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#fragmento de relato
esuemmanuel · 1 year
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No sentí miedo. De pequeño no entendía lo que era la muerte, por eso le temía. Imaginaba iba a levantarse el muerto de su ataúd e iba a hacerme algo. Sin embargo, esta vez fue diferente. Tenía curiosidad. Quería verla, admirarla, estudiarla y... reflexionar profundamente acerca de lo que su cuerpo estaba experimentado; esos cambios que han sido documentados por la ciencia y también los que aún no se logran descifrar. Su cuerpo yacía dentro del féretro, pero su alma... La esencia de la vida, el latido de la existencia, la chispa mágica de la consciencia... Eso había desaparecido. ¿A dónde había ido? No pude dejar de pensar en eso mientras la miraba. La habían arreglado tan bien que se veía mejor que cuando estaba viva; sonreía debajo del cristal, sus mejillas emulaban el sonrojo de la vida y sus párpados parecían cubrir sus ojos con el manto de un sueño profundo, del cual podría despertar en cualquier momento. Miré sus manos, las tenía cruzadas, una sobre la otra. Sus dedos delgados parecían que iban a moverse, pero era sólo mi imaginación la que dibujaba eso. Unas semanas antes la había visto aún con vida, ya estaba enferma, pero reía... Verla viva para, días después, observarla dentro de su último aposento, fue un golpe que ya esperaba, pero que no dejó de ser menos doloroso y sorpresivo al recibirlo. No me di tiempo para llorar. No podía. Si bien, en un instante, los ojos me fueron rasgados por un ligero llanto, lo más que pude hacer fue observarla y preguntarle en ese silencio que nos unía... "¿En dónde estás? ¿A qué lugar has ido? ¿Valió la pena haber vivido? ¿Aquí, con esto, acaba todo?" No obtuve respuesta, sólo la frialdad de su semblante maquillado de vida... No me di tiempo de llorar.
— Esu Emmanuel©, I did not feel fear. When I was little I didn't understand what death was, that's why I was afraid of it. I imagined that the dead man was going to get up from his coffin and do something to me. However, this time it was different. I was curious. I wanted to see it, admire it, study it and… I wanted to think deeply about what her body was undergoing; those changes that have been documented by science and also those that have not yet been deciphered. Her body lay inside the coffin, but her soul? The essence of life, the heartbeat of existence, the magic spark of consciousness… That had disappeared. That was gone. Where had it gone? I couldn't stop thinking about it as I looked at her. They had fixed her up so well that she looked better than when she was alive; she was smiling under the glass, her cheeks emulated the blush of life and her eyelids seemed to cover her eyes with the mantle of a deep sleep, from which she could wake up at any moment. I looked at her hands, she had them crossed, one over the other. Her slender fingers looked as if they were going to move, but it was only my imagination that drew that. A few weeks earlier I had seen her still alive, she was already sick, but she was laughing... To see her alive to, days later, observe her inside her last room, was a blow that I already expected, but it was no less painful and surprising to receive it. I did not give myself time to cry. I could not. Although, in an instant, my eyes were torn by a slight cry, the most I could do was to observe her and ask her in that silence that united us…. "Where are you? Where have you gone? Was it worthwhile to have lived? Is this the end of everything?" I got no answer, only the coldness of her face, made up of life…. I didn't have time to cry.
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tru-cu-tu · 5 months
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Escribo para no olvidarme de ti, para tener a donde regresar y recordarte cuando sienta que sucede, escribo para tapar las fugas de mi memoria. Escribo de ti y de mí, todos los días plasmo lo que no puedo gritar a los 4 vientos, revelando entre líneas todo lo que hicimos y deshicimos a escondidas, todo lo que rompimos y estrujamos; escribo de los te amo entre susurros al final del orgasmo, de los besos con los labios mojados, de las escapadas los fines de semana, de las noches desnudos y sudados en la cama de un hotel cualquiera. Escribo por mí y por ti, y por esas personas que al leerme se identifican, es inevitable que no recuerden a ese amor anónimo, a ese amor prohibido que le entregan su cuerpo y su alma, y su boca, y su piel escondidos entre la gran ciudad donde poco a poco se entregan en su totalidad. Escribo aquí casi casi descubriendo tu identidad, solo me falta poner tu nombre porque tu cuerpo lo he descrito entre las frases de mis escritos sucios, bella, hermosa, con lunares y galaxias adornando toda la superficie de tu piel. Escribo por ti, por mí, por los amantes a escondidas, por los que juntos que no pueden estar, por los que su único delito es... No haber llegado a tiempo.
