dos paquetes, uno de ellos, era para su Mochila Roja, el otro se lo hizo meter en la boca, masticarlo para después tragarlo, y sólo después le dio la llave, una llave que se difuminaba si la mirabas fijamente.
---¿sabes a dónde conduce?---
-Si, lo sé- le espetó ella.
Lentamente cogió la llave, se dirigió a la puerta, para girarse y decirle (puede que vuelva), el Señor del Infierno le dijo (lo sé) y vio como abría la puerta y desaparecía. (sonrió satisfecho, sabiendo que volvería pero no tendría que hacerse cargo de ella)
Al cruzar, ella, lo tuvo claro. Puesto que cambió un olor.
Estaba satisfecha, porque ahí, si le iba a encontrar, sólo quería destrozar ese sentimiento.
Había llegado al Séptimo infierno.
Estaba en Celos
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Infierno  llamado Recuerdos
Salió Dolorida, como era de esperar del segundo infierno.
Poco a poco,  en una densa niebla de memoria, los pasos casi sin darse cuenta, la llevaron a otro lugar
Infierno llamado Recuerdos
Este infierno, no le causo de entrada una sensación desagradable, todo lo contrario, puesto que cuando más vagaba en él, le invadía una sensación placentera de sopor.
                                           Casi se la invitaba a estar ahí
Era una trampa, y no lo sabía
                                 cuando más se adentraba en él, más segura estaba de encontrar a su Demonio exiliado.
Nunca supo si estuvo en el tercer infierno un año o siete, perdió completamente la noción del tiempo.
Primero porque todos los recuerdos que la embriagaban venían cada vez más a ella, pero poco a poco, con un efecto casi narcótico, los recuerdos maravillosos, se empezaron a tornar oscuros.
Recordaba las manos  de él en sus caderas, bailando, para después
                                         recordar lágrimas.
Recordaba sus besos
                                  luego llegaron palabras llenas de amargura
Recordaba los secretos, en las noches, dichos en la intimidad que sólo proporciona una cama y una luz encendida 
                                                         acto seguido, llegaban las acusaciones
Empezó a notar dolores en el vientre,
                                               al comprobar lo vacío que estaba
Entonces recordó de golpe todo. Todas esas palabras dichas, promesas que ya no volverían nunca. JAMÁS.
Del tercer infierno salió corriendo, creía que si corría muy rápido, su mochila roja no se llevaría un trozo de ese infierno, porque quería
                                                     olvidar
Fue en vano, por mucho que corrió, llegó en un Sprint final, al cuarto infierno maldiciendo porque sabía que los recuerdos estaban en su  mochila roja.
Se puso a llorar, y al mirar hacia abajo, en el suelo, sólo pudo leer, 
LÁGRIMAS
                  Había llegado al cuarto infierno...
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