He tenido mucha suerte al encontrarte. Tomar tu mano marcó un antes y un después en mi vida. No imagino mis días sin tu sonrisa, más brillante que el sol, más pasional que la luna. Tu piel parda es para mi la noche perfecta, cálida que me abriga, mi refugio donde al fin me siento viva.
A unos ojos yo le puedo dedicar mil poemas, escribirle mil dedicatorias, narrar con amorosa ternura el frenesí que me producen o incluso, que fueran musa eterna de un libro y poesía romántica.
De unos ojos yo me enamore, caí rendido del hechizo que me embrujo, de la magia que me hace sentir de solo observarlos y saber que me ven con ocultos pensamientos y misterio.
Sus pupilas deslumbran, su iris es encantamiento nato y el brillo que destella en lo más hondo de ellos me vuelve a enamorar cada día más.
Amo una mirada, quiero su luz en mi camino y siempre, siempre, quiero verme reflejado en ellos.