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revistapipazo · 14 days
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El weon más caliente del mundo (Parte I)
Prácticamente todos los hombres tenemos nuestro amor pajónico. “Platónico habrá querido decir este huevón”, pensaran uds… “no”, dire yo, pajónico.
La descripción correspondiente está absolutamente de más. Y viene al caso porque durante muchos años Roberto tenía una amiga que él consideraba como un verdadero amor pajónico: se conocían por más de 5 años, habian estado andando/saliendo por un tiempo, tuvieron alguno que otro atado amoroso, por mientras cada vez que se veían terminaban agarrando medios copeteados, pero lo concreto es que nunca habían pisado.
Rober llevaba entonces más de 5 años comiéndose (esporádicamente para entonces) a la misma mina: Marcela, y tenido fantasías eróticas con ella en más de una ocasión, de hecho para ser más precisos, las estadísticas indicaban que para ese tiempo, una de cada 4 pajas que este gil se pegaba, tenían a la Marce como la más exclusiva y única protagonista.
Pero tanto franeleo de salchicha no tenía la recompensa que tanto anhelaba el Rober. Mientras este hueon siempre se las arreglaba para que cuando salieran, tuviera el pie para extender una invitación al motel o a su casa, esta loca siempre tenía una excusa aún mejor para tirar el poto pa las moras. Pasaban los años, pasaban las salidas, los besuqueos, alguno que otro manoseo loco por ahí, pero nunca una cacha.
Sin embargo un buen día Rober se levantó y decidió de plano dejar de ser tan perdedor. “Cómo cresta no me voy a poder culiar a esta gueona por las grandes rechuchas, se acabó esta wea, me la chiflo sí o sí”, sentenció mientras juramentaba ante su fotografía autografiada de Carlos Caszely que en 3 meses habría de concretar el sacro acto del coito con la mina esa, fuere como fuere. Para ese tiempo ya llevában casi 6 años de conocerse, y durante todo ese tiempo este pobre cristiano había soñado con hacer el amor con dicha mujer. Todo un loser.
Diseñó entonces un plan de contingencia para poder llevarla a la cama. Era infalible: Verano, vacaciones, plata pa invitar, auto nuevo y ondero regalado por sus viejos, y el calor del ambiente que hace que como que todos se pongan asi como mas calidos y las minas anden más ligeritas de ropa.
La pasó a buscar para invitarla a beber algo a algún pub de Manuel Montt. De entrada mató con el auto. “Aaaayyy, que lindo el autoooo”, dijo Marce abiertamente sorprendida… “ya se está mojando”, pensó para sus interiores Rober mientras ponía cara de abacanao y procedía a dirigirse al tugurio elegido. Una vez en el local, el muchacho no escatimó en invitarle tragos a su pierna. La conversación estuvo excepcionalmente animada y las tomaditas de mano, flirteos y besuqueos varios fueron notoriamente más efusivos que en ocasiones anteriores. “Hoy si me toca conchetumare!!!” pensaba el muchacho.
Al par de horas, salieron del local un tanto arriba del balon. Ni bien subidos al auto, Marcela le dice a Roberto, “estoy sola en mi casa, mi familia se fue a la playa, vamos para alla”.
