Por qué odio el kataang: Un ensayo
[AVISO: El siguiente texto contiene menciones a pederastia y pedofilia, y leves de abuso sexual. Se aconseja discreción].
En primer lugar, quiero decir que respetaré las opiniones ajenas, excepto si esa opinión no respeta la existencia o el bienestar de otra persona.
Mi problema con el kataang es bastante sencillo: lo veo como algo inmoral. Sí, considero que una pareja ficticia, al igual que todo elemento de una obra de ficción, puede ser inmoral. Osea, si muestra algo inmoral sin criticarlo en absoluto, o incluso alabándolo, fomentando el equivalente real de ese acto inmoral.
Puede haber ships inmorales, y eso es lo único que me puede hacer odiar una ship. Por poner un ejemplo, en The Promised Neverland, Norman y Emma son la pareja oficial, pero no son mi ship, sino otra, que es Emma con Gilda.
Norman y Emma no tienen ningún problema, son dos niños, luego adolescentes a la vez, que están enamorados, y, de nuevo, son un elemento en la narrativa que no presenta ningún problema. Sí, yo preferiría que Emma estuviera con Gilda, pero cuando veo cosas relacionas con el noremma, me da absolutamente igual, ¡o incluso me gusta, porque sigue siendo algo de una obra de ficción que me encanta! Así que no es cuestión de preferencia de una pareja sobre otra.
Empecemos por el principio: ¿cómo se conocen estos dos personajes?
Ella, Katara, lo saca de un iceberg y lo sostiene en sus brazos, para que luego su hermano, Sokka, le dé toques con su lanza y ella, dulcemente, le dice que no lo toque. Después él, Aang, recupera la consciencia, le pide ir a deslizarse por la nieve juntos, se vuelven amigos y él se queda encantado de ella.
Mucha gente piensa que esta forma de conocerse es romántica, pero yo opino lo contrario: creo que es extremadamente maternal. Una figura algo más madura saca a un niño de un encierro, y este se pega a ella de inmediato. Es igual que un pingüino que, nada más salir del cascarón, no se separa de su padre.
Esto es reforzado por la diferencia de edad. La diferencia de dos años no importa para nada, porque no es una cuestión de números, es lo que significan.
Vamos a imaginar un escenario hipotético.
Juan tiene cuarenta años, y Pedro treinta. Juan lleva unos pocos años viviendo en un pueblo, donde trabaja en una empresa. Un día viene Pedro a trabajar allí, se empiezan a conocer, se enamoran y se hacen pareja.
Ahora, ¿qué pasaría si se hubieran conocido años antes? Juan tiene quince años, está en el instituto, tiene problemas de acné, a veces le salen gallos, las hormonas lo enloquecen un poco... y Pedro tiene cinco años y está a punto de salir de la guardería.
El número de años es exactamente el mismo, pero en un escenario no importa nada, y en el otro hace una relación romántica inimaginable. Da igual el número, incluso si fueran unos meses daría igual, si lo que significa es una brecha entre grupos de edad. Una niña de trece que ya es alta, tiene pechos y voz grave no debería sentirse atraída por un chico de doce que apenas le llega al pecho, tiene voz de flauta y cara de bebé y aún cree que Santa Claus existe.
Se puede argumentar que los adolescentes todavía son niños, y yo digo que no, que están en un punto medio entre la niñez y la adultez. Ya no quieren jugar con sus muñecas, pero tampoco están listos para empezar a trabajar. A veces actúan de manera más o menos infantil, otras con más madurez, pero no son niños. Hay que cuidarlos en ciertos casos, pero en otros son más responsables de sí mismos.
Este es mi mayor problema con el kataang. Normaliza que una chica algo desarrollada sienta interés romántico en un niño que no lo ha hecho. Y esto es algo que ha sucedido en la realidad. Hay casos de adolescentes, algunas veces niñeras, que abusan de niños que no han pasado por la pubertad.
El hecho de que Aang sea el primero en interesarse en ella no lo justifica. Si un niño le dice a su canguro que quiere casarse con ella cuando sea grande, eso no le da derecho a la canguro de darle un beso francés. De nuevo, hay casos reales: un niño de once años en los Estados Unidos que intentó seducir a su maestra, que pasaba de los treinta, y ella correspondió con abusos sexuales. Él mismo, años después y a pesar de haberse casado con ella, dijo que no sabía lo que estaba haciendo, y más tarde pidió la separación del matrimonio, que había admitido estar aceptando para que las dos hijas que había tenido con su abusadora tuvieran a sus padres bajo el mismo techo, algo que él no tenía de niño.
Estos casos no son idénticos al de la serie, pero tienen esos elementos problemáticos en común, por lo que, insisto, sigue fomentando estos actos inmorales.
Todo esto es lo que la serie, una serie maravillosa en cada uno de los demás aspectos, está normalizando: una relación pederasta.
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Chapters: 1/1
Fandom: OMORI (Video Game)
Rating: Teen And Up Audiences
Warnings: No Archive Warnings Apply
Characters: Aubrey (OMORI), Basil (OMORI), Mari (OMORI)
Additional Tags: Bullying, Aubrey culpable, Mari no está de verdad. es metafórico. pero la pongo por si acaso, Rated T for language
Resumen
Después de un tiempo metiéndose con el que una vez fue su amigo, Aubrey se dio cuenta de que sus actos habían hecho aparecer a imitadores. De repente, ya no es la única lanzándole palabras hirientes, y no sabe bien si sentirse indiferente, aún furiosa con él o llena de remordimiento.
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Alguien: "¡Shipeo Emma x Norman!".
El fandom: "Ah, lo cannon, bien".
Alguien: "¡Yo shipeo Emma x Ray!".
El fandom: "Sí, tienen química".
Alguien: "Pues yo Ray x Norman".
El fandom: "¡Aj, qué asco! ¡Solo tienen once años!".
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