“SI RECONCHETUMARE GRANDE!!!!!!!!!!!”, exclamó para sus interiores el Rober. Sin embargo luego de la sorpresa inicial, vino la duda… era raro que fuera tan simple, muchas veces habían estado tomando y habían terminado harto más ebrios que aquella vez… por qué ahora todo tan sencillo? En verdad estarían alineados los planetas? Por qué Frei es tan re aweonao? Tantas dudas asolaban la mente de este cabro que prefirió dejarlas de lado y simplemente dedicarse a vacilear. Vacilón que se vio inmediatamente interrumpido por un sonido de llamada a celular. Era el de la Marce.
“Quién es? no contestís, vamos pa tu casa!!!!”
Obviamente Rober saltó de inmediato ante la inminente posibilidad de que sus frágiles planes se vieran quebrantados por algún llamado más impertinente que pillarse al jefe en el baño meando.
“Aayyyyy es el Negrooooooo, tengo que hablar con él, acaba de llegar de viajeee!!!!”
Por la concha y la gran reconcha de su madre… Qué mala cueva por la chucha. Rober se hizo el weon y fingió que no cachaba qué onda con ese agilao, pero en su fuero interno hervía de rabia: el tal Negro era un weon que se comía a la Marce mientras el Rober estaba pololeando con otra loca. Un enemigo. Un rival directo. Un adversario al que no sólo había que derrotar, sino que además había que evitar porque tenía claro que si la Marce ya tenía presupuestado encamarse con él, entonces estaba dispuesta a pasarle hasta el chico al Negro.
“Yaaaa, que ricooooo, nooooo…. ¿ahora? ¿en tu casa?… es que… mmm…. a ver, déjame ver”
“Al final qué hacemos nosotros? es que el Negro me está invitando a carretear a su casa”.
Antes de que cualquiera de los involucrados pudiera tomar la más básica decisión, el Rober se adelantó. No podía dejar pasar esta oportunidad, era demasiado. “VAMOS!”, le dijo, sabiendo que aunque no podía mirar a ese sapo reculiao a la cara, al menos era mejor que dejarla ir sóla. Terminaron yendo para allá, y este weon estaba solo en la casa, carreteando con otra mina (mala, por cierto). Cuando llegaron, este aweonao se saludo con un efusivo y apretado abrazo con la Marce, lo que hizo hervir la sangre del Rober, quien aprovechó la inercia de la situación y le dio un abrazo aún más apretado a la mala, alcanzando a palparle toda la teta de pasada.
Se pusieron a chupar y echar la talla, pero el flirteo entre Marcela y el Negro era evidente. De cuando en cuando Rober intervenía, de manera algo esporádica, pero suficientemente inteligente, asertiva y estratégica, como para tomar la atención de la damisela y distraerla del otro gil. ¿Y la mala? nada, se dedicaba a tomar nomás, aunque también de cuando en cuando tiraba una talla loca y hacía reir a la escuálida concurrencia.
En un momento el Rober fue al baño a echar la corta. Al volver, nota que la mala está sentada sola en la mesa de la terraza donde estaban antes, en un más que evidente estado de ebriedad. “¿Y los otros dos?”, le pregunta Rober. “Ejmhaafll eagggg..aaee…. andaaaa bor alla…”, le dijo la mala, indicando una puerta de la casa. Ni weon, este pastel fue ipsofacto a interrumpir. No podía dejarse vencer de esa manera. No podía ser que ese saco de weas cabeza hueca le levantara la mina con tan poco. No ese día, no de esa manera, no en su casa. Se dirige raudo a la puerta, la abre… y estos weones estaban conversando tomados de la mano. Afortunadamente alcanzó a interrumpir a tiempo, el Negro le dirigió una mirada furibunda que casi le vuela 3 dientes y le deja un ojo morado. Mas se la sacó bien: “oe Negro, tenís hielo?”, le preguntó. Las ganas del Negro de mandarlo a la mierda se notaban a kilómetros de distancia, mas se la tuvo que mamar cuando la Marce le dijo “oye si, yo también necesito hielo”, con lo que cagó y tuvieron que salir de ahí los tres.
Luego de ello, siguieron poniéndole, con lo que el Rober ya estaba suficientemente puesto como pa no hablar niuna wea coherente y tener su cerebro únicamente ocupado con la sola idea de virar de ahí con la Marce y chantárselo enterito hasta dejarla pidiendo agua. Pasado un rato, el convite comenzó a funar, sobretodo tomando en consideración que la mala estaba completamente echada como un bulto con medio cuerpo sobre la mesa de tanto alcohol que ya tenía en su sangre. Era el momento preciso para atacar:  “vamos??” le dijo Rober a la Marce. Tenía claro que una posibilidad real era que le contestara que se fuera sólo y que ella se quedaba ahí con el Negro. Dicha posibilidad pasó más de una vez por la cabeza del Rober, caso en el cual él se imaginaba perdiendo como en la guerra, yéndose del lugar retirado y humillado, mientras el otro aweonao la rellenaba como pavo navideño en la desocupada cama king size de sus ausentes padres. Mas nada de ello ocurrió. Contra todo pronóstico, la Marce accedió a irse con el Rober. Sí señor, tal como lo leen: los buenos también ganan.
Para ese momento, ya eran cerca de las 6 am y el Rober estaba ultra cagado de sueño debido a la extenuante jornada laboral a la que estuvo sometido durante aquel día, pero era necesario un esfuerzo más. Pocos minutos lo separaban de un inminente primer culión con la Marce, el momento que tanto esperaba en su vida.
Se subieron al auto, y el Rober dijo “yapos… ahora sí vamos pa tu casa…”, mientras encendía el motor de su nuevo bólido e iniciaba la marcha a través de las oscuras calles de Santiago.
(Continuará...)
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Otoño, para siempre.
Ya se deshojaba el año, las hojas del calendario ya eran apenas tres que se aferraban a la pared. El frío invernal era la promesa de una caricia en el viento que cada vez helaba más. El equinoccio dio rienda suelta a la noche que a diario ganaba más minutos sobre el día, y yo sólo podía suspirar. Me gustaba esta época del año, cuando ya podía usar suéter, botas y bufanda. Amaba el olor del petricor que se asomaba debajo de la alfombra de hojas multicolores que tapizaba el suelo. Los olores a canela, manzanas y caramelo, a clavos de olor, vainilla y nueces hechizaban a mi nariz y paladar. Es por eso que había venido a esta pequeña cafetería a la orilla del bosque. Era un destino popular para turistas que venían a los senderos de la montaña a correr, caminar o andar en bicicleta, pero ya de noche se convertía en un lugar de reunión para los lugareños. Fue así que llegué a sentarme en la cómoda butaca de la esquina que, si fuera cuestión de uso, prácticamente tendría mi nombre impreso en ella. Había sido un día cansado. Mi jefe había estado sumamente tenso y exigente hoy por lo que yo necesitaba relajarme. Este era mi lugar favorito pues la dueña ya me conocía y me dejaba quedarme por horas, aunque lo único que comprara fuera un pequeño chai. Ella sabía que ni mi trabajo como contadora de día ni mi oficio de aspirante a escritora por las noches dejaban mucho dinero en mis bolsillos. En realidad sólo había publicado un cuento una vez en la revista de mi pequeño pueblo, el cual yacía anidado en una vasta cordillera de montañas, y apenas por un pago simbólico. Ya se miraban las estrellas refulgir en el cielo por entre las ramas de los pinos. Una bruma densa empezaba a cubrir la montaña, pero yo no me percataba de ello pues estaba concentrada releyendo lo último que había escrito en mi libreta: el siguiente capítulo de mi novela. Sólo llevaba dos, pero en mi mente ya era una novela.
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Estaba con el lápiz en la mano a punto de editar y añadir cuando algo llamó mi atención. Sentí una electricidad recorrerme y erizarme la piel. Fue tanto el sobresalto que volteé a ver hacia arriba... Allí estaba él con sus ojos fijos en mí.
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Tuve la gracia de bajar la mirada, pero estoy segura el furioso rubor de mis mejillas delataban lo alterada que me sentía bajo el escrutinio de esos ojos tan azules que parecían zafiros. Vestía un atuendo completamente negro que contrastaba con su cabellera de un gris plateado, el cual me recordaba al madreperla. Era raro ver el contraste con su rostro pues éste no tenía ni una sola arruga.
Estaba ocupada pensando que podría ser alguna moda entre los jóvenes y de la cual no estaba enterada. Y digo jóvenes porque a pesar de que yo no había llegado ni a mis treinta años ya me sentía antigua, como si el peso de muchos años ya estuviera sobre mi espalda. La verdad no tenía amigos de mi edad; no los entendía y mucho menos tenía algo en común con mis contemporáneos. Creo que por eso escribía. Era una forma de expresarme y conectarme, de verter ese peso que sentía en el alma. No sé cómo explicarlo, pero desde temprana edad las hojas me llamaban.
Cuando levanté los ojos ya estaba frente a mí y a la par de mi butaca. Sus ojos brillaban como dos zafiros estrella bajo la luz de la luna. Su mirada me cautivaba, me absorbía, me dejaba sin aire; así de intensa, y de profunda,
"Disculpe, ¿lo conozco?"
Él emitió una sonrisa llena de melancolía y ternura a la vez. No podía despegar de su rostro mis ojos. Mi corazón latía tan fuerte y rápido y no sabia porqué.
"¿Sabes? Quería verte. Al menos por un instante, necesitaba saber que estabas bien. Han pasado más de cien años para mí pero el tiempo nunca ha podido hacer mella en ti. Te reconocería en cada vida, en cada espacio, Siempre tus hojas. Sabía que no abandonarías esto tan tuyo, por eso te busqué en ellas. Sabía que te encontraría si tan sólo tenía fe."
Estaba tan sorprendida por sus palabras que no me percaté de lo que dejó en la mesa frente a mi. Con eso se dio media vuelta y salió por la puerta. Al ver que se iba automáticamente tomé el objeto y me paré para ir detrás de él. Era un anillo que quemaba mi mano como si fuese de luz estelar.
Cuando salí por la puerta, él ya se había desvanecido entre la densa neblina...
E.V.E
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ocasoinefable · 16 days
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El reloj se ha detenido, marca las 0:0 como esa vez en la trinchera, sintio de nuevo sus manos hervir, como dado marcha atras aquel instante donde solo apreto el gatillo y todo estallo como lo hace un grito en una fiesta familiar, -Me sudan las manos, mi respiración se duerme. Una sensación me persigue desde esta mañana- Calló bruscamente, como si fuera mencionar algo sin remedio, sin vuelta atras. esa mañana despertó con ese sentimiento que no se le explica a los hombres más aun se remueve entre todos sus huesos y se prevee en las señales más mínimas, como la conjugación de la hora, el momento y la fecha en el calendario, como ver una valla publicitaria con un anuncio inquietante. Busco en su garganta el rastro de alguna palabra que explicará su estado, más solo un sordo silencio le acompaño. Llegaba la noche, y era una de esas noches en donde no puedes ver tus dedos, en dondo el silencio aumenta a cada sonido. Apresuró sus pasos, sin darse cuenta corría entre las cuadras, todo el peso caía sobre sus pies, como si fuera algo líquido que se hundía entre las esquinas. <<Muy poco puedo pensar, sabía que algo sucedería, lo esperaba, porque será que lo que unos días me era una desgracia ante la verdadera desgracia vemos su ridiculez, quizas es por ello que los han sobrevivido viven eso que llaman plena tranquilidad al conocer el horror verdadero. Es que te estuve buscando, no has podido salir de aquí. Sentia que no llegaría al siguiente día y sintió que si lo conseguía estaría más defraudado>> Antes de doblar la esquina aquello subía entre sus pies como el frío llega al estar en el agua durante mucho tiempo. deslizó el filo hasta su cuello, sello con fuerza y un desliz borbujeba acuosa su voz, esperaba que su sombra le alcaraza los pies. No volvió su mirada, ausente escapó al ver que el sol se ponía y su oponente la vida le perdonaba como hace seis años sus manos no lo hicieron, dando a la trinchera un estallido y un mar de lágrimas. y estar culpa se hacía un disparo más letal.
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mi-universo-poetico · 24 days
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Cometí errores
Cometí acciones que hoy en día me pesan, queria salvar al mundo, pero al rescatarlo destrui el mio.
Quería salvar a mis pequeñas, terminé mintiendo, manipulando y aún me negué a mi propios sentimiento, hice todo lo posible para sacarlas del infierno, terminé en uno donde nadie me rescataría, me enfoque en el diablo, si fijará su atención en mi y no en ellas, nadie lo creería, ¡nunca lo hicieron! La justicia estaba distorsionada para algunos.
Queria salvar a un chef que soñaba ser el mejor, quería rescatarlo de su propio caos, quería darle el cielo aún el infierno, por el desgarraria mundos, pero terminé arrastrarlo a mi propia destrucción, terminé dandole una condena de muerte que pesa en mi cabeza, para salvarlo hice que me odiara tanto que fingi ser lo que el menos quería, adopte personalidades dónde su sentimientos por mi se esfumaran, el pudiera elegir su futuro y familia me negué a mi misma, a mi amor por el, lo deje ir, mientras me moría por dentro.
Quería salvar a un príncipe que me llamaba prima, quería rescatarlo de mi caos de arrastrarlo en mi desastres, así que hice que me odiara tanto, lo aleje tanto que hice que se pusiera en mi contra, tanto que lo rescate de mi propia situación.
Quería salvar a cuatros caballeros, los alejes sin arrepentimiento cuando mi propio mundo se derrumbó.
El fin de este cuento los salve a todos, fui el caballero de la brillante armadura, fui aquella que salvó muchos mundo ¡el de ellos!
Sin importar mi propia destrucción, me perdi, me parti en pedazos, me rompí, de mi no quedo nada para restaurar, salve a todos los que amo, los rescate aún si implica que me odien, pero está bien, cada uno de ellos está a salvó, feliz y ¡lejos de mi!
- chica invisible
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versuasiva · 6 months
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dia de muertos
hoy honro a mi padre, honro también a mi abuelo, valiente marinero, a mi tío, gran padrino con sonrisa brillante, honro a mi primer amor, mi mejor amigo y no puedo olvidar a mi amiga de la infancia.
hoy los honro, les rezo y les respeto como todos los días de mi vida.
mi padre es una herida permanente, un "algo" que nunca voy a descifrar, un nudo en la garganta cada vez que hablo seriamente del tema. papá era: mamá, amiga/amigo, mejor amigo, psicólogo, profesor, consuelo y admiración. papá era/siempre será mi mejor ejemplo de familia, de amor y respeto. me convertí en una mujer independiente, que cumple todas las metas que se propone en tiempo real, una mujer “hecha y derecha”, y sé que él está orgulloso de esto.
lo llevo, los llevo a donde voy, donde canto, donde y cuando rezo,
los llevo tatuados y son mi mejor escudo ante cada adversidad, cada lágrima es de felicidad de saber que nunca estaré sola,
en cada acorde que toco y cada nota que entono están ustedes. antes, ahora y después son mi mejor historia, mi mejor desafío,
así que..
¡alégrense, alégrense por sus muertos, por sus almas y por los que estamos vivos! porque ellos, ellos ya están bailando por nosotros en el cielo.
los amaré por siempre.
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No necesita verse con ningún hombre para brillar.
-Dark prince
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lobato-estepario · 9 months
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Uno, dos, tres, al cuarto escalón saca el cigarro y lo enciende –como ya es costumbre. Le da una calada profunda. Su mente se va por una fracción de segundo, tal vez hacia un anhelo lejano o una honda melancolía. Vuelve, exhala el humo mientras prepara su mejor mala cara, de seguro al doblar la esquina está el vecino mañoso que insiste en llevarla a su "finca con piscina" –desde luego, sin su esposa. El humo se desvanece tan pronto como sus ilusiones de una noche perfecta, de esas que hace mucho no tiene o quizás, piensa, nunca las ha tenido.
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esuemmanuel · 1 year
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Vi bailar a Maria como se mira a la rama de una bugambilia ser vencida por el viento de la primavera, su danza primordial yacía en ondear las faldas con sinuoso, pero lento, frenesí. Había pasión en sus movimientos; gráciles e inocentes, alcanzaban las fibras más tiernas de mi existencia. Maria no se daba cuenta de lo que el tiempo hacía por ella, se entregaba a la música como se entrega un ave a las alturas; sus alas se expandían por los aires al ras de las nubes blancas, mientras el sol se prendía de sus cabellos negros, haciéndolos brillar con perfecta simetría. Maria no pensaba, sólo sentía; se colmaba la mente de lo que imaginaba al bailar, y es que ella bailaba, pero no con el cuerpo, sino con el alma, aunque sus espectadores sólo viéramos su cuerpo danzar. Y, no obstante, yo podía ver más allá. Vi su pasado lleno de dolor y su futuro, aún por no suceder, colmado de bendiciones y uno que otro sinsabor. Su cuna había sido agraviada por el sufrimiento, pero su sangre ardía con una templanza que rayaba en la más férrea fe. Maria sonreía y, en algunos momentos, en los que sólo yo podía mirarla, una lágrima surcaba sus mejillas; una pequeña, cálida y dulce, quizás trivial y pasajera, pero profunda y sentida. Su alma vibraba al compás de su vestido y de su delgado, casi frágil, cuerpo. Maria amaba el baile, no sólo por ser un arte maravilloso, sino porque, en él, se olvidaba, se perdía, se dejaba ir de toda esa realidad que le pesaba, de esa miseria que vivía a diario, de los gritos y peleas entre sus padres, del dolor de sus pequeños hermanos y del de ella misma. El baile la invitaba a transmutar su dolor hasta dejarla libre de todo lo que la mataba. Por eso es que Yo, el dueño del tiempo, me prendé de ella, por ser amante de la dicha pasajera, de esa chispa bonita que nace de los diamantes en bruto, de las niñas con alma de guerreras; de ésas que respiran por vivir y dejar algo bello en su corto trayecto. Maria sigue en el mundo. A veces baila, otras veces, llora. Pero, la mayor parte de las veces, ríe y confía, porque sabe que la vida se debe vivir feliz, a pesar del sufrimiento que pueda ésta traer.
— Esu Emmanuel©, I watched Maria dance as one watches the branch of a bougainvillea being overcome by the spring wind, her primordial dance lay in waving her skirts with sinuous, but slow, frenzy. There was passion in her movements; graceful and innocent, they reached the most tender fibers of my existence. Maria did not realize what time was doing for her, she gave herself to the music as a bird gives itself to the heights; her wings spread through the air at the level of the white clouds, while the sun caught her black hair, making them shine with perfect symmetry. Maria did not think, she only felt; her mind was filled with what she imagined as she danced, and she danced, not with her body, but with her soul, even if her spectators only saw her body dancing. And yet I could see beyond that. I saw her past full of pain and her future, yet to happen, full of blessings and the occasional heartache. Her cradle had been wronged by suffering, but her blood burned with a temperance that bordered on the strongest faith. Maria smiled and, at times, when only I could look at her, a tear would run down her cheeks; a small, warm and sweet one, perhaps trivial and fleeting, but deep and heartfelt. Her soul vibrated to the rhythm of her dress and her slender, almost fragile, body. Maria loved dancing, not only because it was a wonderful art, but also because, in it, she forgot, lost herself, let go of all that reality that weighed her down, of that misery she lived daily, of the screams and fights between her parents, of the pain of her little brothers and sisters and of her own pain. The dance invited her to transmute her pain until she was free of everything that was killing her. That is why I, the owner of time, became attached to her, for being a lover of passing happiness, of that beautiful spark that is born of diamonds in the rough, of girls with the soul of warriors; of those who breathe to live and leave something beautiful in their short journey. Maria is still in the world. Sometimes she dances, sometimes she cries. But, most of the time, she laughs and trusts, because she knows that life must be lived happily, in spite of the suffering it may bring.
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scrarie · 1 month
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La cita perfecta, el amante más generoso. El libro.
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tru-cu-tu · 5 months
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1659-  Siempre que hablaba conmigo daba a entender que su mayor defecto consistía en su tendencia a la destrucción. Y por eso, decía, alisándose los cabellos negros como quien alisa el pelo suave y cálido de un gatito, que su vida quedaba resumida a un montón de añicos: unos brillantes, otros opacos, otros como un «fragmento de hora perdida», sin significado, unos rojos y completos, otros blancos, pero ya despedazados. [Es fascinante la forma tan vívida, casi plástica, que utiliza la autora para hablar de eso tan abstracto y complejo como las relaciones, lugares, vínculos, proyectos, todo eso que se crea y se destruye, y ya queda en el pasado: escombros de colores brillantes u opacos, con o sin significado, de muchas formas. Algo así son los recuerdos que más duelen, pienso].
(Historia interrumpida», Clarice Lispector) 
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cortazariano · 11 months
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"De todas maneras creo que si fuera cineasta me las arreglaría para cazar crepúsculos, en realidad solo un crepúsculo, pero para llegar al crepúsculo definitivo tendría que filmar cuarenta o cincuenta porque si fuera cineasta tendría las mismas exigencias que con la palabra, las mujeres o la geopolítica."
(J. Cortázar, Cazador de crepúsculos)
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lucerodelmar · 11 months
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Observé a los pájaros volar por el cielo despejado de invierno. Un cielo color azul claro, tan hermoso que me hizo cuestionarme si siempre fue de esa manera. El cielo es lo único que vale la pena mirar cuando te sientes agobiado, cuando todo a tu alrededor parece una granada a punto de explotar sobre ti. No sentía frío esa tarde, a decir verdad, el clima estaba bastante agradable. Por esa razón, ni siquiera me había molestado en usar una bufanda.
El sonido de una cámara se hizo presente y volteé hacia mi costado. Mi visión se inundó de aquel chico que también miraba el cielo y sacaba fotos.
Contempló el cielo un largo rato y me pareció que un día duraba tres otoños. Luego, como si se hubiera acordado de algo importante volteó hacia el costado y sus ojos se fijaron en mí. Me saludó con la mano y empezó a caminar hacia a mí sonriente. Con el deleite de un niño a punto de recibir un obsequio, caminaba con entusiasmo. Su cámara que era como su compañera más fiel, como un pedazo de su alma, colgaba de su cuello meneandose con cada paso que daba. Mi corazón se agitaba tanto que dolía. Una brisa sopló en ese momento, y un aroma a lavanda se desprendió haciéndome temblar. Él se posicionó delante de mí y me envolví con mis propios brazos para no decaer.
Me quede mirando sus ojos. Pequeños y oscuros, como granos de café. Deje que mis ojos observarán hambrientos el resto de su rostro. Su piel aceitunada, sus facciones suaves, los lunares que tenía en la punta de la nariz y debajo del ojo izquierdo. Su cabello era tan negro como las alas de un cuervo, lo tenía largo hasta su frente. Tenía mirada de ángel, una que parecía expandir luz cada vez que te miraba. Que curioso es, cuando alguien te gusta no puedes evitar verlo perfecto. Cada detalle te parece hermoso. Te conviertes en un castillo hecho de cartas y él en una brisa ligera. Aunque sea leve, aunque para algunos signifique una suave caricia en el cabello o en la piel, para ti puede significar tu final. Porque con solo pasar por tu lado es capaz de derrumbar todo tu ser.
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